Vicente Huidobro, el chileno que entró a Berlín con las tropas aliadas

En el frente de batalla de la Segunda Guerra Mundial el poeta fue alcanzado por el fuego enemigo en dos ocasiones, sin embargo, su coraje tras la toma de Stuttgart le valió las condecoraciones francesas Maurice Barrès y la Cruz de Guerra.

Por El Ciudadano

02/01/2024

Publicado en

Chile / Cultura / Historia / Literatura

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Por Jean Flores Quintana

La vida de Vicente Huidobro podría dar excelente material para una serie de varias temporadas. El poeta chileno, considerado como la principal referencia del movimiento vanguardista, vivió con alta intensidad sus 54 años. Un día como hoy, 2 de enero, hace 76 años, daba su último suspiro frente al océano Pacífico, en Cartagena.

Escribió veinte obras antes de su principal trabajo, Altazor o el viaje en paracaídas (1932), luego publicó otros once libros. Fundó revistas, dio conferencias en América y Europa, fue candidato a la presidencia de la República, Pablo Picasso, su amigo íntimo, le hizo un retrato mundialmente conocido, militó en el Partido Comunista de Chile, apoyó a las fuerzas republicanas en la guerra civil española y fue el único corresponsal en lengua castellana presente en los frentes aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

La vocación de vanguardia en Vicente Huidobro no solo se manifestó en la literatura, se hizo carne también en la vida misma, puso el cuerpo donde antes colocó las palabras.

Así, en 1944, se incorpora a las fuerzas antifascistas, pasa tres meses con el Primer Ejército Francés, entabla amistad con el general Jean de Lattre de Tassigny, a quien definiría como «el liberador de Alsacia, ese gran jefe cuyo nombre pertenecerá en adelante no solo a la historia de Francia, sino a la historia del mundo».

En el frente de batalla fue alcanzado por el fuego enemigo en dos ocasiones, sin embargo, su coraje tras la toma de Stuttgart le valió las condecoraciones francesas Maurice Barrès y la Cruz de Guerra.

Participó en la captura de seis militares alemanes y dos oficiales de las SS, uno de ellos capitán cuyo casco trajo a Chile, al igual que otro del ejército estadounidense. Ambos se exhiben en la Casa Museo de Cartagena junto al teléfono de Hitler.

En un intercambio epistolar con su amigo, el pintor Luis Vargas Rosas, en mayo de 1945, relató estos episodios:

«He pasado trece días en Alemania. No te imaginas qué días, los días más históricos del mundo. Algo vertiginoso. Unos días que valen un siglo de existencia. Llegué al frente con ansias de vengar mis heridas -pistola en mano- y con mi Mauser quitado por mí mismo a un oficial alemán. Tu amigo, el autor de Altazor, se robó el teléfono de Hitler para su museo particular de recuerdos de la guerra. Otros picaban cosas de valor intrínseco, ¿pero qué puede tener más valor que ese teléfono?, y nadie le dio importancia».

En 1946 moría en Chile el segundo Presidente -de manera consecutiva- en ejercicio del cargo, Juan Antonio Ríos, tras un cáncer fulminante. Antes, una tuberculosis había hecho lo propio con Pedro Aguirre Cerda. Al finalizar aquel año, Gabriel González Videla llegaba a la jefatura de gobierno gracias al respaldo de las fuerzas democráticas y populares, y Vicente Huidobro recibía el nuevo año frente al mar, tras radicarse en Cartagena.

Dos años después, el que prometiese gobernar junto a la clase trabajadora, dio la espalda al pueblo, promulgó la ley maldita, persiguió a militantes de izquierda y proscribió al Partido Comunista. Aquel mismo año, el 2 de enero, Huidobro moría producto de sus heridas de guerra, las esquirlas de granada alojadas en su cerebro no pudieron ser operadas.

Así, hace 76 años, en el litoral central de Chile, murió un poeta internacionalista, un combatiente por la paz, un militante de la vida.

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