Cuturrufo: Cutu en vivo

En casi 15 minutos, sostengo una conversación telefónica bastante fluida con uno de los músicos más destacados del ámbito nacional, de las sendas del jazz y el latin jazz en Chile: Cristián Cuturrufo, quien acaba de lanzar su último disco “Cutu en vivo”, por varias ciudades de Chile el año que recién nos deja

Por Wari

14/02/2011

Publicado en

Artes / Entrevistas / Historia / Música

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En casi 15 minutos, sostengo una conversación telefónica bastante fluida con uno de los músicos más destacados del ámbito nacional, de las sendas del jazz y el latin jazz en Chile: Cristián Cuturrufo, quien acaba de lanzar su último disco “Cutu en vivo”, por varias ciudades de Chile el año que recién nos deja. Está más que claro que para ningún músico en Chile el panorama ha sido fácil, pero no por eso, la mayor parte de las bandas, han dejado de producir sus discos.

-¿De dónde viene la escuela de Cuturrufo, toda esta corriente del jazz con influencias latinas?

-Primeramente viene de mi familia, padres, tíos, abuelos, con su núcleo geográfico: Coquimbo. Toda mi génesis como músico estuvo en torno a la música popular, estudié en la Escuela de Música de La Serena, y a los 15 años me vine a Santiago. Posteriormente, en el año 1993, me fui a Cuba, a La Habana.

-¿Cómo describiría la escena de los ‘90 en Chile? Este resurgimiento tras la dictadura.

-Mira, en ese periodo, estaba todo tapado, sentimos una especie de explosión, de apoyo, pero a la vez, preocupación, porque al comienzo había un poquito de envidias, pero con el proceso todo fue cambiando, fueron solo los primeros años.

-¿Y dónde tocaban?

-Tocábamos en el Club de Jazz de Santiago, fue nuestra cuna; allí compartíamos con grandes músicos que yo admiro mucho, como Harry Espinoza y Daniel Lencina, entre otros.

-Cristian, a la fecha, con “Cutu en vivo” ya son 11 discos editados junto a su banda: ¿Me podrías comentar cómo fue su primera producción, su primer disco?

-Bueno, mi primer disco, tuve la suerte de tener a la mano colaboraciones de músicos como Pancho Molina, Cristian Gálvez o Ángel Parra. O sea, con gente que desde el ‘90 en adelante me había desarrollado casi ya más de10 años cuando aparece este disco el año 2001. También la madurez que uno agarra estudiando afuera es parte de este empuje.

Ahora, ese como primer disco es regalón, y cuando uno ahora lo escucha, se pregunta cómo podía tocar así, en ese tiempo (risas). Además, lo difícil que era hacer un disco. Todo estuvo de la mano de autogestionar. Pero también, para ese disco, en temas de licencia, nos apoyó el sello Mix Sur, era como una co producción. Pero en el fondo los discos siempre se hicieron con la idea de la autoproducción, casi todo salía de los bolsillos propios, y sigue funcionando casi bajo la misma lógica.

-Su disco “Cutu en vivo” -grabado en el Festival de Jazz de Providencia 2010- se presentó en Linares, Conce y otras provincias: ¿Cómo lo recibió la gente en Chile?

-Bueno, ahí te das cuenta lo que se ha masificado y, de alguna manera, lo que ha llegado naturalmente por el marketing de mi nombre, o por un asunto de que increíblemente uno no se imagina no más cómo llega esta influencia a ciertos lugares.

-Por cierto…

-Ahora, en Linares hay familias que cultivan el jazz, por ejemplo La Casa Grande, es un lugar donde hay gente preocupada de tener jazz, es un trabajo familiar parecido al que nosotros tenemos en La Serena; gente que intenta estar al día por Internet u otros medios y el resultado, por ejemplo, es que para el lanzamiento el local estaba repleto. Ahí uno vuelve a decir: ¡Oh, qué buena! el fenómeno que se está provocando.

Así, también en Valparaíso, Caldera, Copiapó, es impresionante ver ese apoyo de la gente que va, consume, compra tus discos. Es un mercado logrado que me tiene muy orgulloso y contento, que hay que seguir dándoselo a las personas.

-¿Qué le parece la expansión de otros estilos a través de sellos independientes -ninguno en particular-, pero que han ayudado a expandir el espectro de la música chilena; como la cueca, la cumbia chilombiana, etcétera?

-La libertad es que tenga variedad lo que está pasando. También, lamentablemente, todas estas corrientes están ligadas a una despreocupación impresionante de la calidad de los músicos que están haciendo estos proyectos. Entonces, de alguna manera se transforma, si bien es una cosa innata, en mal lúdico, como que se van un poco al chancho. Por ejemplo, hay unas antologías-cumbia de Tommy Rey, o he escuchado otras bandas grandes que están haciendo temas más gitanos…, me parece increíble la variedad que hay pero no así la calidad. Es muy personal y espero no estar equivocado, lo de aquí es muy criollo no más, y tiene poca salida internacional. Podría ser de mejor calidad de interpretación, pareciera que está de moda tocar como chiste versiones antiguas, es como la tónica, casi una sátira, involucionado.

-Para finalizar ¿Algún proyecto en frente?

-Estamos haciendo como una marcha blanca en realidad, yo tengo como 8 a 10 alumnos de trompeta, pero estamos partiendo, la verdad, sin tener aún nada concreto. La idea es formar una academia tirando para escuela. Que no sea solo tener alumnos de trompeta, sino también que hay gente, que se comunica, interesada en aprender bajo, batería… Entonces, estamos viendo poder incursionar en la parte académica, con intercambios con otros artistas, y que exista esta escuela de música popular.

www.cristiancuturrufo.cl

Por Pía Sommer

El Ciudadano Nº94, primera quincena enero 2011

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