Los desafíos del seguro médico de Obama

Pese a que tendrá que retornar a la cámara el proyecto, muchos han hablado del gran triunfo de Barack Obama ante el Congreso estadounidense tras la anterior aprobación de la Ley de Reforma a la Salud, cumpliéndose así una de sus principales promesas de campaña

Por Wari

01/04/2010

Publicado en

Economí­a / Política / Portada / Pueblos / Salud

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Pese a que tendrá que retornar a la cámara el proyecto, muchos han hablado del gran triunfo de Barack Obama ante el Congreso estadounidense tras la anterior aprobación de la Ley de Reforma a la Salud, cumpliéndose así una de sus principales promesas de campaña. Sin embargo los alcances del proyecto y las nuevas reglas del juego hacen presagiar que más que logros, lo que se viene es una gran lucha contra el sistema privado de seguros, que a costa de la salud de la población, ha hecho un negocio multimillonario.

Puede parecernos muy lejano, pero la reforma a la salud que aprobó la semana pasada el parlamento estadounidense tiene una envergadura mayor para los desafíos del presidente Barack Obama ante su población, ya que tras años de intentos demócratas para reformar el sistema de salud y terminar con la usura de compañías aseguradoras, lo que siempre fue imposible dado los potentes intereses del sector privado en los republicanos, se pudo obtener una victoria histórica.

A juicio de la prensa norteamericana, encabezada por Fox News, los republicanos utilizaron diversos recursos para aportillar el proyecto, llegando a incluso a crear una visión terrorífica diciendo que es un programa de tendencia socialista, que promoverá los abortos y eutanasia y a su vez, crearán “tribunales de la muerte” que decidirán quién debe ser tratado y quién deberá morir.

Pero más allá del barullo moral que siempre han levantado los republicanos en temas sociales, lo transcendental es saber en qué consiste la modificación que realizó el gobierno de Obama y cuáles son los desafíos que emprenderá.

MÁS QUE UNA CORTINA DE HUMO

El sistema de salud norteamericano no cuenta con una cobertura universal y es uno de los más caros del mundo. La privatización ha dejado a los ciudadanos en manos de arbitrarias compañías de seguros que más que protegerlos, cada vez exigen mayores requisitos y ponen un sin número de trabas a los beneficios.

Todo ciudadano norteamericano que gane menos de 30 mil dólares al año puede acogerse al Medicaid, programa de salud público que garantiza su atención en urgencias y tratamientos de enfermedades catastróficas.  Mientras que quienes tengan ingresos superiores a esa cifra deben por ley contratar un seguro privado por medio de sus empleadores y en caso de no hacerlo, se exponen a multas millonarias.

Existen casos donde pueden aplicarse subvenciones estatales a quienes ganen entre 30 mil y 90 mil dólares al año, de modo que puedan acogerse a beneficios parciales en atención y tratamientos.

La actual reforma incorpora a más de 32 millones de habitantes que, superando el ingreso mínimo, de igual modo no podían contratar un seguro privado, llegando a una cobertura del 95% de la población.  A este grupo también se incluyen los inmigrantes documentados con residencia estable en Estados Unidos.

Con la nueva ley, las empresas no están obligadas a cubrir la seguridad social de sus trabajadores, ya que éstos deberán contratar un seguro privado por su cuenta. Sin embargo, con quienes tengan un ingreso menor al mínimo (30 mil dólares), la empresa deberá pagar 2 mil dólares anuales por cada empleado que reciba ayuda de la seguridad pública.

Por otro lado, también puede darse la posibilidad de que las empresas ofrezcan a sus trabajadores un seguro privado, obteniendo de paso deducciones tributarias.

EL NEGOCIO DE LAS ASEGURADORAS

Al igual que en muchos países, las empresas aseguradoras norteamericanas son compañías multimillonarias que lucran con la salud de la población ofreciendo prestaciones médicas y coberturas a tratamientos y enfermedades por costos muy elevados, transformándose en casi un mercado del lujo.

Calcados a nuestra realidad son los casos donde estas empresas se niegan a aceptar a clientes que sufran alguna enfermedad grave o que lleven un tratamiento de largo plazo.  Con la modificación actual, éstas no podrán negar las pólizas ni mucho incrementar los costos de los planes de salud.

A pesar de que el gobierno inyectará al presupuesto de salud más de 940 mil millones de dólares de aquí al 2014 –fecha de término del mandato de Obama- las aseguradoras incrementarán sus ingresos con la entrada de estos nuevos beneficiarios, ya que parte de éstos serán subsidiados parcialmente, lo que los obligará de igual forma a contratar un seguro privado de costo medio.

Por otro lado, poco antes de entrar a trámite legislativo el proyecto de reforma de salud, muchas empresas de seguros incrementaron sus planes y programas.  Son compañías que mueven cerca de 2.5 mil millones dólares al año y antes de la aprobación de la ley, no estaban reguladas. Y es aquí donde nace el punto de mayor divergencia para el partido republicano, dado que dentro de sus principios apoyan la desregulación del mercado y por sobre todo en materia de intangibles, como es el caso de la salud.

LA CAUSA REPUBLICANA

Por más que intentaron crear una situación de terror, los votos del partido republicano no fueron suficientes para detener el proyecto de ley.  Objeciones a terminologías, intromisión del Estado en la regulación del mercado de seguros y las pocos gratas subvenciones hicieron caer a los conservadores en invenciones y descréditos de los beneficios.

De acuerdo a lo citado en la editorial del periódico El Espectador de Colombia, la extrema derecha norteamericana utilizó los medios para emitir discursos sobre la discusión de la reforma aduciendo que favorecía el aborto y la eutanasia. Pero sin lugar a dudas, lo que causó mayor revuelo en la población, fueron las jornadas de explicación del proyecto que se realizaron en distintas ciudades, ya que tal como menciona el periódico, acudieron personeros del partido conservador exaltando los ánimos inclusive con armas.

Ahora más allá de las rencillas partidistas norteamericanas, sigue siendo un negocio para unos y un lujo para otros contar con un servicio de salud de calidad, situación casi calcada a la realidad chilena.

Por Claudia Pedreros

El Ciudadano

Fotografía: AP

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