Gabriela Jadue, médica de atención primaria y vocera del movimiento Solidaridad:

“El sistema de salud es desigual porque está en manos de la elite política y empresarial”

Los fallos del Tribunal Constitucional y de la Corte Suprema sobre las Isapres han estado en el vórtice de la agenda política y económica reciente. El centro político y la derecha buscan rescatar a las aseguradoras de su debacle. El Gobierno ha sostenido una línea de respetar las sentencias, pero ha mostrado atisbos de poder negociar una salida.

Conversamos con Gabriela Jadue, médica de atención primaria y vocera del movimiento Solidaridad, sobre la crisis general del sistema de salud, las transformaciones necesarias y el trabajo social del Frente de Salud de este movimiento político de izquierda.

EL ROBO DE LAS ISAPRES

-¿Cómo ves el escenario actual y sus posibles desenlaces?

-En el 2010 el Tribunal Constitucional declaró inconstitucional las tablas de factores de riesgo utilizadas por las Isapres para calcular los costos de los planes de sus afiliados/as, ya que discriminaban y aumentaban arbitrariamente los cobros a grupos como mujeres en edad fértil, niños y niñas menores de dos años y personas mayores.

En abril de 2020, entra en vigencia una circular de la Superintendencia de Salud, que instruye la aplicación de una tabla de factores única y simplificada, con el objetivo de reducir brechas discriminatorias de edad y género para las personas que contrataban planes desde esa fecha.

No obstante, las aseguradoras omitieron estas directrices hasta que, en noviembre del 2022, la Corte Suprema emitió un fallo donde insiste en que las Isapres están obligadas a aplicar la tabla de factores establecida por la Superintendencia en 2020 y deben devolver a sus afiliados y afiliadas los cobros que no se correspondan con dicha circular. Lo anterior se traduce en que las Isapres tienen que devolver más de un billón de pesos a 700 mil afiliados/as.

Con ese billón de pesos que las Isapres han cobrado ilegalmente a sus afiliados, se podrían financiar ocho hospitales de mediana complejidad o 160 Centros de Salud Familiar o el sueldo de más de cuatro mil enfermeras/os durante 20 años. Esa es la magnitud del robo que han realizado las Isapres.

En ese contexto, las Isapres se han atrincherado buscando impedir la aplicación del fallo, argumentando la posibilidad de una quiebra masiva y con ello la pérdida de cobertura en salud para miles de personas.

Recientemente el Gobierno inició la tramitación de un proyecto “Ley corta de Isapres” que obliga a las aseguradoras a adecuar los costos de sus planes de acuerdo a la circular de 2020 y les da la facilidad de generar un plan para la devolución de los cobros excesivos a sus afiliados/as a través de excedentes.

Hace unas semanas, Ángela Vivanco, ex vocera de la Corte Suprema, declaró en una entrevista que la devolución de los excedentes sería sólo para quienes presentaron una demanda, lo que finalmente parece haber sido una opinión personal que le costó su vocería y no una opinión de la Corte.

Sin embargo, aún no hay claridades sobre cómo se resolverá el asunto de las devoluciones, pero parece haber una disposición general de las autoridades por salvar a las Isapres.

Sin dudas, el desenlace de esta batalla sigue en disputa y hay dos resultados posibles, salvar nuevamente a las Isapres y perpetuar los mecanismos del mercado de la salud, o bien, avanzar hacia un sistema que responda realmente a las necesidades de la población.

FONDO ÚNICO DE SALUD

-¿Qué rol crees que le cabe a las Isapres en el sistema de salud chileno? ¿Es viable que dejen de existir?

-Las Isapres son empresas que en las últimas dos décadas han obtenido ganancias por más de 8,6 billones de pesos, gracias a que durante la dictadura se crearon condiciones que les permiten lucrar con dineros destinados a la seguridad social, generando además mecanismos que facilitan su negocio ya que tienden a seleccionar a la población más joven, de mayores ingresos y con menores posibilidades de enfermar.

Para seguir visualizando la magnitud del problema, si dispusiéramos de los 8,6 billones de pesos en utilidades que han acumulado las Isapres en las últimas décadas, se podrían haber construido 20 hospitales de alta complejidad -como el nuevo Hospital Barros Luco-, o financiar el sueldo de ocho mil médicos especialistas por 20 años.

La crisis de las Isapres muestra la necesidad de pensar en alternativas solidarias y colectivas para resolver problemas claves de nuestra vida en común.

En Chile existen profundas inequidades de la salud; las grandes mayorías no tienen la supuesta “libertad” de elegir dónde atenderse, sino que deben acudir obligatoriamente a una red pública insuficiente y con altos niveles de precarización.

Por ello, un paso fundamental, necesario y factible, es avanzar hacia un Fondo Único de Salud, donde se recaude la totalidad de las cotizaciones provenientes del 7% de nuestros sueldos y se redistribuyan solidariamente de acuerdo a las necesidades de las personas, sacando del medio a las Isapres, cuyo objetivo principal es maximizar las ganancias, sin necesariamente aportar a la salud de la población.

El Gobierno y la bancada de Apruebo Dignidad debiese como mínimo hacerse cargo de implementar este punto incluido en su programa de gobierno.

CRISIS SANITARIA

-Actualmente la crisis más aguda se está viviendo con respecto a la Campaña de Invierno y en particular el impacto del Virus Sincicial. ¿Cómo se ve esa crisis desde dentro del sistema público de salud?

-Lo que se vive hoy es un aumento sostenido de las infecciones por el Virus Sincicial, así como también por otros virus respiratorios. Objetivamente, este año los contagios han sido más elevados, dado que veníamos de una baja circulación por las medidas tomadas en la pandemia, lo que hace que aumente el número de personas susceptibles de enfermarse por estos microorganismos.

La Campaña de Invierno es una medida de salud pública que ejecuta el Ministerio de Salud y que permite, por ejemplo, aumentar los recursos disponibles para contratar más profesionales o la llamada “reconversión de camas”.

Son múltiples las medidas que se toman para paliar la crisis, pero el resultado de lo que tenemos hoy es un sistema de salud sobrepasado en su capacidad de respuesta, salas llenas con muchas horas de espera para los y las usuarias y trabajadores de la salud completamente sobrecargados y desgastados.

Hay elementos de esta crisis sanitaria que ciertamente obedecen a problemas de gestión, pero la gran mayoría se debe a las condiciones estructurales precarizadas sobre las cuales se sostiene el sistema de salud desde la dictadura; como lo es la infraestructura subóptima, las condiciones laborales de los y las trabajadores de la salud, la cantidad insuficiente de profesionales para la demanda per cápita, la fuga de recursos del sistema público al privado, la fragmentación entre niveles de atención, etc.

Finalmente, otro elemento a considerar es que esto también se da en el contexto de la crisis histórica de los cuidados que se ha agudizado durante los últimos años. Por cada niño o niña enferma que requiere reposo u hospitalización, hay una persona que cuida, que en la mayoría de los casos son mujeres.

Actualmente, las licencias médicas para cuidadores sólo existen para madres trabajadoras y por enfermedad grave de menores de un año. Es decir, hoy no hay protección para las y los trabajadores que deben cuidar de otros cuando se enferman.

Esta coyuntura sanitaria -al igual que la pandemia por Covid-19– han evidenciado que no basta sólo con pensar lo sanitario desde lo estrictamente relacionado al sistema de salud que conocemos hoy, sino que también se debe integrar una perspectiva feminista que ponga en el centro los trabajos reproductivos que permiten sostener el funcionamiento de nuestra sociedad.

Es una tarea urgente el ir avanzando hacia la construcción de un Sistema Plurinacional de Cuidados que en articulación con el Sistema de Salud acompañe, proteja y cuide a quienes por diferentes circunstancias lo necesiten.

PROBLEMAS ESTRUCTURALES

-Además de estos problemas estructurales, ¿cómo lees la controversia en torno a la responsabilidad de la Subsecretaría de Redes Asistenciales?

-Durante las últimas semanas, estuvo en el centro de la polémica el ahora ex subsecretario de Redes Asistenciales, Fernando Araos, dado que desde su equipo no se habría contactado a la Clínica Las Condes para consultar si existía una cama disponible para una lactante que lamentablemente falleció en San Antonio. Más allá de las deficiencias de gestión, este caso evidencia uno de los problemas más estructurales de nuestro sistema de salud: su fragmentación.

Está situación refleja una cuestión que las organizaciones sociales y políticas en salud venimos diciendo desde hace tiempo, y es que necesitamos con urgencia un sistema único de salud, que pueda disponer de los recursos disponibles de manera eficiente y que pueda garantizar que la salud sea un derecho garantizado. Como decía antes, también necesitamos un fondo único y solidario, donde la vida de las personas no dependa de la capacidad de sus bolsillos.

Profundicemos en este problema, ¿cómo evalúan el sistema de salud chileno en el Frente de Salud de Solidaridad?

-El sistema de salud en Chile es mixto, donde convive un sector público que alberga a la gran mayoría de la población y en particular a aquellos con mayor probabilidad de enfermar, con un sistema privado que concentra a quienes producen más y enferman menos. La mercantilización del derecho a la salud ha permitido que los grandes empresarios dueños de las Isapres y clínicas, puedan tener ganancias exorbitantes a costa del gasto del bolsillo de los y las trabajadoras.

Las bases ideológicas heredadas de la dictadura que sostienen el sistema de salud en Chile se han mantenido inalterables y son la base de su crisis actual, aunque se han implementado algunas políticas desde la década del 90 que han evitado un deterioro mayor del acceso a la salud. Por ejemplo, el aumento sostenido del gasto público ha permitido recuperar parte de la infraestructura deteriorada, impulsar un cambio de modelo a nivel de la Atención Primaria, que es uno de elementos más fuertes de nuestro sistema, y asegurar la cobertura económica para una lista limitada de patologías a través de las Garantías Explícitas en Salud.

No obstante, el acceso a la salud continúa siendo insuficiente e inoportuno para los sectores más postergados de la población, mientras, en paralelo, el subsistema privado sigue siendo el espacio privilegiado para resolver las necesidades en salud de los sectores de mayor poder adquisitivo, pese a sus costos, su nivel de usura y las faltas premeditadas en cobertura.

Sin embargo, el problema del sistema de salud no pasa sólo por cuestiones de gestión o recursos, tiene que ver además con los paradigmas que el modelo capitalista y patriarcal sostiene sobre la salud y el buen vivir y que no se condicen con las necesidades de nuestro pueblo.

Un sistema de salud no puede entenderse como algo aislado del resto de los ámbitos de la vida social. Si queremos un sistema que sea garante de una atención digna, es necesario implementar transformaciones profundas también en las condiciones de vivienda, de trabajo, del medioambiente, de los cuidados y educativas.

Además, y esto lo demuestra la experiencia de los últimos 50 años en Chile, el sistema se vuelve muy desigual si las decisiones sobre estas materias quedan en manos de la elite política y el empresariado. Por lo tanto, una democratización de las políticas públicas es tan urgente como una mejora en las condiciones de vida.

SISTEMA UNIVERSAL DE SALUD

-¿Qué soluciones proponen desde el Frente de Salud del movimiento Solidaridad?

-A nivel de sistema, lo principal es un Fondo Único y un Sistema Universal de Salud en donde todos los recursos se destinen a satisfacer las necesidades de las personas en vez de engrosar las utilidades de los dueños de las Isapres y de las clínicas. Esto permitirá que todas y todos accedamos a una salud de mejor calidad a través del fortalecimiento de la red pública de salud.

Incluso las personas que actualmente cotizan en las Isapres y se atienden en las clínicas se verían beneficiadas, ya que muchas veces el sistema privado hace un mal uso de los recursos privilegiando prestaciones de mayor costo sólo para obtener mayores utilidades, destinando además gran parte del dinero que recaudan a gastos de administración, publicidad y en la distribución de enormes beneficios para sus dueños y directivos.

FRENTE DE SALUD DE SOLIDARIDAD

Cuéntanos más sobre el Frente de Salud de Solidaridad? ¿Quiénes son, a qué se dedican? ¿Cómo puede sumarse alguna persona del área de la salud que esté interesada?

-El Frente de Salud de Solidaridad es un espacio que levantamos compañeros y compañeras de nuestro movimiento, quienes estamos estudiando o ejercemos profesiones asociadas al área de la salud y que hoy buscamos poner ese conocimiento y aprendizaje al servicio de los pueblos y sus luchas.

El trabajo del Frente está destinado al desarrollo de propuestas de cambio en el sistema de salud, así como actividades en torno a las luchas por un sistema de salud justo, solidario y que contenga un horizonte feminista.

Realizamos operativos de salud en conjunto con organizaciones territoriales; actualmente estamos levantando una Escuela de Monitores en Salud para que personas asociadas a la Junta Vecinal El Progreso de Santiago Centro puedan desarrollar habilidades para prevenir y resolver aspectos básicos de su salud y la de su comunidad.

Si hay personas interesadas en sumarse a nuestras actividades, pueden escribirnos a través de nuestras redes sociales (@solidaridadfcl en Instagram, Facebook y Twitter) o a través de nuestra página web https://solidaridadfcl.org/

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones

Comparte ✌️

Relacionados

Comenta 💬