Según las estadísticas, Chile en las últimas décadas escaló en desarrollo social y se convierte en un país con calificadas variables económico, sociales y de productividad de la región. Primero se dijo que los chilenos eran los jaguares de América Latina. Ha aumentado el Producto Interno Bruto, hay una baja cesantía que se considera empleo pleno, 1.100.000 estudiantes universitarios comparado con los cerca de 120.000 que habían al comienzo de los 80’s, es decir se ha “universalizado” la educación chilena, el IPC está bajo, la pobreza y la marginalidad han ido disminuyendo. La inmigración creciente desde diferentes países hacia Chile muestra el interés de personas de otras nacionalidades que ven a nuestro país una oportunidad para invertir sus vidas.
En un estudio del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: Bienestar subjetivo el desafío de repensar el desarrollo, el porcentaje de personas que dicen que tienen una satisfacción vital sobre 7 en un a escala de 1 a 10 es alto, dependiendo en su magnitud del grupo socioeconómico al que se pertenece. Por supuesto mientras más alto el grupo económico social al que pertenece cada persona es más alta la calificación en satisfacción vital con que se autoevalúa: en el grupo ABC1 el 90% se califica sobre 7 y en el E el 56%; de todas maneras se ve que el grupo menos aventajado desde el punto de vista económico social se siente con menos satisfacción social subjetivamente hablando también.
¿Por qué entonces hay una notoria presión de cambio social cuando las variables y las mediciones muestran que se esta progresando? Se podría pensar que a la gente le hubiera interesado seguir por el mismo camino. Es que cuando se satisfacen las necesidades básicas de la existencia y sus símbolos, -entendiendo por símbolos todo lo que deviene culturalmente de la vida social- se genera una respuesta natural a afianzar, mantener y proteger lo alcanzado; además la gratificación, la satisfacción que son muestras de éxito inducen la búsqueda de mayor cantidad de los mismos. Así gira la rueda que conocemos dentro de la naturaleza.
Por eso, si el sistema ha permitido mejores condiciones de vida a cada vez más personas de los sectores vulnerables, marginados, insatisfechos, se le va a pedir más. Aquellos que han ingresado a mejores niveles de vida han adquirido más poder, más capacidad de hacer y más satisfacción. Van a proyectarse en el horizonte social queriendo establecer ellos también el diseño y la dirección del orden social al que pertenecen. Ahora ya son más los que están interesados en tener capacidad de decisión sobre lo que se va a hacer a futuro, que consideran que el destino de ese orden social esta más directamente relacionado con sus vidas reales, en comparación con a cuando eran marginales, puesto que en esas circunstancias no tenían identidad con el orden social.
Con todas estas señales de satisfacción que hemos nombrado, que podría ser motivo de tranquilidad para los chilenos el sistema ha ido cayendo en prestigio porque no alcanza niveles de equidad que la gente encuentra directamente relacionados con la justicia, con lo que considera la justicia. Si han conseguido el conjunto de beneficios que los han llevado a mejores niveles de vida y a obtener mayor poder, se sienten con derechos a defender lo ganado y a determinar lo futuro. Se sienten con la confianza necesaria para creer que pueden transformar el sistema y alcanzar lo que no tienen. No están dispuestos a conservar el sistema por el hecho que les ha entregado todos estos beneficios nombrados, y quedarse marcando el paso en el lugar conseguido sin continuar hacia la meta, aunque el camino para llegar a ella no sea visible y se tenga que inventar.
Sin embargo Chile votó por un presidente que propuso un proyecto y gestión país de centro derecha, es decir de libre mercado, y a ese gobierno –de Mapocho navegable- se le ha presionado con movilización social y demandas de cambio al modelo, lo que era de esperarse. Como también era de esperarse que un gobierno de centro derecha que viene de los sectores de mayor poder tuviera mayor capacidad y pragmatismo. En cierto modo las dos cosas se han confirmado: el proyecto de derecha que significa más libre mercado, mayor capacidad de hacer y pragmatismo, habitualmente aplicado a sus propios intereses, y la mayor movilización social que deviene de que es la izquierda la de mayor conciencia de los problemas sociales. Fue cierto de que iba a haber mayor pragmatismo, capacidad hacer, resolver y decisión, fue cierto de que un gobierno de derecha iba a provocar mayores movilizaciones sociales.
Cuando ya se visualiza el acercamiento del 2014 para la próxima votación presidencial, Chile que votó por la derecha y ha tenido comportamiento y exigencias tipo izquierda, lo que le ha dado un comportamiento especial, una especie de estrategia a medias consciente para alcanzar sus metas, podría patentar la formula: poner a cargo de la gestión del país, en el gobierno, a personas típicamente de centro derecha y exigir a ese presidente y a ese gobierno con la presión fuerte de una comunidad activa, que considere durante su periodo las exigencias populares.
¿Por qué la elección de un gobierno de derecha y la insurgencia civil de un movimiento de cambio de izquierda simultáneamente en una comunidad? Este es un tema clásico, que se muestra en lo profundo y hay muchos hechos en la historia a los que se puede recurrir para interpretarlo. De hecho la izquierda es aquella tendencia natural en el individuo y en los grupos, por ende en el orden social, que lleva al sistema a una integración progresiva de los sectores marginales de su funcionamiento, traducido en un formato político por supuesto; y la derecha es aquella tendencia natural en el individuo y en los grupos, por ende en el orden social, a hegemonizar el poder para especificar el orden social, que se concentra en las elites con mayor capacidad de hacer, que es mayor poder.
Si hay un “sistema capitalista”” como representación de la manera de ser de derecha a partir de la revolución Industrial digámoslo así y ese sistema ha ido evolucionando ha sido porque existe la izquierda. Todas las conquistas denominadas sociales que el sistema ha conseguido lo hace por esa función a la que se le da el nombre de izquierda y que es una dinámica de las personas y los grupos; como es también una dinámica el alias derecha. Lo que tenemos ahora es consecuencia de las dos fuerzas que contienen a toda la sociedad detrás de las declaraciones personales, y de los matices.
En cierta medida este gobierno de Piñera reproduce eso. Agregando la enorme revolución –aquí va bien el nombre- que han significado las redes sociales de Internet, de la Web, con la que ha crecido explosivamente la capacidad de movilización y de actividad social. Ahora en el tiempo de un clik con el computador se coordinan y levantan miles de personas para exigir sus derechos en cualquier esquina del mundo. Esas son las masas que pueden hoy cincelar la historia, olas que se ven cuando explotan y no cuando están creciendo en catacumbas virtuales, donde son inmunes a los gases lacrimógenos, balines de gomas, caballerías montadas, perros policiales, motoristas.
Avelino Jiménez Domínguez