«Los derechos territoriales, políticos y culturales no se transan»

Héctor Llaitul señala que hoy en Chile existen más de 100 prisioneros políticos mapuche. "La demanda de mi traslado a un Módulo de Comuneros obedece a mi convicción de seguir luchando aun desde la prisión política, para que la institucionalidad del Estado chileno respete al menos la condición mapuche, la cultura de un pueblo originario, de la cual soy parte", indicó el vocero de la CAM.

«Los derechos territoriales, políticos y culturales no se transan»

Autor: Wari

Por Héctor Llaitul

A más de 70 días de huelga de hambre que partió con la demanda de la nulidad de un juicio basado en persecución política y que me condenó arbitrariamente y de forma injusta a 23 años por «delitos» contemplados en la Ley de Seguridad del Estado. Una condena que fue ratificada por la Corte Suprema, máxima instancia judicial en Chile que también operó en forma racista y bajo presión empresarial y política, por intereses contra las cuales confronta la causa mapuche en el territorio ancestral.

He tomado la determinación de que esta huelga de hambre continúa, exigiendo mi traslado al Módulo de Comuneros de la cárcel de Temuco. No hay resignación ni derrotero en esta decisión, todo lo contrario, ya que seguiré protestando y luchando por lograr mi desprocesamiento en las Cortes Internacionales, principalmente en la CIDH (Corte Interamericana de Derechos Humanos de Naciones UnidasONU-).

La demanda de mi traslado a un Módulo de Comuneros obedece a mi convicción de seguir luchando aun desde la prisión política, para que la institucionalidad del Estado chileno respete al menos la condición mapuche, la cultura de un pueblo originario, de la cual soy parte. En efecto, es de conocimiento público que mi procesamiento y condena fue por persecución política y cultural. Esto en razón de que soy dirigente y werken de la Coordinadora Arauco MallecoCAM-.

Por tanto, me veo en la obligación de volver a denunciar y hacer valer mi actual condición de preso político mapuche, y, porque, en estricto rigor, la existencia de los módulos para comuneros en las cárceles chilenas fue el resultado de grandes movilizaciones que realizamos -en conjunto con las comunidades- los weichafes perseguidos y encarcelados por la causa mapuche décadas atrás. En aquel entonces la institucionalidad chilena, tanto tribunales y Gendarmería se vieron obligados a gestar e implementar el Convenio 169 de la OIT que determina claramente el respeto a los derechos culturales de los miembros de un pueblo originario, más aún si está procesado y/o condenado por reivindicación territorial.

Ahora bien, si leemos con detención mi sentencia, en ella se señala que he perdido mi libertad, pero en ninguna parte de esta resolución espuria dice que he perdido mi derecho a seguir siendo mapuche. En ninguna parte expresa que he perdido mi derecho a seguir practicando mi cultura y a seguir vinculado a mi mundo mapuche, a lo más elemental de mi territorio, a mi familia y a mi comunidad, a mi Lof. Más aún, la resolución judicial no indica que pierdo derechos esenciales, como es ser atendido médicamente por mis autoridades tradicionales, ancestrales como la machi y lawentuchefe.

Actualmente y durante dos años no se me han respetado mis derechos culturales, ya que me encuentro recluido en el CCP-Biobío-Concepción donde no existe un módulo para comuneros, lo que también afecta a una decena de mapuche.

Es por ello mi denuncia y exigencia por el traslado al complejo penitenciario de Temuco – Módulo de Comuneros-, la que se basa en dos grandes razones:

Primero, para que se respeten mis derechos culturales –ka pu peñi pu weichafe– de acuerdo con mi ascendiente y cercanía con familiares y comunidad.

Segundo, porque además mi hijo Pelentaro Llaitul Pezoa se encuentra recluido en ese Módulo.

En este sentido, para mí constituye un deber reafirmar mi compromiso de que esta forma de luchar se enmarcada en la misma senda por la reconstrucción de la nación mapuche. Ahora y nuevamente desde la condición de preso político mapuche, en donde la esencia e inspiración cobra mayor fuerza, ya que nuestra realidad cultural es la que nos mueve y nos da la energía para seguir existiendo. Porque cada che trae consigo un tuwun y un kupalme que nos identifica, nos amiga y nos liga a un territorio, a una historia, a elementos culturales que nos sigue dando condición de mapuche ka rufche, miembros de un pueblo originario.

En estos momentos, Gendarmería (CCP Biobío) me tiene recluido como preso común. No estoy en ningún espacio donde pueda ejercer mínimamente mis prácticas culturales y religiosas mapuche. No tengo acceso a mi lawen, ni a ser asistido por una machi. No cuento con los elementos básicos para hacer rogativa. Hago llellipun con Fentren Newen con Lif Piuke y mi conciencia está tranquila con el Kiñe Rupu de mis ancestros. Pero en el fondo no cuento con lo básico para hacer Llellipun; Nielay Murke, Mudai, Metawe, Foye.

Por lo anterior, es que mi movilización es para denunciar y lograr mi traslado a un módulo de comuneros donde ejerza mis derechos culturales.

La denuncia es contra el Estado chileno porque en el marco de la criminalización y represión de la causa mapuche ha volcado toda su institucionalidad contra el movimiento autonomista, profundizando la naturaleza racista y colonial de la clase dominante. Hoy, observamos esta acción racista de parte de Gendarmería. Esto más allá de desconocer y no aplicar el Convenio 169, en la acción punitiva en contra de los comuneros mapuche encarcelados en las distintas prisiones del Estado chileno, se trata de una acción punitiva-carcelaria de tipo discriminatoria y represiva de los agentes del Estado, que cuenta con la venia del poder político. Porque, en estricto rigor, la forma en que son sometidos a proceso y encarcelados los mapuche es prerrogativa de este gobierno de turno, y la decisión de un traslado al Módulo depende no solo de tribunales sino también de la Subsecretaría de Justicia junto con la Dirección Nacional de Gendarmería.

Insisto, mi acción de protesta no solo busca el traslado al Módulo de Temuco, sino en hacer una denuncia para seguir luchando por nuestros derechos culturales, esto más allá de que estemos prisioneros. Jamás debemos abandonar la defensa de nuestro Mapuche Kimun, Ka Mapuche Rakiduam. Así nos ha sido señalado por nuestros ancestros, así nos están diciendo los Pu Lonko Ka pu Ngen Mapu, Pu Newen.

Es por lo anterior que hago un llamado a mis autoridades tradicionales Pu Machi, Pu Lonko, Pu Werken… Kom pu che, a solidarizar y acompañar con un movimiento por los presos políticos mapuche, tanto para el logro de su libertad como del respeto de sus derechos culturales mientras estén secuestrados por el Estado chileno.

Mi compromiso como weichafe PPM y con mi rol de werken de la CAM: no los abandonaré. Desde la cárcel seguiré reafirmando la lucha territorial y política de mi pueblo, sosteniendo con mayor fuerza y convicción que nuestros elementos culturales no se deben transar bajo ninguna circunstancia, ya sea allá afuera donde se convive con la militarización y la represión indiscriminada, y acá, con hacer de la cárcel un bastión de lucha más.

El Kiñe Rupu es el camino natural de un Che y debe estar vinculada a su Mapu con visión de Wallontomapu, así un weichafe tendrá Newen, Fentren Newen para asumir cualquier consecuencia.

En mi caso, si bien se conjugan razones idealistas de un revolucionario, tal vez motivos irracionales y románticos dirán algunos, pero lo que definitivamente es mi determinación e inspiración en la vida es la liberación de mi pueblo, lo que me obliga por cierto a una posición política, a un análisis político bien fundado. Pero en el fondo mi convicción se funda en la moral y lo cultural mapuche, lo que me hace reivindicar lo propiamente mapuche; ¡Petu Mongeleiñ, Petu nieiñ Mapuche Mongen!

Mirando en retrospectiva, puedo concluir que la lucha de mi pueblo se ha vuelto definitivamente en territorial y política, lo que ha creado los cimientos para la reemergencia de un fuerte movimiento nacionalista mapuchista, así, la lucha y sus diversas expresiones le dan un carácter de verdadera resistencia al Estado capitalista colonial. Sin embargo, el componente de la reconstrucción nacional está siendo atacado desde distintas fuentes que debemos contener, debemos reforzar los componentes culturales articulados siempre con la lucha territorial concreta. La defensa del mundo mapuche resulta fundamental.

Ciertamente la lucha mapuche vive actualmente un momento crítico, por un lado, el gobierno de turno se ha subordinado abiertamente a la nueva ofensiva neofascista en Chile, es la ultraderecha que busca aplacar, a como dé lugar, todo tipo de manifestación por justicia social, manteniendo a la vez un programa económico que solo favorece a los poderosos.

Por otro lado, continúa la arremetida represiva contra el movimiento mapuche autonomista, lo que definimos como un ataque organizado a todo el pueblo mapuche, por lo que la acción del Estado es cada vez más de tipo fascista, en donde el racismo ha cobrado fuerza no solo en la oligarquía sino en toda la institucionalidad estatal, a la hora de la defensa de los intereses del Gran Capital en el Wallmapu. Es por esta razón que se han profundizado las políticas extractivistas, se ha militarizado todo el Wallmapu para defender principalmente a las forestales y empresas de energía en los territorios ancestrales. Hay mayor represión hacia las comunidades, y ya existen más de 100 mapuche prisioneros políticos.

En el actual contexto de adversidad para la causa mapuche, mi llamado es a no bajar los brazos. Es un periodo crítico y se vuelve necesario mirarnos a nosotros como Che, gente de la tierra y retomar la esencia de nuestra lucha, dar saltos cualitativos que se basen en un análisis concreto de la realidad para dar continuidad a la lucha integral que venimos desarrollando. Porque la lucha es territorial y choca de frente contra los más poderosos de este país, pero la lucha también es por la reconstrucción nacional, es por la recuperación y recomposición de lo mejor del mundo mapuche. Aquello que tanto defendemos y nos legaron los Kuifikecheyem. Por lo mismo, es que debemos defender el control territorial con un proyecto de rearticulación de comunidades que establezca los Lof, así surgirán nuevamente los Ayllarewe, los Butalmapu y nuestro glorioso y amado Wallmapu.

La esencia cultural de nuestros ancestros no debe ser abandonada y menos se debe transar frente a los Katripa del sistema.

Desde la prisión política seguiremos en resistencia, exponiendo nuestros cuerpos si resulta necesario, porque el mandato, el duam, es seguir asumiendo nuestro Mapuche Kimun Ka Mapuche Rakiduam.

¡La lucha continúa!

¡Amulepe Taiñ Weichan!

¡Libertad a Pelentaro LLaitul, a todos los PPM CAM y a todos los Weichafe encarcelados que luchan por su Pueblo!

Por Héctor Llaitul

Carta publicada originalmente el 16 de agosto de 2024 en El Porteño.


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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