Organización japonesa donó 10 mil bolsas de arroz para los afectados por incendios

10 mil bolsas de arroz instantáneo fue la donación que este año gestionó la Corporacion Nikkei Valparaíso, aprovechando la visita de 800 japoneses y 70 chinos que arribaron al puerto luego de recorrer 17. 529 km desde la ciudad de Kioto

“Son cuatro años que venimos realizando este evento, antes de eso sólo venía el barco y realizábamos el tour de la amistad, paseando por diversos sectores de la ciudad con chilenos que hablaban japonés y aprovechando de interiorizarse de las distintas organizaciones que trabajan en la región”, cuenta Akira Uchimura Moraga, director de la institución que busca difundir una cultura milenaria, dando a conocer las costumbres y tradiciones del pueblo descendiente del imperio del sol naciente.

El recientemente inaugurado terminal de pasajeros de Valparaíso (VTP) fue el escenario donde se llevaron a cabo las actividades. En el intervalo entre una y otra, se podía disfrutar de algún bocadillo de takoyaki (bolitas de harina de trigo y trozos de pulpo asados en plancha de hierro), dango (otro tipo de preparación, sin carne pero con salsas de diversos tipos), fotografiarse con kimonos o aprender del arte de la caligrafía o de las bolas temari, un arte textil popular y milenario que asemeja mandalas en forma de pelota.

Entre los invitados, transitaban voluntarios del evento ataviados con trajes tradicionales. Los asistentes no eran menos y también parecían haberse ataviado para la ocasión. Y como entre los stand también era necesaria la cuota de conciencia social, había espacio para la difusión de organizaciones como CODEFF, que estaba juntando fondos para un centro de rehabilitación de fauna silvestre, o recicla APP, un emprendimiento que busca empoderar a los recicladores de base y hacer más eficiente el tratamiento de los materiales domésticos.

La actividad en sí nace de una necesidad de ayuda. El trasfondo social de un viaje en crucero se comprende en el trabajo de coordinación para traer las donaciones según la necesidad existente en el país. Por ejemplo, en zonas de guerra, como Siria, el aporte fue de artículos médicos. Para Chile, a raíz del incendio, por tres meses se realizaron colectas para adquirir las 10 mil bolsas de arroz instantáneo que se entregarán a los voluntarios que aún combaten el fuego y para quienes lo perdieron todo.

Además, cada pasajero del Peace Boat intenta generar otra alianza con organizaciones locales. Se desconocen sus itinerarios y aportes, pero año a año visitan, por ejemplo, un centro comunitario para niños y jóvenes en cerro Cordillera y además del centro Ceremonial Mapuche Relmu Rayen Chod Lafken, en Quilpué.

Para interiorizarse de las condiciones en que se trasladan, existe la posibilidad de ingresar al barco. Recibidos por un sueco, capitán del crucero (quien adelantó que la próxima parada era Rapa Nui), los 11 pisos del edificio flotante se abrieron para una docena de visitantes acreditados que contemplaron todos los rincones, acompañados de una simpática japonesa de nombre Naoko.

Similar al Titanic, el barco cuenta con un sinnúmero de espacios para hacer llevadero un viaje desgastante. Kioskos, peluquería, sala de Internet, espacios para la impresión de fotos, bares, restoranes, karaokes, cine y espacios para juegos de salón, como el go.

Ojalá en la próxima visita no haya otra catástrofe por la que se tenga que recibir apoyo. Así, podrán verse más beneficiadas las organizaciones sociales que trabajan desde larga data en Valparaíso y sus alrededores. Independiente de ello, de una u otra forma, los lazos solidarios se extienden más allá de las fronteras.

Texto y fotos: Gabriel Muñoz