Raíces de los 43 de Ayotzinapa

El fin de la Guerra Fría ha significado un punto de inflexión en el sistema internacional, debido al cambio en la forma de conducir los problemas, además de la instalación de un grado de incertidumbre por la falta de claridad y la ausencia de mecanismos de control

Por Wari

10/05/2015

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Columnas

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Hervi Lara_XEl fin de la Guerra Fría ha significado un punto de inflexión en el sistema internacional, debido al cambio en la forma de conducir los problemas, además de la instalación de un grado de incertidumbre por la falta de claridad y la ausencia de mecanismos de control. Se ha profundizado el desorden global, porque se ha desencadenado la legitimación de actores irregulares en la lucha contra el denominado terrorismo internacional. Al mismo tiempo del aumento del rol de las empresas multinacionales, se ha acrecentado la inmigración masiva, al igual que la crisis ecológica a través de las agresiones ambientales y el agotamiento de los recursos básicos por el alto ritmo del crecimiento económico y la acción de la tecnología. Los planes de ajuste estructural del FMI y del BM han incrementado la brecha entre zonas ricas y zonas pobres. Se ha producido una mayor caída del trabajo humano en la producción de bienes y servicios. Los centros industriales se han desplazado  a lugares que les signifiquen menores costos. Se han eliminado los instrumentos para paliar los efectos sociales negativos de las crisis económicas, esto es, se han reducido la seguridad social y las políticas de bienestar. En este contexto mundial se puede interpretar la situación de América Latina y, en particular, de México y la reacción popular tras la desaparición de los estudiantes a manos de las autoridades y del narcotráfico.

Los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa son el resultado de los gobiernos corruptos y cuyas acciones en contra del pueblo han ido quedando en la impunidad.

Entre 1982 y 1988, Miguel de la Madrid abrió las puertas a la reforma neoliberal, con aperturas comercial y financiera, descentralización, desregulación y privatización del sector público. El régimen conservó los mecanismos de control propios del autoritarismo: guerra sucia, fraude electoral, cohecho, crimen político, censura, todos los medios usados como armas para detener la protesta y la crítica política.

De la Madrid cedió parte del territorio para ser utilizado por la CIA, la DEA, el FBI, el Pentágono y el Departamento de Estado en la lucha contra el narcotráfico, dentro de la estrategia de guerra de baja intensidad, diseñada antes por Ronald Reagan.

El narcotráfico puso a México en la ruta del lavado de dinero y de financiamiento de la contrarrevolución en Centroamérica y El Caribe. El dinero entró a raudales y compró a todos quienes poseían y poseen cuotas de poder.

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En el 2000, terminada la hegemonía del PRI, la narcopolítica permeaba toda la estructura social y de poder.

Anteriormente, en 1988, Salinas de Gortari, de marcada tendencia neoliberal, se proclamó ganador frente al izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas, quien ponía en peligro la alianza México-USA.

La narcopolítica se hizo visible. Entre 1990 y 1994, los carteles colombianos acordaron con los mexicanos el transporte de cocaína a USA por la frontera norte de México. La lucha por la hegemonía desató guerras y construcción de grupos paramilitares. Estos negociaron con los partidos políticos y se establecieron fronteras de actuación.

El 1º de enero de 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio con USA y Canadá. La noche del 31 de diciembre fue el escenario del alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que puso a la política en lucha contra el neoliberalismo y en defensa de la humanidad.

Felipe Calderón (2006-2012) mostró el salvajismo del capitalismo neoliberal, con la criminalización del movimiento social y del movimiento indígena.

La lucha contra el narcotráfico la han asumido las Fuerzas Armadas con un poder absoluto. En los últimos ocho años han desaparecido veinte mil personas, ejecutadas por paramilitares, policías y soldados. En el 2010, más diez mil personas fueron secuestradas por bandas criminales, siendo destinadas a trabajo esclavo en fincas e industrias y las mujeres a la esclavitud sexual.

En uno de sus últimos textos, Eduardo Galeano se refirió a los 43 de Ayotzinama diciendo que “los huérfanos de la tragedia de Ayotzinapa no están solos en la porfiada búsqueda de sus queridos perdidos en el caos de los basurales incendiados y las fosas cargadas de restos humanos. Los acompañan las voces solidarias y su cálida presencia en todo el mapa de México y más allá, incluyendo las canchas de fútbol, donde hay jugadores que festejan sus goles dibujando con los dedos, en el aire, la 43, que rinde homenaje a los desaparecidos”.

Por Hervi Lara B.

Santiago de Chile, 6 de mayo de 2015.

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