DESDE ESTADOS UNIDOS... "En contexto"

El “hombre más odiado de EEUU”, finalmente arrestado

Martin Shkreli logró evadir por un tiempo el odio visceral que generó su acción no muy samaritana este año, cuando procedió a subir unilateralmente el precio de Daraprim, un medicamente para combatir el sida y el cáncer, de 13 dólares por píldora a ¡750 dólares! Un aumento del 5000%… La acción, viral en las redes […]

medicina fraudeMartin Shkreli logró evadir por un tiempo el odio visceral que generó su acción no muy samaritana este año, cuando procedió a subir unilateralmente el precio de Daraprim, un medicamente para combatir el sida y el cáncer, de 13 dólares por píldora a ¡750 dólares! Un aumento del 5000%…

La acción, viral en las redes sociales y cubierta extensamente en los medios del planeta, le granjeó el apelativo de “hombre más odiado de Estados Unidos”, apodo que fue coronado hoy con la noticia de su arresto en su casa de Manhattan, Nueva York. Está siendo acusado de fraude por autoridades federales de Estados Unidos, al utilizar fondos de su empresa Retrophin Inc., para pagar deudas no relacionadas con ese negocio. El directorio de esta compañía lo expulsó y presentó una demanda en su contra. También está acusado de realizar transacciones ilegales tras perder millones con otros de sus negocios. El abogado neoyorquino Evan Greebel está acusado como cómplice en todas estas maniobras.

Los medios de Estados Unidos detallan que el inversionista de solo 32 años, no es nuevo en sus acciones ilegales. Ya a los 26 años convenció a un grupo de inversionistas de entregarle 3 millones de dólares que luego, tras malos manejos, se convirtieron en una cuenta corriente de 300 dólares. Shkreli realizó transacciones similares para otros fondos millonarios, siempre a pérdida, manipulando transferencias y mintiendo a los operadores bancarios de sus cuentas para ocultar desastre tras desastre.

En cuanto a Daraprim, que también es usada para salvar la vida de fetos aún en el vientre materno, Skreli compró la compañía que lo producía, procediendo a aumentar el precio de la medicina a un índice exorbitante. La práctica no es solo de su autoría: hace pocos meses la licencia de producción de Cycloserine, usada para el tratamiento de la tuberculosis, fue adquirida por la empresa Rodelis Therapeutics, que subió el costo desde 500 dólares por 30 píldoras, ¡a 10 mil dólares! La presión de los consumidores, medios de comunicación y candidatos presidenciales logró anular la transacción y la droga volvió a su dueño anterior, una ONG asociada con la Universidad de Purdue. Así y todo, el actual precio de Cycloserine encarece el costo de un tratamiento completo hasta los 50 mil dólares. Con el precio que había fijado Rodelis, se incrementaba por sobre los 500 mil dólares.

En contexto…

El caso de Skreli, hijo de emigrantes pobres de Albania y sus sueños de operar exitosamente en Wall Street a cualquier costo y lograr el “sueño americano” encaja con los valores capitalistas extremos que impulsa a inversionistas a agregar a los medicamentos (casi siempre centrados en productos vitales para salvar vidas) a sus productos financieros, especulando con los costos y la desesperación de los pacientes. El sistema de salud de Estados Unidos es uno de los más comercializados del planeta, completamente privatizado y manejado por un sistema privado de seguros igual que cualquier otro producto financiero, y no como un derecho público universal administrado por el Estado. Pese a la proliferación de negocios éticamente deplorables con medicinas de alta necesidad, no existe una legislación clara que evite a los inversionistas fijar precios exorbitantes muy por sobre el costo real de investigación y producción. En Estados Unidos es, simplemente, un asunto de mercado…

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