Entrevista a Felipe Peña

Presidente sindicato CONAF dispara contra director del servicio: «Es un antisindicalista por naturaleza»

En el Día Nacional del Brigadista Forestal, El Ciudadano conversó con Felipe Peña, presidente del Sindicato de Trabajadores Transitorios de CONAF región de Valparaíso. A juicio del dirigente, el director ejecutivo de la institución, Aarón Cavieres, debió salir de su cargo luego de la muerte de tres brigadistas en Vichuquén, hecho ocurrido el 15 de enero pasado.

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Este 15 de febrero se conmemora el Día Nacional del Brigadista Forestal, fecha que recuerda a 13 trabajadores –12 brigadistas y un piloto de helicóptero– fallecidos producto de un accidente aéreo en las cercanías de Cauquenes, mientras combatían el fuego.

A inicios de este año, la situación de los trabajadores que combaten los incendios forestales vuelve a estar presente, a propósito de los siniestros que afectaron la zona centro sur del país. El Ciudadano conversó con Felipe Peña, presidente del Sindicato de Trabajadores Transitorios de CONAF región de Valparaíso, quien se refirió a las condiciones laborales de sus colegas, además de levantar críticas contra el estado actual de la Corporación Nacional Forestal (CONAF).

El estudiante de derecho lidera un sindicato con 281 asociados, sin embargo, reconoce que aspiran a generar una agrupación mayor, capaz de representar a los trabajadores de CONAF y a los brigadistas del sector privado, como los 12 fallecidos que dieron lugar a la conmemoración, quienes trabajaban para Celco.

¿Cómo describirías el perfil de los brigadistas? ¿Quiénes son las personas que llegan a realizar este trabajo?

Es un grupo humano bastante heterogéneo. Son muy jóvenes, chicos que van desde los 18 años en adelante. Algunos vienen desde hogares muy humildes, sin embargo, se mezclan con gente de distintas realidades, como estudiantes universitarios y trabajadores del retail.

Son gente bastante fuerte, de mucho carácter y siempre han dejado esa impresión de sacrificio en el servicio, obviamente, hasta la última gota de sudor en el combate de los incendios forestales.

Felipe Peña.

Felipe Peña

¿Es pareja la presencia de hombres y mujeres trabajando como brigadistas?

La cantidad de mujeres es bien reducida en este servicio, porque la CONAF tiene una serie de limitantes en este tema. Sin embargo, las mujeres siempre han estado presentes en el servicio transitorio, como brigadistas incluso, y la verdad es que nosotros las extrañamos en este servicio, que debería estar en igualdad de género, puesto que las mujeres pueden desempeñar perfectamente el mismo trabajo.

Es una tarea pendiente, no solo de CONAF, sino que del Gobierno. Nosotros se lo hicimos saber a la ministra de la Mujer y la Equidad de Género (SernamEG) el año pasado. También en el 2015, a raíz de algunos acosos que se realizaron a una compañera que brindaba servicios transitorios y, además, se le estaba privando de su fuero materno por parte de la CONAF.

En 2015, brigadistas de las regiones de Valparaíso, O’Higgins y Metropolitana realizaron un paro, denunciando malas condiciones laborales, bajos salarios y falencias en seguridad. ¿Ha cambiado la situación desde aquel momento?

Los brigadistas sindicalistas fueron absolutamente erradicados de las filas de CONAF. Aarón Cavieres es ciertamente un antisindicalista por naturaleza, al igual que el Gobierno en su conjunto, pero especialmente la dirección ejecutiva ha sido sumamente intolerante e intransigente.

Estos problemas no sólo son laborales, sino que repercuten directamente en la calidad, eficiencia y eficacia del servicio que se brinda para combatir los incendios forestales. Nosotros planteamos que la dotación debía ser aumentada, que el trabajador forestal debía ser de carácter permanente y no solo de un programa que dura cuatro meses. Todas esas son tareas pendientes.

Sin embargo, los trabajadores que lideraron esta huelga histórica han sido perseguidos sistemáticamente por parte de CONAF y del Ministerio de Agricultura, bajo la complicidad del Gobierno, al cual le hemos informado, en reiteradas oportunidades, pero nunca hemos tenido una respuesta.

¿Has sido perseguido u hostigado por tu trabajo sindical?

Sí. Como nosotros hemos sido muy críticos, he sido objeto de reiterados ataques, han surgido cuentas de Twitter falsas e incluso sufrí un ataque directo, por parte de una abogada de CONAF, María Fernanda Lues.

Uno siempre tiene que tratar de entrar en el debate concreto, con altura de miras y con argumentos. Tratamos de no prestar atención a ese tipo de críticas, pero a veces cuando vienen de parte del director ejecutivo, que en determinado momento criticó la existencia del sindicato, me parece preocupante, porque cómo un funcionario público hace ese tipo de críticas, sin argumentos, que demuestran claramente la desesperación que tiene este Gobierno de tratar de solucionar los problemas, pero apagando el fuego con bencina.

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«CONAF nunca ha cumplido con los protocolos de salud ocupacional»

A partir de la magnitud de la emergencia de comienzos de año, que ocasionó incluso la muerte de tres brigadistas en Vichuquén, ¿crees que se pueda generar un cambio en la CONAF, tanto a nivel institucional, como en términos de gestión de recursos y preparación del personal?

Si observamos la gestión de CONAF en esta última administración, que no es mejor que la anterior, nos damos cuenta que, en vez de mejorar las condiciones de protocolo y procesos de reacción, han ido empeorando. Desde la temporada pasada, los accidentes laborales al interior del Departamento de Manejo del Fuego han ido en aumento. Eso tiene una explicación por la falta de experiencia, la juventud de los chicos que están ingresando, etcétera.

Los últimos acontecimientos nos hacen ver que estamos peor que nunca. Estamos con un sobregiro de 1300% de recursos dentro del programa de Manejo del Fuego, que los venimos arrastrando desde septiembre de 2016. La verdad es que nada nos hace pensar que las cosas puedan mejorar, que se estén tomando las medidas adecuadas.

Hay un tema pendiente con nuestros compañeros que cayeron en el incendio de Las Cardillas en Vichuquén. Todo apunta a que debiera ser investigada la tesis de la negligencia por parte de la administración que estaba a cargo de ese incendio, porque a los chicos los mandaron a trabajar donde había mucha pendiente, temperatura y viento.

¿Es suficiente el proyecto anunciado por el Gobierno que crea el Servicio Nacional Forestal (SERNAFOR)?

Esta propuesta que hicieron sobre la marcha tampoco nos viene a solucionar los problemas, porque si bien plantea la necesidad de transformar a la CONAF en una institución pública –con lo cual estamos de acuerdo–, todo lo que tiene que ver con el Programa de Incendios Forestales continúa en la misma precariedad que está presente en la CONAF privada, que existe actualmente.

Además, establece ciertas limitantes a los brigadistas forestales que trabajan en el programa, de poder seguir creciendo dentro de la institución, ya que les da un rango máximo de jefe de brigada, es decir, aunque estudie, en ningún momento podría llegar a ser técnico, por ejemplo, porque pertenecería a otro escalafón, al cual la gente del Programa de Manejo del Fuego no podría acceder.

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El proyecto tampoco toca temas sensibles como la poca dotación de brigadistas forestales. 1700 claramente no son suficientes para poder combatir los incendios y un problema que siempre nos ha afectado, que es el de la transitoriedad. Para optar a un servicio profesional, necesitamos erradicar esta idea de que el combate de los incendios forestales solo se desarrolla durante el verano.

Eso es una visión muy errada del tema. Necesitamos permanencia para que los brigadistas, una vez combatido el incendio en verano, durante el invierno se encarguen de realizar los cortafuegos preventivos, disminuir la carga de combustible y hacer el raleo de las especies cercanas a áreas urbano-forestales.

¿Cuánto desgaste sufre un brigadista en emergencias forestales como la de este año?

La temporada anterior teníamos un turno de 12×3, se modificó a 10×4, pero tampoco responde a la necesidad del servicio, porque si en esos 10 días de trabajo te topas con una emergencia forestal de magnitud, como una alerta roja, quedas absolutamente reventado.

Al cuarto día de trabajo estás completamente acalambrado y muy cansado. Durante esos 10 días, se trabaja por lo menos 9,5 horas diarias y a eso se le agregan dos horas extraordinarias pactadas por contrato, que se hacen con o sin incendio forestal. Entonces, el trabajador siempre está sometido a una suerte de explotación.

Es una falta de previsión de parte de la autoridad, que no ha podido generar la iniciativa adecuada que pueda suplir este tema y genere los relevos necesarios para que los trabajadores puedan ir descansando.

¿El estrés laboral afecta la convivencia entre los brigadistas?

No, en general, la convivencia es muy buena. Los compañeros de la brigada se transforman prácticamente en una familia y es casi una hermandad. En lo que sí repercute es en el tema de que las brigadas se van debilitando diariamente. Cuando uno se enfrenta a incendios forestales durante estos 10 días de trabajo, la brigada comienza a salir con menos personas y disminuyen sucesivamente, por un tema de desgaste físico y psicológico.

Considerando esas condiciones de trabajo, la exposición al humo, el esfuerzo físico y el equipamiento deficiente, ¿a qué enfermedades quedan expuestos?

En la comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados planteamos el tema de que no sabemos realmente qué patologías estamos desarrollando, de tipo respiratorio y a la piel, porque jamás han sido investigadas, puesto que la CONAF nunca ha cumplido con los protocolos de salud ocupacional.

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«El director debió haber sido removido por el fallecimiento de nuestros compañeros»

CONAF es una corporación de derecho privado, que recibe financiamiento público. ¿Cómo evalúas la gestión de los recursos por parte de la Corporación?

Nosotros somos muy críticos de esa modalidad, ya que cuando Contraloría tiene que fiscalizar a CONAF, primero debe pronunciarse sobre la condición jurídica que posee esta corporación. Durante el 2006, el Tribunal Constitucional sacó una sentencia exhortando a la Presidenta para que regularice la situación de CONAF. Lo mismo intentó la administración de Piñera, pero eso fue dejado de lado en este Gobierno.

En cuanto a la gestión de recursos, se necesita que la CONAF sea una institución pública para poder favorecer la fiscalización por parte de la Contraloría y de todos los organismos involucrados en la gestión de los recursos que se le entregan a esta corporación.

Con motivo de los incendios forestales, han surgido numerosas críticas a Aarón Cavieres, director de la CONAF, a propósito de la reacción del organismo ante los incendios y por el caso denominado «cartel del fuego», incluso ustedes han pedido su renuncia. ¿Cuáles son los argumentos que sustentan esa petición?

Nosotros venimos solicitando la renuncia desde abril de 2015, posterior a la huelga que realizamos cuando súbitamente se terminaron los contratos de 281 trabajadores en la región de Valparaíso. Normalmente, muchos de estos trabajadores continuaban y se retiraban escalonadamente del Programa de Combate de Incendios Forestales.

Aarón Cavieres, director Ejecutivo de CONAF.

Aarón Cavieres, director Ejecutivo de CONAF

Desde entonces, hemos venido denunciando directamente al director ejecutivo, en reiterados oficios que dirigimos a la Presidenta Bachelet, al director del Trabajo, al ministro del Interior y al ministro de Agricultura.

Creemos que lo más propio es que el director ejecutivo deje el cargo. Directores de otros servicios públicos han sido removidos de sus puestos de trabajo por mucho menos, como el director del Servicio de Impuestos Internos o del Sename.

El director ejecutivo ha demostrado con creces que su gestión ha sido pésima, no solo por el «cartel del fuego», sino que por el manejo de todas las emergencias que hemos tenido en este tiempo. Se nos pulverizó la Reserva Nacional Malleco y la mitad del Parque Nacional Conguillío; se nos quemó dos veces la ciudad de Valparaíso, a pesar de que se entregaron durante 2015 y 2016 alrededor de $1.600 millones para ejecutar el levantamiento de microbasurales. ¿De qué sirvió? De absolutamente nada.

El director debió haber sido removido por el fallecimiento de nuestros compañeros. Si a eso uno le suma el manejo de la crisis de la zona sur, este bochorno que nos hizo pasar de negar la ayuda internacional, me parece de una gravedad extraordinaria.

María Fernanda Lues, abogada de CONAF,  se refirió a ti como un «anarquista» que «no representa a nadie». ¿Qué lectura realizas a partir de estas declaraciones?

Me parece que revelan la desesperación de estos funcionarios, que se sienten atacados. Me llama la atención que una autoridad, que hizo un paso por la universidad, que enseñó derecho administrativo, no sea capaz de generar un discurso con argumento, porque si queremos entrar en el debate, hagámoslo, pero con fundamentos.

Cuando uno tiene una asociación sindical, con un rol único, reconocido por la Dirección del Trabajo, que ha sido ratificada a través de las reiteradas demandas que hemos hecho ante el Poder Judicial, me parece que esa crítica infantil es muy poco sana.

Al ser autoridades y funcionarios públicos van a estar dentro del escrutinio y nosotros estamos siendo una suerte de fiscalizadores, no tanto como sindicato, sino como ciudadanos comunes y corrientes, interesados en saber cómo se manejan los fondos públicos.

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¿Adhieres al anarquismo?

Mi postura política sí tiene que ver con cierta corriente sindicalista, que se ve muy reflejada en el anarquismo, pero esa es mi postura. Yo como dirigente sindical, tengo el deber de representar a mis compañeros donde sea y como sea, siguiendo los conductos regulares.

Más allá de lo que yo opine, de que tenga mis convicciones políticas, eso jamás debe ocultar la gestión que se ha realizado hasta el día de hoy. No me parece relevante que yo tenga cierta inclinación de lo que puede ser una corriente filosófica-política determinada, pero lo concreto es que eso no puede ser objeto de un ataque por parte de una autoridad pública.

¿Qué te parece que el término «anarquista» sea usado como una expresión para descalificar?

La verdad es que María Fernanda Lues tiene toda una historia de enfrentamientos con el sindicato. Ella siempre ha sido muy crítica de los trabajadores y siempre ha tenido una visión elitista, como lo ha tenido toda la dirección regional y ejecutiva de CONAF, por algo tienen el SINAPROF, que es un sindicato exclusivamente de profesionales.

No lo tomo como un descalificativo, sino como un ataque hacia el resto de mis compañeros, porque ella está atacando la dirección de un sindicato. Entonces, tratar de ridiculizar el cargo de dirigente, me parece de una falta de respeto impresionante, no solo hacia mí, también hacia el resto de mis compañeros. Cuando critica la existencia del sindicato, está atacando a todos los trabajadores asociados, que son 281.

Ellos mismos son los que me atribuían militancia en partidos de derecha. También se me ha catalogado de operador político, incluso por algunos gerentes de CONAF. Entonces, básicamente utilizan el discurso para acomodarlo de la forma que mejor les parezca y para atacarme directamente.

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