Efectos del neoliberalismo

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 en USA profundizaron la incertidumbre y el desorden global, porque se desencadenó la legitimación de actores irregulares en la denominada lucha contra el terrorismo internacional

Por Wari

26/04/2015

Publicado en

Columnas

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Hervi Lara_XLos atentados del 11 de septiembre de 2001 en USA profundizaron la incertidumbre y el desorden global, porque se desencadenó la legitimación de actores irregulares en la denominada lucha contra el terrorismo internacional.

Ha aumentado el rol de empresas multinacionales.  Los medios de comunicación de masas globales han pasado a ocupar un lugar preponderante en la escena política.  Han aparecido nuevas causas de conflictos bélicos, como los nacionalismos étnicos y los extremismos religiosos.  Se ha dado paso al llamado “intervencionismo humanitario” como ha sucedido en Bosnia, Kosovo, Ruanda, Somalía y ahora en Haití.  Se ha acrecentado la inmigración masiva, al igual que la crisis ecológica a través de las agresiones ambientales y el agotamiento de los recursos básicos por el alto ritmo del crecimiento económico y la acción de la tecnología.

La crisis económica está demostrando que la vida humana no es  compatible con el neoliberalismo.  Los planes de ajuste estructural del FMI y del BM incrementan la brecha entre zonas ricas y zonas pobres.  El aumento de tecnologías produce la caída del trabajo humano en la producción de bienes y servicios.  Los centros industriales se desplazan a lugares que les signifiquen menores costos.  Se eliminan los instrumentos para paliar los efectos sociales negativos de las crisis económicas, esto es, se reducen la seguridad social y las políticas de bienestar.  Por ejemplo, hoy, en España, uno de cada dos desempleados no recibe seguro de cesantía.  Mientras, treinta y tres de las treinta y cinco empresas más grandes de España evaden impuestos por medio de sus filiales en los paraísos fiscales.  Desde el arribo de Rajoy al poder, el patrimonio de las grandes fortunas ha aumentado un 67%.  A modo de precaución de parte de las autoridades, desde diciembre de 2014, la ley de de seguridad ciudadana ha prohibido las reuniones en  lugares públicos, la distribución de panfletos, la ocupación de plazas, etc.. De esta forma se pretende aplacar las movilizaciones.

Como prolongación del movimiento de los Indignados se ha formado el PODEMOS,  buscando interpretar tres ejes que cohesionen al pueblo: democracia, soberanía y derechos sociales, con énfasis en la democracia económica.  Dice el PODEMOS que “la línea de fractura opone ahora a los que defienden la democracia y a los que están del lado de las élites, de los bancos, del mercado.  Están los de abajo y los de arriba. Una élite y la mayoría”.

El  programa de PODEMOS es concreto: Asamblea Constituyente.  Reforma fiscal.  Reestructuración de la deuda.  La jubilación debe bajar a los 65 años.  Implementar 35 horas de trabajo.  Referéndum en torno a la mantención de la monarquía.  Recuperación de la industria.  Soberanía del Estado.  Autodeterminación las regiones.

Siguiendo en el Viejo Mundo, otro ejemplo de crisis provocada por la idolatría de la economía de mercado es Grecia.  La crisis se inició en 2008: desempleo, emigración, desmantelamiento de la protección social, reducción de los servicios públicos, empleos precarios, pérdida de viviendas, aumentos de suicidios y de la violencia.

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Las causas provienen desde los años 80, principalmente con la desindustrialización para trasladar las empresas a China y al sudeste asiático.  Para mantener el nivel de vida se incentivó el endeudamiento de personas y de los gobiernos por la vía del crédito de la Banca de Alemania y del norte europeo.  Sus efectos fueron la corrupción y los favoritismos empresariales hacia la especulación financiera, inmobiliaria y de servicios, además de la evasión tributaria para favorecer a las grandes fortunas.  En otros términos, se simulaba un alto nivel de vida pero sin estructura productiva, hasta llegar a la burbuja financiera e inmobiliaria que ha dejado como efecto un 26% de desempleo; 850.000 trabajadores esperan un año para recibir sus salarios; hoy se está con el mismo poder de compra de los años 80; la deuda externa consume el 175% de la riqueza anual.

Los gobiernos de derecha (Nueva Democracia) y la socialdemocracia (Pasok) falsearon las cifras de la deuda pública ante la Unión Europea para entrar y para mantenerse en la zona euro.

En este marco aparece Syriza, que es una Coalición de Izquierda radical liderada por Alexis Tsipras del partido Synaspimós y que propone una auditoría de la deuda externa y la renegociación de una deuda legítima y real, porque los fondos del rescate no fueron al pueblo,  sino a los Bancos alemanes.

La Unión Europea, de pie sobre el neoliberalismo subyacente, se opone a que Syriza cumpla con sus planteamientos por riesgo del efecto de contagio de parte de otros países también en crisis, como España, Portugal, Irlanda e Italia.

Se podrían escribir miles de páginas sobre los efectos del neoliberalismo.  Pero los migrantes africanos que mueren en el Mar Mediterráneo son la más clara manifestación de la tragedia que vive la  humanidad.  Detrás de todas las medidas de las entidades financieras existe una estrategia política y una concepción de la persona humana que deja a multitudes en la pobreza, sin posibilidad de participar en la construcción del destino común de todos los seres humanos.  Las dinámicas económicas que producen estos efectos perversos tienden a transformarse en absolutos, delimitando la grandeza del hombre a la capacidad de generar ingresos monetarios, exacerba el individualismo y la carrera por ganar y poseer, desata la codicia, la corrupción y la violencia, porque el neoliberalismo considera normal que nazcan y mueran en la miseria millones de hombres y mujeres “incapaces” de generar ingresos para “comprar” una vida verdaderamente humana.

Los acontecimientos del mundo deben servir de lección a los movimientos y organizaciones sociales de Chile, formando un bloque común frente a la ideología neoliberal antes que la corrupción, el cinismo de las autoridades y la indolencia alimentada por los medios de comunicación envenenen aún más nuestros espíritus.

Por Hervi Lara B.

Santiago de Chile, 23 de abril de 2015.

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