La carta de Frei a Arrate

El Comando de Eduardo Frei ha enviado una carta a Jorge Arrate y al Juntos Podemos + Frente Amplio, en la cual proponen doce compromisos por la democratización y el avance social de Chile, en base a los cuales los invitan a apoyar su candidatura presidencial

Por Mauricio Becerra

22/12/2009

Publicado en

Columnas

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El Comando de Eduardo Frei ha enviado una carta a Jorge Arrate y al Juntos Podemos + Frente Amplio, en la cual proponen doce compromisos por la democratización y el avance social de Chile, en base a los cuales los invitan a apoyar su candidatura presidencial.

Los compromisos se refieren a una nueva constitución política, CODELCO, la educación y salud públicas, la ampliación de los derechos de los trabajadores, la recuperación del agua, la democratización de los medios de comunicación, un país con más equidad, menos discriminación, más derechos de las mujeres, más integrado a América Latina, y con mayor protección contra los abusos financieros.

Las propuestas de Eduardo Frei son de gran significación y ciertamente constituyen un paso adelante significativo en su programa, en la dirección de convergencia con el que ha propuesto Jorge Arrate.

Constituyen una base para que las fuerzas políticas que apoyaron la candidatura de Arrate puedan argumentar con convicción ante sus electores la clara conveniencia que Frei sea el elegido en segunda vuelta. Ello permitirá propinar una nueva derrota a la derecha, la que es perfectamente posible de lograr.

Sin embargo, las propuestas no mencionan los dos aspectos del programa de Arrate que son los más medulares de su programa económico: la re-nacionalización del cobre y una segunda fase de la reforma previsional que ponga término del abuso de las AFP.

No es raro que así sea, puesto que son los dos puntos que tocan intereses económicos más significativos.

En el caso del cobre, lo que está en juego es la recuperación de casi las tres cuartas partes de la renta de estos minerales, que pertenecen a todos los chilenos según la constitución actual y que sin embargo se lo apropian diez empresas, todas extranjeras menos una. La cifra involucrada es enorme: 20.000 millones de dólares por año, que representa casi la mitad del presupuesto del Estado.

En el caso del sistema de pensiones, lo que está en juego es el 13 por ciento de los salarios de todos los trabajadores chilenos, que actualmente son apropiados forzosamente por las AFP. El destino de esos fondos a lo largo de los últimos treinta años es que han sido transferidos integramente a los grandes grupos financieros en forma de capital o empréstitos y especialmente a las propias AFP y compañías de seguros relacionadas, que se han embolsado uno de cada tres pesos cotizados en forma de comisiones y primas netas. Mientras tanto, todas las magras pensiones pagadas por las AFP han sido financiadas con subsidios públicos adicionales, principalmente bonos de reconocimiento.

La suma que se transfiere de este modo desde los asalariados a los grandes grupos financieros alcanza a 6.000 millones de dólares anuales. Hasta 1981, este flujo alcanzaba para pagar todas las pensiones y sobraba un tercio. Desde entonces ha crecido el doble más rápido que el número de adultos mayores.

En otras palabras, los compromisos de Frei abordan favorablemente varios de los puntos planteados por Arrate, pero dejan fuera los dos más suculentos, que significan recuperar para todos los chilenos nada menos que 26.000 millones de dólares anuales que les pertenecen – son la renta del cobre chileno y el 13 por ciento de los salarios  -, que actualmente son apropiados por los grandes grupos financieros. Estos son los dos puntos más gruesos de la inequidad de Chile.

Las propuestas de Frei no son menores. Probablemente satisfacen las condiciones mínimas requeridas para convencer a los votantes de Arrate para que lo apoyen en segunda vuelta, especialmente considerando que la alternativa es la regresión derechista.

Sin embargo, el hecho que hayan dejado afuera estos dos puntos probablemente descarta de manera clara la posibilidad que las fuerzas políticas que apoyaron a Arrate se incorporen a una nueva coalición de gobierno. Ellas requieren mantener su independencia precisamente para continuar planteando con toda fuerza estos dos puntos fundamentales, entre otros.

Es una lástima, podría haber sido de otro modo ahora. Sin embargo, ello ocurrirá de todos modos, más temprano que tarde. Estos dos puntos son los principales de lo que no puede continuar como hasta ahora.

Manuel Riesco

CENDA

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