Un kilo de carbonato de litio extraído desde el Salar de Atacama es vendido entre 10 y 12 dólares en los mercados mundiales, para llegar después el mismo kilo embutido en las baterías de los autos eléctricos con un valor de unos 4 mil dólares. Entre medio tenemos una red de relaciones que conectan las vidas de los trabajadores en los campamentos mineros, la evaporación de medio millón de litros de agua por cada tonelada de carbonato de litio producida en las piscinas de sedimentación, una compleja red de transporte que pasa por camiones, puertos y barcos para llegar a fábricas en el este asiático, todo ligado por una enmarañada tela que acaba integrando el árido desierto chileno con la arquitectura financiera global.
Esta nueva era del capitalismo global ha sido explorada por Martín Arboleda en el libro ‘Planetary Mine:Territories of Extraction under Late Capitalism’ (Verso, 2020). El autor es doctor en Ciencia Política de la University of Manchester, Reino Unido, y en la actualidad es Director del Laboratorio de Transformaciones Sociales de la Universidad Diego Portales. En su obra, ampliamente comentada, Arboleda propone repensar la extracción de recursos más allá de las industrias extractivas en América Latina, considerando la economía política global y las dinámicas de poder subyacentes, temáticas que conversamos con el investigador un invernal día de Santiago.
¿Cómo surgió la idea del libro?
– Fue una inquietud de carácter intelectual porque existía mucha literatura sobre recursos naturales en América latina, pero se enfocaba en el tema de la extracción como tal. Mostraban las relaciones entre tres actores: Estado, empresa minera y la comunidad y las dinámicas de conflicto que se daban. Es una literatura importante porque permite entender los conflictos sociales y ambientales de la minería. Sin embargo, me parecía que enfocarse solamente en el espacio de extracción pasaba por alto todo este sistema de interdependencia global que conecta la mina con las finanzas, la logística, la manufactura, el surgimiento de nuevos centros industriales, particularmente en el este asiático.
De alguna forma quisiste ampliar las reflexiones respecto del extractivismo
– Hay toda una espectacularidad en torno al espacio de extracción, que es como una especie de huella, de herida en el paisaje. Una mina a rajo abierto da una impresión muy particular. Pero el rango de partida, la intuición que yo tuve fue para escribir este libro fue el hecho de que el rajo, el sitio de extracción si bien es una parte importante del proceso extractivo, es solamente el comienzo. Una vez los minerales salen del subsuelo, entran en todo un sistema tecnológico, de interdependencia económica y global que lo conecta con puertos, vías férreas, flujos financieros y procesos migratorios. Y esto se observa sobre todo en el caso del auge de China y las economías del sudeste asiático, lo que también se entrelazan con todo un cambio de la arquitectura de poder del sistema interestatal.
PARA ENTENDER LAS DIMENSIONES DE AMAZON Y WALMART
En el libro desarrollas la noción de ‘giro logístico’ ¿podrías explicarnos qué intentas explicar?
– Parte de lo que trata de hacer el libro es dar cuenta como la extracción globalizada ha tenido una reconfiguración profunda en el siglo XXI a raíz de dos transformaciones importantes: La primera es una división internacional del trabajo que ha generado el auge de los tigres asiáticos de primera y segunda generación, seguida con el auge de China. Lo segundo es el giro logístico, que tiene que ver con una transformación organizacional y tecnológica dentro del modo de producción capitalista, en donde la producción de mercancía pasa a un segundo plano en relación a la circulación de las mercancías. Esto va de la mano con toda una discusión en la economía política marxista y heterodoxa sobre el como la acumulación del capital ha pasado de basarse ya no tanto en la producción, sino en la circulación. Los modelos de Amazon, Walmart que son las puntas de lanza en lo organizacional, son equivalentes a lo que fueron en los noventa Toyota y Ford a mediados del siglo XX. Estas nuevas empresas más que negocios de ventas de mercancías locales, son negocios logísticos. Comenzaron a organizar el espacio logístico a escala internacional y esto ha generado una reconfiguración profunda del modo de producción capitalista que ha percolado y ha repercutido en la organización de las industria extractivas.
Lo que yo desarrollo en el libro es básicamente que ha habido un giro logístico también en las industrias extractivas, en donde ha implicado un nivel de implicación mucho más profundo, que implica tanto una integración funcional dentro de las mismas fases del proceso extractivo, como el transporte, el chancado, la fundición, como también otros sectores de la producción social, que serían el transporte, los puertos, y claro, por supuesto, la industria logística.
Hay quienes plantean que en la actual fase del capitalismo el extractivismo se llevó a otros ámbitos en la sociedad
– Hay toda una literatura acerca de concepciones ampliadas del extractivismo, que es una concesión muy interesante que muestra que ciertas dinámicas que eran de las industrias extractivas, hoy se están replicando en otros sectores como el inmobiliario y las tecnologías digitales. Si bien es interesante pensar en el concepto de extractivismo ampliado, el problema es que si pensamos que todo es extractivista de alguna manera el concepto pierde su capacidad explicativa y analítica. Entonces me ha parecido que si bien es interesante pensar una concepción ampliada del extractivismo, me interesa el cómo las industrias extractivas se entrelazan con el sistema financiero, se entrelazan con la tecnología digital y logísticas. Ahí se pueden ver entrecruces muy interesantes, como el hecho de que la expansión de las industrias extractivas va de la mano con la expansión de un boom inmobiliario en donde se sitúan estas industrias. Esto ocurrió en Antofagasta con la minería y en Rosario en Argentina con la producción de soya. Me interesa ver de qué manera el desarrollo de infraestructura de la industria para la soya, fue acompañado de toda una avanzada de especulación financiera e inmobiliaria. Yo creo que es interesante ver las intersecciones, pero tendría más reservas de entender el concepto de extractivismo a otras dimensiones, porque genera confusión conceptual.
EL LITIO Y SUS REPRESENTACIONES
Respecto del litio llama la atención el significado que ha adquirido en el imaginario de la sociedad chilena, como una mercancía moderna y de alta tecnología ¿te llama algo la atención estas representaciones?
– Creo que parte delo que hace tan simbólicamente potente la industria del litio es cuando ve estas fotos aéreas de los espacios de refinamiento y extracción del litio. Parecen un diseño de ciencia ficción porque parecen una visión en pequeño, como un microchip que refleja la alta tecnología de lo que está al otro lado de la cadena. Pero al hacer doble click sobre esa imagen aérea se ve como es el proceso, y sobre todo la ausencia de un proceso contiguo en donde se pueda añadir más valor o aumentar el contenido científico y tecnológico de estas exportaciones. Es una nueva forma en la que se presentan viejas formas de subordinación internacional entre países que son dueños de la tecnología y otros que tienen un rol de proveedores de materias primas en la división internacional del trabajo.
Entonces yo creo que es bien interesante, hay algo muy potente en como se expresa esa división internacional del trabajo en la estructura del artefacto tecnológico, como primigenio de esta industria como son las baterías de litio. Ese ejemplo encarna muy bien todo lo que está en juego con el surgimiento del uso del litio. La batería de litio es cerca del 40% del valor de un auto eléctrico. Los autos eléctricos estaban cuando hice la investigación a un promedio de 15 mil dólares. Y esta batería tiene entre 8 a 12 kilos de carbonato de litio, que en su versión bruta, como se extrae en las minas de Chile valen 400 dólares. Entonces, esa asimetría entre lo que valen 8 kilos de carbonato de litio al pasar por el cedazo de todo el proceso científico y tecnológico, en este caso ocurre en China, principal productor de baterías de litio, y en donde pasa a costar 15 mil dólares, muestran un poco las relaciones jerárquicas y asimétricas que hoy día estructuran el sistema interestatal capitalista.
Economistas de los años sesenta al momento de describir la industria de los nitratos daban cuenta de que se trataba de un modelo de enclave exportador ¿cincuenta años después sigue siendo el mismo modelo?
Incluso diría, que no sólo se mantengan el carácter del modelo de enclave exportador, las tendencias recientes dan cuenta de que ha habido un retroceso en la capacidad industrial del país y de otras economías latinoamericanas. Son una serie de factores: China tienen fundiciones que funcionan a muy bajo costo. Ellos tienen un incentivo muy fuerte para comprar los minerales en bruto, llevárselos a China y hacer el proceso productivo digamos semi-manufacturero. Es la fundición en China. Si bien Chile antes producía cátodos de cobre, obviamente hoy la producción es mucho más barato en China por lo que prefiere comprarlo en bruto, concentrado. En el Atlas de complejidad económica uno puede ver que no sólo hay un retroceso en Chile, sino que muchas otras economías latinoamericanas respecto del nivel de complejidad de su economía. Esto es de acuerdo a la variedad de bienes que exportan, la composición de su canasta exportadora se ha convertido en menos heterogénea y en la que predominan exportaciones de baja tecnología. No sólo se mantiene el enclave minero, sino que también creo que ha habido retrocesos en los últimos 30 años.
También hay transformaciones que afectan el ámbito de la mano de obra
– En 2015 hubo un incidente muy simbólico, que es con el que inicio el libro ‘Planetary Mine’ que es la muerte de Nelson Quichillao López en una huelga minera de trabajadores subcontratados de la minería en Diego de Almagro. Él llevaba 15 años trabajando como tal, sin haber podido entrar como trabajador directo de la minera. Se tomaron una mina. Llegó la policía, hubo un enfrentamiento y una bala acabó con la vida de Quichillao. Es muy simbólico ese incidente en mostrar una tendencia muy general y sistémica en Chile y a nivel global, que es la creciente participación de esta fuerza de trabajo más precaria, temporal, flexible, que también está en la industria portuaria, la que también ha girado agresivamente en este tipo de contratos. Esto genera subdivisiones al interior de la misma clase trabajadora. Es la minería con planta con buenas condiciones laborales, pero se trata de un núcleo muy pequeño en torno del cual gravita una mayor cantidad de trabajadores subcontratados.
Lo anterior se suma a la automatización que ha ido transitando la industria minera, proceso que ha sido muy intensivo, por ejemplo la dinámica de teleoperación dentro de las faenas mineras permite hoy que los ingenieros casi ni siquiera tienen que ir al rajo, en el Teniente muchos manejan la mina con joysticks comiendo donas en una oficina en Santiago. Es una transformación tecnológica de la minería sin precedentes. También muestra el poder que adquieren estos estamentos dentro de la minería que adquieren una capacidad de operación de la maquinaria, frente a otros trabajadores subcontratados.
POR QUÉ EL PROGRESISMO NO HABLA DE PLANIFICACIÓN EN LA ECONOMÍA
Luego de publicar el libro dedicado a la minería transnacional, Martín Arboleda se afanó sin abandonar su perspectiva marxista, en las experiencias de planificación y su relación con el poder popular, incorporó estudios feministas, teorías críticas, experiencias de militancias populares y los planteamientos en torno a la modernidad ch’ixi de Silvia Rivera Cusicanqui. Se trata del libro ‘Gobernar la utopía: sobre la planificación y el poder popular’ (Caja Negra Editora, 2021), en donde desarrolla la idea de planificación democrática en múltiples escalas en función de constituir espacios de poder popular; la necesidad de incorporar experiencias multiescalares y barrocas emancipatorias; así como también sentar las transformaciones sociales sobre la base de un buen sustento técnico en su implementación.
En un año electoral de la sociedad chilena lo que menos se habla es de la capacidad de planificación del Estado. Luego de la crisis económica de 2008 y el pobre crecimiento de la economía chilena ¿qué te parece dicha omisión?
– Parte de mi insatisfacción con el libro Planetary Mine, es que no pareciera ofrecer algún tipo de alternativa para esta organización capitalista de la extracción, en donde toda esta riqueza mineral natural de los países del sur global no quedan con la riqueza por estas dinámicas de extracción global. Esto me llevó a la pregunta sobre pensar alternativas y me llevó al tema de la planificación, una de las ideas fuerzas más importantes del siglo XX, que aparece en momentos de mucha crisis. Es en los años siguientes a la revolución rusa vemos el primer plan quinquenal que se adopta. Después de la gran depresión en Estados Unidos aparece el New Deal del presidente Roosevelt que genera toda una dinámica de intervención estatal directa para fomentar sectores enteros de la economía y enfrentar una crisis de empleo. También tenemos el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
Karl Mannheim, un sociólogo, escribió el libro ‘Libertad, poder y planificación democrática’ justo después del fin de la Segunda Guerra Mundial, planteando que si no planificamos democráticamente para garantizar condiciones de bienestar material para la población, una dictadura va a planificar de manera violenta y autoritaria para salvaguardar los intereses de una minoría. Mannheim quería decir que la planificación es inevitable. A mí me llama mucho la atención que ha desaparecido la idea de la planificación, se asocia al estalinismo, al socialismo de Estado totalitario, pero lo que quería mostrar es como las grandes multinacionales, los grandes grupos oligárquicos llevan a cabo procesos de planificación gigantescos. En uno de los libros argumento como Walmart es el tamaño al PIB de países ricos europeos o de la URSS a mediados del siglo XX. Una empresa de estas magnitudes implementa dinámicas de asignación directa de recursos que quedan por fuera de los sistemas de asignación de precios. Son esquemas de planificación gigantesca, lo mismo Amazon. En las operaciones de salvataje hechas en la crisis del 2008, cuando hubo una gran cantidad de recursos transferidos para el rescate de bancos, hubo una gran cantidad de recursos transferidos con plata de los impuestos para salvar estas corporaciones oligárquicas. La pregunta es si el capital planifica a una escala gigantesca, por qué no volver a discutir la planificación y por qué no volver a pensar respecto de quien controla el diseño y la ejecución de los planes. Y por qué dentro del progresismo y la izquierda no se puede hablar de planificación.
La omisión de la planificación en las políticas públicas vino de la mano de la liberalización de la economía y de dejar todo en manos del mercado, algo que Chile ha sido presentado como un modelo
– Hay sectores políticos en Chile que han rechazado la planificación y para quienes hablar de una política industrial es un tema tabú. Que se debe fomentar un sector de la economía. Lo que predomina hoy es el enfoque de ventajas comparativas, que sea el mercado decida cuál sector ofrece ventajas. Sin embargo, ahora está quedando en evidencia que fueron acertadas las sociedades que no siguieron las recetas del Consenso de Washington en sus políticas públicas que tendían hacia la liberalización desregulación y ajustes estructural, todo en torno al libre mercado como el mecanismo rector principal de la sociedad. Pues bien, las sociedad que no siguieron este camino, como Corea del Sur, Singapur o China, sino que planificaron su economía, obviamente en diálogo con actores privados, pero respondiendo a planes pensados a mediano y largo plazo tuvieron significativo crecimiento. Eso ha generado estudios comparados entre las economías latinoamericanas y asiáticas, o el modelo nórdico que se fundamentó principalmente en esquemas de planificación económica y de políticas que fomentaron sectores industriales, como en Noruega la telefonía.
¿Conoces alguna experiencia que se esté desarrollando en Chile?
– En América latina se está pensado incipientemente el tema, pero creo que falta avanzar un poco más en la discusión. De igual modo rescato que ha habido intentos de pensarlo, por ejemplo el movimiento feminista y el Sistema Nacional de Cuidados que diseñaron en el Midesal, quienes hicieron un estudio del rol de la planificación en el ministerio y por qué había desaparecido.
Mauricio Becerra R.
El Ciudadano