Pulso Sindical N°324

Para servir y no servirse de los trabajadores

Del 16 al 31 de octubre de 2016.

Por Wari

02/11/2016

Publicado en

Columnas

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Manuel AhumadaHace muy poco escribimos en el Pulso sobre la necesidad de recordar, aunque fuera brevemente, a todos quienes han entregado parte de su vida al servicio de las organizaciones sindicales. Variadas pueden ser las razones que provocan el alejamiento o la distancia pero, si no hubo traición ni abandono de ideales, siempre es bueno hacer una mención a aquellos que le pusieron el hombro durante un tiempo determinado.

El día 16 de octubre, Catalina Díaz Burgos nos comunicó la sensible muerte de su padre, Ricardo Díaz Delgado. Expresamos a través de nuestro Pulso y tal como ya lo hiciéramos en el momento de enterarnos, a Catalina, sus hermanas y toda la familia de Ricardo, nuestro pesar, toda vez que el compañero Diaz trabajó varios años en nuestra organización. Aunque malas decisiones lo llevaron a alejarse, mientras estuvo con nosotros fue un hombre con gran disposición en las tareas que asumimos, siendo apreciado por dirigentes y socios. Quienes somos parte de la CGT saludamos a su familia y les acompañamos en este momento de dolor.

El 21 de octubre nos dejó físicamente Juan Galvarino Radrigán Rojas, un trabajador textil que se adentró en el mundo de las letras y dejó una enorme cantidad de escritos, muchos de ellos llevados al teatro. Trabajamos un tiempo con su hijo homónimo, quién a través de charlas presenciales y radiales, acercó a los trabajadores a la economía.

A él, a sus hermanas y esposa les decimos que el viejo Radrigán es de aquellos que no mueren, se queda aquí, en sus haceres y decires, solo se ha alejado físicamente.

Si no, que lo diga Violeta Parra, quien el 4 de octubre cumplió sus primeros 99 años y a la que recordamos a través de su cancionero, en nuestra radio sindical (sintonícenos en www.lavozdelostrabajadores.cl  las 24 horas del día y todos los días). No puedo si no compartir con ustedes la alegría que viví siendo un muchachito, por allá por 1965 o 1966,  y llegó a mi población una presentación de artistas populares, dentro de los que estaba la gran Violeta. Con emoción contenida  la escuchamos -desde entonces y hasta ahora me transporta hasta ese día oírla cantar “La Jardinera”– y después la esperamos hasta que salió por detrás del escenario cubierta por un poncho, guitarra en mano para decir unas palabras que no recuerdo y arrojar algunas fotos. No sabía entonces frente a quién estaba y solo podré lamentar la vida entera, no haber guardado el testimonio de aquel encuentro con la gran Violeta.

Pero así es la vida. De penas y alegrías, avances y retrocesos, que cada quien va viviendo en el espacio que ha elegido para desarrollarse. Cuando me integré en 1982 a la CTGACH, hoy CGT, no imaginé nunca que vería concretadas a esta altura aspiraciones como la sede propia, escuela formadora y apoyo integral a dirigentes y socios. Una organización sindical como la definían Recabarren y Blest. Para servir y no servirse de los trabajadores.

Y vaya que costó sacar adelante ésta y otras iniciativas. Nos propusimos hacer sindicalismo de base, cuando se supone que solo avanzan y se proyectan aquellos que entregan sus banderas a un instrumento político o al gobierno de turno.

Resolvimos reivindicar el concepto ‘clase’ cuando venían de vuelta todos «los luchadores”, vociferando a los cuatro vientos que la clave ahora eran los diálogos y consensos entre cuatro paredes, a espaldas de los trabajadores. Incluso se permiten decir que somos añejos por hablar de abusos y explotación, como si tales males, propios del capitalismo, ya no existieran.

Se extrañan cuando decimos a los trabajadores que la negociación colectiva puede ganarse si contamos para ello con trabajadores convencidos de su valía y un buen fondo de resistencia para sostener la huelga a la que los pudieran empujar.

De avances y retrocesos han sido estos 35 años de vida que estamos celebrando justamente con la emisión de este Pulso Sindical y aquí estamos “firmes como un peral”.

35 años que se iniciaron en 1981 cuando un grupo de sindicatos resolvió constituir la Confederación Gastronómica Hotelera y, por medio de ella, hacer frente a la política de abusos implementada por la dictadura.

Nunca imaginaron nuestros fundadores que exactamente 35 años después la Dirección del Trabajo determinaría, a petición de los patrones, que los trabajadores hoteleros son distintos a otros trabajadores del comercio y los servicios, por lo que no tienen siquiera derechos a los míseros beneficios que leyes miserables otorgan a los exceptuados del descanso dominical (ORD. 4915/0076 del 03- 10-2016). Extraña resolución la de don Christian Melis, ya que modifica un dictamen vigente desde hace 22 años y a simple petición de la patronal. Como diría Bombo Fica “Sospechosa la gueá”.

Daremos la pelea en todas las instancias que corresponda para revertir esta barbaridad, pero aprovechamos de llamar la atención del Gobierno y los parlamentarios que se han dedicado a promover y aprobar leyes que van transformando a los trabajadores del turismo en una casta inferior, a la que no se le aplican las leyes validadas para el resto de los trabajadores.

Saludamos en este 35° aniversario de nuestra organización, a todos quienes la integran o la han integrado, a aquellos que pusieron su cuota de sacrificio para lograr consolidarla como lo que es. Un instrumento de la clase trabajadora, independiente y autónomo que luchará contra toda expresión de abuso y discriminación.

Recibimos con los brazos abiertos a nuestros últimos afiliados sindicatos Isla Grande (Chiloé), Marco Polo Restaurant, World Courier, Semillas LLanquihue (Puerto Octay) Medical Hilfe, Banidotti N° 2 (Puerto Montt) y Condominio Parque Italiano.

En nuestro 35° aniversario, llamamos a todas y a todos a participar activamente del paro contra las AFP el 4 de noviembre y si no pueden parar protesten. Solo así cambiamos lo malo.

Por Manuel Ahumada Lillo

Presidente C.G.T. Chile

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