Hacia una nueva arquitectura política y económica mundial

Desde fines de mayo de 2022 se han realizado una serie de actividades multilaterales que vienen dando señales de la reconfiguración del tablero geoestratégico internacional.

Por Wari

22/07/2022

Publicado en

Economí­a / Editorial / Mundo / Política

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Comenzando con el Foro Económico Mundial (Davos, Suiza)y Cumbre del QUAD (Tokio), pasando por el Encuentro de la Unión Económica Euroasiática (Biskek, Kirguistán); la Reunión del Club Bilderberg (Washington DC); la Cumbre de las Américas (Los Ángeles, California); el Foro Empresarial de San Petersburgo (Rusia); la Cumbre de los Brics (Beijing) y del G7 (Baviera); la Cumbre de la OTAN (Madrid) y de los países del Mar Caspio (Asjabad, Turkmenistán), hasta la Cumbre ministerial del G 20 (Bali, Indonesia).

Todos estos foros han estado marcados por el conflicto bélico en Ucrania, que cada vez se muestra más claramente como la “trampa de Tucídides” que buscaba la OTAN para intentar desbaratar la configuración de un nuevo orden global emergente. Era improbable que el poder del Atlántico Norte cediera pacíficamente su hegemonía de siglos; la duda era si el ariete provocador se activaría primero en Taiwán (contra China) o en Ucrania (contra Rusia) bajo la forma de la “guerra proxy”.

De esta manera, la principal disputa del presente la tenemos entre, por una parte, el intento de sostener y afianzar la hegemonía “occidental” (básicamente Estados Unidos de América –EUA-, Europa y aliados) con su estructura unipolar, y, por otro lado, la progresiva conformación de una nueva arquitectura mundial “multipolar”.

GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL Y UNIPOLARIDAD

Liderados por EUA y la “angloesfera”, más la Unión Europea (UE), el G7 y la OTAN, están quienes desean mantener el actual esquema ‘unipolar’ de ‘centro-periferia’. Este conglomerado está conformado aproximadamente por 40 países, que han sido los más agresivos en la campaña anti-rusa. A pesar de que representan solo una quinta parte (20%) de la totalidad de naciones, se autodefinen como “Comunidad Internacional”, para lo cual cuentan con el apoyo propagandístico de la mayoría de las grandes agencias informativas y medios de comunicación en Occidente.

Además, todavía son quienes dominan el sistema financiero internacional a través del dólar, la libra esterlina y el euro (monedas fiduciarias o fiat), y sistemas de intermediación bancaria (Swift), así como aseguradoras transnacionales del comercio, como Lloyd’s y agencias calificadoras de riesgo, como Standard & Poor’s. Es importante enfatizar que el control de las finanzas permite a estas naciones exportar al resto del mundo sus desequilibrios y déficits, mediante el manejo de las tasas de interés y de los tipos de cambio, así como presionar a los adversarios amenazándolos con excluirlos del sistema.

Con gobiernos liberales o conservadores, estas naciones son comandadas por burguesías y oligarquías neoliberales (“Globalistas”), y siguen siendo los principales representantes del gran capital financiero y transnacional, por lo que indudablemente conciben al capitalismo como un fin en sí mismo y están empeñados en eternizarlo.

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Firma del acuerdo entre Turquía, Suecia y Finlandia. Cumbre de la OTAN en Madrid (@NATO)

Leyendo las declaraciones del G7 y de la OTAN, se repite el tono altanero, prepotente, soberbio y arrogante del “amo y señor”, que no admite un orden alternativo a su propia configuración jerárquica. Un relato además hipócrita, que utiliza el drama de la guerra en Ucrania –ignorando por completo su propia responsabilidad en desencadenar ese conflicto-, pero que nunca tuvo problemas en invadir, saquear y destruir a países débiles que se atrevieron a cuestionar esa supremacía (recordemos el ataque a Yugoslavia, Irak, Siria, Libia y Afganistán, por nombrar solo los más recientes). Ese cinismo, ese doble estándar, es amparado por una gigantesca industria de comunicaciones y espectáculos, que ha sido absolutamente servil a los dictados de la dirección político-militar (OTAN).

Obviamente este bloque hegemónico, ante el surgimiento de la tendencia multipolar, busca afianzar posiciones y ampliarse, tanto económica como política y militarmente (principalmente hacia el llamado Sur Global e Indo-Pacífico), y lo hace de las siguientes maneras:

En términos militares, no olvidemos que EUA cuenta con más de 800 bases por todo el mundo y que sus flotas armadas circundan los cinco continentes. Además, continúa siendo por lejos el principal presupuesto militar del mundo (839 mil millones de dólares para 2023). En ese sentido, no les será difícil maniobrar para estrechar el cerco sobre Rusia y China, y obstaculizar la transición hacia el sistema multipolar. Por ejemplo, con iniciativas como el QUAD (Diálogo de Seguridad Cuadrilateral), el AUKUS y el ANZUS, bajo el concepto de Alianza de “Democracias Liberales” en el Indo-Pacífico. Paralelamente, y con la intención de cercar a Irán; EUA, Israel, Arabia Saudita y los Estados del Golfo Pérsico, más Marruecos, están conformando la «Alianza de Defensa Aérea de Medio Oriente» (MEAD).

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Joe Biden (EFE)

En el plano económico, como una forma de contrarrestar la iniciativa china de la Franja y la Ruta (BRI), EUA anunció –en el contexto del G 7 en junio de 2021- la creación del plan “Reconstruir un mundo mejor” (Build Back Better World – B3W) diseñado para el desarrollo de infraestructura de países de bajos y medianos ingresos. Además, el pasado 23 de mayo en Tokio, Joe Biden anunció la creación del Marco Económico del Indo-Pacífico (IPEF), un nuevo proyecto para promover el comercio y la inversión entre EUA y países de la región, y para hacer frente a la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), que es patrocinada por China.

Por su parte, la UE está promocionando su nuevo proyecto de “infraestructura” para el Sur Global, denominado Global Gateway, presentado oficialmente por la Comisión Europea (CE).

En lo político e ideológico, observamos la manipulación hasta el hartazgo de conceptos como “democracia” y “derechos humanos”, a pesar de que siguen siendo oligarquías plutocráticas dispuestas a todo tipo de crímenes con tal de mantener y expandir su poderío. Solo tres ejemplos recientes: la extradición de Julian Assange desde Gran Bretaña a Estados Unidos (donde probablemente será encarcelado de por vida); la “voltereta” del gobierno de España, que ahora prefiere aliarse con la monarquía de Marruecos, dando la espalda al pueblo saharaui al cual le arrebataron el Sahara Occidental, y la traición de los gobiernos de Suecia y Finlandia, quienes aceptaron entregar a los rebeldes kurdos al régimen de Turquía a cambio de obtener la incorporación a la OTAN.

No olvidemos que así como EUA y la OTAN financiaron, armaron y “blanquearon” a los fundamentalistas islámicos, ahora no tienen empacho en realizar la misma operación con las milicias neonazis ucranianas, las cuales son parte activa en el aparato estatal de esa nación. Recordemos que EUA y la OTAN estuvieron detrás del golpe de Estado de 2014 (EuroMaidan) que significó la entrada al poder de las organizaciones neonazis en Ucrania, las cuales durante ocho años han aterrorizado a la población de habla rusa que habita el sur-este de ese país (Donbass).

George Soros (AFP)

Un aspecto en donde el mundo unipolar todavía tiene una enorme ventaja es en el llamado “Poder blando”, que funciona por medio de la persuasión y cooptación. Cientos de fundaciones y ONG financiadas por Estados Unidos y la Unión Europea contratan profesionales en todo el mundo para realizar sus planes. Si bien estas organizaciones son tanto de tendencia conservadora (apoyadas por el Partido Republicano estadounidense y los partidos “populares” europeos), como liberales (respaldadas por el Partido Demócrata estadounidense y por socialdemócratas-liberales europeos), sabemos que aunque el bloque unipolar se vista con los ropajes de la diversidad, su ADN sigue siendo imperialista y neocolonialista.

Por lo tanto, en este bloque conviven conservadores y liberales (ambos bandos apoyados financieramente por magnates, como los hermanos Koch y George Soros, respectivamente), que, si bien disputan entre ellos, finalmente comparten el interés en expandir el capitalismo neoliberal comandado por las grandes transnacionales privadas (“Globalización”).

SOBERANISMO, MULTIPOLARIDAD Y POSTCAPITALISMO

No es de extrañar que las naciones que menos han participado en las condenas y sanciones contra Rusia sean las de África, Asia y América Latina, también los llamados Tercer Mundo, Sur Global, países en vías de desarrollo o “no alineados”. Esto se explica por los siglos de abusos que han padecido por parte de colonizadores europeos y por las intervenciones armadas (y de todo tipo) estadounidenses. Por lo tanto, podría decirse que representan –potencialmente- las cuatro quintas partes (80%) del planeta.

El núcleo de esta propuesta «multipolar» lo compone la alianza entre Rusia y China, es decir, entre potencias que más de una vez en su historia han sido invadidas por fuerzas europeas y estadounidenses. Ahora, ellas le están disputando la supremacía militar (la primera) y económica (la segunda) a “Occidente”. Podemos afirmar que esta arquitectura emergente se sustenta en la integración de dos grandes proyectos. Por el lado ruso, tenemos la Gran Alianza Euroasiática (enunciada por Vladimir Putin), y, amparada por China, la Iniciativa de la Franja y la RutaBRI– (propiciada por Xi Jinping).

Vladimir Putin y Xi Jinping

En torno a esta dupla –juntas o por separado-, se han ido configurando una serie de organismos multilaterales, tanto de tipo económico como político-militares.

Es así como, liderados por la Federación Rusa, existe la Unión Económica EuroAsiática (UEEA), el Banco Euroasiático de Desarrollo (BED) y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), además del Corredor de Transporte Internacional Norte-Sur (INSTC, que une India, Irán y Rusia).

De manera simultánea, pero impulsada por China, tenemos la Iniciativa de Desarrollo Global (GDI), que es un programa para apoyar el progreso de los países en desarrollo, promover la recuperación económica mundial en la era posterior a la pandemia y fortalecer la cooperación internacional para el desarrollo. La GDI puede verse como un mecanismo de apoyo de la estrategia general, que sigue siendo la Iniciativa Belt and Road (BRI), que consiste en corredores económicos que interconectan Eurasia hasta su península occidental, Europa.

Otras iniciativas patrocinadas por China son el CPEC (corredor económico chino-pakistaní), la Ruta Polar de la Seda, y el Banco Asiático de Inversión e Infraestructura (AIIB), así como la Asociación Económica Integral Regional (RCEP).

Uno de los desafíos más importantes para esta propuesta, y que ha adquirido mayor urgencia a raíz de las sanciones contra Rusia, es la creación de un sistema alternativo de transferencias, intermediaciones y pagos interbancarios, que funcione con una canasta de monedas respaldadas en oro o recursos naturales (yuan, rublo, rupia, etc.). Hasta el momento, los intentos más avanzados son, por parte de China, el Sistema de Pago Interbancario y Transfronterizo (CIPS), y, por el lado ruso, el Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS) y el sistema de pagos MIR. En simultáneo a este proceso, Rusia se encuentra trabajando para crear una Agencia de Calificación de Riesgo independiente.

En cuanto a los organismos creados desde un comienzo por China y Rusia en conjunto, tenemos a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que agrupa principalmente a países asiáticos.

Cumbre Brics+ 2022 Beijing

Otra de las iniciativas integradas chino-rusas y que tiene el potencial para convertirse en la principal referencia para el nuevo mundo multipolar es la organización Brics. En su etapa actual, los BRICS representan el 40 % de la población de la Tierra, el 25 % de la economía y el 18 % del comercio mundial, y contribuyen con más del 50 % al crecimiento económico global. Formado en un primer momento por Brasil, Rusia, India y China, posteriormente se sumó Sudáfrica. Actualmente tiene de postulantes a Irán, Argentina, Turquía, Arabia Saudita y Egipto.

La corriente del orden multipolar no habla necesariamente de un cambio del modo de producción capitalista por uno de orientación socialista (No se trata de una reedición del Bloque Soviético ni del Pacto de Varsovia), pero sí de la construcción de un sistema económico internacional más justo, solidario y equitativo, en que el capitalismo es considerado como medio y no como fin en sí mismo (lo que abre la posibilidad de pensar en un diseño post capitalista), más regulado y direccionado políticamente, desde la soberanía de los pueblos y sus estados-naciones, mucho más respetuoso de la diversidad cultural y de los ritmos evolutivos y raíces de cada cual (“Soberanismo”).

Si bien hay quienes perciben a esta alternativa como más “tradicionalista”, lo fundamental en la propuesta de un mundo ‘multipolar’ es la estructuración de una mayor equidad y justicia en las relaciones entre países, pueblos y naciones, con un mayor respeto por la soberanía, la autodeterminación, la diversidad y pluralidad. Obviamente en este esquema –al igual que en el otro- habrá tendencias más “liberales” y otras más “conservadoras”-, pero eso corresponde a una pugna interna dentro de cada país. Así como Europa, EUA y sus aliados han vivido sus propios procesos evolutivos en cuanto al desarrollo de movimientos por la emancipación femenina, derechos civiles, medioambientales, diversidad sexual, etc., los pueblos del resto del mundo deben ser autónomos a la hora de transitar esos caminos, pues una imposición externa (neocolonialismo) lo que consigue es un efecto contraproducente pues genera mayor reacción y “anticuerpos”.

Sin duda el aspecto más débil de esta corriente multipolar es su “poder blando”, aunque poco a poco se han ido desarrollando medios de comunicación, centros de estudio e iniciativas culturales. Desde El Ciudadano, como publicación autónoma, pretendemos contribuir con nuestro modesto aporte a esta construcción.

LATINOAMERICA: LA INTEGRACIÓN PENDIENTE

El reciente triunfo electoral de Gustavo Petro en Colombia, abre esperanzas y desafíos para un país gobernado desde su independencia por fuerzas derechistas. Un país con por lo menos siete bases militares estadounidenses en su territorio, y que es “socio” de la OTAN, pero que suma décadas de guerra contra-insurgente, narcotráfico y sicariato, y en donde casi a diario asesinan a líderes indígenas, campesinos, ambientalistas o defensores de derechos humanos.

Por su parte, AMLO en México ha mostrado su tendencia soberana en el caso del litio y de otros recursos naturales (energía eléctrica y petróleo). Ha declarado su neutralidad respecto al conflicto en Ucrania y no se ha sumado a las sanciones contra Rusia. Hizo un llamado a realizar una campaña internacional por la liberación de Julian Assange (al cual ofrece asilo político), diciendo que si EUA lo encarcela de por vida, habrá que pedir la demolición de la Estatua de la Libertad.

Argentina –presidida por Alberto Fernández– pidió formalmente su ingreso a los Brics y tanto China como Rusia han dado su aprobación, lo que es una buena señal para las naciones latinoamericanas.

AMLO y Lula

Anhelamos que esta nueva oleada “progresista” en Latinoamérica, se corone con el triunfo de Lula en Brasil (octubre de 2022). Sin lugar a dudas, la dupla AMLO-Lula, que gobernaría las únicas dos potencias emergentes de América Latina, brindaría un nuevo impulso a la integración latinoamericana, repotenciando sus mecanismos y organizaciones, como Celac, Unasur, Alba-TCP, Petrocaribe, Caricom, Parlamento Andino, Mercosur, Grupo de Puebla, Foro de Sao Paulo, etc., y retomando iniciativas financieras como el Banco del Sur y la moneda común Sucre.

Esperamos que en un futuro, América Latina y el Caribe por fin puedan funcionar como un bloque, para lo cual el mejor entorno será un sistema multipolar, en donde, como soñó el Che Guevara, junto con los pueblos de África y Asia luchemos por un mundo mejor.

El Ciudadano

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