¿Probióticos? Sí, pero con precaución y supervisión

Las bacterias solían tener mala fama hasta que conocimos a los probióticos y, de repente, se hizo costumbre buscar productos alimenticios que propagaran bacterias «buenas». Pero si bien hay evidencia que sugiere que los probióticos pueden ser beneficiosos para la salud, nuevas investigaciones muestran que también pueden tener efectos secundarios graves, como informa Science Alert.

En un nuevo estudio dirigido por un equipo de la Universidad de Augusta, EEUU, los investigadores encontraron «el primer vínculo conocido» entre el uso de probióticos, el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado y ciertos síntomas de pérdida de conciencia y cognición (o conciencia nublada).

El estudio encontró que los pacientes que informaron confusión y dificultad para concentrarse, además de sensaciones de gases y distensión, albergaban grandes colonias de bacterias que se reproducen en el intestino delgado, produciendo altos niveles de ácido D-láctico por fermentación bacteriana de azúcares en su comida.

«Lo que ahora sabemos es que las bacterias probióticas tienen la capacidad única de degradar el azúcar y producir ácido D-láctico», explica el investigador principal y gastroenterólogo, Satish S.C. Rao.

«Entonces, si inadvertidamente colonizas tu intestino delgado con bacterias probióticas, entonces estableces el ambiente para desarrollar acidosis láctica y confusión del cerebro», explica el científico.

Sin embargo se supone que los probióticos funcionan en el colon, no en el intestino delgado o el estómago, pero si terminan allí y comienzan a reproducirse en esos órganos, las consecuencias pueden ser graves.

El ácido D-láctico es temporalmente tóxico para las células cerebrales y puede interferir con la cognición, la capacidad de pensar y el sentido del tiempo.

En el estudio, los investigadores encontraron que algunos pacientes tenían de dos a tres veces la cantidad normal de ácido D-láctico en la sangre, lo que provoca episodios de confusión mental que podían durar horas después de comer y, en algunos casos, eran tan graves que los pacientes necesitaban ausentarse de sus trabajos.

A veces los efectos pueden ser rápidos. Los investigadores han observado pacientes que experimentan confusión mental y distensión cerebral solo un minuto después de comer. «Sucedió justo frente a nuestros ojos», dice Rao.

Por supuesto, no todas las personas experimentan los mismos síntomas al tomar probióticos y tampoco todos estos son iguales.

Cada vez surgen más estudios que relacionan la salud intestinal con la salud mental y emocional.

Pero Rao dice que la experiencia de los pacientes que él y su equipo observaron clínicamente durante tres años, muestra que nadie debe tomar probióticos de forma casual o indiscriminada sin consultar a un médico.

«Los probióticos deben tratarse como un medicamento», dice, «no como un suplemento alimenticio».

Los investigadores descubrieron previamente que los probióticos podrían provocar problemas de salud en personas con intestino corto, donde el intestino delgado no funciona correctamente, pero los nuevos hallazgos indican que las personas sanas también pueden sucumbir a la confusión y la inflamación del cerebro si las colonias bacterianas comienzan a prosperar en sus intestinos delgados normales.

En su mayor parte, los síntomas observados en el estudio no fueron permanentes, lo que es una buena noticia.

La mayoría de los pacientes se aliviaron cuando se alejaron de los alimentos que provocaron esta proliferación de probióticos, como por ejemplo, el yogur.

Alrededor del 70% informaron mejoría significativa, con un 85% afirmando que su confusión cerebral desapareció. Los que experimentaron hinchazón intestinal también informaron mejoras.

Los hallazgos se informan en la revista Clinical and Translational Gastroenterology.