La letra chica de la ley Zamudio

El baile de máscaras de la anti discriminación

Por Wari

09/04/2012

Publicado en

Columnas

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El baile de máscaras de la anti discriminación.

“La igualdad ante la ley le prohíbe tanto al pobre como al rico dormir debajo de los puentes”.

Anatole France

“Hagamos pelear a la verdad y la mentira cara cara y en igualdad de condiciones, veremos quién gana”

Abraham Lincoln

La intervención de Lily Pérez, senadora de RN, la congresista más cercana al Presidente Piñera, nos ahorró una serie de comentarios, tan obvios como omitidos, a la hora de comenzar este artículo. Como dice el refrán de leguleyos “a confesión de parte, relevo de pruebas”. La ley antidiscriminación, ahora “ley Zamudio”, fue redactada por el equipo de la senadora, está firmada por el abogado Ciro Colombara, y su función, más allá de las fanfarrias, era evitar que en las próximas elecciones senatoriales un grupo tan reducido como identificado de nacionalistas UDI, amigos de Marcelo Forni, amenacen a la parlamentaria y la injurien apelando a su religión.

Al menos eso era la ley Lily Pérez antes que se transformara en la ley Hinzpeter 2.0, o Ley Zamudio para los incautos. En los últimos días ha sido modificado en su “espíritu”, sin tocar el texto.

Independiente de las buenas intenciones añadidas, o más bien pegoteadas, se trata de un paradigma de legislación bananera, con todos sus defectos anejos, y sin duda la antítesis de la concepción moderna de ley: una norma de aplicación general, emanada de la voluntad general, destinada a que prevalezca el bien común y que vincula por igual a gobernantes y gobernados.

La “ley Zamudio” es una norma con nombre y apellido, se llama ley Lily Pérez. No tiene la intención de aplicarse de modo general, si fuera así los mapuche no podrían ser tratados “personalizadamente” por nuestras policías y los homosexuales podrían entender derogadas, tácitamente, todas las vetustas leyes que les impide contraer un vínculo, tan opresivo como reaccionario, cual es el matrimonio. Los pobres podrían exigir que se los deje de encarcelar por el sólo hecho de nacer sin recursos o que no se los discrimine en el acceso y permanencia en las universidades.

La ley Lily Pérez, no es un apéndice de la constitución, o una ley interpretativa de ésta o una reforma, es una ley penal. Y bien sabemos que el idiotismo ilustrado, o girardismo-espinismo, es la única doctrina jurídica que considera que la creación de delitos, o aumento de las sanciones, desincentiva conductas y finalmente cambia, para mejor, a la sociedad.

No sólo es una norma penal sino que una grosera legislación de derecho penal simbólico que no busca encarcelar a nadie sino que “enviar un mensaje a la sociedad”.

Todos sabemos cuánto cambió el Chile de los 90′, y para mal, gracias al girardismo-espinismo. Sus toneladas de proyectos de ley sanitarios, de ornato, de buenas maneras ciudadanas, presentadas con fanfarrias, periodistas, abogados, payasos, delantal blanco y estetoscopio fueron la cortina musical para que el facherío se encabritara y que, actuando de consuno con los gobiernos de turno, ajustaran el nudo de la horca a los pobres, los auténticos y únicos discriminados en el Estado de Chile.

Todas las normas que permiten que Carabineros actúe como un ejército de ocupación, golpee a todo el mundo sin reparar entre manifestantes, espectadores, transeúntes y periodistas, fueron dictadas o ratificadas, con leyes concertacionistas. Las normas que tolera que Chile tenga más presos que lo que proporcionalmente se permitió el todopoderoso Stalin fueron dictadas por Frei, Lagos y Bachelet, a instancias de Alberto Espina (socio de Hinzpeter); de “Libertad y Desarrollo” del hoy ministro Larroulet; de Miguel Otero, verdadero autor de la “ley Hinzpeter”; del feo Ubilla (subsecretario) y el instituto “Libertad” de RN; y de Paz Ciudadana en donde comulgan, hasta hoy, Agustín Edwards, Sergio Bitar, José Joaquín Brunner, Mónica Jimenez (la que se ganó un jarrazo), etc.

Todas las leyes que tienen transformado a este país en una tiranía son leyes penales, simbólicas, aclamadas por la prensa, transversalmente “por todos los sectores”, y con nombre y apellido. Ninguna ha emanado de la voluntad popular y sus resultados han sido tan impopulares como silenciados por la prensa.

Si se trata de grandes transformaciones legales el nombre y apellido sigue valiendo, desde la constitución de Jaime Guzmán hasta la reforma procesal penal de Soledad Alvear y la “constitución” de Lagos.

SI EL OBJETIVO ES ENCANAR MORENAZIS NO NECESITAMOS UNA BOMA ATÓMICA

La ley Lily Pérez estuvo archivada por años, son los socios de Piñera quienes se oponen a su aprobación. La muerte de Daniel Zamudio le brindó la oportunidad a Hinzpeter de tapar lo que sucedía en Aysén con un tema popular, al tiempo de mover las piezas a su favor.

Gran parte de la derecha dura de nuestro país habita en el sur, desde Talca hasta Osorno. Esta derecha provinciana es muy diferente a la santiaguina y urbana. Agrícola y ganadera, en muchos pueblos es mayoritaria y mafiosa; no actúa clandestina desde el poder invisible de lo financiero sino que ejerce el poder de modo directo golpeando con la fusta al huaso insolentado que se le cruce en la plaza de armas.

Esta derecha considera a toda legislación un inconveniente, un límite a su forma tradicional de ejercer el poder. Para estos provincianos la misma constitución de Jaime Guzmán, si se aplicara, implicaría una revolución.

Se oponen a la ley de Lily Pérez por la sencilla razón que la propuso una judía y contra ellos. Cómo olvidar que el temperado senador Hernán Larraín fue el mayor defensor de Colonia Dignidad, una asociación ilícita terrorista y pederasta nazi que operó en Chile por medio siglo con total impunidad. O que la designada Von Baer, colega de Hinzpeter, es nieta de nazis, y que debe su fortuna al dinero y secretos científicos robados desde un campo de concentración. O que Krasnoff se enorgullecía de provenir de una estirpe que mataba judíos en Ucrania. O que la zona del lago Llanquihue ocultó a cientos de ex jerarcas nazis hasta que murieron de viejos.

Creer que la disputa es entre judíos de derecha y nazis de derecha chilenos es no entender lo que ocurre. El objetivo no es acosar a los auténticos nazis de Chile, tampoco a los burdos morenazis. El objetivo es servirse de los volubles progres para que se sumen a un coro geopolítico mundial: A fin de cuentas el sionismo no se opone, en parte alguna, al nazismo, ni al fascismo, es casi un elemento indispensable de la doctrina transnacional de la extrema derecha.

EL PAPEL DE LOS «PROGRES» EN UN EJEMPLO

Jorge Contesse, abogado de la jueza Karen Atala, y miembro del departamento de DDHH de la Universidad Diego Portales, consideró que las palabras del senador Eugenio Tuma y de Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores, eran discriminatorias y susceptibles de ser perseguidas con la nueva ley.

Tuma tuvo la mala ocurrencia de mencionar dos hechos indesmentibles: Uno, que el principal sospechoso del incendio en la Torres del Paine (hoy condenado) es de nacionalidad israelí, dos, que es un ex militar. Jaime Gajardo, por su parte, mencionó dos hechos, también indesmentibles: Que los métodos del ejército israelí contra los palestinos son a lo menos cuestionables y que Hinzpeter usa los mismos métodos en Chile. La opinión de Tuma es que se debe investigar la relación entre el Estado de Israel y los miles de turistas israelíes, todos militares, que visitan la Patagonia; la opinión de Gajardo es que Hinzpeter, al ser sionista, apoya los métodos del Estado de Israel contra los palestinos y eso le permite usarlos en Chile sin ningún reparo moral.

En cuanto a los hechos que mencionan, sólo queda adherir o callar; respecto a sus opiniones se puede discrepar, y de eso se trata la libertad de expresión.

En cambio Hinzpeter acusó a Saif Khan por el mero hecho de ser paquistaní de ser terrorista, lo hizo junto a su socio, y paisano, el ex embajador de EEUU Paul Simons. Hinzpeter luego acusó a una veintena de jóvenes de terroristas, cito textual “los anarquistas acostumbran a expresarse políticamente mediante explosivos”. Cuando las Torres del Paine ardían, y el culpable preparaba las maletas del vuelta a su casa en Israel, Hinzpeter culpó a los mapuche de ser los culpables “de todos los incendios”, hubo que interpretarlo con bondad para entender que se refería sólo a los incendios de la Araucanía.

Shai Agosin, presidente de la comunidad judía de Chile, hace un par de semanas volvió sobre Saif Khan, culpó a unos inmigrantes de religión musulmana de ser terroristas por estar “cerca de él” y “asistir a la misma mezquita”. Su cultura es el odio y el terrorismo dijo al referirse indistintamente a árabes, persas y musulmanes.

La esposa de Rodrigo Hinzpeter, la periodista Joyce Ventura, escribió una crónica “cinematográfica” sobre la deficiente película de Michael Haneke “la cinta blanca” y se permitió opinar que «los judíos siempre (hemos) esbozado, desde un plano más íntimo, que el pueblo alemán fue, es y será bárbaro». Su “barbarismo” explica el holocausto, no las “causas económicas y políticas”.

Fernando Villegas, comentarista de TV que dice ser sociólogo, en reiteradas oportunidades ha injuriado y calumniado a personas y grupos de personas, en especial a mapuche y homosexuales. Marcelo Brunet, un twitero de derecha, también ha injuriado y calumniado a los mapuche, sin ninguna consecuencia, no he visto que Lily Pérez reaccionara indignada por la discriminación flagrante en estos casos.

En las afirmaciones de Tuma, de Gajardo, de Fuad Chahín y de Hugo Gutierrez existe una opinión, dura, cuestionable, mala leche o como quiera llamársele, sin embargo descansan en hechos ciertos, indesmentibles.

Sin embargo en las afirmaciones de Chai Agosín, Rodrigo Hinzpeter, Fernando Villegas y Marcelo Brunet, existen improperios contra una o varias personas y se esgrimen mentiras, en forma deliberada, para darles algún sustento.

En las afirmaciones de Joice Ventura vemos justamente aquello que prohíben expresamente las legislaciones anti odio que se conocen: Lo que se pretende evitar es que sobre la base de un razonamiento descalifiquemos a un pueblo completo, a los que profesan una religión o adscriben a una etnia.

Volviendo con Jorge Contesse todos sabemos que es parte de una familia estrechamente vinculada al pinochetismo y al poder económico de la dictadura y pos dictadura. También sabemos que era jefe del departamento de la Universidad Diego Portales antes de terminar el quinto año. Otro hecho indesmentible es que Francisco Javier Cuadra, ministro y confidente de Pinochet, sin lugar a dudas el inspirador de Hinzpeter, es el dueño tras las sombras de dicha casa de estudios y por ende de ese departamento de DDHH.

¿Qué ley contra la discriminación es la que necesitamos? ¿Una que nos prohíba hablar de los Contesse, de Francisco Javier Cuadra y de la Diego Portales?

Ese es el absurdo en que nos encontramos, bajo la excusa de la “anti discriminación” se le intenta tapar la boca a Gajardo y Tuma pero no a Hinzpeter y Chai Agosin, esa es la letra chica de la ley Zamudio, lo que no está escrito y no necesita ponerse por escrito.

Si Hinzpeter se considera a sí mismo un discriminado, y si la verdad no importa en el debate público sino las intencionalidades presumidas, es que el legislador pretende un fuero, para los mismos de siempre, en vez que un término de la discriminación arbitraria. Esta es la historia de la ley antes de que entre en vigencia.

Cuando en otros países se sanciona la negación del holocausto es para impedir que se pueda construir un discurso odioso desde una falsedad, ese es el espíritu de una ley penal contra el odio y no el impedir que se diga la verdad con la excusa burda que al decirla estamos discriminando al mentiroso.

Lo que se pretende acá es utilizar la anti discriminación como pretexto para amordazar aún más a la oposición al capital, dentro de Chile, y a la geopolítica yanqui en Medio Oriente. Tras la ley antidiscriminación se oculta una ley mordaza coherente con las acciones hostiles de EEUU e Israel en Siria e Irán.

Su objetivo es que ciertas verdades inconvenientes no puedan pronunciarse en público mientras la connivencia de los tribunales y la prensa canalla, actuando como un tándem, impedirán que algún poderoso sea juzgado pese a que la homofobia sea la moneda corriente de los programas de humor y la denostación contra los musulmanes la de los noticiarios de la tevé.

Nuestra comunidad judía aún no se define si es una asociación que liga a todos quienes profesan la religión homónima dentro de nuestro territorio, a los inmigrantes israelíes o a los que adhieren, por razones de cualquier índole, al sionismo transnacional el cual es, pese a los discursos, inherentemente anti nacional y laico. El sionista no defiende la legitimidad del Estado de Israel, lo que lo ligaría a un patriota israelí sólo tácticamente; suscribe una determinada geopolítica en el medio oriente la cual ha sido conveniente para las potencias de primer mundo desde que tuvieron que descolonizar, nominalmente, los patios traseros de Europa.

La razón para que un país de diez millones de habitantes y menos producto geográfico bruto que el nuestro, como Israel, una vez más secuestre a nuestra opinión publicada y alinee transversalmente a nuestros gobernantes para aprobar leyes que los blinden en momentos extremos, como el que se vive hoy en medio oriente, queda abierta a la especulación. Lo que no puede ser discutido es que ha sido Hinzpeter, una vez más, quien ha actuado como agente de una potencia extranjera.

Creo que lo que se debe combatir antes que la mentada discriminación es la mentira. Si tanto anhelan una norma antidiscriminación les recuerdo que el artículo primero de la constitución reza “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos.” Si esto no se respeta no entiendo porqué debiera respetarse una ley de emergencia y con nombre y apellido.

Si quieren terminar con los morenazis bastaría que los pacos se dejaran de ocupar en disolver manifestaciones legítimas y cumplieran, con lo que dicen, es su trabajo. Si armaron una bomba atómica para vindicar a Zamudio es porque su intención es otra.

Las leyes antidiscriminación descansan en la idea de que la igualdad ante la ley se respeta, como en Chile no es así lo que se busca aprobar es una ley discriminatoria más en un país semi feudal no asumido en que el 80% es tratado como esclavo y como idiota.

Por Ariel Zúñiga Núñez

@azetaene

2 de abril de 2012

Publicado en violenciaycontrol.blogspot.com

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