Protección de patrimonio arqueológico invaluable

La dulce victoria de El Durazno: comunidad logra que rechacen embalse y salva de grave impacto a 58 petroglifos

La construcción de El Embalse La Tranca, en el valle del Cogotí, en la provincia del Limarí, región de Coquimbo fue una meta presidencial que puso el gobierno el 2016, sin embargo tras una fuerte defensa territorial, la autoridad regional informó que no se concretará.

Por Javier Karmy

16/01/2018

Publicado en

Chile / Medio Ambiente / Portada

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Fueron más de dos años de defensa en que la comunidad de El Durazno consiguió alargar los plazos establecidos del proyecto, por lo que Andrés Abarca, director regional de la Dirección de Obras Hidráulicas, informó en reunión del Consejo de Ministros de la Comisión Nacional de Riego, de la cancelación del proyecto, poniendo término al contrato con la empresa española Typsa.

Diversas organizaciones estuvieron presentes en la reunión del consejo y explicaron que en dicha instancia trataron varios temas. “El último fue éste y nos sorprendió, fue una noticia bastante buena”, cuenta a El Ciudadano, Gonzalo Gómez, vocero de la Agrupación Ecológica El Durazno.

El embalse La Tranca pretendía hacer una cortina en el territorio de El Durazno y, al hacerla, “nosotros quedábamos sin tierra y sin agua”, sostiene Gómez, porque inundaban los terrenos y también los lugares de donde se obtienen las aguas del río.

Pese a que el proyecto viene de hace años, los estudios dejaban mucho que desear. El año 2000 realizaron un estudio con sondajes tras lo cual se estableció que había una remoción de masa en el muro derecho de la Tranca. Posteriormente, otra consultora, “M&N Ingenieros Asociados” realizó una “visita ocular” y reafirmó que existía la remoción de masa, por lo que solicitaron otro estudio. “Este último sondaje fue el que el pueblo no permitió que se hiciera”, explica el vocero, quien critica que los profesionales llegaban a hacer los estudios pero no hablaban con los vecinos, incluso “atropellaban a la comunidad, llegaban con mucha fuerza pública, con notarios a tratar de engañarnos para que firmaran y vendieran los terrenos, pero nunca realizaron reuniones con la comunidad, excepto las que nosotros solicitamos”.

Gómez critica también que la información que daban los expertos, era de muy mala calidad puesto que privilegiaban el dinero sobre los estudios con base. “Eran de muy mala calidad, porque todo lo hacían a lo monetario nada más”, espeta y explica que en un momento la seremía regional de Obras Públicas, específicamente Mirtha Meléndez, empezó a quedar al descubierto con su interés en sacar el proyecto pese a que en Santiago, en el Ministerio tenían muy poca información. “Cuando hablamos con el Ministro, no le calzó la información que le entregamos presentándole los mismos estudios que ellos tenían”, recuerda Gómez.

Para la comunidad el punto crítico del proyecto se encontraba -además de la pérdida de bienes naturales- en la pérdida de lo arqueológico, pues “ellos solamente encontraron cinco petroglifos, pero la comunidad de El Durazno, con arqueólogos que hicieron otro estudio, encontraron 58 petroglifos en zonas de inundación del tranque”, explica Gómez.

Bauzá y el lobby

La lucha de la comunidad de El Durazno se inició cuando la pisquera Bauzá comenzó a intervenir el río con máquinas, desviando los cauces naturales e intentando llegar con mayor cantidad de agua a sus terrenos. “En ese momento nos empezamos a informar y a organizar”, cuenta Gómez, quien explica que el administrador de la pisquera es Walter Cortés, actual presidente de la Junta de Vigilancia del río Cogotí, y ellos eran los principales interesados en que se hiciera este embalse. “Ellos fueron a hablar con el Ministro a solicitar el embalse pero nunca hicieron reuniones en Cogotí con la gente o los regantes para ver si era factible… ellos siempre pensaron que el embalse era posible hacerlo”.

Imagen de La Serena On Line

Walter Cortés fue un fuerte impulsor de este proyecto, tal como expresó por ejemplo, en diciembre de 2016: “con la construcción del embalse, la superficie con riego asegurado pasa de 800 en la actualidad a 4 mil setecientas hectáreas”, y agregó que “más de mil 500 familias, alrededor de 500 regantes y un total de diez pueblos rurales se verán beneficiados con la construcción de La Tranca”, incluso manifestó que “este embalse representa un mejor futuro para Cogotí y Combarbalá”.

La comunidad denunció el lobby de las grandes agrícolas de la zona, Bauzá y Las Tinajas, pues era claro que el embalse nació del lobby de las grandes agrícolas y no de la necesidad de los habitantes del valle del Cogotí. Por eso, el vocero de la agrupación explicó que esto era una “lección para las diversas instituciones”, porque muchas veces “nos colocan el pie encima y nos pisan como sapos”. Sin embargo, esta pequeña comunidad de El Durazno “demostró que los ricos no pueden llegar y avasallar, esto es un gran triunfo para nosotros”.

“Estamos bastante contentos con este primer resultado que nos ha dado el favor diciendo que realmente hay que hacer más estudios”, sostiene Gómez y se previene de la idea que quizás en el próximo gobierno se pueda reactivar, pero “nosotros estamos con otro tipo de organización, estamos más informados, más empoderados, por lo que se les va a hacer más difícil”, concluye.

Por Javier Karmy Bolton

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