John Ackerman, periodista mexicano: «Los pinochetistas mexicanos están asustados por el avance de la Cuarta Transformación»

En entrevista en Voces Sin Fronteras, conducido por Bruno Sommer y Denis Rogatyuk, subrayó que el proyecto de la Cuarta Transformación que desarrolla AMLO es una respuesta al sistema neoliberal

Por Marian Martinez

24/11/2020

Publicado en

Entrevistas

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John Ackerman México

John Ackerman, uno de los periodistas mexicanos más prominentes y director editorial de Mexican Law Review, destacó que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha sido un estratega, desde el primer día, en su relación con Estados Unidos.

En entrevista en Voces Sin Fronteras, conducido por Bruno Sommer y Denis Rogatyuk, el también director del Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) de la Universidad Nacional Autónoma de México subrayó que el proyecto de la Cuarta Transformación que desarrolla AMLO es una respuesta al sistema neoliberal.

«Justamente son los pinochetistas mexicanos los que están asustados por el avance de la Cuarta Transformación, por el fin de sus privilegios», expresó al comentar sobre la campaña «Sí por México», dirigida por el jefe de Coparmex, cuyo logo es muy parecido al que se usó en la campaña de Augusto Pinochet para el referendo de 1988.

Por Bruno Sommer y Denis Rogatyuk

BS: Dado el triunfo de Joe Biden en Estados Unidos, ¿cuáles serán a tu parecer las próximas jugadas de López Obrador en el tablero de las relaciones internacionales y qué podemos esperar de Donald Trump?

JA: En primer lugar, esto yo creo que puede extenderse más allá del 14 de diciembre en Estados Unidos. Publiqué par de artículos en La Jornada de México analizando el escenario político en los EE. UU. La calificación definitiva de la elección, el pronunciamiento del ganador de manera formal, no ocurrirá hasta la primera semana de enero.

Una vez que se instala el nuevo Congreso, a partir de enero, será 5 o 6 de ese mes de 2021, se hace una sesión conjunta del Congreso, el Senado junto con la Cámara de Diputados, y la preside el actual vicepresidente de la República, Mike Pence, él tiene la responsabilidad, de acuerdo con la Constitución de EE. UU., de cantar, de anunciar los votos electorales para cada uno de los estados que hayan sido emitidos el 14 de diciembre, que son emitidos ese día pero no son validados hasta esta sesión del Congreso conjunto de los EE. UU.

El vicepresidente, como funcionario que preside esa sesión, tiene dentro de sus facultades constitucionales cuestionar la validez de algunas de esas votaciones de estados claves, por ejemplo, si hay dudas razonadas con respecto a la pulcritud del conteo sobre el proceso de selección de los electores en algunos estados, el vicepresidente podría simplemente, ahora sí como decimos en México ‘por sus pistolas’, decir ‘pues no voy a contar los electores de Pensilvania, o de Georgia, o de Nevada, o de Arizona, porque hay una nube de incertidumbre sobre el proceso electoral, entonces como no hay certeza no van a contar para el Presidente de la República y desechamos esto y avanzamos’.

De esta manera, el vicepresidente Pence tiene en sus manos la posibilidad de darle el triunfo a Trump, no solamente anular la victoria de Biden, sino literalmente entregarle la presidencia a Trump. La votación final en esa sesión, avalando el conteo realizado total o parcial, es una que se hace nominalmente por estados de la República estadounidense, o sea cada delegación estatal, cada conjunto de diputados de cada estado, tienen un solo voto en la votación final, y resulta que Trump ganó más estados que Biden, más allá de que haya perdido la votación popular y que, al parecer, también perdió en el colegio electoral, todavía él tiene una mayoría, tiene unos 28 de los 50 estados que votaron a su favor, muchos chiquitos, por supuesto, pero en esta fórmula constitucional de los EE. UU. ellos podrían votar finalmente para avalar el conteo amañado de Pence y ya tendríamos un segundo período de Trump.

TEPJF ratifica a John Ackerman como integrante del Comité de Evaluación del  INE | El Economista
John Ackerman. Foto: EFE.

Suena increíble, pero en realidad no lo es, es un reflejo de lo caduco que es el sistema político-electoral de los EE. UU., que no ha sido fundamentalmente actualizado desde el siglo XVIII, han habido reformas, ajustes. Ahora, en general, la Suprema Corte de Justicia ha dictaminado, ha resuelto, que no es correcto que un elector de esos de los estados, por ejemplo, traicione al mandato popular de su estado, porque eso es otro riesgo que se ha puesto sobre la mesa porque como no hay votación directa y popular para el Presidente de la República, sino que es indirecta por medio de estos electores que son seleccionados por los Congresos estatales, tenemos elecciones populares indicativas pero estrictamente hablando no existe la obligación para que el Congreso respete esa votación popular y nombre los electores que corresponden a esa votación y, en segundo lugar, en los electores seleccionados por el Congreso estatal correspondiente tampoco hay una obligación estricta de que ellos cumplan con el mandato que les está dando el Congreso.

Bueno, la Suprema Corte de Justicia ha intervenido, ha dicho que sí, por supuesto, pero el sistema está totalmente rebasado por los tiempos, no tienen un instituto nacional electoral en los EE. UU., no hay votación directa y popular para el Presidente de la República, no hay límites reales con respecto al dinero que se gasta en las campañas, son como unos 18 billones los que se gastaron en esta campaña, la elección más cara en la historia de la humanidad, más de 5 millones de votantes fueron excluidos de su derecho de votar por haber purgado alguna pena en la cárcel, la mayoría de éstos afroamericanos, latinos, las llamadas minorías, simplemente no tienen el derecho de votar en EE. UU., otros 10 millones de mexicanos en particular, aunque hay una comunidad más amplia de latinoamericanos que viven y trabajan ahí pero no tienen papeles, no son documentados, entonces tampoco pudieron votar.

No soy fan de Trump, de ninguna manera, pero sí es importante ver esta crisis política electoral que está viviendo EE. UU. hoy, no como resultado solamente de la irresponsabilidad de Trump, es responsable eso no lo podemos obviar, pero no es solamente su irresponsabilidad personal. Lo que permite que su irresponsabilidad personal genere esta crisis sistémica es porque el sistema mismo tiene grietas muy profundas, que son motivo de reflexión de los mismos estadounidenses y de todos quienes en algún momento vieron los EE. UU. como un modelo de un sistema democrático.

BS: ¿Cómo se va a mover el ajedrecista López Obrador en el plano internacional?

JA: Veremos. Una determinación muy importante de López Obrador en esta coyuntura ha sido no mandar un tuit celebrando la victoria de Biden, como lo han hecho una gran cantidad de líderes mundiales, sino reservarse de manera prudente, esperando que las instituciones públicas, electorales y legales de los EE. UU. sean las que determinen quién es realmente el Presidente electo, y en ese momento pues sí felicitarlo, pero no irse con la finta siguiendo a los medios que ya están anunciando un Presidente electo, o los otros líderes del mundo que anuncian también su Presidente electo, que es en realidad el estilo de los EE. UU., como ellos intervienen el mundo.

Si recuerdan, con el golpe de Estado contra Evo Morales también fue lo mismo, los medios y los otros líderes internacionales decían que hubo un fraude, que ellos no reconocían a Evo Morales, presionaron a los militares para que ellos mismos presionaran a Evo para que él tuviera que renunciar. O Juan Guaidó que fue una payasada, pero justamente por lo burdo deja muy transparente la manera en que se ve al proceso electoral en general desde la lógica estadounidense. Las instituciones y las leyes tienen que cumplirse sí, pero lo importante es lo que dicen los medios corporativos y la comunidad internacional de líderes que, a su vez, son en muchos casos representantes de estos circuitos financieros del capital, entonces ahí tenemos lo mismo, así como todo el mundo al día siguiente que Guaidó se autonombró el presidente encargado de Venezuela, hoy también Biden ha sido nombrado ganador por CNN y Twitter y ahora todos los líderes del mundo diciendo que ‘Biden presidente’.

López Obrador ya ha vivido él mismo está situación, en 2006 se le hizo un fraude, los líderes internacionales felicitando a Felipe Calderón antes que hubiera terminado el proceso de dictaminación y evaluación de la elección que tarda dos meses. Entonces, él con gran dignidad y respeto a la soberanía de Estados Unidos y a la soberanía popular en general, dice ‘voy a esperar hasta que haya una dictaminación formal, yo no le creo a CNN, yo le creo a las instituciones’. Eso es muy importante.

Sobre mí - John Ackerman
John Ackerman. Foto: https://johnackerman.mx/sobre-mi/.

Ahora, desde los EE. UU. y dentro de México muchos comentaristas están diciendo que esto le va a costar a López Obrador en su relación con Biden, que al final de cuentas lo más probable es que sí quede Biden porque quien manda en EE. UU. no es la política sino Wall Street y a ellos no les conviene, por mucho que Trump sea procorporativo y estas cosas, Wall Street ya decidió, ellos quieren a Biden para la estabilidad y, al final de cuentas, va a quedar Biden por eso, no por otra razón.

Pero dicen que Biden se va a enojar con López Obrador, que le va a cobrar la factura cuando llegue, y es probable que algún sector de los Bidenistas intente hacer esto, así es como el sabor de la política en los EE. UU., no son muy institucionales, es un mito eso de que la política en EE. UU. es muy institucional, al contrario, son hipócritas sí pero muy pasionales, y sí seguramente un sector del equipo de Biden va a querer ponerse modo digno frente a López Obrador durante las primeras semanas, pero al final de cuentas eso no importa, López Obrador tiene perfectamente claro que los EE. UU. no tiene amigos, tienen socios, cómplices, algunos adversarios, pero al final de cuentas la relación de México y los EE. UU. tiene que caminar por la diplomacia, la ley, pero no importa caerle bien o no.

Con Trump se estableció una buena relación, pero eso no era lo importante, lo que realmente se estableció fue que López Obrador puso los pies en la tierra, y negoció una salida de varios problemas e intensas relaciones que tiene México con los EE. UU. al compartir esta frontera tan enorme.

De la misma forma será con Biden, seguramente habrá otro estilo público, pero eso no es lo relevante, lo importante es la relación de fondo y López Obrador seguirá con su defensa de la soberanía y con su respeto a la relación con los EE. UU.

DR: La oposición mexicana ha tratado constantemente de retratar a AMLO como el Trump de México o sugerir que actúa en una manera sumisa ante Trump. ¿Intentarán alinearse más con el Gobierno de EE. UU. en contra de AMLO?

JA: Son dos narrativas que busca generar la oposición en México. Uno es esa comparación de Trump-López Obrador, los dos son populistas supuestamente, de derecha y de izquierda, pero son lo mismo de antidemocráticos, autoritarios. Y la otra narrativa es que López Obrador se ha subsumido a los dictados de Trump, y con López Obrador hay una pérdida de soberanía.

Las dos tesis son totalmente de cabeza, o sea lo que podría ser en algún momento, desde un punto de vista de análisis político externo similar entre López Obrador y Trump, es su interés en la esfera política.

Durante muchas décadas la política se ha convertido en un agente administrador de los intereses económicos, nacionales e internacionales, y esto se ha llamado la buena política del consenso, la política del centro o de la socialdemocracia, o de la derecha responsable, que la política se ha subsumido a la esfera económica, y Trump y López Obrador defienden, y ejercen, el liderazgo político como tal, pero esto no los hace iguales y en muchos momentos hasta se ponen más allá y, por lo menos, separados de los poderes económicos. Suena paradójico hablar en ese sentido de Trump, porque él es un gran empresario, promueve los intereses de la gran empresa, las transnacionales. Por supuesto, no es justificar ni legitimar a su enfoque pero al final de cuentas lo ven, es profundamente irresponsable desde el punto de vista de Wall Street, los que quieren siempre una estabilidad. López Obrador defiende la buena política, Trump la mala política, pero al final de cuentas es política.

En ese sentido, podría haber algún enlace histórico entre los dos, porque los dos son símbolos del agotamiento del viejo sistema pero nada que ver, en realidad López Obrador es un demócrata profundamente comprometido con las libertades democráticas, la justicia social, con los pobres, con la igualdad de género, la autonomía del Poder Judicial, la libertad de expresión es uno de sus ejes centrales, las elecciones no fraudulentas, es un convencido demócrata, y su estilo de liderazgo, tiene gran liderazgo, fuerza moral, pero en realidad no es un liderazgo técnicamente populista, no grita ni insulta, ni divide, realmente su discurso mañanero todos los días es de conciliación, de unidad y a favor de los pobres.

John Ackerman se pronuncia sobre lo ocurrido con Sabina Berman
John Ackerman. Foto: La Razón de México.

Ahora su visita a Washington, en la relación concreta con Trump, ha sido fascinante, desde el primer día en que López Obrador gana el 1 de julio de 2018, la derecha  liberal, neoliberal de México en los EE. UU. estaban salivando la boca, desesperados queriendo un conflicto, un choque de trenes entre Trump y López Obrador, querían que estos dos actores se inmolaran en un conflicto estéril y Trump puso su parte, siempre ha puesto sus provocaciones, sus tuits, pero López Obrador desde el primer día ha sido un gran estratega, no ha caído en esa provocación, sino que siempre le ha apostado de manera muy pragmática a generar acuerdos que benefician a México, en primer lugar, pero que no necesariamente perjudican a los EE. UU.

Esta visita a la Casa Blanca fue increíble, porque todo el mundo apostaba a que fuera un fracaso, a que Trump iba a humillar a López Obrador, pero en realidad éste como un torero de los grandes, literalmente aunque no apoyamos la tauromaquia por su agresión a los animales pero el símbolo es muy bonito, porque es lo que hizo, logró domar la situación, evitar el conflicto y salir como un vencedor defendiendo a la soberanía de México en muchos ámbitos.

Es absolutamente falso que López Obrador esté sacrificando la soberanía nacional frente a Trump, sino todo lo contrario, estamos por la primera vez en décadas recuperando una política exterior soberana, una política de seguridad pública soberana, una política de seguridad económica soberana, sin pelearse con los EE. UU. pero sí hay avances muy concretos. 

BS: Hay personas en Latinoamérica que aún no conocen el trasfondo de la llamada Cuarta Transformación México. ¿Cuáles son los pilares y cuáles son las columnas que la sostienen? ¿Cuál es el grado de avance hasta la fecha y cuáles son, a tu parecer, las columnas más débiles que se deberían fortalecer?

JA: Es muy importante reflexionar sobre lo que está pasando en México, porque es simbólica e históricamente muy importante para el mundo entero. De hecho, la semana pasada aquí en la UNAM, desde el centro de investigación que dirijo, tuvimos un foro de toda la semana hablando de este tema, no solamente de México sino en general del mundo, de cómo superar el neoliberalismo en lo que sería la era post pandémica propusimos, aunque yo creo que eso no va a ocurrir nunca, siempre vamos a estar al punto de salir de la pandemia, pero en México estamos experimentando muchas cosas muy interesantes, que no solamente son importantes para los mexicanos sino para el mundo.

Los ejes centrales de la 4T, como le decimos, en general es una respuesta al sistema neoliberal. México no logró sumarse a esta ola rosa que atravesó toda América Latina con gobiernos progresistas de muchos estilos, colores y sabores, desde Brasil hasta Centroamérica, Venezuela, hasta en Chile estaban experimentando con algunos esfuerzos más progresistas, Ecuador, Bolivia, todo el continente, menos Colombia y México, eran los que se habían quedado estancados en esta larga noche neoliberal, como dice nuestro amigo Rafael Correa, y por fin le logramos dar la vuelta. Lo hubiéramos logrado antes, en 1988 hubiésemos sido los primeros para poner el ejemplo en la materia, hubo un fraude electoral en el 88 que no lo permitió, hubo otro fraude electoral en 2006, luego yo creo que también hubo un tercer fraude en 2012, es decir, ya no fue un fraude en las urnas sino un fraude de financiamiento con Odebrecht y otros poderes financieros internacionales y una compra masiva de votos.

Por fin después de muchos intentos, en 2018 rompemos con el sistema neoliberal, hay una alternancia política real y esto implica, en primer lugar, que es lo que ha dicho López Obrador, combatir la corrupción porque el neoliberalismo no es un sistema no es solamente una teoría económica, un enfoque hacia el mercado, la privatización, la supuesta competencia, esta utopía de la que hablaba Karl Polanyi de la economía de mercado autorregulado, es también toda una lógica de saqueo y de corrupción, las privatizaciones de los 90 en todos los países de América Latina son un ejemplo bien claro del mismo, esas privatizaciones se vendían con la idea que era limpiar, evitar la corrupción de los Estados abultados para pasar las industrias al mercado limpio y competitivo cuando realmente lo que ocurrió fue lo contrario, se entregaron estas empresas a grandes familias de ricos y esos procesos privatizadores fueron profundamente corruptos que enriquecían a una pequeña oligarquía y, luego, ya desde ese poder económico, ya fortalecido, se va corrompiendo más y más el Estado con contratos amañados, acuerdos en lo oscurito, con más deuda pública, justo lo contrario de la austeridad neoliberal, compra de votos, corrupción desde abajo hasta arriba en todo el sistema político.

Entonces, lo que dice López Obrador es que su Gobierno llega a separar lo público de lo privado, de manera similar él dice como Benito Juárez, el Benemérito de las Américas, gran presidente mexicano del siglo XIX, quien logró separar el Estado y la Iglesia, hoy López Obrador quiere repetir este esfuerzo, separando lo público de lo privado, el Gobierno de los grandes empresarios, y esto no implica una guerra en contra de la propiedad privada, del sector privado, sino que cada quien tenga su esfera propia.

Esto suena en un principio como una ideología, un enfoque muy reformista, muy socialdemócrata, y podría ser si lo ves desde un enfoque estrictamente teórico, pero en realidad lo que esto implica es una recuperación de grandes áreas del Estado mexicano, entendido el Estado no solo como las instituciones gubernamentales sino en general la relación del Estado con la sociedad, la recuperación de grandes zonas que eran territorios perdidos para el narco, para los oligarcas, para el capital financiero, para la delincuencia común, recuperar esas esferas para lo público, para el espacio público, todo el poder judicial, los policías, la economía misma, poner un freno al desbaratamiento de la empresa petrolera nacional, Pemex, recuperar los mercados públicos, pequeños, esto es más política local, pero frenar no de manera agresiva, sino simplemente aplicando la ley, la Walmartización, por ejemplo, de México, mantener nuestras tradiciones de mercados locales, todo esto de defender lo público en México es muy  profundo y revolucionario y esto es porque nuestra Constitución es una Constitución revolucionaria, nosotros seguimos hoy con la Constitución de 1917, que surgió de la Revolución Mexicana que fue incluso antes de la Revolución Rusa y todas las revoluciones del siglo XX, que fue el siglo de las revoluciones. La primera fue la mexicana y nuestra Constitución sigue siendo revolucionaria con conceptos muy de avanzada en su momento, pero hoy siguen siendo súper relevantes y todavía están de avanzados, muchas constituciones del mundo todavía no alcanzan, después de cien años, los avances que tenemos sobre todo en materia de derechos sociales, derecho a la tierra, al trabajo, a la salud, a la educación, al agua, a la cultura, a la información.

Entonces, recuperar ese espíritu revolucionario de la Constitución mexicana a partir de una separación de lo público y lo privado implica una guerra frontal al sistema neoliberal. Apenas tenemos dos años, sí hay avances muy concretos aunque obviamente hay frustraciones, la gente quiere más y eso está bien, que el pueblo exija y que el mismo López Obrador reconozca que falta más por hacer.

DR: Es evidente que el viejo régimen neoliberal reconoce su debilidad, su división, y por eso también estamos observando el nuevo intento de su unificación electoral para las próximas elecciones estatales del año 2021. ¿Crees que esta es una potente amenaza para este proyecto político de la Cuarta Transformación?

JA: Hay una escalada muy fuerte en contra del Gobierno, sobre todo desde algunos medios de comunicación, los llamados medios corporativos, que dominan la mayor parte del espectro mediático en México. Desde el primer día, han estado inventando noticias falsas, golpeando, queriendo generar caos, histeria contra el Gobierno, la contraparte han sido movilizaciones callejeras como las de Gilberto Lozano y Frena (Frente Nacional Anti-AMLO) que fracasó rotundamente, ocuparon una parte del Zócalo con tiendas de campaña, pero muy rápidamente resultó claro que ellos mismos no dormían en esas tiendas de campaña, porque justamente están acostumbrados a las comodidades, dormían en los hoteles y en el día hacían su show en la casa de campaña, contrataban, pagaban en muchos casos a migrantes centroamericanos que iban pasando, que estaban con mucha necesidad, para que ellos durmieran en esas tiendas de campaña para que diera la impresión de que había mucha gente protestando contra el Gobierno, pero por fin el domingo pasado ya retiraron su campamento y fue claro el fracaso de la parte, en la capa así real, de esta estrategia.

Sigue la andanada en los medios, en las redes sociales, Twitter en particular se ha envenenado terriblemente, con una costosa campaña de golpeteo, de esta estrategia del golpe blando, de la cual hablaría Gene Sharp, este mismo Gilberto Lozano cita a Sharp en una gran parte de sus conferencias.

En la esfera política, la oposición también está deshecha, hay elecciones intermedias en 2021 y no logran intermedias para el Congreso y 15 gobernadores y muchos legisladores locales y la oposición no logra ponerse de acuerdo, el viejo PRI (Partido Revolucionario Institucional) se está aliando en algunos estados con el PRD (Partido de la Revolución Democrática), que era la izquierda anterior que luego se volvió socialdemocracia y luego se vendió al PRI mismo en el Gobierno, el PAN (Partido Acción Nacional) mismo se dividió entre los calderonistas (del expresidente) y los más puros, mas estrictamente panistas, y ahora justamente están negociando reconfiguraciones entre esa oposición.

Si ellos logran generar un bloque único, opositor, podrían disputar algunas gubernaturas, alguna parte de la legislatura federal el próximo año, pero se ve difícil, lo más probable es que sigan divididos entre ellos y que Morena, que es el partido de López Obrador y sigue con una gran legitimidad y el presidente con una tasa de aprobación del 70%, lo más probable es que Morena va a arrasar el próximo año en las elecciones intermedias y ahí la turbulencia política mas importante es dentro de Morena misma, justamente como es un partido tan amplio como un arcoíris, incorpora muchas figuras muy distintas y muchos movimientos e intereses muy distintos, y lo que une todo es la figura presidencial, pero las contradicciones son tan fuertes que va a ser difícil mantener la unidad en el partido, eso es uno de los grandes retos que tiene el nuevo presidente del partido, Mario Delgado, quien fue seleccionado por una encuesta nacional recientemente, pero él llega con ese mandato, ese propósito, de unir al partido, veremos si eso ocurre, porque si no, si se fragmenta Morena desde dentro eso podría generar gran inestabilidad y problemas políticos para López Obrador y para el país entero.

Si la oposición logra por puro pragmatismo unirse va a dejar más claro que nunca que son lo mismo y van a obligar a la gente a optar por López Obrador o el otro, ellos son los que van a polarizar el país y eso podría incluso ayudar al mismo proyecto político de López Obrador.

BS: Nos preocupa la oligarquía mexicana y específicamente la campaña «Sí por México», dirigida por el jefe de Coparmex, es muy perturbador el logo de la campaña y es muy parecido al que se usó en la campaña de Pinochet para el referendo de 1988. ¿En qué consiste esta campaña, qué es lo que busca?

JA: Es un excelente punto. Eso es el trasfondo, no se tiene que hacer demasiado rodeo para entender lo que está pasando, justamente son los pinochetistas mexicanos los que están asustados por el avance de la Cuarta Transformación, por el fin de sus privilegios, porque el sector privado en México durante la época neoliberal no acumuló sus riquezas con base a el talento, el esfuerzo, a la innovación, la oligarquía mexicana acumuló sus riquezas, que son enormes, al amparo del Estado, gracias a los privilegios fiscales, contractuales, y de corrupción abierta, proteccionismos dentro del mercado interno, incluso hacia el exterior, para ellos.

Presidente compara el logo de Sí por México con el usado por Pinochet |  Diario Valor
López Obrador comparando los logos. Foto: Captura de video.

Entonces, toda su fuerza económica depende del papá Gobierno, ellos no están a favor del mercado privado, ellos extrañan a este ogro filantrópico, que han llamado al viejo Estado neoliberal priista en México, ahora que con López Obrador se le está como pajaritos sacando del nido para que vuelen ellos solitos, no saben qué hacer, no les crecieron alas, no saben volar solitos en el mercado, no saben competir y están reaccionando con un enojo y un resentimiento muy fuerte, pero lo hermoso es que el pueblo mexicano está acostumbrado a estas estrategias mediáticas de golpeteo, eso mismo es lo que explica la llegada de López Obrador a la presidencia en 2018. Hay ataques muy fuertes y brutales en su contra, pero esto no es nuevo, desde hace décadas, López Obrador ha sido objeto de escarnio, de burlas, de agresiones de los medios y los oligarcas quieren acabar con él, después de cada campaña en 2006, 2012, ya lo daban por muerto políticamente y él siempre ha resurgido, ya quisieron incluso meterlo a la cárcel, como lo de Dilma Rousseff, lo de Luiz Inácio Lula Da Silva, lo de Cristina Fernández, lo de Rafael Correa, esta lawfare ya la intentaron hacer a López Obrador desde antes, en 2004, 2005, cuando era el jefe de Gobierno de la Ciudad de México y marchas multitudinarias de millones de personas, detuvieron ese intento de ponerlo en la cárcel.

Entonces ya viene, como decimos en México, curado en salud frente a estas estrategias. De repente da la impresión de ser hasta sobre confiado porque está muy seguro, justamente por esta larga lucha, por estos 12 años de aprendizaje, y ahora tiene un enorme poder sobre la cosa pública, el Gobierno, mucho más poder que el que tenía antes, estamos en condiciones inmejorables comparado con antes, cuando era un líder social y lo máximo que podía hacer, que era mucho, era convocar a marchar masivas y respondían millones de personas, eso era una fuerza, pero ahora que él tiene el poder del Estado, en realidad estas campañas de «México Sí», además cada mes, dos meses, inventan un nuevo término, «México sí» yo no creo que dure más que un par de meses más, al principio de 2021 van a inventar un nuevo logotipo, una nueva expresión, un nuevo hashtag, para articular la oposición, pero en realidad cada uno de esos esfuerzos se han ido cayendo por su propio peso y la elección del año que entra va a ser fundamental, será un termómetro muy central, si hay un referéndum en contra o a favor de la continuidad del proyecto del presidente.

DR: ¿Cómo podemos explicar el cambio radical en la imagen pública del Presidente los últimos cinco, seis meses? Porque vemos que hasta los medios más conservadores reconocen que ha recuperado su imagen positiva y de una manera muy eficiente.

JA: Eso es lo que los tiene más enojados, porque en todos los sexenios anteriores hay una curva natural, un Presidente entra, tiene su luna de miel, una alta aprobación, y con el desgaste del tiempo, el ejercicio del poder siempre es desgastante, se va bajando lentamente la popularidad, y esto estaba ocurriendo, porque López Obrador empezó en un nivel muy alto, 75%, y con el tiempo fue bajando poquito a poquito, ya con la llegada del COVID-19 hubo un bajón inicial, natural no tanto por él sino porque todos estábamos deprimidos, tristes, desesperados, entonces ahí se lanzó la oposición como perros de ataque, algo similar ocurrió con Peña Nieto a la mitad del segundo año de Gobierno, cayó en picada la legitimidad y ya nunca recuperó, fue el knock-out, y eso es lo que querían hacer con López Obrador, incluso copiando nuestras consignas, prácticas y discursos que usábamos desde la oposición de la izquierda, ellos desde la oposición de derecha querían ya darle knock-out a López Obrador pero no lo lograron.

Hubo un repunte en los últimos meses en pleno COVID-19 porque justamente, si bien hubo un primer momento de crisis, de caos, desde esa vulnerabilidad empezaron a revalorar el liderazgo político tan humanista de López Obrador y su respuesta a la pandemia, la cual han criticado porque no ha usado tapabocas, están desesperados por taparle la boca a López Obrador, es muy simbólico, por cuestiones de salud pública sí tendría que dar el ejemplo, pero él está viendo más allá, como ajedrecista, y además fácticamente es cierto, los mexicanos usan mucho el tapabocas, más que en otros países, son muy disciplinados y ordenados, entonces él va más allá y dice ‘yo voy a seguir hablando, voy a seguir estando presente y con acciones muy estratégicas, pragmáticas para resolver los problemas’.

No ha habido un rebase del tope en los hospitales, no hay escenas como en Italia o Ecuador que la gente esté en la calle, de ninguna manera, se triplicó durante un período de dos meses la cantidad de camas disponibles en el país, se contrataron miles de nuevos médicos, se aumentaron los salarios a los doctores, se recortó el gasto público de exceso en la burocracia y se invirtió todo en las becas y los apoyos para los más vulnerables, no tenemos en México suficientes recursos para un ingreso ciudadano universal pero estamos en una estrategia similar paralela de becas y ayudas sociales para estudiantes, tercera edad, personas con discapacidad, indígenas, campesinos y para todos los vulnerables del país. Se ha volcado todo el aparato estatal a apoyar a la gente y la gente lo está viendo, lo está sintiendo, obviamente la crisis del COVID-19 no la hemos superado ni en Chile, ni en Ucrania, ni en México, ni en el mundo, pero con lo poquito que tenemos del Estado mexicano, que es mucho, se le ha puesto todo para la gente, la gente lo ve y lo siente tanto en términos de discurso como en la práctica, entonces esto ya está beneficiando la confianza en el Presidente, no de la manera populista así como de utilizar la pandemia para pelear, sino simplemente en responder de manera humanista a esta crisis.

BS: Hay un tema personal tuyo, que tiene que ver con el fin de un programa que realizabas en la televisión pública junto a Sabina Berman que no terminó de la mejor forma, con una serie de acusaciones de las que no hay prueba alguna. ¿Evalúas un pronto regreso a la televisión y qué hay detrás de este linchamiento?

JA: No quisiera hablar mucho sobre el caso concreto, lo quiero dejar en el pasado, se acabó ese programa porque no hubo una buena relación entre nosotros, las acusaciones de machismo son absurdos, en realidad cualquiera puede ver la historia del programa, puse un hilo en Twitter y un post en Facebook para cualquiera que quiera saber mi versión de los hechos.

Lo importante es hacia el futuro, hay un compromiso de parte de Canal Once de hacer un nuevo programa conmigo el próximo año, ahora tendré más cuidado en cómo conformo el equipo del programa, pues este programa John y Sabina también era un programa que yo diseñé. Ahora, vamos a diseñar  uno nuevo que espero tenga mayor longitud en el tiempo, que pueda durar muchos años, que también como el programa anterior, este pues a la polémica, al dialogo, a la participación de la sociedad porque una cosa terrible de la pandemia es que no nos ha permitido hacer cosas presenciales, ese programa yo lo diseñé no solamente con una co-conductora fuerte, clara e inteligente, de una ideología muy distinta a la mías sino también con la presencia de un público, al estilo del talk show gringo si quieres, pero en realidad la comparación que yo hacía en la mente era con el Parlamento inglés, en donde el primer ministro, el jefe del Estado inglés, tiene que sentarse en medio y no estar en una tribuna arriba sino abajo, rodeado por los parlamentarios que hasta le gritan, le interpelan, es un debate muy jocoso e intenso, en que el poder escenografiado como parte de esa discusión pública y eso era un poco m intención.

Desde la televisión los locutores están acostumbrados a dictar, a debatir, pero siempre de arriba hacia abajo, y lo que queríamos con ese programa era meter a los jóvenes, de las universidades públicas sobre todo, para que ellos mismos interpelaran, preguntaran y debatieran con el invitado, y lo logramos, fue muy exitoso ese programa. Con la pandemia pues ya no pudimos tener público.

John Ackerman
John Ackerman. Foto: Cuartoscuro.

Seguimos también con el programa semanal los domingos en televisión de la UNAM, que es una televisión abierta nacional. Invito al público a seguir ese programa.

Lo último, es que yo soy absolutamente feminista, en mi en mi práctica, en mi escritura, en mi vida personal, mi esposa es una figura pública muy importante, nuestras hijas son muy liberadas, en mi práctica profesional también, con mis colegas, soy absolutamente feminista, aquí tenemos una utilización de esa causa muy digna para intentar desacreditarme, lo bueno es que los amigos y las amigas han salido a defender no solo la causa mía sino también porque realmente esto hace daño a la verdadera causa feminista, estar utilizándola para fines políticos. Yo ya no quiero estar en disputa, sino avanzar.

DR: ¿Cómo el proceso de Chile puede influir al proceso de transformación que estamos observando en México?

JA: No sé si influye directamente a México, pero evidentemente es una inspiración general para los pueblos del mundo, yo creo que el hecho de que en Chile, la cuna, el origen del neoliberalismo mundial, y de manera muy particular en América Latina, esté abriendo una puerta a un futuro diferente es muy emocionante y nos hace sentir en México que no estamos solos, porque llegando AMLO estábamos solos en un mar de reacción, luego llegó Alberto Fernández en Argentina, está ahora Luis Arce en Bolivia, y esto que hasta Chile se esté sacudiendo y avanzando es una gran inspiración.

Esperemos que logre mantener la movilización para aprovechar de este momento para dar un giro histórico a un nuevo régimen pos neoliberal en Chile y que esta Constituyente no sea usada por las mismas fuerzas oligárquicas de siempre, autoritarias, para simplemente cambiar de vista, la apariencia, y no cambiar de fondo, yo tengo la esperanza de que vayan a poder aprovechar este momento para que realmente haya una transformación, yo creo que Chile y los EE. UU. están viviendo momentos similares, con el Black Live Matter allá en EE. UU. que todavía no llega al momento cúspide de dar la vuelta, pero en cualquier momento puede ocurrir, y esta victoria del movimiento constituyente en Chile es una indicación de que quizá sí hay que entrarle con todo.

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