Por Esteban Stutzin y Cristóbal Rodríguez

Bajo el lema “No hay agua que perder”, este 13 y 14 de agosto se lleva a cabo la quinta versión de la Expo Agua en la Región Metropolitana. Esta iniciativa, organizada por el Gobierno Regional Metropolitano de Santiago y declarada “Feria Internacional” por el Ministerio de Hacienda, se presenta en su sitio oficial como una instancia que “se ha logrado posicionar como un evento que ha visibilizado la crisis hídrica, identificando a los actores que brindan soluciones para ésta”. Al mismo tiempo, se plantea como una invitación a “reconocer la importancia del agua como un desafío global, colaborar más allá de las fronteras y avanzar juntos hacia soluciones concretas que nos permitan enfrentar esta nueva realidad”.
En una primera lectura, tanto el lema de la “Expo Agua” como los objetivos declarados por los organizadores parecieran apuntar en la dirección correcta, pues buscan generar conciencia sobre la escasez hídrica que afecta a nuestro país, y específicamente a su región más poblada, reforzando el modelo de alianza público-privado para diseñar estrategias que permitan enfrentar estos fenómenos generados por la actual crisis climática. Desde este punto de vista, para la ciudadanía resulta muy relevante poder conocer la postura del GORE y de los actores privados frente a este desafío de carácter global, especialmente si consideramos que buscan generar “soluciones” en conjunto para enfrentar esta problemática.
En ese contexto, no deja de llamar la atención que este evento tenga entre sus principales auspiciadores a AngloAmerican, la minera transnacional con sede en Londres que entre sus operaciones en Chile cuenta con Los Bronces, una mina a rajo abierto y subterránea que está ubicada a menos de 70 kilómetros del edificio del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago, en plena cordillera de los Andes, y que actualmente se encuentra en un proceso de remoción de más de 48 millones de toneladas de residuos mineros que serán trasladados desde el relave Pérez Caldera al tranque Las Tórtolas, en la comuna de Colina, sin haber presentado un Estudio de Impacto Ambiental independiente.
De hecho, a las 10:15 de este 14 de agosto expondrá la gerente de Innovación en Relaves de AngloAmerican, Andrea López, en un panel titulado: “Tecnología aplicada a la gestión de recursos hídricos: riesgos, oportunidades y eficiencia” con la premisa de aportar en “el análisis de datos, (que) permiten una toma de decisiones más informada, promoviendo una gestión hídrica eficiente y adaptativa frente al cambio climático”.
En estos días, conocer de primera fuente la mirada estratégica en la gestión hídrica de uno de los auspiciadores “Platinum” de la jornada resulta sumamente interesante, ya que además de permitirle a los asistentes consultar sobre diversas inquietudes relacionadas con el extenso historial de incumplimientos ambientales en la RM, le da la posibilidad a la minera transnacional de incorporar una declaración pública sobre la reciente sanción por extracción ilegal de agua en la Región de Valparaíso, situaciones que han generado, con justa razón, recelo y malestar en gran parte de la ciudadanía. Para una compañía que declara en su sitio web “estar reinventando la minería para mejorar la calidad de vida de las personas”, lo mínimo que esperan los ocho millones de habitantes que tienen residencia hídrica en la Región Metropolitana es una explicación razonable frente a estas acusaciones.
Asimismo, quienes asistan a este espacio de diálogo y encuentro sobre los desafíos de una gestión hídrica sostenible a largo plazo, también podrían tener la oportunidad de conocer la postura de la empresa frente a la posibilidad de que alguno de sus representantes termine tras las rejas si el Ministerio Público decide perseverar en la causa levantada por la Dirección General de Aguas de Valparaíso debido a la extracción ilegal de este recurso vital mientras se encontraba vigente un decreto de escasez hídrica en la cuenca del río Aconcagua.
Por otra parte, resulta fundamental conocer las motivaciones del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago para permitirle a una empresa que construyó sin los permisos correspondientes un túnel de ocho kilómetros bajo los glaciares de la cordillera de la Región Metropolitana no solo financiar, sino además participar en una iniciativa que busca responder a una de las urgencias más apremiantes del siglo XXI, y al mismo tiempo no transformar esta instancia en un cuidadoso lavado de imagen hecho a la medida de uno de las empresas líderes en multas ambientales en nuestro país.
En el marco de una institucionalidad robusta y saludable, esperamos que el GORE sea una institución que promueva el desarrollo social, cultural y económico, además de proteger el medio ambiente y así aportar en la construcción del anhelado “bien común”, pero, desafortunadamente, observamos con preocupación un gesto de complicidad con una empresa que ha demostrado reiteradamente ir en contra de las leyes y normativas que regulan el uso y acceso al agua en nuestro país.
Estamos atravesando un periodo de profundización de los efectos generados por el cambio climático, por lo que difícilmente podemos justificar la inclusión de AngloAmerican como auspiciador y expositor de una iniciativa que busca problematizar y dar solución a la distribución del agua para el 45% de la población del país. La decisión del Gobierno Regional Metropolitano de Santiago, encabezado por Claudio Orrego, pone en evidencia una alarmante tendencia: la apropiación sistemática de los bienes comunes, subordinando así la protección de la Naturaleza y las comunidades a intereses empresariales.

En un momento de escasez hídrica tan crítico como el que estamos atravesando, no podemos permitir que las instituciones públicas avalen este doble estándar por parte de compañías como AngloAmerican. Si de verdad están comprometidas con el cuidado del agua, lo mínimo que esperamos es que dejen de incumplir la normativa vigente en esta materia y aporten, efectivamente, en soluciones concretas -y de fondo- que nos permitan enfrentar esta dramática realidad.
Por Esteban Stutzin y Cristóbal Rodríguez
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