El circo de la impunidad

"Este año la pandemia nos dio el regalo de no tener Parada Militar, y es que tampoco necesitábamos ver a militares para recordar que estaban ahí..."

Por Absalón Opazo

09/09/2020

Publicado en

Chile / Columnas

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Por Loreto Vilches, RD de La Araucanía

Escribo desde el asombro absoluto, desde el duelo como ciudadana patipelada que ha debido formar parte del público de uno de los peores espectáculos de vulneración a los Derechos Humanos, institucionalmente normalizado y validado ante la opinión publica en varias versiones que se traducen en “reconocimientos” y “porcentajes” que en algún momento, posicionaron a Carabineros de Chile como la tercera mejor policía a nivel mundial, y que ahora tienen a Lavín como opción Presidencial en su versión aliade deconstruide.

Escribo desde el asombro, pero también desde esta pequeñez que es sentirse chilena en una época como esta, donde el colonialismo instaurado nos vende patriotismo en diversas versiones, y nos hace creer que debemos resguardar cierto porvenir que no existe en ninguna parte más que en nuestra imaginación.

Este año la pandemia nos dio el regalo de no tener Parada Militar, y es que tampoco necesitábamos ver a militares para recordar que “estaban ahí”, ya que bien supimos desde octubre que pese a los años su imagen sigue representando muerte y tortura. Y no es una afirmación al aire. La era de lo instantáneo hace lo suyo y recorrieron el mundo imágenes de militares disparando a manifestantes y sembrando el pánico en las poblaciones como si al final hubiese llegado la guerra que tanto esperaban, para defender ese patriotismo fálico sagrado que otro militar con dotes para la mentira le metió como azúcar al café.

También nos salvamos de ver a Carabineros, y la farsa rosa de las carabineras porteando perritos como cuidadoras cariñosas y dulces. La voz ultra estéreo del relator no nos podrá contar donde se ha especializado cada escuadrón y tampoco sabremos sus tan honorables valores formativos que eran vociferados para ser oídos en todo el Parque O’Higgins, mientras con la seriedad del momento desfilaba impecable la policía verde. Porque desde hace casi un año hemos palpado sin cesar a quien realmente le pertenece el patriarcal y retorcido concepto de patria, la policía, la institucionalidad y sus fanáticos de turno.

Por eso es lamentable, vergonzoso y doloroso lo que hace la UDI al utilizar a su favor la frase de un Víctor Jara que sus labios no merecen mencionar jamás, si es que algo de decoro poseen. Es cierto, la derecha no tiene referentes artísticos en nuestro país, pero que un sector reconocido pinochetista, cómplices de miles de muertes y torturas, sea tan asquerosamente camaleónico es un acto desesperado, ya que saben de antemano que esta pasada la perdieron y que se sostienen a medias tintas escondidos en las faldas de un sector económico que controla al país.

Definitivamente es más que “un pitutito” tener la libertad de contaminar las costas de nuestro país, intoxicar a cientos de habitantes, colapsar el hospital con niñas y niños enfermos y que eso no sea considerado una vulneración directa a los DD.HH. y se sancione a quienes resulten responsables con la prohibición de funcionar.

Tampoco es un mero arreglín poder saquear el agua en la Quinta Región o en Wallmapu y andar tan livianamente por la vida, en el amparo absoluto del estado y su aparato. Con resguardo policial tan fidelizado que no se duda utilizar la violencia es post de proteger esa imagen de progreso que ha sido miseria y muerte para el pueblo obrero y sencillo.

Las faldas de los poderosos son tan amplias y turbias que los camioneros aburridos de la inseguridad en Wallmapu deciden paralizar sus funciones, romper la red de abastecimiento en plena pandemia, amenazar a sus colegas que sí querían continuar sus trayectos, cortar caminos y como si eso fuese poco, hacer una fiesta en la misma peligrosa y temida carretera por la que solicitan protección y “mano dura”.

Que necesaria habría sido la frase que usa el gobierno para infundirnos temor con el “enemigo poderoso”, porque a eso nos enfrentamos cada día cuando en vez de llamarnos vulnerados/as nos señalan como vulnerables, quitándole la responsabilidad a las manos sucias y mezquinas de este Estado.

Cuando un grupo consigue paralizar las carreteras y no ser sancionado de ninguna manera, pero saltar un torniquete te puede costar meses de cárcel si estás del lado equivocado. Cuando puedes organizar una marcha con escolta policial y puedes desatar tus delirios más húmedos de comando militar y decides ir con casco, chaleco antibalas, bastones retractiles y armas si estás del lado de los correctos, o puedes ser tremendamente reprimida/o si eres TENS y quieres marchar exigiendo DIGNIDAD en una época donde el gobierno chileno no ha dado mucho más que aplausos y felicitaciones públicas.

Estamos rodeados de gente que decide por nosotras y nosotros y lo hace pésimo. Por eso les aterra el plebiscito de octubre. Por eso son capaces de pasar por sus propias definiciones partidarias y utilizar frases que no les pertenecen para confundir a la gente. Pero no hay nada que detenga este proceso social del cual todas todos, todas y todes seremos parte. Las letras de Víctor al igual que la elección de este 25 de octubre le pertenecen al pueblo trabajador y modesto que no ha gozado del privilegio porcino de marchar escoltado, y que fue víctima de la represión en un país que le tiene fobia a la palabra dignidad.

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