La denuncia de Lavín que se cae a pedazos

La denuncia del ministro de Educación, Joaquín Lavín, que cuantificó en 50 millones de pesos los daños al liceo Barros Borgoño por la toma de sus estudiantes, se cayó en menos de un día

Por Mauricio Becerra

09/06/2011

Publicado en

Educación / Portada

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La denuncia del ministro de Educación, Joaquín Lavín, que cuantificó en 50 millones de pesos los daños al liceo Barros Borgoño por la toma de sus estudiantes, se cayó en menos de un día. Si fuera cierto, los estudiantes destruyeron más de 3 veces todo el mobiliario de su colegio o lanzaron por las ventanas 75 salas de clases completas cuando el colegio sólo tiene 21. La comunidad escolar acusa que Lavín y el alcalde Zalaquett inflaron las cifras groseramente y que el 80 por ciento de los daños fueron hechos por carabineros.

Quien vio los noticiarios de la tarde del miércoles 8 de junio presenció un golpe de imagen evidente: Un ministro de Educación consternado exhibía un papel en el que se detallaba la entrega de 50 millones de pesos para reparar el mobiliario dañado por los estudiantes del Liceo Barros Borgoño que se tomaron el recinto.

«Como ministro de Educación me duele profundamente haber tenido que firmar este documento y entregar $50 millones que son de todos los chilenos para reponer el mobiliario escolar, que un grupo de encapuchados destruyó en su propio colegio”

A su lado, el alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, agregaba que le daba «vergüenza» el tener que «mendigar» estos recursos. “Me duele porque hay colegios mucho más pobres que el Barros Borgoño y que llorarían por tener estos 50 millones» -agregaba ante las cámaras de los noticieros de la tarde Joaquín Lavín.

También aprovecharon la ocasión para amedrentar a los padres de los estudiantes, a quienes hacen responsable de los supuestos daños ocasionados por los alumnos. “Los que rompieron este mobiliario tienen que pagar. Y si tienen que pagar los padres, tendrán que pagar los padres. Pero no puede ser que todos los chilenos terminen pagando lo que un grupo de vándalos destruyó” -agregó.

En la ocasión Zalaquett llamó a los directores a que si “hay que expulsar a algún alumno hay que expulsarlo y la decisión tendrá todo mi apoyo”. Las palabras del ministro y del alcalde eran rellenadas en los noticiarios con imágenes del desalojo ocurrido el lunes.

Un día antes, en un llamado de portada La Segunda tituló que se había roto el 80% del mobiliario del liceo. El cálculo había sido dado por el propio Zalaquett y ningún periodista se dio el trabajo de confirmar tales cifras.

Dicho periódico aún en su sitio web tiene en la sección encuestas la pregunta: “El ministro Lavín declaró que quienes rompieron mobiliario escolar deben pagarlo y no todos los chilenos ¿Cómo castigaría usted a los jóvenes que causaron estos destrozos?”.

CÁLCULOS MÁS, CÁLCULOS MENOS

La toma del Liceo Barros Borgoño fue una de las primeras del movimiento secundario de este año. El desalojo se produjo el lunes 6 de junio y terminó con 75 estudiantes detenidos, dos de ellos heridos.

Destrozos en los vidrios del colegio que la comunidad escolar achaca a Carabineros

Como siempre las cámaras de los medios hicieron zoom a estudiantes sobre el tejado del colegio, uno que otro encapuchado y policías recibiendo guijarros y uno que otro trozo de mobiliario. Pero la agudeza de los periodistas no alcanzó para cuantificar los daños reales del colegio y ninguno le preguntó al ministro Lavín respecto del detalle de los 50 millones desembolsados.

Hubo más agudeza en la comunidad del Barros Borgoño. Rápidamente hicieron un cálculo de los daños, conteo en el que participaron profesores, estudiantes y apoderados. La conclusión fue que se perdió el 7% de las mesas y el 9% de las sillas.

Es más, la mayoría de los muebles usados fueron sacados de una bodega en el que se guardan sillas y mesas destruidas o viejas. Alexis Araya, presidente del Centro de Alumnos del liceo, cuenta que “era mobiliario fuera de uso, incluso la Dirección de Educación Municipal ya había ofrecido retirarlo a principios de año”.

Los estudiantes también acusan que los destrozos fueron hechos en su mayoría por carabineros. Nicolás Pizarro, uno de los voceros estudiantiles, sostuvo que “carabineros entró rompiendo al colegio las  chapas de los candados, entraron y revisaron todas las salas y muchas puertas que no pudieron abrir simplemente las destruían. Si entraron hasta la sala del UTP”.

Araya, quien fue detenido durante el desalojo calcula que el daño real no alcanza a más de una sala y media de clases. “Las sillas rotas fueron las que rompió la fuerza policial, también los carabineros rompían los vidrios de las salas a las que no podían entrar”. Según su cálculo un 85% de los daños corresponden a la acción de la policía.

Ismael Calderón, concejal de la comuna de Santiago, reafirma que “hay autoridades que están mintiendo a la ciudadanía diciendo que se destruyó mobiliario por 50 millones, cuando el cálculo que sacamos los alumnos, profesores y apoderados contabiliza daños que no superarían los 3 millones, considerando incluso que se trataba de mobiliario en desuso”.

Calderón además contó que hace semanas se discutió en el concejo municipal la entrega de 50 millones para comprar mobiliario y reparar el establecimiento. La calidad del mobiliario del colegio los estudiantes la definen entre buena y regular.

Claudia Pascual, otra concejal de Santiago, dijo que “el municipio tenía considerado en su presupuesto educacional en el plan de compras para este año 2011 adquirir mobiliario  antes de la movilización para todos los establecimientos de la comuna, que pasará con el saldo de los 50 millones por ejemplo esto  ameritaría incluso recurrir a la Contraloría para que investigue estas inversiones”.

Estudiantes detallan los daños ocasionados por la policía

En la tarde del miércoles hubo una reunión de 3 horas entre el alcalde Zalaquett, el Centro de Alumnos, el director del colegio y algunos profesores. La comunidad escolar le hizo ver al alcalde la inexactitud de las cifras, a lo que Zalaquett bajó el monto de los daños a 15 millones de pesos, dividido en 10 millones que corresponden a  infraestructura, como el daño a puertas, paredes, mobiliario y el techo; y 5 millones en mano de obra.

Pizarro comenta que “en la reunión bajaron el monto a 15 millones y el alcalde tuvo que retractarse de las palabras cuando calificó a los estudiantes de delincuentes”.

Claro que esta información no contó en los noticieros de la noche con la misma cobertura dada a Lavín mostrando el papel de los 50 millones.

¿QUIEN PAGA LA BOLETA?

Pedimos a dos fábricas de mobiliario escolar un presupuesto: Una de estas, Mobili, que vende a $7.480 una silla; a $17.800 una mesa para  2 personas; y a $13.800 la individual (cifras a las que hay que sumar el IVA), calculó que los pupitres para una sala de clases de 35 alumnos cuestan unos 700 mil pesos.

Otra fábrica, Metal Madera, calculó que con 50 millones de pesos puedes dotar con sillas y mesas a 76 salas de clases de 35 alumnos cada una. En total serían 2.652 alumnos con pupitre y silla.

 

Estudiante del Barros Borgoño que muestra una puerta destruida por la policía
Estudiante del Barros Borgoño que muestra una puerta destruida por la policía

Claro que el Barros Borgoño tiene 21 salas de clases en total, contabilizando las sólidas y las modulares. Es decir, y de ser ciertos los dichos de Lavín, los estudiantes del Barros Borgoño destruyeron más de 3 veces todo el mobiliario de su colegio.

Consultamos en el municipio y se nos dijo que el monto asignado con tanta publicidad corresponde a daños de infraestructura y en la techumbre. Además, ya fue formalizado el traspaso de recursos desde el Mineduc, aunque aún no se entregan.

Lo extraño es que aún hoy Zalaquett estaría cuantificados los daños, según nos señalaron en la oficina de prensa del municipio. La pregunta que cabe hacerse es respecto de la probidad pública en la entrega de 50 millones por unas reparaciones aún no cuantificadas.

Ante tamaña duda el concejal Calderón adelantó que van a recurrir a la Contraloría para que se investigue. Toda esta polémica para Araya, simplemente es porque  “están tratando de bajar la real relevancia del movimiento secundario”.

Este viernes los estudiantes del Barros Borgoño asistirán a clases para demostrar que los daños que dice Lavín no son reales y que efectivamente se puede hacer clases en dicha escuela. Más de alguno ha pedido enviar la factura a Carabineros con copia a los medios, al Alcalde y al Ministro.

Por Mauricio Becerra R.
El Ciudadano

Twitter: @kalidoscop

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