Whipalas al viento

Por Esteban Velásquez Núñez, Diputado por la Región de Antofagasta por la Federación Regionalista Verde Social

Desde el cordón andino hasta las araucarias insignes, avanza el Pachakuty, porque el abuso contra los mapuches, se replica también con los pueblos originarios en regiones del Norte. Compañías Mineras abusando de comunidades aledañas, impactando gravemente los dañando ecosistemas, agotando ríos, perjudicando salares, con daños medioambientales irreversibles.

Al igual que el avance del huinca y las forestales en el Wallmapu, muchas de las comunidades andinas han sido verdaderamente avasalladas por estas grandes industrias mineras, que haciendo gala de su poder económico y usando una legislación permisiva, adquirieron derechos de aguas y se hicieron de territorios que en otrora fueron indígenas. Allí donde se desarrollaba la agricultura de subsistencia y la vida colectiva, una verdadera relación con los ecosistemas, que hoy recién comienza a reconocerse.

Hoy el llamado conflicto mapuche, no es más que una guerra sucia, alimentada por los dueños de las tierras, desde siempre. En el sur con enfrentamientos y montajes; aquí en el Norte con el maletín de los “encargados de comunidades” y esa “Responsabilidad  Social Empresarial” que humilla. Pero llegó el momento de terminar con los discursos mentirosos de la cultura oficial, criminalizando a los mapuches y a todo aquel “que parezca diferente”. La realidad es una, nunca hubo Pacificación de la Araucanía, ni es tal el conflicto mapuche, se trata de seguir sometiendo a pueblos, culturas y naciones “venga de donde venga”.

Por éstas y miles de otras razones, la empatía con el pueblo mapuche es profunda, el sistema abusa con su legislación forestal, códigos mineros y un Estado complaciente, que mira hacia los lados. Se agotaron todos los tiempos,  corresponde  que el Estado de Chile asuma reivindicaciones esenciales para hablar verdaderamente de un Pacto Social.  Avanzar hacia un  Estado Plurinacional, que aborde  de frente temas como Autodeterminación, Descentralización, Territorios, en definitiva, una discusión política, amplia y profunda, sin soluciones preconcebidas; quizás ahí recién podríamos hablar de un verdadero proceso de integración.

Al igual que el pueblo mapuche, nuestros pueblos andinos conocen la historia y desde la inmensidad del desierto han esperado lo suficiente las eternas promesas de ser considerados, pues bien los Regionalistas creemos que el momento ha llegado. Atrás comienzan a quedarse esas “mañosas actitudes” de ejecutivos que negocian y someten, aprovechándose de condiciones infrahumanas que padecen muchas comunidades indígenas.

Es el momento de abrir los espacios a proyectos de reconocimiento, educación multicultural y una mirada plurinacional que los Regionalistas venimos impulsando desde nuestra fundación, con hechos concretos como los tres proyectos que avanzan a paso lento pero que no pueden seguir esperando, como son el reconocimiento de la etnia en la cédula de identidad, la universidad multicultural en tres regiones del país con profundo reconocimiento a su población indígena y, así como aprendimos a alzar las banderas de la diversidad, reconozcamos también nuestros pueblos originarios alzando sus banderas en los municipios correspondientes.

Hoy con decisión y orgullo, deben aparecer los mestizos, los hijos de los hijos, deben aparecer desde todos los rincones de la madre tierra, hacerse visibles y reclamar lo que siempre les ha pertenecido, son la fuerza del viento, del sol; hermanos protagonistas, el Pachakuty ha llegado.