Los líderes de barro, acelerarán la crisis económica mundial

La derrota política que sufrió la Primer Ministro del Reino Unido Theresa May, y los diversos hechos que están acechando a Donald Trump, tienen una estrecha conexión con la falla estructural que arrastra el neo liberalismo por varias décadas

Por Wari

26/06/2017

Publicado en

Columnas

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La derrota política que sufrió la Primer Ministro del Reino Unido Theresa May, y los diversos hechos que están acechando a Donald Trump, tienen una estrecha conexión con la falla estructural que arrastra el neo liberalismo por varias décadas. La extrema derecha norteamericana como la del Reino Unido intentan reflotar una nueva edición del mismo modelo, retrocediendo el camino andado. Producir un quiebre en la globalización les significará desactivar complejos mecanismos de interconexión financiera, legislativa, comercial, etc., y varios años de fuerte negociación con resultados inciertos, todo bajo la creencia de que podrán salvar el modelo económico existente.

Cuando decidieron rechazar las opiniones científicas y definieron que el cambio climático es un invento de los chinos, crearon la excusa para seguir contaminando y depredando la tierra, liberando a las empresas de numerosas obligaciones ecológicas indispensables para la vida humana. Los poderosos grupos financieros aumentaron su influencia en la política, logrando el dinero barato  de los Bancos Centrales, que les permitió levantar monstruosas cifras en instrumentos financieros, como los derivados estimados en US$ 500 billones, además de las deudas.

El debilitamiento del comercio de bienes, servicios, energía y el petróleo cae y cotiza a US$ 43 el barril, como consecuencia de la disminución de la demanda mundial, aumentando el riesgo de insolvencia de las grandes petroleras para enfrentar sus enormes deudas bancarias, cada vez que baja el petróleo. Las economías pequeñas como la nuestra reciben el impacto de una menor actividad y la derecha culpa a las reformas del gobierno. Nadie se hace cargo de un modelo que concentra en el 1 % de la población, el 30% del ingreso. El aumento del dinero fiduciario (basado en la fe) sigue inflando la especulación y anticipa, a nivel mundial, el mayor fraude financiero que haya existido en la historia humana  que inevitablemente desbordará, por las enormes cifras implicadas en deudas impagables que están elevando el servicio de los intereses y están consumiendo el PIB de los países endeudados.

Uno de los elementos presente en la derrota de Theresa May en el Reino Unido, fue la arrogancia desmedida de los conservadores al calcular, junto a los sectores de altos ingresos, que podían controlar el sentir ciudadano y votar en favor de ellos, decidiendo adelantar en tres años las elecciones. La votación permitiría reforzar y afrontar el “Brexit” con duras posturas a su favor. Para ello se utilizó un discurso que soslayó las verdaderas intenciones que escondían el rescate del objetivo neo liberal, tocando la fibra nacionalista de los británicos. Los británicos exhiben su orgullosa herencia de resistencia en muchas batallas y guerras, punto clave, a partir del cual armaron un discurso político remecedor que colocó en la ciudadanía la imagen de estar enfrentando otra “batalla”.  El “enemigo” esta vez era la Unión Europea. Theresa May, la Primer Ministro, apostó su capital político para aglutinar una gran votación que permitiera tirar el mantel si fuera necesario, e imponer sus propios términos.

Perdió.  La P.M. May  obtuvo su peor derrota y la dejó acorralada para armar un nuevo gobierno. Uno de sus errores fue omitir señales que el votante estaba recibiendo. Empresas que se estaban yendo y otras que estaban cesando personal. Bancos y numerosos organismos que dejan oficinas vacías en Londres. Las ventas al por menor británicas cayeron con más fuerza de lo previsto en mayo por el aumento de los precios. La inflación se elevó a 2,9%, su nivel más alto en casi cuatro años, afectando el poder adquisitivo de los sueldos. Este conjunto de datos que siguen surgiendo por el retiro del Reino Unido de la Unión Europea, se han profundizado. Un reciente anuncio de la U.E., señala que sólo los derivados denominados en euros sean compensados ​​en bancos con sede en la UE. Eso implica una necesidad imperiosa de una reubicación masiva de entidades financieras fuera del Reino Unido.

Los datos pesan, la Comunidad Europea tiene un superávit comercial neto de £ 50 mil millones con el Reino Unido, mientras que el Reino Unido tiene un déficit en cuenta corriente con la UE de £ 100 mil millones, y a pesar de ello, el poder y el dinero lograron forzar la salida de la comunidad, en contra de la opinión ciudadana. La realidad se construye con hechos concretos y Theresa May desestimó varias señales como la inflación, la caída de la libra esterlina, los problemas de seguridad debido a los últimos atentados, etc. Los hechos se trasladaron a las redes sociales y activaron las comunicaciones con argumentos a favor y en contra. Lo central fue que los británicos pudieron contrastar su realidad con el doble discurso oficial, donde lo que afirmaba el gobierno no se confirmaba en los datos que recibían los ciudadanos, provocando la decisión de cambio en la votación que conocimos.

Es una lección no deben omitir los líderes políticos de nuestro país y en general en Latinoamérica. Las comunicaciones, la información está llegando a espacios y personas que antes no se cubrían, produciendo cambios que no son procesados ni dimensionados. Uno de ellos es por la velocidad de los datos que ofrecen los nuevos celulares inteligentes que operan como verdaderos terminales de computación conectados a Internet, para recibir y reenviar mensajes en las redes sociales, reforzados con fotos, audios, documentos, videos que en pocos segundos generan micro cambios. Lo que antes requería meses, miles de carteles, panfletos y mucho dinero, hoy ocurre en segundos. Internet permite que en la actualidad las personas puedan comprobar los dichos, cifras, afirmaciones o negaciones que esgrimen los políticos, determinando si son reales o se trata de una manipulación.

A diferencia de Donald Trump, sin duda que Theresa May maneja un estilo más refinado y un proyecto político más  inteligente, inserto dentro de la solemnidad del poder británico, para el largo plazo. Ella sabe que para sostener el modelo neo liberal futuro, debe controlar las comunicaciones. A vuelto a insistir en un breve discurso de “ampliar la regulación de Internet y los planes para cambiar fundamentalmente cómo funciona la tecnología”, en su afán de obligar a las compañías de Internet a espiar las comunicaciones privadas de todo el mundo. Espiar es una práctica actual habitual, lo que se pretende a futuro es tener la cobertura legal.

Donald  Trump y el burdo plan de volver al carbón, devolver las empresas a EE.UU., rebajar los impuestos a los más ricos, etc., está encontrando fuerte rechazo.  Su torpeza política y la dificultad para controlar su egolatría están poniendo en riesgo su gobierno, y a futuro, su reelección. Destituir al Director del FBI James Comey, que no lo estaba investigando, para designar al agente Robert Mueller, ex director del FBI como fiscal especial para investigar, es una torpeza política innecesaria. Quiso hacer sentir su poder sobre J. Comey  y ahora el fiscal especial Mueller sí lo está investigando, y además, investigará si haber sacado a J. Comey es parte de la obstrucción a la justicia.

Los objetivos de Theresa May y Donad Trump son similares, sin embargo, los ciudadanos de ambos países ya no quieren más restricciones ni seguir empobreciéndose. Su desesperación los hizo creer en estos líderes con pies de barro que les dijeron que se podía volver a la abundancia de décadas pasadas.  En Norteamérica el desastre económico oculta un enorme daño social. Sólo la epidemia de los opiáceos ha provocado casi 60.000 muertes el año 2016.  De acuerdo al “The New York Times”, en el año 2015 los muertos fueron 52.400, todas personas menores de 50 años en edad productiva. Los que no resisten la presión y se salen del modelo de mercado, caen en la delincuencia y son sometidos a una policía militarizada que reprime mortalmente cualquier desorden.

Los británicos también creen en el  “excepcionalismo” que les brota a los políticos norteamericanos. Para ellos Westminster es la madre de todos los parlamentos y el Reino Unido tiene un gobierno ejemplar con valores rectores que todos deben seguir.  Tanto en Londres como en Washington acecha el caos.  El fracaso en unas elecciones que no tuvo que haber convocado, dejó a la Primera Ministra muy debilitada. Jean-Claude Juncker presidente de la Comisión Europea  dijo, «Al Reino Unido le salió el tiro por la culata”. Los vacíos en el liderazgo mundial se irán ocupando rápidamente y un primer paso vendrá de la elección de Emmanuel Macron, al que le dieron carta blanca para revitalizar la alianza franco-alemana. La victoria de Macron en las elecciones francesas  supuso un espaldarazo al proyecto comunitario europeo.

El mayor fraude financiero que ha existido en la historia humana, requiere ser explicado en detalle para que no quede como una frase dicha al pasar. El nuevo orden mundial no está articulándose en el mundo anglosajón, donde los líderes intentan hacer retroceder la globalización, sin tomar en cuenta el peso organizativo de grandes países como  China, India, Rusia, etc.  Los inicios del fraude adquieren forma después del acuerdo de Bretton Woods, New Hampshire, EE.UU., donde se reunieron 44 países en 1944. Entre otros aspectos, se acordó establecer el dólar como moneda de reserva internacional y fijar la convertibilidad del dólar en oro, a razón de US$ 35 la onza, para que los países pudieran cambiar sus dólares por oro. Después del triunfalismo de la II G.M., Estados Unidos impuso prácticamente casi todas las normas financieras al resto del mundo, destruido por la guerra. Luego vendría la más escandalosa impresión de dólares para financiar las guerras, el gasto de pagar empleados, comprar petróleo, armamento, etc. Hasta crearon un Plan Marshall en 1948, para asegurar su influencia en Europa. En 1980 la inflación escaló a 13,5%, lo que obligó a subir las tasas a 19,10% en junio de 1981. (Datos de la Reserva Federal).

Instalaron instituciones bancarias como el FMI o el Banco Mundial para diseminar el dólar que Estados Unidos siguió imprimiendo a destajo. Este alarde de generosidad permitió otorgar créditos administrados por los bancos antes señalados, regulando el flujo la FED para vivir a costa de los demás por décadas.  En 1971 había sólo US$ 52.000 millones de  dólares en oro cuando rompieron la regla de la convertibilidad del oro de Bretton Woods. Al inicio del acuerdo 1944, las reservas en oro sumaban 20.000 toneladas métricas, equivalente al 70% de las reservas mundiales (705.480.000.000 onzas  a US$ 35 la onza, son  US$ 24.691.800.000).  En 1965 el presidente Charles de Gaulle exigió el oro, luego lo hicieron Alemania, Japón y Canadá. Los US$ 52.000 millones en oro que existían de reserva, no alcanzaban para cubrir los casi US$ 150.000 millones en oro para respaldar los dólares en el extranjero.

La impresión de dólares sobrepasó las reservas de oro, los servicios, bienes y el excedente monetario formó una inflación en dólares que fue exportada a Europa, Japón y muchos países del mundo, incluido el nuestro, imponiendo obligaciones en dólares, además de obligar a muchos países a mantener reservas en dólares para pagar los créditos y las importaciones lo que impedía que el dólar regresara a EE.UU sin control.  La última gran emisión, se inició el 2008, con US$ 4,5 billones lanzados para recuperar la crisis Sub Prime. Para todos los países quedó muy claro que el dólar no tenía ningún respaldo, pero quedaron atrapados con papeles sin valor por décadas, que fueron utilizados para trasladar las horas de trabajo, las materias primas, los bienes y servicios producidos en el extranjero que fueron capitalizados como riqueza en los Estados Unidos, manteniendo la creencia que el sueño americano lo produce el propio país por sí mismo. Es lo que creen hasta hoy los que votaron por D. Trump, sin saber además de la enorme contribución que hace la inmigración a Norteamérica.

Las sospechas de la insolvencia de Norteamérica se hicieron sentir y para ello crearon un “nuevo artilugio”, los petrodólares.  Los petrodólares es una ficción  construida como una necesidad que ayudó a crear Henry Kissinger con Arabia Saudita, a los que EEUU convencieron que les compraría petróleo y les proporcionaría armamento y apoyo militar. A cambio, Arabia Saudita se comprometía a poner el precio y la venta del petróleo exclusivamente en dólares. Ése fue el milagro. Los árabes quedaron conformes de invertir los excedentes de la venta del petróleo en deuda de los Estados Unidos. Este mecanismo se fue extendiendo a otros países árabes y en 1975, todas las naciones de la OPEC, cotizaban y vendían el petróleo exclusivamente en dólares, el origen de los petrodólares.

A Estados Unidos le fue fantástico, lo único que debían hacer era gastar en papel y tinta para imprimir los dólares, manteniendo el control de los flujos monetarios a través de la FED.  El petróleo lo requerían casi todas las naciones como energía vital para desarrollarse y crecer. Los países se vieron obligados a exportar en condiciones desventajosas para conseguir dólares con los cuales poder pagar el petróleo, hasta que surgió un nuevo “acto de magia”, que se atribuye a Bill Clinton, “¿Cómo podía EE.UU. crecer año tras año, sin crear inflación, manteniendo la hegemonía del dólar, colocando su deuda en el mercado, aumentando la “riqueza” de las familias y evitando que China se convirtiera en la primera potencia mundial, todo ello al mismo tiempo?” La respuesta la dio Robert Rubin, globalización y desregulación financiera: importación de productos baratos y déficit comercial financiado por un superávit de capital. La parte financiera (dólares), la haría la reserva Federal y la parte comercial la UE, China, etc.

Así fue como Japón, China y Europa  recibieron muchos petrodólares, lo que aumentó la demanda de dólares y evitó la hiperinflación que habría ocurrido si esos dólares hubieran regresado a los Estados Unidos. Este mecanismo no lo conoce la mayoría de la población. En Europa armaron “otro artilugio”, los dólares los convirtieron en euros que fueron regados por toda la comunidad europea, es especial, en los países del sur, creando  la crisis que conocemos. El mundo quedó atrapado con dólares que no valen nada y con una armazón sostenida por el convencionalismo impuesto a la fuerza, que luego fue asentado en tratados y acuerdos comerciales, que continuaron sosteniendo el fraude más grande de la historia humana. Estados Unidos no tiene grandes cantidades de oro en reservas y los peligros que acechan a ese país, provienen de  los grandes cambios que están desarrollando países grandes como China, Rusia, India donde el petróleo no transa en dólares sino en yuanes, con enormes reservas de oro.

Otro peligro que preocupa al mundo, en especial a la FED, es un masivo regreso de dólares a los Estados Unidos que están elevando los precios y pueden producir alta inflación. Muchas operaciones de comercio y petróleo ya no utilizan dólares, y han surgido las energías alternativas que no se regulan con petrodólares. Es la razón para seguir subiendo las tasas, a pesar de que la economía norteamericana y del resto del mundo apenas se mueve. El plan de Donald Trump de gastar en infraestructura vial, emitiendo deuda, es más de lo mismo y casi garantiza más crisis. La excepción podría venir si encuentran otro “acto de magia” para responder lo siguiente, ¿Qué podrían hacer para esterilizar grandes sumas de dólares, si salen de la globalización, liberando a gran parte del mundo de usar dólares?

Por Mario Briones R.

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