El tablero visto por un peón negro

Los primeros ataques fueron realizados por los cercanos al rey blanco

Por Absalón Opazo

19/11/2019

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Los primeros ataques fueron realizados por los cercanos al rey blanco. Alfiles y caballos disparaban frases incendiarias tales como “madrugue y obtendrá una tarifa más barata”, las que provocaron a sus contrarios. De forma intempestiva, los peones negros adelantaron sus líneas a zonas de riesgo para el enemigo. La evasión del pago del metro hizo movilizar la línea de peones blancos, que con fuerza comenzó a reprimirla. Un ataque furtivo a las estaciones de metro fue usado como justificación para que peones blancos intentaran bloquear, de una vez por todas, el avance de la primera línea enemiga, mediante un estado de excepción y un toque de queda.

La reina, consternada por el poderío de la línea de peones negros, hablaba de invasiones alienígenas y de cómo debían ceder posiciones. A estas alturas, el avance negro era tal, que pudo movilizar alfiles y torres a terreno enemigo: connotados abogados constitucionalistas consignaban en instancias formales la ilegalidad de las acciones del gobierno, las violaciones de los derechos humanos y la necesidad de una nueva constitución. El poderío cultural negro avasalló en el mundo entero con el apoyo de figuras como Roger Waters. Los blancos, por su parte, sólo intentaban adelantar sus peones, pero alfiles y caballos se mantenían paralizados.

Los intentos por manipular la información a través de los medios de comunicación masiva eran anulados por el flujo continuo de información mediante redes sociales. Esta situación se mantuvo por aproximadamente tres semanas. Luego, las torres blancas, más alejadas de su rey, vieron la necesidad de invadir las líneas enemigas sin su consentimiento, so pena de dejarlo desprotegido. Así, lograron cruzar la línea de peones negros e instalarse en el seno del enemigo, en su mayor anhelo: una nueva constitución. El objetivo era claro, un pronto jaque mate en la línea intelectual y articulada del movimiento, acogiendo el anhelo, pero minimizando el mayor riesgo de todos: que piezas negras participen en su formulación.

Con esta última jugada, el tablero se volcó nuevamente a un aparente equilibrio de fuerzas. Pero la partida, al parecer, está aún lejos de terminar.

El lector se preguntará ¿cuáles son las causas profundas que convierten a la sociedad civil en un campo de batalla? Y, la dificultad para obtener una respuesta, puede ser el jaque mate que buscan las torres blancas. El único consenso existente en la facción negra es la injusticia social y abusos causados por una constitución ilegítima y el desprestigio de la clase política. Pero aparentemente, no se entiende bien que este último punto corresponde sólo a un síntoma de un problema aún más profundo: la democracia representativa.

Lo primero que hay que identificar, es que no hay filosofía detrás de este concepto y que corresponde sólo a un mecanismo útil ante la imposibilidad, la mayor parte del tiempo, de ejercer la democracia real, la democracia directa. Existen dos fallas fatales en este mecanismo. La primera es la imposibilidad de conocer el pensamiento del representante, en todas las materias de representación, y la segunda es la corrupción. Las condiciones para el flujo de dinero y tráfico de influencias son ideales, horadando el real sentido de la representatividad. La trampa puede ser mortal. Agrupaciones sociales piden mayor representatividad en la Convención Constituyente, como la participación de pueblos originarios. Sin embargo, esto no asegura la conformación de un estado plurinacional, que sí puede ser un anhelo del pueblo en su conjunto.

Nos encontramos en un punto crítico, las piezas blancas hicieron su movida estratégica y creen haber hecho jaque mate. Para que la partida continúe ya no basta con oponerse, hay que proponer y las propuestas deben ser claras. A juicio de este peón negro, se debe obtener una participación ciudadana directa y vinculante en los aspectos fundamentales de la nueva constitución, de forma previa a la conformación de la Convención Constituyente: tipo de estado (¿Plurinacional?), tipo de gobierno (¿Presidencial?), ¿Sistema judicial democrático? ¿Nacionalización de recursos naturales? ¿Fin a salud y previsión privada? Y otros.

La definición por democracia directa de estos aspectos fundamentales debe ser el marco jurídico sobre el cual se redacte la nueva Constitución. Con esta metodología, se vuelven prácticamente irrelevantes tanto la conformación de la convención como sus quórums, dado que los aspectos principales ya fueron definidos íntegramente por el pueblo. Lo descrito, en conjunto con el castigo, hasta el más alto nivel político, de los crímenes de lesa humanidad cometidos, podrán marcar el camino a ver piezas negras y blancas revueltas en el mismo tablero, piezas negras y blancas viviendo finalmente en paz.

Por César Andrés Gallardo Palacios
Ingeniero Civil

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