Punto Final apelará a Corte Suprema por publicidad estatal

El Estado gasta hoy más de 20 mil millones de pesos anuales en publicidad de prensa escrita

Por Mauricio Becerra

17/11/2009

Publicado en

Entrevistas / Historia / Medios / Portada

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El Estado gasta hoy más de 20 mil millones de pesos anuales en publicidad de prensa escrita. Un 80% de dicho monto se va para medios de las cadenas de El Mercurio y Copesa. Para los medios independientes casi nada. Para remediar esta situación, el director de Punto Final, Manuel Cabieses, presentó una demanda ante la Fiscalía Económica, la que pese a ser rechazada, será ahora interpuesta ante la Corte Suprema.

Luego de que el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) rechazara la demanda de la revista Punto Final contra el Estado por la discriminación que sufre la prensa independiente en la distribución de la publicidad fiscal, el director de dicho medio, Manuel Cabieses, anunció que apelarán a la Corte Suprema.

El fallo fue emitido el 12 de noviembre, pasando por más de dos meses el plazo de 45 días establecidos por la ley, para responder a dicha demanda, presentada para dar cuenta de que más del 80% de la publicidad del Estado es publicada en los dos grandes consorcios periodísticos, El Mercurio y Copesa.

La demanda fue presentada en agosto del 2006 por Cabieses. Un estudio, realizado el  2005, por el Observatorio de Medios (Fucatel), sobre la inversión publicitaria del Estado daba cuenta que los principales receptores del avisaje estatal de la prensa escrita fueron en un 48% los diarios de la cadena El Mercurio y en un 29% los del grupo Copesa. O sea, ambos consorcios concentran el 77% de la inversión publicitaria estatal.

Y no se trata de bajos montos. Ese año sólo los avisos publicados en televisión y prensa escrita le reportaron al fisco más de $10.730 millones.

Pese al adverso fallo, Cabieses anunció que apelará a la Corte Suprema en los próximos 10 días. La revista Punto Final cumplió 44 años de existencia, con un periodo de receso impuesto por el golpe de 1973 y hasta agosto de 1989. Pese a estar durante 16 años clausurada, por un tiempo circuló una edición internacional hecha en México.

El Ciudadano conversó con Cabieses, quien nos da cuenta de la desmedrada situación que aqueja a la prensa independiente en el país.

¿Cómo han sobrevivido todo este tiempo de la transición?

Hemos hecho una cantidad de cosas para poder existir: comidas, colectas, la rifa de un terreno que nos regalaron en el sur, dinero donado de mucha gente. Los últimos 2 años el sostén firme de la revista ha sido la publicación de publirreportajes de PDVSA, que nos ha permitido sobrevivir. La venta de la revista no alcanza a solventar los gastos mínimos, por lo que la publicidad es un asunto capital para la existencia de los medios.

El argumento de hoy es que en un mercado de libre competencia ganan los que venden y mueren los que no son competitivos.

Ese es el argumento que se suele utilizar para justificar que la prensa independiente no tenga acceso a la publicidad estatal y privada. Los medios independientes tienen a veces altos niveles de tiraje y circulación y no son elegidas por los anunciantes. Además, en un mercado libre como el que existe en Chile, para que puedas competir con ciertas posibilidades de éxito, tienes que tener ingresos que te permitan hacer una revista de buena calidad, desde el papel hasta la calidad de los reportajes, buenos servicios de distribución. Los grandes pueden competir ya que logran abaratar los costos, pero la tarea es más ardua para los medios más pequeños.

El mercado no sería entonces un desideologizado asignador de recursos.

Punto Final sería una pyme, como se le llama en economía, claro que no produce zapatos o gomas de borrar, sino una revista para entregar información a la gente que la haga pensar. Al igual que las otras pymes estamos desfavorecidos para competir, así ese argumento de que el mercado es el que dictamina quien es exitoso o perdedor, es un argumento especioso. No tiene claridad ni sustancia interna.

Además los grandes consorcios recibieron en su momento un fuerte apoyo del Estado.

A El Mercurio y La Tercera a fines de los ’80 la dictadura les licuó deudas que tenían con el Banco del Estado, ya que estaban al borde de la quiebra. Con toda la influencia que tienen, sé que El Mercurio pasa hoy por grandes dificultades, pese a gozar de amplio acceso a la publicidad. Este es un tema que da para mucho análisis.

¿Cuál fue el propósito de presentar la demanda ante la Fiscalía Nacional Económica?

Hace un año presentamos la demanda. Esperábamos que la FNE dictaminara la infracción que hace el Estado a la libertad de expresión y el pluralismo informativo cuando deriva más del 80% de su inversión publicitaria a estos grandes medios: El Mercurio y La Tercera. Estamos hablando de $21 mil millones anuales que gasta el Estado en publicidad en un año, más que la cifra del estudio del 2005.

¿Cuánto de eso recibe Punto Final?

Nada, ni un peso. Pese a que estamos inscritos en Chile Compra.


El Ciudadano

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