Los senadores no quieren bajarse la dieta

El lunes 04 de mayo de 2020 la página web de la Cámara de Diputados titula: “Regulación de la dieta parlamentaria encabeza tabla de la Sala para este 05 de mayo”

Por Absalón Opazo

04/05/2020

Publicado en

Chile / Columnas / Congreso / Política

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El lunes 04 de mayo de 2020 la página web de la Cámara de Diputados titula: “Regulación de la dieta parlamentaria encabeza tabla de la Sala para este 05 de mayo”. Claro, primó la honestidad en dicho titular, porque luego de las modificaciones que el proyecto de reforma constitucional sufriera por el Senado en su segundo trámite constitucional, de rebaja de dieta parlamentaria tiene poco o nada.

Y es que el objetivo del proyecto de ley boletín Nº 9304-07 que presentaron en 2014 los diputados Gabriel Boric, Giorgio Jackson y otros, era posibilitar un rebaja de al menos el 50% de la dieta de los congresistas. En esa época les tildaron de populistas y de que algunos no iban a alcanzar a pagar las diversas pensiones de alimentos a las que estaban obligados. Incluso en estos días el senador magallánico Carlos Bianchi insistió en ese absurdo argumento.

Lo que no se quiere comprender por parte de quienes insisten en mantener el privilegio de tener una de las remuneraciones a congresistas más altas de la OCDE, que dentro de ella caben 30 sueldos mínimos chilenos, es que la dieta parlamentaria solo tiene el objetivo de garantizar la participación de todos y todas en política y no asegurarle amasar una pequeña fortuna a quienes son elegidos.

Así fue como el Senado en el segundo trámite constitucional convirtió el objetivo del proyecto en algo cada vez más lejano, y es que es incomprensible que una ley no pueda ejecutar por sí misma el objetivo para el cual se está creando. Los senadores y senadores tomaron el proyecto de la Cámara de Diputados, que con algunas imperfecciones cumplía su meta (reducir en un 50% la dieta), y lo arreglaron para que: 1, no exista rebaja de sus remuneraciones de forma obligatoria; 2, que los mismos senadores puedan elegir a quienes van a fijar las remuneraciones; y 3, no se fija un plazo para legislar mediante ley la regulación de lo que se establece en esta reforma constitucional.

Así, en un acto de magistral gatopardismo, cambiaron todo para no cambiar absolutamente nada. Queda claro que los senadores se olvidaron de las demandas ciudadanas que se cristalizaron en el movimiento social de octubre, que exigían una política sin privilegios, y en cambio, prefirieron sacar sus calculadoras para saber cuántos sueldos de 9 millones de pesos brutos mensuales podrán seguir juntando en sus cuentas corrientes personales.

Esperemos que la Cámara de Diputados en su tercer trámite constitucional rechace las modificaciones de los senadores y senadoras y pueda, en una comisión mixta, restablecer el objetivo de la reforma constitucional: reducir a la mitad la dieta parlamentaria más alta de la OCDE.

Por Manuel Yáñez, abogado

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