Educando al revés

Todos conocemos, y muchos la hemos usado en más de una ocasión, aquella expresión tan útil para cuando uno debe referirse a alguien que trabaja en contra de lo que todos quieren, o al que le soba el lomo al patrón mientras el resto de sus compañeros están en huelga, o a alguien que hace […]

Por Director

13/04/2007

Publicado en

Columnas

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Todos conocemos, y muchos la hemos usado en más de una ocasión, aquella expresión tan
útil para cuando uno debe referirse a alguien que trabaja en contra de lo que todos quieren, o al que le soba el lomo al patrón mientras el resto de sus compañeros están en huelga, o a alguien que hace lo necesario para que fracase el proyecto de algún grupo de entusiastas soñadores, es decir, cuando uno se refiere a ese que atornilla al revés.


sergio hernandez

Desgraciadamente, en nuestro país está ocurriendo, masiva e institucionalmente, lo mismo. La diferencia es que sucede con algo tan vital como es la educación. En Chile se está logrando convertir a la cultura en algo rasca, mediocre, tonto y vulgar, educando al revés.
A los que en los años sesenta no sólo gritábamos “¡la imaginación al poder!”, sino que trabajábamos y peleábamos para lograrlo, nos molesta, irrita y emputece, que sea la tontera la que se lo tomó…el poder. Y esta tontera tiene formas, contenidos y representantes que la ejercitan con gran talento, estimulados por quienes impune y concientemente mueven sus hilos y la financian con la perversidad que saben hacerlo los que manejan los negocios de la nación.
La labor que actualmente realizan los medios de comunicación en esta tarea de deseducar, o educar al revés como hemos dicho, es de una irresponsabilidad merecedora del paredón, o de su clausura. Pero en este ignorante país nuestro no existen mecanismos ni nadie que haga cumplir la ley –porque me imagino que habrá alguna que obligará a educar a la población-, ni tampoco algo o alguien que se ocupe de controlar, abrir la boca o levantar el dedo siquiera, cuando frente a nuestras narices se destruye la cultura nacional sin contemplación ninguna.
Es realmente lamentable que se haya usado la expresión farándula para definir a toda esta numerosísima manga de imbéciles que hoy “la llevan”. Porque se ha creado una confusión bastante peligrosa. Farándula es teatro, circo, títeres, representación artística, y está ligado al arte, a la creación, a la imaginación, a la entretención inteligente. Pero hoy sobre todo es palabrería, cosa de apariencia y sin sustancia, falso brillo, ostentación. E incluso prostitución, mediocridad, perversión. Y lo peor, es que se ha convertido en el gran negocio de los que manejan las comunicaciones, manteniendo a la mayoría del país en el más lamentable estado cultural, y social.
Frente a la modernización del transporte, a las grandes inversiones inmobiliarias, reformas educacionales y otros aparentes progresos que hoy se viven en Chile, millones de chilenos siguen durante una semana el reality del falso matrimonio de la fiera -¿o la chusca?- de la Pamela Díaz, cuyo talento, aparte de aquellos dos, es contar las peores cosas de la vida de los demás. También otro reality de mucho raiting, es el de la geisha chilena, cuya gracia todos conocemos. Con viaje a Japón incluido, los productores se imaginarán que esto significa un aporte para nuestro pueblo… Fíjese que entre ambos “proyectos comunicacionales” se gastaron como 200 millones de pesos. Bueno, Piñera gasta su plata como quiere dirá usted…
El problema es que TVN, “el canal de todos los chilenos” -porque parte de su presupuesto es plata nuestra-, gasta otro montón de millones jugando a la guerra y a la idiotez militar en otro estúpido reality. Y nadie dice nada.
¿Valdrá la pena analizar los factores que determinan esta “educación al revés”? Quizás algunos tomen conciencia de lo que nos está pasando… e intenten recuperar aquel espacio en que la imaginación era parte importante en la vida de cada día de los chilenos. Sería lindo…

Sergio Hernández

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