Columna de Opinión por Javier Pineda Olcay

Boric y el Gobierno se están equivocando: Deben ceder protagonismo de la campaña a la ciudadanía

La remontada del Apruebo se ha visto ralentizada esta semana por una de las amenazas que constatábamos en otro artículo: el propio gobierno de Gabriel Boric.

Javier Pineda Olcay

La remontada del Apruebo se ha visto ralentizada esta semana por una de las amenazas que constatábamos en otro artículo: el propio gobierno de Gabriel Boric.

En el Comité Político del Gobierno realizado el 1 de agosto en San Miguel, el Presidente declaró a la prensa ante la preguntas sobre reformas antes del plebiscito del 4 de septiembre que “he conversado con los presidentes de partidos respecto a este punto en particular (…) no veo una dificultad para llegar a un acuerdo, creo se está dando un debate que enriquece, en donde hay un consenso transversal entre quienes quieren una nueva Constitución de que el proyecto se puede mejorar y hay una discusión sobre cuáles son los contenidos específicos en aquello. Pero veo una voluntad compartida de las dos coaliciones de impulsar un proceso de mejoras”.

Finalmente, ante la pregunta sobre si “¿Ve viable que se llegue a un acuerdo previo al plebiscito, a un documento único entre sus dos coaliciones?”, remató: “No solamente lo veo viable, sino que lo insto”.

Si era un consenso de los Comandos por el Apruebo mostrar los “avances que representa la Nueva Constitución”, la agenda pública se ha volcado a responder la pregunta sobre qué temas deben ser reformados incluso antes de la implementación de la nueva Constitución. Este es el primer impacto de las declaraciones de Gabriel Boric.

Súmese a estos la seguidilla de errores no forzados (cuñas impresentables de ministros) que dan pie a los medios del “rechazo” para llenar la agenda con tonterías sin ninguna importancia que restan protagonismo a la necesaria deliberación sobre los textos constitucionales en juego.

El segundo problema asociado es que los partidos políticos carecen de la legitimidad para llegar a Acuerdos de Reforma a la nueva Constitución. Si la población es crítica del trabajo de la Convención Constitucional, más aún lo es del actual Congreso de la República. Independiente del derecho que tiene los partidos políticos a plantear las posturas que quieran, es un error del Presidente pensar que desde ahí vendrá la legitimidad de cualquier reforma que se quiera realizar al texto constitucional, independiente de cuáles sean.

En esta misma línea, además, los partidos han demostrado que no tienen la disciplina de las y los parlamentarios que pertenecen a sus partidos, por lo cual de no ser un acuerdo de los propios parlamentarios, resultaría bastante irrelevante. Y más problemático es aún con un gobierno que tiene mayores tasas de rechazo que de aprobación, a pesar de los intentos que han realizado por medidas que sean bien recibidas por la población.

El tercer problema de esta decisión es el contenido de dichas reformas. Mientras al interior de su bloque un sector se inclina por el “Aprobar para Mejorar” (PPD y Partido Liberal), lo cual incluiría reformas constitucionales; otro sector se inclina por “Aprobar para Concretar” (el grueso de Apruebo Dignidad), por lo cual son disímiles los puntos sobre los cuáles se podrían generar acuerdos.

Hasta el momento, solo el PPD ha mostrado cuáles son los puntos que quieren reformar . La mayoría de estas son preocupaciones de las élites políticas, tales como reponer el nombre del Senado; reponer el nombre de Poder Judicial; prohibir la reelección inmediata de la Presidencia de la República; definir un sistema electoral que reduzca la fragmentación política; eliminar la iniciativa parlamentaria en materias que tienen costo presupuestario; incluir expresamente el derecho de propiedad intelectual a la propiedad industrial; reponer el estado de excepción de emergencia, entre otras.

Más allá de la pertinencia de las medidas, todas ellas no son de preocupación de la ciudadanía y tampoco desequilibrarán la elección. Por otro lado, a sectores del Frente Amplio se les filtró un documento titulado “Aprobar para Concretar” , en el cual se expresan 12 puntos que dicen relación con la implementación legislativa de la Nueva Constitución y no con reformas al texto constitucional.

Esta misma línea, el Presidente del Partido Comunista, ha manifestado su disposición para “precisar contenidos de la Nueva Constitución”, ante lo cual señala que hasta el momento hay tres o cuatro puntos en los que tendrían acuerdo con el Presidente .

Probablemente, estos puntos que generan acuerdos digan relación con certezas sobre la propiedad y heredabilidad de las casas; propiedad sobre fondos de pensiones; precisiones sobre el pluralismo jurídico, consagrando el derecho de opción siempre; y reflejar alcances del consentimiento indígena. Estas son preocupaciones que sí han sido planteadas por sectores populares y que merece ponerle atención. No obstante, no puede reformarse una Constitución que aún no ha sido aprobada.

Es importante que cualquier cambio no surja sólo desde la élite política sino que responda a deliberaciones y decisiones democráticas.

Es necesario ser claros: las reformas a la Nueva Constitución no solo deben ser planteadas en una dinámica regresiva o conservadora, sino que también son necesarias para avanzar en aquellas materias que no logramos los dos tercios en la Nueva Constitución, como lo es la nacionalización del cobre y de otros minerales. El debate sobre las reformas a la Nueva Constitución estará abierto una vez aprobada, pero no sólo vendrá desde los poderosos de este país.

Es natural que antes del Plebiscito se abra una disputa por la conducción del proceso posterior al 5 de septiembre, sobre todo, en la línea de la implementación de la Nueva Constitución, pero lo cierto es que más allá de los relatos instalados y que se comienzan a delinear para el día después del plebiscito, lo cierto es que la papeleta solo tiene dos opciones: APRUEBO o RECHAZO.

Esta nebulosa generada por la interpelación de Gabriel Boric a los partidos de su gobierno ha logrado esfumarse brevemente gracias a la Franja Televisiva, cuyos primeros capítulos ya han sido publicados y tienen como centro los avances concretos que genera la Nueva Constitución:

Derecho al Agua, Fin a las Zonas de Sacrificio, Derecho al Cuidado, Derecho de las y los Consumidores; Derecho a la Seguridad; Derecho a la Salud. Este es el camino que hemos seguido desde los Movimientos Sociales y es el que nos puede llevar al triunfo del Apruebo este 4 de septiembre. No nos entrampemos y salgamos decididamente a demostrar como Aprobar la Nueva Constitución mejorará nuestras vidas. ¡Ahora es cuando!

La Franja de los Movimientos Sociales
Capítulo 1: ¡Ahora es cuando!
Capítulo 2: Por el Agua, por la Vida, Apruebo de Salida.
Capítulo 3: Cuidar es Trabajar

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