Vecinas y vecinos de Buin exigen justicia para Mario Acuña

Hombre de 42 años fue brutalmente golpeado por carabineros la noche del 23 de octubre de 2019, quedando con graves secuelas en su salud.

Como una manera de mantener visible su caso y exigir justicia, los vecinos y amigos de Mario Acuña, de Buin, invitaron a la comunidad a sumarse a una actividad simbólica a realizarse el 19 de septiembre próximo a las 16 horas.

Recordemos que el pasado 1 de septiembre, el Juzgado de Garantía de San Bernardo declaró admisible la querella por diversos delitos – entre los que se encuentra el de homicidio frustrado – contra el General Director de Carabineros, Mario Rozas, los funcionarios de la Comisaría de Buin implicados, y todo quien resulte cómplice de la golpiza que un grupo efectivos policiales propinó a Mario Acuña el 23 de octubre de 2019, dejándolo con graves secuelas en su salud.

https://twitter.com/MarioAcuaMartn1/status/1300820603642011654

El caso

El 23 de octubre de 2019, Mario Acuña Martínez, de 42 años, se encontraba viendo cómo una fogata era alimentada por niños, jóvenes y adultos en la esquina de Bajos de Matte con Los Olmos, en la comuna de Buin. “Él fue a mirar, pero no estaba haciendo nada”, dice su vecina y testigo de lo que ocurriría, Lorena Pereira, quien se encontraba con sus hijos en el lugar.

Según relata Clara Reyes, madrina de Mario, llegó un automóvil de Carabineros con las balizas apagadas. “Se bajan cinco y comienzan a disparar al tiro”, relata, aludiendo al uso de perdigones. Todos quienes estaban en el lugar corrieron a la casa de la tía de Mario que vive justo en la esquina. Una vez dentro, se acordaron de él. Fue en ese momento cuando, como recuerda Lorena, lo vieron ensangrentado en el suelo.

Lo dejaron tirado ahí, se levantó y se fue caminando a la casa de su tía, donde estaban todos sus demás vecinos que participaban de la fogata. Tenía la chaqueta y la polera ensangrentada. Le contó a su tía que le habían pegado. “Me patearon con los bototos entre tres pacos”, alcanzó a decir. Aún estaba consciente.

Al verlo entrar ensangrentado, su tía y vecinas pensaron que se trataba de perdigones, pero no; habían sido los reiterados golpes en la cabeza que recibió por parte de los carabineros los que lo dejaron así. Al observarlo consciente, no lo llevaron al hospital, le detuvieron la sangre. Tampoco llamaron a la ambulancia, por miedo, “porque estaban los carabineros aún en la esquina, y pensamos que le podían hacer algo”, explica Lorena.

Mario manifestó querer acostarse. Dijo que tenía un cototo en la cabeza que le dolía mucho. No pensaron que sería más grave. Al día siguiente fueron las mismas vecinas a dejarle diclofenaco en crema, cuando las personas que viven con él -su tío y su primo- les dijeron que estaba convulsionando y botando espuma por la boca, orinándose.

Llamaron a la ambulancia a eso de las 13:00 horas. Sacaron a Mario de la casa y lo revisaron los paramédicos, quienes dijeron que estaba muy grave y que tenían que llevárselo al Hospital Barros Luco. Fue ahí donde recibieron la noticia de que estaba en estado de coma y que tenía muerte cerebral. El pronóstico era que Mario no volverá a abrir los ojos ni a hablar. Dos meses después, fue intervenido y abrió un ojo.

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