Darío Teitelbaum, dirigente de la izquierda sionista internacional

“Estamos en un proceso de ruptura de algunos paradigmas políticos israelíes”

Los resultados de las elecciones parlamentarias en Israel, celebradas el pasado 17 de septiembre, tienen a esa nación envuelta en las tentativas de formar gobierno por segunda vez en el año

Por Wari

31/10/2019

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Los resultados de las elecciones parlamentarias en Israel, celebradas el pasado 17 de septiembre, tienen a esa nación envuelta en las tentativas de formar gobierno por segunda vez en el año. Conversamos con Darío Teitelbaum, secretario de la Unión Mundial de Meretz y coordinador del trabajo político para el exterior de ese partido de la izquierda sionista, quien además ha sido dirigente en organizaciones juveniles, pacifistas, de derechos humanos y de los kibutz.

La entrevista se realizó el pasado 5 de octubre en un departamento ubicado en el Barrio Bellavista (Santiago de Chile), con el propósito de analizar la situación en Israel y el Medio Oriente, tras las últimas elecciones generales para renovar el parlamento israelí (Knesset).

Si bien los comicios debían celebrarse en noviembre, fueron adelantados para el 9 de abril, oportunidad en que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, no logró formar gobierno. Por esto, el 30 de mayo se llamó a unos nuevos sufragios, que se efectuaron el 17 de septiembre del presente año.

En estos momentos, ante las dificultades de formar una coalición de gobierno -responsabilidad que ahora recae en Benny Gantz-, se asiste a la posibilidad de que se deba convocar a una tercera elección.

Todo este proceso se desarrolla en un contexto regional marcado por el recrudecimiento del conflicto armado en Siria (ataque de las fuerzas armadas turcas contra las posiciones de las milicias kurdas en el norte del país), y por la persistencia de la guerra en Yemen, que enfrenta a los aliados de Arabia Saudita con las fuerzas hutíes apoyadas por Irán. A este escenario, habría que agregar el empeoramiento de la situación en la Franja de Gaza y en los territorios ocupados por Israel en la Cisjordania, así como protestas masivas en Líbano e Irak.

Darío Teitelbaum (57 años) es secretario de la Unión Mundial de Meretz y coordinador del trabajo político de izquierda fuera de Israel. Además, ha tenido un rol destacado en organizaciones pacifistas y de derechos humanos en la nación hebrea, así como en el movimiento juvenil Hashomer Hatzair y en las orgánicas de los kibutzim. El Ciudadano conversó con él hace casi cinco años y medio y quisimos saber su opinión sobre lo que en estos momentos ocurre en Israel y el Medio Oriente.

DONALD TRUMP E IRÁN

Consultado sobre cómo ha afectado en Israel y el Medio Oriente la actuación de Donald Trump como presidente de EUA, Teitelbaum manifestó: “El gobierno del Presidente Trump–que ahora está bajo el proceso de impeachment-, rompe con toda norma escrita o no escrita de diplomacia, de trato entre países, de la capacidad de tener confianza institucional. Y el plan de Trump, el ‘Acuerdo del Siglo’ se va a descubrir como una cáscara vacía de contenido y va a pasar a segundo plano”.

En cuanto a la amenaza que para Israel representa el poderío militar de Irán, el dirigente de Meretz señaló: “La cosa más importante de todo esto, para mí, es que si bien la táctica israelí fue derogar el acuerdo entre Estados Unidos e Irán y los países europeos, respecto al desarrollo del potencial nuclear del país persa, lo cierto es que de tanta preocupación por lo nuclear, hoy hay a 232 km del límite israelí, unidades iraníes con misiles de producción rusa S-300, que tienen alcance a cualquier punto de Israel; quiere decir, que estábamos muy preocupados por lo no-convencional y tenemos lo convencional en el patio trasero de casa”.

NETANYAHU – LIKUD

-Benjamín Netanyahu ahora gobierna 10 años consecutivos (desde 2009), y gobernó tres años antes (1996-99), por lo que se ha convertido en el político que más tiempo ha sido primer ministro en Israel (sólo comparable a David Ben-Gurión). ¿Cómo explica este hecho, tomando en cuenta todas las acusaciones de corrupción que penden sobre él?

-Yo creo que Netanyahu, como un hábil político, ha develado alguna clase de ADN de la sociedad israelí, y que eso le permite gobernar tanto tiempo. Hay que decir, de manera muy clara, que Netanyahu mantiene el gobierno porque la derecha israelí –social, política, ortodoxa, de los mesiánicos-, entiende que él es el único que le va a dar gobierno a ese sector, y en esa visión, él es irreemplazable.

La gran carta que Netanyahu juega en su camino de victimización, es decir: “todo el mundo me acosa”, haciendo unos paralelismos históricos con el rol de los judíos en el pasado, y agrega: “me acosa el sistema judicial, por intermedio de la policía, por intermedio de los medios, por intermedio de las ONGs izquierdistas que son pagadas por gobiernos extranjeros, para hacer una campaña de descrédito de Israel”, y todo eso logra amalgamar alrededor suyo a todas aquellas personas que se sienten tan víctimas como él. Y eso, de cierta manera le da la fuerza política; por detrás de esto no hay nada ideológico pues Netanyahu es un pragmático.

No tiene nada que ver con lo bélico; él tiene temor a la caída de soldados israelíes. Netanyahu es muy cuidadoso en ese tema, es decir, más allá de su expresión, él trata de que los pasos militares sean medidos y lejanos, y esto tiene que ver más que nada con su carácter, no necesariamente con una estrategia.

Y, al lado de esto -hay que decirlo, porque no hacerlo sería falsear la realidad-, Israel tiene todos los elementos de país pujante; logró pasar la crisis económica mundial de 2008-2009 como uno de los mejores. Hay una sensación general de bienestar económico, que en realidad no depende de las acciones del gobierno, tales o cuales.

Y dentro de todo este marco, si uno ve, por un lado, Netanyahu da respuesta a las necesidades identitarias de la gente que puede o que quiere identificarse con algún modelo exitista; por otro lado, hay una sensación de bienestar. Aunque también hay sectores que no están en bienestar, que son los árabes, los ortodoxos -porque son muy pobres-, las zonas limítrofes -porque se encuentran amenazadas, especialmente en mi zona, la zona del sur de Israel, alrededor de la Franja de Gaza-; nosotros podemos comprender desde ese lugar, cómo Netanyahu sigue manteniendo un nivel de apoyo que lleva en las últimas elecciones a conseguir 32 escaños de 120.

Habiendo dicho esto, tenemos que tener en cuenta que estamos hablando del sector de derecha, no solamente de Netanyahu; él está en su centro, y eso permitió que nazcan alrededor de su persona, y alrededor del Likud, partidos extremistas, con un ministro de Transportes que habla de volver a las leyes de la Torah, o con un ministro de Educación que piensa que se podrían hacer tratamientos para curar homosexuales, o con gente que apoyó la idea del rabino [Meir] Kahane de expulsar a todos los árabes, y que casi entró al parlamento; hay algo que excede el asunto de Netanyahu.

RUPTURA DE PARADIGMAS

-¿Cómo analizas los resultados de las últimas elecciones en Israel?

-Primero que nada, estamos en un proceso de ruptura de algunos paradigmas políticos israelíes; yo diría centralmente dos: uno, la transformación de un partido [Israel Beitenu, liderado por Avigdor Lieberman] que era siempre del ala derecha, muy nacionalista, apoyado por la población rusa en Israel, que, de repente, o en los últimos años, pero muy fuerte ahora, coloca la agenda laica secular de Israel, y que dice que no está dispuesto de ninguna manera a sentarse con ningún factor ortodoxo dentro de la coalición de gobierno.

El segundo cambio muy significativo es que en Israel se trató de minimizar el voto árabe; una de las maneras que se lo hizo fue por medio de la ley, subiendo el umbral electoral, es decir, el mínimo que tienes que tener para entrar en el parlamento, que en este momento en Israel son cuatro bancas. Y por el otro lado, con muchos métodos legales -porque fueron legislados-, pero ilegítimos, porque atentan contra el espíritu de la democracia misma, como, por ejemplo, meter cámaras dentro de los recintos eleccionarios -no en el cubículo donde uno vota-, es decir, generaron una situación en la cual tenemos un sospechoso inmediato: los árabes. Y todo esto, en realidad provocó un resultado contrario, es decir, hubo un voto masivo, 11,8 % de la población israelí votó a la lista árabe unificada, la que consiguió 13 escaños en el parlamento.

Esta Lista Conjunta es un engendro muy complicado, que coloca por un lado a comunistas, y, por el otro, a nacionalistas árabes, tradicionalistas en lo religioso, ‘bigamistas’, etc. Pero, de todas maneras, esa es la estructura actual y ahí ellos hacen, como resultado de la última elección, un paso muy valiente, y dicen: “Nosotros estamos de acuerdo en apoyar la posible candidatura –todavía no la elección-, de [Benny] Gantz, que es el contendiente de Netanyahu por la coalición Azul y Blanco [Kajol Lavan]. Esto cambia el estatus de ellos dentro de la política israelí y creo que responde a un clamor popular, no para mejorar la situación de la población árabe-israelí -que es el 20%-, sino para integrarse más a la sociedad israelí en todo sentido, también a nivel de los derechos, y también a nivel de algunas obligaciones que no tienen una contradicción profunda con su condición de palestinos o árabes.

“UNIDAD NACIONAL”

-Hasta ahora no se ha podido formar un gobierno y se ve complejo, ¿ves alguna solución viable o se profundizará la crisis política en Israel, teniendo elecciones por tercera vez en menos de un año?

-Está muy complicado porque hay vetos mutuos, es decir, el partido de Lieberman dice que no se sienta con los ortodoxos; y el Kajol Lavan, que es el partido mayoritario frente al Likud, dice que no está dispuesto a sentarse con un personaje (Netanyahu) que sobre su cabeza penden causas judiciales, pero sí están dispuestos a que haya una rotación en el cargo de primer ministro, por el empate entre las dos fuerzas centrales. Y también hay partidos que se llaman “panqueques”, porque se dan vuelta, que podrían estar en este o en otro lugar.

Lo que queda más claro de todo esto es que lamentablemente se trató de instalar la idea de que los resultados de las elecciones significan que el pueblo quiere unidad nacional, y esto no solamente es falso, sino que condiciona toda la estructura política para que todos trabajen para eso. Y, al contrario, votaron de manera muy clara 33 bancas de Kajol Lavan (Gantz), y 32 bancas del Likud; ellos juntos son más de la mitad del parlamento. Nada indica que esto sería un gobierno de “Unidad Nacional”.

Y existe la posibilidad de formar un gobierno de centro izquierda, con la colaboración de los partidos ortodoxos; es como si yo estuviera hablando sobre un oxímoron político, pero no lo es. Yo creo que Gantz piensa que tratar de formar esta clase de gobierno lo quemaría políticamente para el futuro, porque la derecha o el centro israelí diría que él está dispuesto a hacer un gobierno con la lista unificada (árabe-israelí) o por lo menos recibir el apoyo de ellos desde afuera; de manera que este escenario es el menos probable de todos. Un escenario parecido en 1992 nos trajo los Acuerdos de Oslo y el reconocimiento de los palestinos del derecho de Israel de existir y el cese del uso del terrorismo contra Israel, es decir, vamos a ponernos en contexto: no solamente es posible, inclusive podría ser bueno.

BENNY GANTZ – ‘AZUL Y BLANCO’

-¿Son realmente diferentes las políticas que pueda tener alguien como el candidato Benny Gantz, ex comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa de Israel, con respecto a los territorios ocupados, Hamas, y el conflicto árabe-israelí en general?

Evidentemente Gantz no es Netanyahu, es una persona mucho más moderada, lo podemos ver de todas las expresiones a lo largo del tiempo; pero de todas maneras, él está dentro de lo que sería el consenso posible que apoye la paz. Qué quiere decir esto: más o menos, los límites del tratado de Ginebra, con anexión de ciertas zonas y con alguna clase de intercambio en otros, lo que se llama el Swap, de un cuatro a cinco por ciento de los cordones urbanos que están alrededor del límite occidental de Israel, es decir, alrededor de Jerusalén y de la ciudad de Kfar Saba, alrededor de la zona del Sharon y también en zonas del norte. Esto no es una cosa que aparece todavía con una expresión clara.

El problema no es solamente Gantz, sino que es su partido, el cual es una mezcolanza ideológica, política, es decir, acá tienes tres ex comandantes en jefe del ejército de Israel [Benny Gantz, Moshé Yaalón y Gabriel Ashkenazi] y con una concepción de seguridad absolutamente diferente; con un tipo muy de derecha [Moshé Yaalón] que fue ministro de seguridad de Netanyahu. Por eso, cuando hablamos de Gantz no podemos solamente circunscribirlo a él mismo sino a su entorno político; pero evidentemente yo a veces digo que Gantz, el partido Kajol Lavan, es una clase de derecha de buenos modales.

Esto no se puede juzgar desde el discurso, se va a poder juzgar solamente desde la acción si conforman gobierno, sea propio o de unidad nacional, o lo que sea, porque después de dos elecciones y quizás frente a una tercera posible, ya estamos muy agotados de los discursos políticos que tratan de captar votos pero no logran pasar más allá de eso.

MERETZ – ‘UNIÓN DEMOCRÁTICA’

-Meretz, tu partido, entró a penas al parlamento con cinco escaños, salvándose así de desaparecer, ¿sigue siendo relevante el sionismo de izquierda; crees que la izquierda israelí pueda superar la crisis en la cual está?

Meretz es más que una fuerza política, es una fuerza moral, y su tragedia es que no siempre logra correlacionar su reconocida importancia -como un sector, más allá de pro paz, impoluto a nivel de sus miembros en el parlamento-, con los votos, porque siempre hay una misión más urgente que votar a Meretz, como bajar a Netanyahu, por lo menos en los últimos 10 años.

Yo no estoy seguro de que la pregunta tiene que ver con Meretz directamente, si no que la formularía de esta manera: Si hay lugar para dos partidos de alguna clase de izquierda social -seguramente de izquierda política-, entre Kajol Lavan -que hoy se transforma en un súper market de ideas, muy clásico; es el partido Demócrata de Israel en ese sentido, que incluye un amplio cambio de ideas-, y la lista árabe unificada (Lista Conjunta). Aunque en esta lista hay también judíos, está el Partido Comunista israelí, es decir, es un poquito erróneo decir la lista árabe unificada, es la lista unificada.

¿Hay necesidad de dos partidos que tienen tantas similitudes, a pesar de que tienen tantas diferencias? Y yo creo que esto, si nosotros estuviéramos frente a terceras elecciones, podría ser un futuro cambio de paradigma, es decir, la desaparición del tradicional Partido Laborista israelí, que fue el que fundó el Estado, y con gran vocación de gobierno -incluso cuando tenía seis miembros del parlamento-, y el Campo Democrático, que es la base de Meretz hoy en día. La crisis que ocurre me parece que va a llevar a generar una clase de izquierda unida; no va a ser exactamente Meretz, no va a ser exactamente laborismo, va a ser algo en el medio.

Yo no quiero atribuir o globalizar fracasos; es muy fácil correr a decir qué es lo que ocurre con la izquierda en el mundo, etc. Quiero decir, en el contexto de 53 años de ocupación, estamos frente a un sector que maneja la tarea contra la ocupación, por la democracia, por la plena igualdad –no solamente igualdad, sino construcción de una sociedad conjunta con la población árabe-israelí-, que vive alguna clase de cansancio. Ante las urgencias no hay suficiente debate; cómo pensar la nueva izquierda israelí, porque vivimos de urgencia en urgencia, y de elecciones muy cercanas unas a las otras, y uno no hace esos debates antes de elecciones pues hay que salir a ganar votos.

Habiendo dicho todo esto, yo creo que Meretz tiene un rol inevitable en la sociedad israelí, que también ‘puentea’ entre el centro israelí y la población árabe-israelí; es un lugar de nexo, no solamente desde lo político sino también desde la acción social, de instituciones que se dedican a este tema, de representación del campo de la izquierda en el mundo.

-¿Qué diferencias fundamentales mantienen ustedes con Hadash y con Maki (PC), que forma parte de la Lista Conjunta con partidos palestinos?

-Por detrás de los nombres y las denominaciones, existen miembros del partido, existe la población que apoya estos sectores, que va más allá de ser partido comunista o partido de izquierda sionista. Creo que en muchos temas tenemos una gran cercanía, una gran simpatía con Hadash -como ex partido comunista con agregados de la sociedad árabe-israelí; junto con esto, yo creo que todavía las diferencias residen en la concepción del sionismo. Y, lamentablemente, políticamente hablando, en los últimos tiempos, alguna clase de colaboración que tuvieron con Netanyahu, especialmente cuando éste, después de las elecciones de abril, disolvió el parlamento, y ellos lo apoyaron en esto, un poco rompiendo lo que era la idea de la izquierda de no ir a elecciones nuevas. Entonces, creo que tenemos muchos puntos de cooperación, y muchos valores en común, y otros que no compartimos; pero tenemos también esa tradición latente en las izquierdas de atomizarnos.

-En estas elecciones Meretz fue en una lista junto al partido Democrático, y al Movimiento Verde de Stav Shaffir, lo que le permitió superar el mínimo para entrar a la Knesset. Sin embargo, el discurso del partido, en materias fundamentales como la ocupación, prácticamente desapareció en la plataforma de Unión Democrática. ¿No fue el costo político demasiado alto al unirse con partidos más centristas?

-Primero, yo creo que no tiene nada que ver con una cosa de plataforma, que son cosas obsoletas, vivimos una política dinámica, en la cual desde el set de valores se dan respuestas a las circunstancias, teniendo básicamente el consenso de que Meretz sigue siendo el partido que apoya la idea de dos estados para dos pueblos, de igualdad absoluta en términos no solamente individuales sino colectivos de los árabes-israelíes. Es decir, es cierto que el nivel de intensidad de la presencia del tema de la ocupación ha bajado, porque en realidad no fue el tema de las elecciones; el tema de las elecciones fue Netanyahu o no Netanyahu.

Habiendo dicho esto, de todas maneras el tema sí estuvo presente, Meretz trató de instalarlo en la medida de que pudo hacerlo, y no nos olvidemos que los medios hegemónicos israelíes estaban con sus ojos puestos en Netanyahu, en Gantz y en Lieberman. Dedicarse en este proceso eleccionario a matices de si dos estados para dos pueblos, con tal o cual división, no era la agenda de estas elecciones, pero yo creo que las convicciones básicas de los miembros de Meretz no cambiaron.

Dicho sea de paso, al frente conjunto que creamos en el Campo Democrático se incorporó también el ex vice comandante del ejército de Israel, Yair Golan, general retirado, y que viene con posturas muy interesantes; quizás es muy difícil leerlas desde la cultura política latinoamericana, pero que evidentemente es una persona de paz y le agrega alguna clase de legitimidad desde el tema de seguridad a Meretz.

LABORISTAS – AMIR PÉRETZ

-¿Qué diferencia realmente a “Unión Democrática” del pacto “Laborista-Guesher”?

-El pacto del laborismo es meramente alguna clase de oportunismo; yo creo que la historia va a juzgar a Amir Péretz como quien no unió la izquierda de Israel, aliándose con una derechista política (Orly Levy, partido Guesher), con tintes sociales y de políticas de género interesantes. Pero, no obstante, no estamos hablando de ninguna manera de un partido de izquierda, es una amalgama que generó el laborismo que poco tiene que ver con su historia, y que seguro tiene poco que ver con la postura política de Meretz.

Es cierto que si Amir Péretz hubiera cumplido lo que se estaba programando, de hacer una unión junto con Meretz, presentarnos en conjunto, esto podría haber sido un gran impacto a nivel electoral, y también para refrescar la sensación de la izquierda, de escaparnos un poco de algunas frustraciones que tenemos y decir “aquí estamos, unidos, no solamente para derrotar a Netanyahu, sino que para presentar juntos una alternativa para Israel en todos los aspectos”, y, lamentablemente, la mezquindad política de Amir Péretz lo evitó.

SIONISMOS

-¿Cuál es la característica particular que hoy diferencia al sionismo de izquierda del resto del sionismo, de derecha y extrema derecha? ¿Tiene sentido el sionismo hoy en Israel?

-Primero que nada, no estoy seguro de que cuando hablamos de sionismo todos hablamos de la misma cosa, es decir, la visión sionista de la cual yo provengo es una definición incluso revolucionaria del movimiento de liberación del pueblo judío. Yo siempre vi mi sionismo como plasmar alguna clase de voluntad -no necesariamente basada en el derecho-, del pueblo judío de normalizar su situación y que el Estado sea el vehículo para eso y no el objetivo. Eso hace la gran diferencia entre el sionismo social, que yo apoyo, y el sionismo nacionalista, el cual repruebo. Yo quiero que haya un Estado judío -democrático por supuesto-, que evidentemente no es el Estado judío que quiere Netanyahu.

Coexistencia es una cosa muy mínima, de falta de alternativas; yo quiero una sociedad conjunta, en la cual no hay ningún motivo para que la colaboración entre miembros de esta sociedad sea en base étnico, racial, de credo, etc. Esto no es cantar ‘Imagine’, esto es decir que la idea de la coexistencia es el piso mínimo de lo que podría ser la sociedad israelí, y que yo pueda decir y que el árabe pueda decir que somos un pueblo, que somos un pueblo israelí que deviene de culturas diferentes, credos diferentes, y el desarrollo histórico nos llevó a ser un pueblo en el cual tenemos más coincidencias ciudadanas que diferencias étnicas, raciales, etc.

Lo que estoy diciendo ahora –eso sí es un poquito ‘Imagine’-, no creo que es una cosa inalcanzable, porque tengo mucho más en común con amigos, organizaciones, árabes, que con judíos que están en las colinas de Judea y Samaria y están planeando cómo construir el Tercer Templo. Yo tengo mucho más que ver con árabes que piensan como yo, parecido; tengo disidencias con ellos, pero seguramente están mucho más cerca de mí, y esto no tiene nada que ver con el hecho de ser judíos o ellos ser árabes.

UNO O DOS ESTADOS

-Dado el avance de la construcción de asentamientos en territorios palestinos y la expropiación de tierras palestinas, ¿es posible aún imaginar la conformación de dos Estados para dos pueblos?

-Yo ampliaría la pregunta y diría que si la situación es irremediable o si es irreversible, y creo que va a depender de la voluntad política que se genere a partir de la dinámica del acuerdo. Cuando asumió [Isaac] Rabin y puso en práctica diálogos que posteriormente llegaron a acuerdos de paz con los palestinos, hubo un cambio de opinión en la población judía en Israel, hasta que cerca de firmarlos se llegaba a altos niveles de aceptación del acuerdo, que va mucho más allá del voto político; recibió el 70% de aprobación cuando en realidad el laborismo era un poco menos del 40% de los votos.

Es cierto que estamos hablando de 250 mil colonos más –en ese momento se hablaba de alrededor de 150 mil y ahora se habla de alrededor de 400 mil, 300 mil de los cuales están en los bloques de población al lado de la Línea Verde-; es decir, los palestinos ven la situación de una manera irreversible, y más sectores judíos también. Yo creo que esto tiene otras salidas que todavía no se pensaron, y que tienen que ver con desdoblar el tema de la ciudadanía y de la residencia, o que los acuerdos lleven a la situación de que la mayor parte de la población judía posible quede dentro del Estado de Israel -y esto ya está previsto en los tratados de Oslo, de hacer intercambio de territorios, de un cuatro al cinco por ciento.

Esto no soluciona dos problemas centrales, que son: los asentamiento más dispersos y más lejanos de los bloques, y el segundo tema es el de Jerusalén. Pero nosotros sabemos qué ocurre cuando se generan dinámicas positivas; esto es una cosa que va a causar muchísima oposición; quizás nos podría colocar al borde -Dios no quiera-, de alguna clase de desobediencia ciudadana violenta; pero estamos tan clavados en la situación actual que ni siquiera se prevén ahora dinámicas de estas clases. Mientras esté Netanyahu en el gobierno no solamente que no va a ver diálogo con los palestinos, no se van a aceptar tampoco iniciativas internacionales como la de la Liga Árabe, que si bien no soy devoto de esta propuesta, pero es una muy buena base para dialogar.

-De facto se está llegando hacia la solución de un solo Estado en el cual habría una especie de apartheid.

-Vamos a llevar estas preguntas, estos dilemas, a las últimas consecuencias, y de ahí tratar de aprender qué es lo que podría surgir en camino a ello. La última consecuencia que tiene este dilema es si en el futuro Israel va a ser un Estado democrático hasta la Línea Verde y un Estado no democrático –no necesito decir apartheid- de la Línea Verde hacia el oriente, o si va a ser un Estado binacional que pierda el sentido del Estado judío.

Y yo quiero explicar por qué yo estoy a favor de dos estados, porque yo creo en las aspiraciones nacionales de los pueblos, y reconozco la aspiración nacional de los palestinos, y creo que todo resultado que no dé respuesta a estas aspiraciones, tal cual están expresadas hoy por la clase política, en realidad puede ser que sea alguna clase de solución de camino, pero si queda por el lado palestino el derecho de autodeterminación y esto se termina en un solo Estado conjunto, dónde está la autodeterminación, dónde está la capacidad real de ellos tener un Estado, que se merecen, de manejarlo desde la visión política de ellos, sin intromisiones, sin limitaciones políticas; yo creo que en ese sentido los palestinos se merecen tener un Estado al lado de Israel y no dentro de Israel o como parte de Israel.

El gran dilema es si dada la situación de 53 años de ocupación, un panorama adverso desde lo internacional, un Irán fortaleciéndose, con la conjugación de lo que ocurre en el mundo a nivel migratorio, si la visión de un Estado conjunto aporta realmente a las expectativas y aspiraciones. Yo, personalmente, creo que no.

El mundo no va a admitir, de ninguna manera, que Israel anexe territorios sin otorgar derechos cívicos completos a quienes han anexado con el territorio; yo creo que gran parte de Israel tampoco lo va a aceptar, y tenemos que alejarnos de todo pensamiento mesiánico de, por un lado, la destrucción del Estado de Israel, la deslegitimación del Estado de Israel, y, del otro lado, de la opción de que haya una nueva conquista árabe en la zona del Medio Oriente.

Espero que esto de respuesta a la complejidad del postulado; quiero agregar que yo percibo en la Autoridad Nacional Palestina -con la que Meretz dialoga-, que existe una gran voluntad a favor de un acuerdo político, y también ellos reconocen un temor frente a los extremistas de su propio bando, y también del extremismo judío-israelí que amenaza de cierta manera -no en las mismas intensidades-, a la estabilidad de la zona.

AUTORIDAD NACIONAL PALESTINA

-En el lado palestino, ¿se vislumbra algún líder que pueda seguir la senda de Abu Mazen cuando éste ya no esté?

-Yo creo que es el gran temor que tienen todos los palestinos, pero no nos olvidemos que un temor parecido existió antes de la muerte de Arafat también. Abu Mazen, contrariamente a lo que dice el gobierno de Israel, es el partner con el cual se puede dialogar y tratar de crear un ambiente propicio.

Hay una organización muy interesante, que se llama la Comisión de Cooperación con el Pueblo de Israel; es gente hermosísima, que no deja una piedra en Israel sin darla vuelta para encontrar más y más simpatizantes a la causa de la paz; es gente que paga precio por eso; trabajan con el pleno apoyo de Abu Mazen; vienen donde los invitamos a que vengan a dar una charla, en una ciudad, en un kibutz, en un moshav, vienen, y se habla en términos de paz.

Hay una clase de consenso de que el heredero visible de Abu Mazen está en la cárcel de Israel; su nombre es Marwan Barghouti.

Creo que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) está pasando un proceso muy complejo de ingreso a su territorio de fuerzas muy extremistas, guiadas especialmente por la Yihad Islámica y por Hamas, ante las cuales la Fatah no tiene otra salida que reprimir, de manera que en este momento también hay una gran represión dentro de lo que es los territorios ocupados, en Cisjordania, con muchos casos de violación a los derechos humanos.

BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones)

-Vemos que el conflicto en general y la ocupación y los asentamientos en particular, se han ido perpetuando, normalizando e intensificando en el tiempo. Al parecer la solución a dichas injusticias no es interés de los gobiernos israelíes, y los palestinos es poco lo que pueden hacer al respecto, más allá de la denuncia internacional a su situación. En ese contexto, ¿por qué un movimiento no violento como el BDS es tan mal visto por los israelíes en general, incluso los disidentes?

-Esto requiere alguna clase de deconstrucción. Cuando decimos “los palestinos” alguien podría pensar que estamos hablando de alguna estructura gubernamental o algún sentido común de conjunto y no es tal. La diferencia es abismal entre la gente que vive en la Franja de Gaza, la gente de está en la Cisjordania y los palestinos que están en la diáspora, inclusive los de la chilena, si la es. Y todos responden a diferentes intereses. Gaza no tiene nada que perder; Cisjordania tiene mucho que perder, y los palestinos o la política que apoya la causa palestina fuera de la región, no logra cobrar un rol proactivo y productivo, es decir, fuera del tema de la protesta, que me parece natural.

Todavía no encuentro una explicación de por qué el BDS podría aportar a acercar la paz en Israel, que me parece que tendría que ser el objetivo. Porque yo creo que hay que decidir: o uno quiere hacer justicia o uno quiere hacer paz; no estoy seguro que las dos cosas funcionen al mismo tiempo. Y yo, personalmente, persigo por sobre todo la paz en el Medio Oriente.

Yo creo que parte de las izquierdas en el mundo y parte de la izquierda chilena cumple un rol negativo respecto a la posibilidad de gestar la paz. El concepto de la empatía, que tiene que estar en el centro del humanismo, está absolutamente desaparecido del pensamiento político; son mundos que ni siquiera contienen los 50 grados de grises que tendría que observar justamente la izquierda, que tiene la capacidad de análisis y de desarrollo de pensamiento, y esto es lamentable.

Me parece inadmisible que en el momento que la ANP no boicotea a Israel, interactúa en muchos campos con la sociedad israelí, y expresa un anhelo de llegar a un acuerdo -que también tenga elementos de reparación histórica, pero que más que nada dé futuro a la población-, en otros lugares del mundo el único camino que se encuentra es el boicot contra Israel; no es productivo, no es positivo, causa antagonismo, y yo creo que se podría tratar de pensarlo de otra manera.

INTERNACIONAL SOCIALISTA

-¿Qué parte de la Izquierda ha entendido mejor lo complejo de la realidad?

-Hace dos meses y medio estuve en la Internacional Socialista, que se celebró en la ciudad de Ramala -una ciudad pujante-, donde se debatió el tema del Medio Oriente, con algunos resultados bastante sorprendentes, de manera que tiene un rol interesante. El jefe de las negociaciones de los palestinos fue Nabil Shaath, quien prácticamente escribió el Acuerdo de Oslo, y nos vino a visitar el presidente de Palestina, Abu Mazen, y nos dirigió la palabra.

Había delegaciones de varias partes del mundo, y una compañera de Brasil -que es una líder de un movimiento de mujeres que tiene dos millones de participantes-, en el encuentro de finalización dijo lo siguiente: “Hasta ahora, mi posición era absolutamente anti-israelí, a ultranza -no entra en casa nada israelí, todo lo de Israel es negativo-. Después de estar aquí, escuchar a los parlamentarios de Meretz, escuchar a los parlamentarios de la Lista Conjunta, yo creo que tengo un rol como izquierda brasileña diferente, de apoyar justamente a los disidentes de Israel y no condenarlos como condeno al gobierno de Netanyahu”. A mí me pareció muy superador eso.

LEY DEL ESTADO-NACIÓN

-¿Qué posición tiene “Unión Democrática” en temas tan fundamentales como la Ley del Estado-Nación, que ha institucionalizado la discriminación de los palestinos y otras minorías en Israel?

-En estos cinco años la población árabe-israelí ha sufrido los efectos de leyes -en realidad meramente declarativas-, que empeoraron su situación y causaron ira, con decisiones que rayan lo antidemocrático, como la ‘ley Estado-nación’, que es una de las primeras leyes que tiene que ser abolida inmediatamente después de que Netanyahu caiga.

No estamos hablando de una discriminación, estamos hablando del des-reconocimiento de los derechos colectivos, es decir, esto no afecta lo individual; no por eso quiero decir que estoy de acuerdo, como ya dije, es la primera ley que habría que derogar en Israel. Pero hay que decir que la intención central de ella fue de un malestar político muy acorde con las expresiones xenofóbicas en Europa, de que “ustedes no son deseados aquí”.

Por ejemplo el árabe, que hasta ahora era idioma oficial de Israel; según la ley, es un lenguaje de primera categoría, pero el lenguaje oficial de Israel es solamente el hebreo; hace una diferencia. ¿Alguien va a dejar de hablar árabe por esto? ¿Se deja de enseñar árabe en escuelas judías por esto? No necesariamente.

Pero no creo que tenemos que ver esta ley per se, tenemos que verla en el contexto de legislaciones que vienen a expresar algunas orientaciones un poco anti árabes, xenofóbicas si quieres llamarlas así, del ‘gobierno’ israelí. Si nosotros tratamos de hacer una lectura desde lo político, es decir, políticas de gobierno, evidentemente no hay un buena motivación respecto de esto, porque hay una intencionalidad -voy a usar una palabra un poco dura- de supremacía judía.

ÁRABES-PALESTINOS EN ISRAEL

-¿Qué cambios se perciben en la comunidad árabe que vive en Israel?

-La sociedad árabe tiene altos niveles de violencia de diferentes orígenes: tribal, por temas económicos, crimen organizado, una violencia de género terrible, etc. Disparan en los matrimonios, se matan unos a otros, las mujeres están en una pésima situación, etc. Y eso queda a suerte de ellos y no como tiene que actuar realmente un Estado, que tiene que velar por la seguridad de todos y no por la de tales o cuales.

Sin ninguna duda Israel desatiende las necesidades de seguridad de la población árabe; estamos hablando de decenas de asesinatos irresueltos en los últimos meses, y que –fíjense lo interesante- sacó a la población árabe a las calles (acompañados por la izquierda israelí) por un tema de seguridad interna –nada que ver con el conflicto-, porque, en realidad es abandonarlos a su propia suerte y seguir estigmatizándolos como violentos, en lugar de caminar en conjunto, de dar soluciones a esas necesidades, sin caer en lo que se llama la sobre militarización de la policía, porque una mayor acción policial israelí, incluso coordinada con la policía árabe, podría automáticamente ser considerada como una represión política.

Otro cambio sustancial, creo yo, pero que todavía no podemos ver su resultado –porque es un proceso-, es con respecto a la concepción de los árabes o palestinos israelíes, primero, de la manera de verse, segundo, de la forma de expresar la voluntad popular respecto a los políticos que los representan. Te lo digo en una frase que es complicada: quieren que se dediquen mucho menos a la ‘causa palestina’, y que se ocupen más en cloacas (alcantarillas), autorizaciones de construcción, etc.

JUDÍOS ETÍOPES (falashas)

-¿Qué nos puedes contar acerca de los problemas de discriminación hacia los judíos de origen africano?

-Se siente una fuerte discriminación hacia los judíos etíopes que llegaron a lo largo de los últimos 35 años a Israel –no estoy hablando de una discriminación legal y ni siquiera de persecución-; se podría decir que es el fruto de un proceso no positivo de llegada al país; estamos pagando el precio por los errores en su absorción en Israel. Los padres que llegaron, que quedaron marginados porque están en las ciudades lejanas, etc., y sus hijos que recibieron -parte de ellos- educación religiosa, que no necesariamente les permitió avanzar en la vida israelí, porque uno de los requisitos para entrar en las universidades es saber hablar inglés, cosa que la educación ortodoxa no ofrece en Israel.

Lo que está en frente de todo es el tema de la gran y desmedida atención policial respecto a ellos, es decir, son los sospechosos inmediatos ante situaciones, y con algunos chicos de vida muy dura que fueron -o no fueron- parte de algún acto criminal y que fueron abatidos; el último hace dos meses y medio, que causó conmoción en la sociedad israelí y sacó a la comunidad etíope -pero no solamente ella- a las calles para protestar, para condenar a la mano dura de la policía.

Sin ninguna duda una gran inversión tiene que ser hecha, primero que nada en reeducar a la policía; los policías, especialmente en las zonas de más población etíope -que son, por supuesto, las zonas más pobres, por el costo de la vivienda-, tendrían que ser educados para comprender que el hecho de ser policías -o no negros-, no les permite manejarse con los judíos etíopes de manera diferente como se manejan con cualquier otro ciudadano en Israel.

Evidentemente, a mí nadie me va a parar en la calle para pedirme ver la cédula de identidad, en tanto estos chicos constantemente son parados, por averiguaciones; son los sospechosos inmediatos, y no pocas veces esto se acaba en intervenciones militares exageradas y hasta muerte, cosa que evidentemente es no solamente condenable sino que también esto requiere una reparación.

La generación joven está realmente furiosa; esto llevó a hacer una clase de desmanes, pero que están dentro del marco de lo racional, que puede pasar cuando una población se siente tan descuidada.

Quizás estoy expresando una voluntad mía más que la realidad, pero se ven acercamientos de la comunidad etíope hacia la izquierda israelí, a pesar de que les es absolutamente extraña a nivel de la cultura política.

INMIGRANTES LABORALES

-¿Cuál es la situación de los inmigrantes -no judíos- en Israel?

-En la mayor parte de los casos no se sabe exactamente qué son, y en realidad en vez de descubrir esto y poder dar alguna clase de estatus, ellos están en una especie de limbo de ilegalidad; pero que no es porque sean ilegales, es porque no hay parámetros para fijar si lo son o no. Con mucha presencia en la sociedad israelí, en sus calles, especialmente en el centro del país o en Tel Aviv; vivimos en estos días una cosa muy desagradable de expulsión de trabajadores tailandeses que llegaron a Israel a trabajar, y que perdieron la visa de trabajo por tal o cual motivo, y que están siendo desplazados, devueltos a sus países, con sus hijos, niños que nacieron en Israel.

Por Cristian Sotomayor Demuth

Colaboración de Claudio Mandler, Felipe Ramírez y Kevin Ary Levin.

El Ciudadano

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