La connotación geopolítica de estos apoyos o muestras de solidaridad para con la causa boliviana es indudable. Ya en diciembre de 2013 el propio Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, David Choquehuanca, garantizó que Bolivia contaba con el “apoyo de 33 países del mundo” respecto a la demanda de salida soberana al Pacífico. Tiempo después el Presidente de los bolivianos, Evo Morales, manifestaba que el mar que recupere Bolivia sería “un mar para la integración de toda Latinoamérica”.
Estas expresiones, entre muchas otras, están poniendo de manifiesto que la reivindicación marítima boliviana representa también un movimiento geopolítico que va configurando una suerte de “bipolaridad” en la región. Esta bipolaridad se explica brevemente de esta manera: De una parte, está Bolivia enarbolando su demanda marítima y tras ella se van alineando los países que tienen una mayor coincidencia político-ideológica como es el caso de los miembros del acuerdo ALBA-TCP e incluso otros Estados miembros de la UNASUR. El otro polo lo define el grupo de países asociados al bloque de la Alianza del Pacífico y Transpacífico, donde nuestro país está apostando muchas cosas, entre ellas, su confianza en el apoyo de esos países a su negativa de negociar con Bolivia respecto a la salida soberana al mar que está pidiendo, pero sin que éstos países hayan aún pronunciado su apoyo al nuestro. El matiz a tomar en cuenta en este escenario geopolítico es que, al parecer, Chile está quedando peligrosamente aislado de nuestra América Latina, dando la mala sensación de que su posición geográfica natural la tiene como un lastre irremediable en su proyección extra continental.
Chile está quedando aislado
Haciendo una rápida retrospectiva sobre los apoyos y solidaridad expresadas para las posiciones de Bolivia y Chile respecto de la demanda marítima, ésta da cuenta que si evidentemente, Bolivia ya posee importantes muestras de apoyo a su causa, nuestro país no ha recibido hasta el presente ni una sola, salvo omisión involuntaria.
Recordemos que recientemente muchas autoridades como el presidente del Ecuador, Rafael Correa, durante su encuentro con el presidente Evo Morales en la zona del Chapare -Cochabamba- mencionó que: «Bolivia tiene todo, pero le falta una salida al mar. El compromiso de toda nuestra América a luchar porque se haga justicia con nuestra querida Bolivia«; por su parte, el ex presidente del Uruguay José Mujica, recientemente antes de terminar su mandato mencionó también que: «Hemos deseado siempre de que esta diferencia se pueda zanjar y que Bolivia tenga su salida al mar, porque es una necesidad más allá de la historia, más allá de los derechos, es casi un derecho natural de los que van a venir, de los que estamos convocando a la vida«.
También apoyaron a esta causa ex autoridades, en este caso el ex presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, quien manifestó: «Espero que haya entre dos países hermanos, como son Bolivia y Chile, dos países amigos, una solución porque todo se consigue con diálogo, las cosas más difíciles se han conseguido con diálogo en la historia de la humanidad, eso es lo que yo deseo«.
Así como estas autoridades, otros ex presidentes latinoamericanos se manifestaron a favor del pedido boliviano. Es el caso de los ex presidentes Néstor Kirchner de Argentina, Hugo Chávez de Venezuela, Vicente Fox de México y Alejandro Toledo del Perú, entre otros.
Pero esto no se limita a la región latinoamericana, sino también Bolivia ha recibido el apoyo de ex presidentes de los Estados Unidos, como Jimmy Carter, Ronald Reagan, Bill Clinton entre otros, quienes expresaron su solidaridad con la causa marítima del país altiplánico.
Es también notorio el apoyo de connotadas personalidades, como el ex Papa Juan Pablo II, el ex Secretario General de las Naciones Unidas Kofi Annan, el Premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa, los premios Nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel y Rigoberta Menchú, entre otras que expresaron su apoyo para que el diferendo se solucione mediante el diálogo y medios pacíficos.
Por todo ello, cabe preguntarse: ¿Será que si nuestro gobierno sigue empecinado en no dialogar con Bolivia, provocará de alguna forma que otros países la apoyen? Esta es una pregunta difícil de responder, sin embargo, en las actuales circunstancias, es necesario aproximarnos a una respuesta.
Es necesario que nuestro Gobierno considere la posibilidad de arribar a una solución dialogada con Bolivia. Lejos de demostrar debilidad, nuestro país podría dar una lección a América Latina y el mundo de que es posible resolver conflictos que quedaron pendientes durante muchas décadas o quizás siglos.
La negociación es una herramienta poderosa mediante la cual dos o más partes, en nuestro caso Estados, pueden resolver una disputa de larga data, obteniendo beneficios recíprocos a favor de nuestros pueblos y de la integración regional. Desde este punto de vista, el apoyo que ha recibido Bolivia de parte de países, autoridades y personalidades podría convertirse en una oportunidad para buscar juntos una solución concertada al problema que nos separa.