Libro revela millonaria defraudación de la familia Edwards a la herencia de Federico Santa María: 27.000 millones de dólares

Autor Boris Rotman, desnuda el modus operandi de una defraudación impune que significó que Chile perdiera la oportunidad única de contar con una Universidad de excelencia, dedicada a la educación de los más pobres de este país.

Por Absalón Opazo

14/07/2021

Publicado en

Chile / Economí­a / Historia / Portada

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“Cómo defraudar impunemente y a plena vista 27.000 millones de dólares; la familia Edwards y el mito de la pérdida de la fabulosa herencia de Federico Santa María”, es el nombre de la investigación realizada por Boris Rotman, académico de la Facultad de Medicina Alpert de la Universidad de Brown (EEUU), y que revela detalles sobre un millonario fraude realizado por el clan Edwards en la Universidad Santa María.

En el texto, publicado en la Colección Investigación de Ceibo Editores, el autor recuerda que en 1926, «Federico Santa María Carrera legó su inmensa fortuna para fundar la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM) en Valparaíso. Se trataría de una institución sin precedentes, concebida para proporcionar gratuitamente alojamiento, comida, vestuario y educación universitaria a jóvenes de familias pobres, ‘desvalidos meritorios’, como los definió el propio Santa María en su testamento».

«Para llevar a cabo este sueño, Santa María nombró a Agustín Edwards Mac-Clure albacea de su legado financiero. Edwards y sus descendientes dirigieron la UTFSM por 40 años, sin respetar los principios planteados por su gestor, sino que, por el contrario, elaboraron y llevaron a cabo un fraude de magnitudes insospechadas, apropiándose de la herencia», agrega Rotman.

El investigador detalla que «para esconder el desfalco, calculado en 27.000 millones de dólares, se instaló en la opinión pública El Mito que señala que la fortuna heredada disminuía año a año, debido a gastos institucionales y malas inversiones, hasta que, para 1968, se dio por hecho que la fortuna se había extinguido. El Mito ha perdurado por nueve décadas, hasta la publicación de esta investigación, que demuestra que la herencia nunca se perdió, y que, por el contrario, se acrecentó durante décadas».

De acuerdo a la investigación de Rotman, existen archivos -a los que se accedió- «que indican fehacientemente que el legado de Federico Santa María quedó en manos de Agustín Edwards Eastman entre 1967 y 1973. Por lo tanto, algunos miembros actuales de dicha familia, presuntamente, siguen usufructuando de bienes mal adquiridos y que probablemente están ocultos en los llamados paraísos fiscales».

En ese sentido, en el libro se aborda cómo se desviaron fondos en beneficio del patrimonio de la familia Edwards: «Agustín Edwards Mac-Clure poseía intereses financieros en muchas de las 21 corporaciones en las que se había invertido el 72,7% de la herencia. En algunas de ellas, las acciones adquiridas por la Fundación Santa María permitieron que los Edwards obtuvieran el control accionario mayoritario de grandes compañías mediante el entrelace de empresas, instalando, además, a sí mismo y a miembros del Grupo Edwards en altos puestos de dirección de dichas compañías, percibiendo altos honorarios ejecutivos y acceso a la repartición de utilidades y bonos de productividad».

No hay que olvidar que la Fundación Santa María poseía una considerable fortuna en acciones de importantes corporaciones y, en algunas de ellas, destacaba como mayor accionista: Compañía de Cervecerías Unidas, Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar, Compañía de Seguros la Chilena Consolidada, y Compañía Industrial (INDUS).

Asimismo, la investigación revela los mecanismos de blanqueo dinero usados por Agustín Edwards Eastman: «Es probable que haya usado su Banco Edwards como intermediario para lavar el paquete de acciones […] Entre 1965 y 1966, el número de acciones de la UTFSM bajó en 1.150.000 acciones, y el número del Banco Edwards subió en 1.110.684. Dado el elevado número de acciones, es improbable que la semejanza de las cifras sea mera coincidencia».

En esta línea, el libro revela que las Memorias Anuales [de la Fundación Santa María] indican que la herencia de Federico Santa María incluía decenas de propiedades en Valparaíso, adquiridas antes de la inauguración de la Fundación. Una búsqueda en el Archivo Nacional de Propiedades reveló que:

1. Originalmente, el legado de Santa María incluía 74 propiedades;
2. En las 28 Memorias Anuales de la UTFSM se reporta la venta de 42 propiedades en el Cerro Cordillera de Valparaíso.
3. En 1970, el rector Chiang declara que la UTFSM posee solamente cinco propiedades
4. En este recuento, faltan 27 propiedades para completar la cantidad inicial legada por Federico Santa María. Todas ellas «desaparecidas» antes de 1970.

«Debe destacarse que, en el manejo financiero de la herencia de Federico Santa María, el grupo Edwards administró los bienes raíces por intermedio de otras dos empresas de su mismo grupo; es más, los préstamos hipotecarios con que se llevaron a cabo construcciones y remodelaciones de los edificios de la Universidad fueron contratados con estas mismas dos empresas financieras de los Edwards: el Banco Edwards y la Compañía de Inversiones La Chilena Consolidada», añade Rotman.

Finalmente, el autor realizó una advertencia a la familia Edwards: «El hecho de no restituir la herencia -como prescribe el S.D. No 2.210 de 1968-, constituye malversación de fondos públicos y, en consecuencia, el Estado se encuentra habilitado para entablar juicio, con el objeto de recuperar la herencia. Es mi deseo recordarle a la familia Edwards que existe un precedente jurídico para entablar dicha demanda: se trata del proceso por corrupción denominado ‘Caso Riggs’, dirigido en contra de Augusto Ramón Pinochet Ugarte, su descendencia y herederos, por los delitos de enriquecimiento ilícito durante el ejercicio de cargos públicos y ocultamiento de más de US$21 millones en bancos extranjeros».

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