Tengo derecho a desconfiar

¿Es posible entonces que en mi calidad de ciudadano de este país tenga derecho a desconfiar? ¿Puedo pensar mal de mi Estado y desconfiar de él? ¿Soy menos patriota por ser analítico y buscar las verdades que nos son veladas por el poder?

Por Leonardo Buitrago

30/08/2020

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Columnas

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Vivimos en un mundo en donde la información fluye con rapidez, lo que ocurre en Arica, Santiago, Talca o Puerto Montt lo podemos saber al instante en twitter y otras redes sociales, es fácil por tanto constatar si las autoridades respetan a sus electores, si respetan los derechos de los ciudadanos que los eligieron y si vivimos en una sociedad igualitaria o en una en donde existen ciudadanos de primera y segunda clase.

¿Es posible entonces que en mi calidad de ciudadano de este país tenga derecho a desconfiar? ¿Puedo pensar mal de mi Estado y desconfiar de él? ¿Soy menos patriota por ser analítico y buscar las verdades que nos son veladas por el poder?.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, tribunal internacional cuyos fallos son vinculantes para nuestro país, por ser signatario de la Convención Americana de Derechos Humanos – tratado internacional cuya única intérprete es dicha Corte -, ha señalado en el fallo del Caso “Almonacid Arellano versus Chile”, de fecha 26 de septiembre de 2006 (Excepciones preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas), página 73 del fallo (Voto razonado del Juez A.A. Cançado Trindade, página 6 del voto razonado, párrafo 21) que “una perversa distorsión de los fines del Estado. Originalmente creado para la realización del bien común, el Estado pasa a ser un ente que extermina miembros de segmentos de su propia población (el más precioso elemento constitutivo del propio Estado, su substratum humano) ante la más compleja impunidad. De un ente creado para la realización del bien común, se transforma en un ente responsable por prácticas verdaderamente criminales, por innegables crímenes de Estado..”.  De lo expresado en el citado fallo, se colige que puedo dudar y desconfiar de mi propio Estado, máxime cuando éste se transforma en un ente responsable de prácticas criminales.

Me sitúo en el Chile del 2020, y pienso..

¿Puedo creer en mi Estado, que mantiene al General Director de Carabineros, pese a que se formalizan a altos oficiales por crímenes que implican graves violaciones a los derechos humanos?

¿Puedo creer en mi Estado, cuando se reprime en forma brutal al pueblo mapuche, a los estudiantes y a cualquiera que sale a las calles a manifestarse, mientras los camioneros bloquean las carreteras, no respetan las normas sanitarias y Carabineros no actúa, no cumple su deber de denuncia, y por el contrario, aparece haciéndole guardia a quienes en sus narices infringen la ley?

¿Puedo creer en mi Estado, cuando si eres empresario, con poder y/o redes, no importa que cometas delitos, porque te mandan a tu casa, a una clínica psiquiátrica o a clases de ética, mientras a los que rompen un torniquete del Metro o venden CDs en la calle se les encarcela?

¿Puedo creer en mi Estado, cuando los partidos políticos se confabulan una y otra vez para darse reglas que a ellos los benefician en desmedro de los independientes y movimientos sociales?

¿Puedo creer en mi Estado que, pese a numerosos informes internacionales de organismos de DDHH que han establecido violaciones graves a los DDHH en Chile durante el Estallido social, sigue respaldando a la misma Policía uniformada que los ha cometido?

¿Puedo creer en mi Estado, cuando el gobierno se llena la boca con la frase “los niños primero” y siguen siendo abusados, maltratados y muertos los niños vulnerables y se les sigue disparando a los niños mapuche?

¿Puedo creer en mi Estado, cuando los políticos que se financiaron ilegalmente y son parte del Parlamento, son beneficiados con la más burda y nauseabunda impunidad?

¿Puedo creer en un Chile que solo reacciona ante la muerte de mujeres, pero no adopta medidas preventivas que salven sus vidas?

¿Puedo creer en este Estado que tiene de Ministro de Justicia y DDHH a un amigo de Colonia Dignidad, en donde se cometieron terribles aberraciones contra niños, hombres y mujeres?

¿Puedo creer en un Estado que tiene durmiendo el sueño de los justos las investigaciones por abuso sexual en contexto eclesiástico?

¿Puedo creer en un Chile en donde la salud, la educación y la previsión no son derechos sociales sino un negocio?

Cuesta creer, cuesta entender..

La Excma. Corte Suprema ha señalado en un fallo de fecha 15 de junio de 1988 que, “La igualdad ante la ley es el sometimiento de todas las personas de similares condiciones a un mismo estatuto jurídico fundamental para el ejercicio de sus derechos y para el cumplimiento de sus deberes, sin que sea posible discriminar entre ellas” (Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 85, sección 5ª, página 97). Que lindo sería que esa igualdad de verdad existiera en nuestra tierra, pero esa igualdad en Chile no existe, y ello hoy más que nunca se ve reafirmado por el actuar de los mismos que la predican desde La Moneda y les cae como un escupitajo en la cara cuando una y otra vez usan el poder para discriminar y atacar a sus opositores y proteger a sus socios, amigos o intereses.

Desconfío de mi Estado, tengo derecho! 

Por Fernando Leal

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