Catalunya: Sigamos el ejemplo que Ecuador dio

Por Patricio Mery Bell

Por Alexis Rodriguez

30/04/2020

Publicado en

Columnas

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Por Patricio Mery Bell.-

¿Por qué Catalunya debe estudiar el cambio de la matriz productiva y energética del Ecuador realizado entre 2007 y 2017 para enfrentar la crisis económica posCOVID-19?

Antes de Rafael Correa, Ecuador era un país dependiente exclusivamente del petróleo. Catalunya antes del COVID-19 dependía de los servicios hoteleros y de la industria. Consideremos que pueden pasar años antes de que la gente vuelva a viajar por turismo como lo hacía antes.

El Ecuador que recibió Correa había enfrentado su peor crisis económica. Catalunya enfrentará una situación económica solo comparable con la crisis de 1929 o la guerra civil.

Entonces, ¿si Ecuador, siendo un país en vías de desarrollo, pudo revertir este magro contexto, por qué Catalunya siendo una sociedad desarrollada no podría?

Catalunya representa 2.3 veces el PIB de Ecuador. No obstante, a pesar de ser realidades completamente distintas, los une la necesidad de enfrentar una crisis económica global replanteándose sus paradigmas socioeconómicos. Esta situación, guardando las diferencias, ya la vivió Correa en 2007 cuando recibió un Ecuador endeudado, en ruinas y con una economía colapsada.  

Durante su gestión de diez años y dos periodos presidenciales, el país de la mitad del mundo apostó por cambiar su matriz productiva y energética, con excelentes resultados. Estudiar y analizar esa transformación puede ser de utilidad para la sociedad catalana que observa cómo sus principales factores productivos se desploman: comercio, industrias y hotelería; áreas que requieren adaptarse a la crisis del coronavirus y al desplome de los precios del petróleo que provocarán una histórica contracción económica.

Para enfrentar una crisis se requiere decisión política, liderazgo estratégico, preparación -Rafael Correa fue el primer y único presidente del Ecuador con un PHD en Economía- y aceptar la nueva realidad. Esas son las claves para convertir esta catástrofe en una oportunidad.  

Las cifras acompañan el análisis. Por cada mes de confinamiento la economía se contrae en 3 puntos del PIB. Antes del COVID-19, la proyección de crecimiento para la economía catalana era de 1,6 %, según el responsable del Departamento Europeo del FMI y encargado de liderar el trabajo de los técnicos de la entidad durante los rescates de Grecia o Portugal, Poul Thomsen.

Todos los países de Europa necesitarán responder de forma agresiva a esta crisis, de una forma que sea valiente y proporcional a su escala. Si alguna vez ha habido un momento para usar los colchones y el espacio fiscal disponible, seguramente sea este», afirma Thomsen.

La realidad de Catalunya

Regresando a Catalunya, el 94,6 % de las empresas catalanas tiene menos de 10 trabajadores, y casi el 99 % tiene menos de 50. Gran parte de este empresariado ha visto detenida su actividad repentinamente debido a la pandemia y el estado de alarma decretado por el Gobierno.

Los sectores que se han visto claramente más afectados son: comercio -principalmente el comercio al detalle-, industria, turismo y hostelería, que ya venían de sufrir fuertes caídas por el temporal Gloria. Los primeros datos que han salido a la luz, que engloban el primer mes de confinamiento y las pérdidas por una Semana Santa confinada, evidencian el estrangulamiento de estos sectores.

Uno de los ítems reveladores de la afectación del virus en las empresas es el número de ERTE. Son despidos temporales por los cuales los trabajadores pasan a cobrar el paro durante un periodo determinado. Ya se han registrado en el Departamento de Trabajo al menos 92.148 ERTE, que afectan a un total de 676.919 trabajadores y de ellos más del 95 % son por fuerza mayor.

Según los últimos datos de la consellería de Empresa y Conocimiento de Catalunya, el comercio pierde cada semana 525 millones de euros a causa del confinamiento por el coronavirus. En el acumulado, desde el 16 de marzo hasta el 12 de abril, se estima que la facturación del sector ha perdido 2.100 millones de euros.

¿Cómo enfrentarán las pequeñas y medianas empresas este momento? ¿Cómo fomentar la demanda y evitar que cientos de empresas colapsen, quiebren y cierren afectando gravemente la cadena productiva? ¿Podemos utilizar esta crisis para cambiar nuestra matriz cultural, productiva y energética?

La capacidad de resiliencia socioeconómica del periodo 2007-2017 de Ecuador puede ser aplicada a la situación, en el contexto particular de Catalunya, poscoronavirus. En tanto que, durante este periodo, Ecuador tuvo que resolver problemas dejados por gobiernos anteriores, como la dolarización y el feriado bancario de 1999, que envió al país al default, la dependencia energética y económica del petróleo y una situación extrema de pobreza, cesantía y recesión económica. Comparativamente, en 2007 Ecuador estaba peor preparado para cambiar de rumbo que Catalunya en 2020.

Ecuador en diez años logró

Es necesario contar con nuevos esquemas de generación, distribución y redistribución de la riqueza; reducir la vulnerabilidad de la economía nacional, eliminar las inequidades territoriales, incorporar a los actores que históricamente han sido excluidos del esquema de desarrollo de mercado.

Iniciaron el proceso de desarrollo de industrias diversas como: alimentos frescos y procesados, biotecnología, confecciones y calzado, energías renovables, industria farmacéutica, metalmecánica, petroquímica, productos forestales de madera, servicios ambientales, tecnología (software, hardware y servicios informáticos)

El PIB industrial aumentó de 6.000 millones de dólares en 2006 a 14.000 millones en 2016. Crecieron las industrias del cacao, banano, camarón, flores, atún y pescados  entre otras, además de cambiar parte de la matriz energética eléctrica renovable, pasando de tener 45 % de energía renovable a 95 %, lo que les permite exportar electricidad. Reemplazaron las termoeléctricas que usaban petróleo –altamente contaminantes- por hidroelectricidad, algo que en la práctica mejoró la balanza comercial y atrajo capitales.

Aunque Catalunya por ahora no produce energía eléctrica, comparte con el Ecuador de 2007 su dependencia energética y económica por sobre el 85 % con el petróleo. El camino que eligieron en esa ocasión fue el cambio, la diversificación de la matriz productiva, fuerte inversión social en educación, salud, bonos de vivienda entre otros; incorporar valor agregado a la economía primaria y el cambio de la matriz energética. Todo un reto para un país en vías de desarrollo. 

Catalunya por su nivel de desarrollo humano y alto nivel técnico profesional podría aplicar la fórmula ecuatoriana en un mediano plazo, si es que cuenta con la decisión política y se convencen intelectualmente de hacerlo. Al parecer, las opciones clásicas de salvataje económico no serán suficientes. 

Durante la gestión progresista y democrática de Correa se implementó un modelo de desarrollo económico basado en el cambio y generación de nuevos paradigmas: desarrollo humano, respeto por el medio ambiente, economía sustentable y sostenible, aprendizaje de la enseñanza ancestral de los pueblos originarios basados en el buen vivir. 

Ecuador venía saliendo de una profunda crisis económica y de inestabilidad política que había dejado al país en la catástrofe social. Desde 1996 hasta 2007 tuvieron ocho presidentes constitucionales, tres de ellos derrocados y dos triunviratos militares. En total, 14 personas ostentaron el poder presidencial en tan solo 10 años. Caso anecdótico el de Rosalía Arteaga, que solo estuvo un día a cargo del país, luego de la caída de Abdala Bucaram, de quien era su vicepresidenta.

En 1999, Ecuador atravesó por una crisis financiera conocida como el «Feriado Bancario», durante la cual el país por motivos internos decreció en un 4,7 %.

Fueron cerradas el 70% de las instituciones financieras. Se desembolsaron $ 1.600 millones de fondos del Estado hacia bancos quebrados. El desempleo subió a 14,7 % y la inflación se disparó a 96,1 %. Así de duras son las cifras que dejó el feriado bancario de 1999 según el Banco Central de Ecuador (BCE), las pérdidas económicas ascendieron a $ 8.600 millones de dólares. La pobreza aumentó de 9 % a 17 % y el Producto Interno Bruto (PIB) cayó 4,7 puntos. Este catastrófico escenario fue visto como una oportunidad estratégica por las políticas de la Revolución Ciudadana.

Lo primero que realizó Correa fue liderar un cambio cultural, para que la sociedad entendiera que es la política la que debe cambiar la realidad económica y no la economía terminar condicionando a los políticos. Sin liderazgo y decisión es imposible generar cambios estructurales.

La Revolución Ciudadana apostó en grande, aumentó la inversión pública para generar medidas contra cíclicas y promover la demanda interna, protegiendo la economía nacional. Se construyeron escuelas, hospitales,  universidades, infraestructura vial, todas condiciones habilitantes de una nueva economía, que buscaba implementar un incipiente Estado de protección social y de equidad económica. Mejorando el encadenamiento productivo de los sectores estratégicos, afianzado y construyendo nuevos socios, como por ejemplo la Comunidad Europea y países vecinos.

Estas nuevas condiciones fueron la base del segundo paso, cambiar la matriz productiva y energética. Ecuador pasó de ser un país dependiente y carente de electricidad a ser un país autosuficiente energéticamente con la construcción de ocho hidroeléctricas. Catalunya podría apostar por la construcción de un ambicioso plan de generación de energía limpia a través de parques  solares y eólicos. Se necesita solo el 2 % del territorio de Catalunya para contar con un equilibrio energético entre la demanda y la oferta energética, un proyecto de alto impacto requerirá mano de obra, hoteles, comida, manufactura y recursos humanos calificados. Se revitalizaría el encadenamiento productivo cambiando la generación de contaminantes, apostando por ciudades limpias, modernas y eficientes.       

Catalunya no necesita solo de un plan de rescate, Catalunya necesita de un cambio de paradigma, asumiendo que el mundo cambió y que son ellos los llamados a liderarlo. Un mega proyecto emblemático mejorará el estado de ánimo y la confianza en la economía. Se requiere de un sueño que aglutine los esfuerzos, por ejemplo la construcción de una ciudad 100 % auto sustentable y sostenible. ¿El parque solar y/o eólico más grande de España? ¿Una ciudad solar colocada en los techos de los edificios de Barcelona? ¿El primer puerto de navegación moderna y limpio, con embarcaciones a propulsión nuclear o eléctrica, de nueva generación para pasajeros, que puedan conectar Europa en forma expedita?

Un proyecto de alta envergadura generará industria local, socios estratégicos, plan de desarrollo. Un nuevo encadenamiento productivo que revitalice la economía catalana. Las crisis nos obliga a cambiar y evolucionar. La sociedad catalana suele ser extremadamente reflexiva pero a ese interesante proceso intelectual deben sumar la capacidad de adaptarse al cambio pensando en el corto, mediano y largo plazo.

En lo próximo se requiere salvar al pequeño comercio, esto implica mantener la demanda interna, para ello deben poner dinero en la gente que quedó sin trabajo, intentar que la rueda no pare y el consumo pueda recuperarse. En el mediano plazo visualizar un proyecto de alta envergadura que traiga socios y capital de fuerte inversión, esto podría reactivar en parte la industria hotelera; un proceso de pre industrialización agraria, un centro de investigación farmacéutico, generación de energía limpia y en el largo plazo dar una discusión de fondo sobre como viviremos a partir de ahora.

Si estos megaproyectos se realizan de forma casi simultánea, se reactivan varios sectores económicos, se genera dinámica en los sectores de la construcción, que activan otros sectores, además son intensivos en mano de obra semi-calificada, lo cual emplea a los grupos de población en mayor desventaja e incrementa la demanda dinamizando otros sectores. Apostando por el desarrollo de proveedores locales que generan la creación o fortalecimiento de pequeñas y medianas industrias y la contratación local tanto de bienes y servicios como de mano de obra.

¿Puede ser Catalunya un centro de investigación y desarrollo de energía nuclear de nueva generación que revolucione la forma en que nos movilizamos? ¿Utilizará Catalunya su espléndida posición geopolítica en el mediterráneo para reordenar el mapa comercial de Europa con barcos y submarinos rápidos de nueva generación? ¿Apostará Catalunya por la teoría de países en decrecimiento propuesta por académicos de Holanda?       

Comenzar por generar un comité de expertos y líderes de opinión que puedan analizar distintas alternativas, en donde trabajadores, migrantes, grandes, medianos y pequeños empresarios, investigadores, académicos, dirigentes sociales y políticos puedan dialogar sin tapujos para dibujar la Catalunya del futuro, entendiendo que el mundo tal y como lo conocíamos no regresará y esto representa una oportunidad histórica para tener una economía más robusta, independiente, limpia y sostenible que no termine arruinada por los influjos externos.

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