Por Camila Sierra
Las paredes hablan, las calles gritan. Las consignas repletan los muros. El centro de Santiago -punto neurálgico de manifestaciones y protestas antes y después del histórico 18 de octubre- ha sido testigo de propagandas plasmadas el lienzos, carteles y panfletos. Todas, o la gran mayoría, apelando a la libertad de todas las presas y presos políticos.
El Colectivo de Familiares y Amigos de Rodriguistas Caídos empapeló el domingo pasado el frontis del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM). El objetivo no fue solo apelar a la libertad de las y los presos políticos, sino también exigir el fin al aislamiento en el que se encuentra Mauricio Hernández hace más de dieciocho años, dos de ellos en Chile.
“Nosotros estamos en el Colectivo haciendo el apañe por la libertad de Ramiro. Uno de los principales trabajos que estamos haciendo en cuanto a la propaganda es ese, por la libertad a Ramiro y por el fin a su aislamiento. Creemos que por lo menos tiene que terminar el aislamiento, es por eso que nosotros salimos a las calles a pegar propaganda”, manifestó una de los participantes del colectivo, que colaboró con el trabajo del pasado fin de semana.

Uno de los comúnmente llamados “tallarines” que pegó el colectivo, hacía alusión a que Mauricio Hernández es rehén de la derecha pinochetista. Así mismo lo explicó una de las personas pertenecientes al grupo de apoyo: “Otro de los objetivos que tiene salir a la calle es dar a conocer también que Ramiro, como un preso político, lo tiene como rehén la UDI (…), y desde ahí parte el trabajo que estamos haciendo en la calle, con papelógrafos y otras cosas que estamos haciendo”.

Con el mismo espíritu solidario, se dio a conocer como el propio Mauricio Hernández envió un saludo a la toma del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), en la que se puede escuchar sus palabras señalando: “Yo aquí pensando en ustedes. Estamos todos en la misma sintonía, estamos juntos”, apelando al apoyo mutuo que se ha generado.
