En defensa de Camila Vallejo y el proyecto Ley para terminar con los 2/3

Debemos entender, entre tod@s, que un Proceso Constituyente es una construcción en desarrollo constante, donde cada imperfección detectada debe ser corregida a tiempo en pos de que la Nueva Constitución que nos regirá al menos por la próxima década cuente con los más altos estándares deomocráticos.

Bruno Sommer, Fundador El Ciudadano

Los ataques a la diputada Camila Vallejo y su proyecto de Ley para terminar con los 2/3, contra el partido Comunista, son reflejo de una derecha que está en el suelo, que perdió hace mucho la batalla de las ideas y que se niega a priori a la discusión legislativa en el parlamento, pues saben que si se abre al debate, ellos perderán, por tanto perderán las élites, sus jefes y ganarán los pueblos, como sucedió con el retiro del 10 %.

Debemos entender, entre tod@s, que un Proceso Constituyente es una construcción en desarrollo constante, donde cada imperfección detectada debe ser corregida a tiempo en pos de que la Nueva Constitución que nos regirá al menos por la próxima década, cuente con los más altos estándares democráticos. Un Proceso Constituyente es altamente dinámico.

Hemos escuchado la opiniones de personeros que representan a la vieja política, diciendo que el proyecto de Ley presentado por la diputada Camila Vallejo para eliminar el quórum de dos tercios en la Convención Constitucional,  es inoportuno , que es antidemocrático y que la ciudadanía ya voto un Apruebo con otras reglas del juego. ¡Manipulación pura de los hechos!

El acuerdo ya ha sido modificado. Ese acuerdo no consideraba el tema de la paridad y se agregó posteriormente mediante proyecto de Ley exitosamente y tendremos la primer Constituyente paritaria del Mundo.

El acuerdo NO contemplaba a los pueblos originarios y ya hay proyecto de ley para asegurar los escaños reservados.

El acuerdo NO contemplaba igualdad de oportunidades para la competencia de independientes y ya existe proyecto de ley que busca reglarlo.

El acuerdo no contemplaba las inhabilidades que deben existir para quienes quieran presentarse a ser Constituyentes, y estén ligados a escándalos de corrupción como el caso de Pablo Longueria, no existe proyecto de Ley presentado, debiese trabajarse en uno.

Y es que más allá de los hechos, es deber ético de la clase política corregir en todo momento los errores de sus pares y de la ciudadanía presionar para que los cambios que profundicen la democracia sucedan.

El proyecto de Vallejo, está a tiempo, es oportuno, pues la ciudadanía voto por que sí quiere una Nueva Constitución,  y eligió que el mecanismo para ella,  es la Convención Constitucional, pero la ciudadanía jamás nunca ha aprobado los acuerdos en letra chica hechos a espaldas del pueblo y uno clave de ellos son los 2/3.

Este es un tema no zanjado en discusión pública amplia y fraterna a la fecha. Ha sido guardado casi bajo de la alfombra, pues la derecha sabe que es su carta baja la manga para echar por tierra los cambios de fondos que requiere nuestro país y eso el pueblo no lo puede permitir.

Hay partes del acuerdo que no fueron debidamente informados a la ciudadanía, como aquel  que habla sobre que no podrán ser  cambiadas las reglas del juego frente a los tratados Internacionales firmados por Chile. Pero es que acaso no es urgente preguntarse ¿Qué pasa sin un tratado internacional del pasado vulnera la soberanía sobre nuestro territorio, que quedarán consagrada en la futura Constitución?  ¡El debate es urgente!

Es importante, explicar que el acuerdo del 15 de noviembre de 2020,  en la práctica impediría que no se puedan hacer cambios sustantivos a la actual Constitución al permitir un veto de la minoría de la derecha.  En palabras simples, si son 99 l@s Constituyentes,  con solo 33 que se opongan se puede frenar el cambio propuesto por los otros 66, aunque éste sea muy bueno para el País.

Y lo que busca Camila y los parlamentarios firmantes de la iniciativa es que sea la propia Convención la que fije sus normas de funcionamiento por mayoría absoluta, con el 50 por ciento más uno de sus integrantes. Y es algo que parece sano y por sobre todo democrático.

Lo antidemocrático, lo inoportuno, es bloquear el debate. Lo antidemocrático es querer imponer un acuerdo con letra chica para proteger los intereses de una minoría  que ha jugado sucio a lo largo de la historia de Chile y que con este tipo de actos, ratifica su rol como guardianes del status quo y su completa desconexión con el sentir de los pueblos movilizados por transformaciones profundas.

El pueblo eligió Convención Constitucional, pues entonces que ahora sea éste el órgano que decida su funcionar y NO un acuerdo que se dio a puertas cerradas.

Si el soberano eligió una Convención Constitucional para la redacción de la Nueva Constitución y elegirá a sus delegados Constituyentes para ésta, pues es limpio y sano para el proceso sean los mismos elegidos democráticamente para un fin específico, quienes establezcan mandatados por la ciudadanía los porcentajes de quorum con que se aprobarán los textos.

Por Bruno Sommer Catalán

Fundador El Ciudadano

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