-Columna de opinión-

¿De verdad eligieron mantener la Constitución de Pinochet?

La extrema derecha recibió un duro golpe, pues entendían que el desgaste del gobierno y una victoria de su propuesta constitucional situarían a su líder, José Antonio Kast, como favorito para las presidenciales de dentro de dos años.

Por El Ciudadano

25/12/2023

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Por Duarte Correa

Hace un par de días hablaba con un compañero de trabajo sobre la actualidad política, algo que hacemos a menudo; y en la conversación señalábamos lo complejo que es hoy hacer previsiones acertadas de hacia dónde van a ir las cosas, pues vivimos en un mundo cada vez más contradictorio; con decisiones y movimientos que más que aclarar o dar pistas aumentan la confusión, al ser difícil encontrarles una explicación lógica; dando impresión a veces de estar en un carrusel que da vueltas y vueltas, pero sin avanzar un solo centímetro.

Hablábamos, entre otras cuestiones, sobre la situación en Chile y su recorrido en estos últimos años, recorrido que tuvo un nuevo escalón en el plebiscito constitucional celebrado el domingo día 17; plebiscito en el que el 55,7% del electorado votó en contra de la propuesta de nueva Constitución. Un resultado que según las lecturas simplistas que trasladan algunos medios de comunicación chilenos de derecha e internacionales, quiere decir que el electorado chileno ha decidido apoyar la Constitución de 1980, elaborada en la dictadura de Pinochet. De acreditar de esa visión simplista, podríamos decir que los cuatro años transcurridos desde el estallido social de octubre de 2019 no han servido de nada, y el carrusel ha estado dando vueltas y vueltas sin saber hacia dónde.

Algunas certezas

Es cierto que el rechazo al texto propuesto mantiene el vigente. También es cierto que la Constitución actual fue reformada 70 veces, eliminando algunos de los elementos más significativos del pinochetismo. Pero es igual de cierto que en esas reformas no han sido eliminados determinados contenidos claramente neoliberales, que otorgan al estado un papel subsidiario y al mercado el papel protagonista, en ámbitos tan importantes como la educación, la sanidad o las pensiones. derivándose de ahí algunos de los problemas más importantes que tiene la sociedad chilena.

El texto rechazado el día 17, elaborado por un Consejo Constitucional compuesto mayoritariamente por miembros de la extrema derecha y de la derecha, aunque pueda parecer difícil de creer, era mucho más regresivo que la Constitución vigente; por ello contó con el apoyo unánime de las élites económicas, mediáticas y políticas, que lanzaron un discurso a favor de la vida, de la seguridad ciudadana, y de voto de castigo al gobierno Boric. Pero esos tres elementos discursivos provocaron un efecto rebote, levantando un importante movimiento de rechazo, que unió en la petición del voto negativo a las fuerzas políticas y sociales que apoyan al gobierno, con otras que son muy críticas con el mismo por considerar que no está llevando adelante las transformaciones que el país necesita.

Por si no llegaba con la complejidad descrita, no debemos olvidar que esta es la segunda propuesta constitucional rechazada en poco más de un año, pues el 4 de septiembre de 2022 el electorado chileno rechazó una anterior, elaborada por una Convención mayoritariamente de izquierda y con importante presencia de los pueblos originarios; propuesta que de aprobarse habría supuesto cortar con las políticas derivadas de la engañosa transición democrática chilena.

Grandes contradicciones

El proceso está lleno de contradicciones, siendo una de ellas el hecho de que al no aprobarse una nueva Constitución sigue vigente la de 1980. Pero las contradicciones existen, e igual de simplista es considerar que tras cuatro años Chile sigue en la casilla de salida, que pensar que los procesos políticos y sociales van en línea recta.

El domingo la extrema derecha recibió un duro golpe, pues entendían que el desgaste del gobierno y una victoria de su propuesta constitucional situarían a su líder, José Antonio Kast, como favorito para las presidenciales de dentro de dos años.

En la izquierda, aunque algunas voces expresan un excesivo júbilo, pienso que las palabras del dirigente comunista, Juan Andrés Lagos, describen la situación real cuando dice «el pueblo chileno votó por rechazar algo que le iba a hacer la vida mucho más difícil (…) pero el resultado electoral no es más que un respiro», y advierte de que o desde el gobierno empiezan a adoptar medidas para atajar los graves problemas que tiene el país y dar respuesta a las reivindicaciones de la calle, que a la hora de la verdad fueron la palanca que permitió el cambio en el Palacio de la Moneda, o «(…) finalizará el gobierno con una ciudadanía descontenta y encolerizada»

Duarte Correa

Profesor de Geografía e Historia y analista internacional

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico Nós Diario de Galicia.

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