Riesgo Mediático

La idea de un eventual triunfo de la derecha ha cobrado fuerza en algunos sectores políticos a la luz de la última encuesta CEP

Por Wari

07/09/2009

Publicado en

Columnas

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La idea de un eventual triunfo de la derecha ha cobrado fuerza en algunos sectores políticos a la luz de la última encuesta CEP. Si bien restan todavía cien días para la elección presidencial, la probabilidad de un evento tal es real. Por lo tanto, no es inútil ni ocioso preguntarse sobre el alcance y las consecuencias inmediatas de un giro político de esa magnitud para el país.

Lejos de ser una posibilidad exótica o sorprendente, un triunfo de los sectores de derecha en Chile, corresponde a una realidad que se ha hecho evidente durante estos últimos años. La derecha ha estado presente en todos y cada uno de los estamentos institucionales del país. Es más, sin exageración alguna, se puede afirmar que su presencia ha sido hegemónica en lo económico, en lo político y en lo cultural: su presencia se encuentra garantizada y formalizada en la actual Constitución Política de Chile. De suerte que un presidente de derecha sólo haría explícita una condición posautoritaria no resuelta.

Esta presencia de la derecha adquiere particular relevancia en el dominio mediático. En la sociedad chilena de hoy, la información es administrada por dos grandes consorcios periodísticos, cuyos tentáculos manejan la aparente diversidad de medios en todo el territorio. Son estos medios de comunicación, ligados a intereses económicos bien definidos y concretos, los que regulan aquello que los chilenos debemos conocer de la realidad nacional y mundial.

Este verdadero duopolio del periodismo nacional, es la voz y la imagen de una derecha que administra el “imaginario histórico y social” de las mayorías, prescribiendo no sólo sus orientaciones políticas y valóricas sino también administrando los deseos y aspiraciones, esto es, el sentido común y la vida cotidiana por la vía del consumo suntuario. En este estado de cosas, las voces divergentes son débiles y escasas. Cuando ante la monótona voz hegemónica de los poderosos, aparece tímidamente un medio crítico y distinto, como “La Nación”, por ejemplo, surge de inmediato la amenaza de la censura y el veto. No se trata, por cierto, de demonizar a la derecha, sino simplemente de sacar las conclusiones de los dichos del candidato presidencial señor Sebastián Piñera, quien ha sido más que claro a este respecto.

La situación actual se deriva, desde luego, de una errónea política comunicacional de los gobiernos precedentes. Como se sabe, la gran mayoría de los medios de comunicación que sirvieron de pilares a la oposición democrática en los años ochenta fueron llevados a la quiebra. Se impuso un ingenuo criterio pragmático que dejo al arbitrio del mercado, es decir, del capital, es decir, de la derecha, una cuestión crítica en cualquier democracia moderna. Entendamos bien, un eventual triunfo de la derecha, significa no sólo la actualización de un añejo sistema neoliberal fracasado en el mundo entero, sino además, la consolidación de una “dictadura mediática” como en aquellos oscuros tiempos de la dictadura, clausurando cualquier posibilidad histórica de profundizar la democracia.

Por Álvaro Cuadra

Investigador y académico de la Escuela  Latinoamericana de Postgrados. ELAP. ARCIS

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