Leonardo Jeffs Castro y la misión del profeta

El 9 de julio del año en curso, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el Papa Francisco dijo que “queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras

Por Wari

25/09/2015

Publicado en

Columnas

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Hervi Lara_XEl 9 de julio del año en curso, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el Papa Francisco dijo que “queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras.  Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las  comunidades, no lo aguantan los pueblos”.

Sus palabras han conmovido a la humanidad, habituada a que la jerarquía de la Iglesia Católica mantenga silencio frente a las injusticias o emplee un lenguaje ambiguo.  Si Francisco ha significado una novedad, es válido afirmar que esto ha sido el efecto de innumerables católicos que han cumplido una misión profética.  Esto es, han hablado y han  actuado “en nombre de Dios” para hacer de este mundo “un nuevo cielo y una nueva tierra”.

Leonardo Jeffs Castro cumplió esa misión.

Recuerdo el 11 de agosto de 1968, cuando el Movimiento “Iglesia Joven”  realizó la “toma de la Catedral de Santiago” para remover las conciencias adormiladas de los cristianos, instalando un lienzo entre las dos torres del templo y que decía: “Por una Iglesia junto al pueblo y su lucha”.   El Movimiento “Iglesia Joven”  era presidido por el profesor Leonardo Jeffs quien, con esta acción, repudiaba el boato y el lujo de la jerarquía y pretendía desligar a la Iglesia del poder del dinero, porque es “en el seno del pueblo donde los cristianos tenemos que dar testimonio del amor para todos”.  En la Declaración de Principios de “Iglesia Joven”  se planteaba que “somos un movimiento de Iglesia, porque luchamos o pretendemos luchar por la liberación del hombre, que es la condición primordial para construir el Reino de Dios”.

Para Leonardo no era esto una improvisación, sino que era el resultado de una profunda fe en el Evangelio de Jesús tras una formación intelectual seria, asentada en la Biblia, en la Doctrina Social de la Iglesia, en el Concilio Vaticano II y en los Documentos de Medellín.

A lo largo de su vida, Leonardo participó en innumerables actividades por la paz, la justicia y la integración de los países de América Latina, especialmente con los países vecinos.  Habiendo vivido en Antofagasta, al observar la discriminación padecida por los residentes bolivianos, inició su labor de hermandad con el pueblo de Bolivia, y que mantuvo hasta su reciente deceso.  Durante la dictadura militar-empresarial fue un valeroso y no rentado defensor de derechos humanos.  Realizó huelgas de hambre en situaciones extremas; formó parte de entidades gremiales; desarrolló el conocimiento profundizando en la historia de Chile, en economía, en relaciones internacionales, culminando su carrera en un doctorado y en cargos académicos universitarios.

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No obstante, hay algo que no se ha hecho público: durante la dictadura de Pinochet, su casa fue un refugio para un sinnúmero de perseguidos políticos.  Nunca preguntó quiénes se asilaban en su domicilio ni midió los riesgos que aquello implicaba para su familia.  Desconozco si algunos de los que salvaron sus vidas por la silenciosa generosidad de Leonardo Jeffs han agradecido la hospitalidad desinteresada tanto de él como de su esposa y de sus hijos.  Espero que quienes afirman que sólo con “un lápiz y un papel” derrocaron a la dictadura, algún día reconozcan a los héroes anónimos que de verdad hicieron posible el fin de la tiranía militar.  Desgraciadamente, aquel heroísmo gratuito se ha visto traicionado por una “democracia de baja intensidad”.

Cuando el pueblo padece en forma extrema la explotación de las transnacionales y de los grupos económicos nacionales; cuando la corrupción ha envenenado a los partidos políticos subordinados al gran capital; cuando las Fuerzas Armadas, Carabineros, Investigaciones, Gendarmería y sus cómplices civiles continúan en la impunidad tras sus crímenes de lesa humanidad; cuando las autoridades de la Iglesia Católica esconden sus escándalos y olvidan su misión, es bueno difundir la vida de Leonardo Jeffs, profeta incansable de toda causa justa; académico que puso el conocimiento al servicio de la liberación del pueblo; hombre intachable e incorruptible; cristiano ejemplar, racional y valiente; amigo leal hasta los mínimos detalles.

Si hoy el Papa Francisco actúa y habla con lenguaje profético, es porque ha habido profetas como Jeffs, cuyos testimonios proyectan la Palabra de Dios, que dice: “Volveréis a ver la diferencia que hay entre el justo y el impío, entre quien sirve al Señor y quien no le sirve”.  (Malaquías 3, 18).

Compañero Leonardo Jeffs Castro, con tu ejemplo ¡venceremos!.

Por Hervi Lara B.

Santiago de Chile, 23 de septiembre de 2015.

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