Raúl Sohr: “No hay ningún contrapeso a la libertad de los agentes económicos”

¿Qué noticieros ve un analista internacional? ¿Qué puede opinar un rostro de televisión sin perder la pega? Hicimos la prueba con Raúl Sohr, sociólogo que ha logrado notoriedad como periodista

Por Wari

05/07/2011

Publicado en

Entrevistas / Medios / Mundo / Portada

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¿Qué noticieros ve un analista internacional? ¿Qué puede opinar un rostro de televisión sin perder la pega? Hicimos la prueba con Raúl Sohr, sociólogo que ha logrado notoriedad como periodista. Confiesa que está asombrado con la inmovilidad del chileno promedio y que él no se compra el cuento neoliberal.

Quizás sea el más accesible de los rostros de la tele. Cosa de llegar y llamar a su casa -no usa celular- y pactar la entrevista. Quedamos de reunirnos en Chilevisión, horas previas a su comentario en el noticiero nocturno de los viernes. Efusivo, amable, relajado, mastica las respuestas como intentando buscar un ángulo más allá de lo dicho.

A veces sorprende por su agudeza, otras, por su cautela en la forma de decir lo que piensa o, simplemente, aparece como una persona mayor intentando decirnos algo novedoso. Como ya es un rostro televisivo, este sociólogo y analista internacional, cuida lo que dice. La pega está de por medio y no en todo puede decir las cosas por su nombre cuando los jefes son el pequeño grupo de los dueños de medios masivos chilenos o, en este caso, Time Warner, los mismos dueños de CNN.

Donde sí se explaya Sohr es en sus libros. Hace un año sumó “Chao Petróleo”, donde resume la actual crisis del combustible fósil y sus salidas, a una lista que integran “El mundo y sus guerras”, “El fantasma del terrorismo”, “Claves para entender la guerra”, “Las guerras que nos esperan”, “Historia y poder de la prensa” o “La muerte rosa”, que se encuentran en librerías del país.

-¿Le gusta el periodismo chileno?

-El mejor periodismo a mi juicio está en los países anglosajones y eso depende más que de las universidades, de la calidad de los medios que le dan una buena formación a sus periodistas. Podemos tener buenos medios en Chile, pero si los periodistas están obligados a leer publicidad en sus programas, les resta credibilidad. Más aún si son auspiciados por alguna empresa, eso limita mucho su capacidad investigativa.

-Una generación de periodistas de investigación, que dieron golpes noticiosos incluso en dictadura, hoy están fuera de los medios masivos, salvo excepciones. Ellos deberían ser los editores de los cuerpos de reportajes de medios de comunicación pero hoy están marginados. A su juicio ¿Que refleja esa situación?

-Están marginados o se han marginado. Hay poca cabida para periodistas investigativos, y como el periodismo por su naturaleza es conflictivo, ya que al investigar entras a tocar intereses creados y si los tocas vas a pagar un precio, esto se transforma en una cortapisa en tu carrera.

-¿Qué crítica o consejo le haría a los medios independientes?

-No estoy en condiciones de hacerlo porque no veo estos medios con suficiente regularidad, pero creo que al país le hace mucha falta un diario independiente, capaz de levantar grandes temas y que esté en los kioscos.

-¿Hay periodismo de investigación en Chile?

-En Chile tenemos muy poco periodismo investigativo. Cuando todo queda en manos del mercado ¿Qué empresa va a querer asociar sus productos a un programa dedicado a investigar en profundidad y que hablan de la falta de competencia de algunas industrias o de los abusos laborales que tienen lugar? Ninguna empresa va estar auspiciando esto. Se ha dicho falsamente que el periodismo es un cuarto poder. Eso no es así. El periodismo es una expresión del poder, básicamente. Y si queremos hablar de poderes, entonces hay que decir que un quinto poder es la publicidad.

-Que andan de la mano…

-Si vemos la coincidencia entre el cuarto y el quinto poder y revisas quienes son los dueños de los medios de comunicación y quienes hacen las empresas, constatas que es un grupo muy reducido de la elite.

HACIENDO ZAPPING

-¿Qué medios lee o señales de TV ve un analista internacional?

-Varios: The Independent, Daily Mirror, The Washington Post, El País, la BBC… me gusta, tanto su señal en español como en inglés, pero se nota que tienen un sesgo muy de acuerdo a los intereses de Londres y es relativamente débil en América Latina, no la cubren en profundidad.

-¿Qué le parece Telesur?

-No la veo. ¿Dónde se ve Telesur en Chile? Desgraciadamente no lo conozco.

-¿Y Al Jazeera?

-Es como todos los canales que dependen de su propietario. El tratamiento de la información que dieron fue muy distinto en el caso de Túnez y Egipto que, como cuentan lo que pasa en Arabia Saudita o lo que pasa con la dinastía de Qatar. Al Jazeera ha tenido muy bajo perfil frente a la invasión saudí en Bahrein, donde hay un abuso masivo a los derechos humanos, se ha cerrado el único periódico independiente, han matado a mucha gente en celdas policiales. Y Al Jazeera no ha estado a la altura de sus reportajes anteriores.

-¿Qué aprendemos con esto?

-Que en todo el mundo la libertad nunca es absoluta y cuando se tocan esos intereses fundamentales, si el medio pertenece a esos intereses, finalmente se subordina la línea editorial. Escribí un libro que se llama “Historia y Poder de la Prensa”, en el que cuestiono el tema de la prensa como un cuarto poder y planteo la tesis de que la prensa es una piel del poder, por lo que expresa lo que el poder (necesita), que lo entiendo como algo difuso en las sociedades desarrolladas, disperso y hasta contradictorio. Hay un debate dentro de la sociedad y eso se refleja dentro de los medios de comunicación. A la hora de la verdad, los medios son la expresión última de sus propietarios.

-¿Qué intereses cuesta tocar en Chile según su experiencia?

-Todos.

-Pero ¿Algunos cuesta más que otros?

-Cuesta tocar temas que molestan los intereses de empresas. Lo hemos visto recientemente con lo de la comida chatarra o con la fiscalización ambiental. Mientras las empresas tienen fondos sustantivos para realizar campañas públicas y vender a través de los medios sus puntos de vista, las organizaciones ciudadanas no tienen ese espacio. Hay un desbalance y desequilibrio muy grande.

-Como las colusiones y fijaciones de precios de las farmacias.

-Recuerdo haber hecho un reportaje a favor de la prohibición del asbesto, que se usa en la construcción y genera la asbestosis, una enfermedad que provoca la muerte. Me costó mucho sacar ese reportaje. Como los medios que no tienen autonomía y dependen exclusivamente del avisaje para su subsistencia, las presiones de los avisadores suelen ser enormes. Y esto implica no sólo que el avisador molesto retire su publicidad, sino que muchas veces, al tener relaciones con otras empresas, consiguen establecer un castigo que le significa una merma importante a un medio para poder financiarse.

-¿Se ha enterado de intentos de presión recientemente?

– (…)

-¿Cuesta lidiar con eso en el ejercicio cotidiano al interior de los medios masivos?

– (…)

AGRÉGAME A FACEBOOK

-Hoy, muchos periodistas ensalzan a las redes sociales y sus efectos en lo social ¿Comparte ese optimismo?

-Se ha hablado mucho de que las revueltas árabes están ligadas a las redes sociales, las que han sido determinantes en algunas ocasiones. Incluso hay intentos de elaborar teorías al respecto. Yo no estoy tan convencido de que sea así, aunque reconozco su importancia, pero para que estas operen se necesitan liderazgos y para esto se requieren ciertos niveles de organización. No cambia el esquema fundamental que requiere que tras las cosas hay núcleos que tienen conciencia del problema, sea medioambiental o social. La mera existencia de un problema si no está canalizado, si no tiene líderes, no llega muy lejos.

-Entonces no comparte el optimismo.

-Hay una fascinación en el mundo anglosajón por las redes sociales y tienden a atribuirle mucha más importancia de la que tienen. La participación fue baja tanto en las revueltas árabes como el impacto que tienen en China. Creo que es producto de la ignorancia que tenemos en Occidente, de cómo operan las distintas sociedades. Así las cosas, decir que la variable determinante en el comportamiento de las sociedades son las redes sociales, me parece de una ingenuidad muy grande.

-Lo que no deja de ser una utopía muy occidental.

-En Chile uno no ve grandes movimientos sociales. Vemos una sociedad civil muy débil, no hay grandes movilizaciones y los jóvenes no participan en los procesos electorales. En temas básicos, como la implementación del Transantiago para los habitantes de la capital fue brutal. Creo que ese caso, que fue un monumento a la burocracia tecnocrática, que cambió el sistema de transporte en forma inconsulta de un día para otro, y que no haya despertado resistencias, da cuenta del bajo nivel de empoderamiento de las personas.

-Quienes han tenido una resistencia fuerte han sido los mapuches.

-Los mapuches son el caso de un núcleo focalizado con liderazgos, ideas y una reivindicación. Son víctimas de una opresión y discriminación manifiestas. Es muy transparente su lucha. Con o sin redes sociales, eso no cambiaría mucho.

-¿A los chilenos nos costaría mucho aceptar que los mapuches no quieren ser chilenos, que son otra nación?

-Las sociedades multiculturales existen en todo el mundo. Y no tienen problemas con la coexistencia dentro de un mismo Estado de varios pueblos, con culturas diferentes y lenguas distintas. Eso no debilita la existencia de esas naciones.

TAN LEJOS TAN CERCA

-¿Se sorprendió con las recientes revueltas en el norte de África?

-Me sorprendió que no ocurriese antes. Me extrañaba que en estos países, en donde hay mucha gente joven, en donde los regímenes han demostrado una incapacidad de gobierno impresionante y que operan con niveles de corrupción desastrosos, no hubiera habido antes una rebelión. Aún no entiendo cómo en Arabia Saudita se mantiene el régimen.

-¿Qué opina del silencio en los medios con lo que pasa en Islandia?

-La sociedad islandesa es muy progresista, muy igualitaria, con un sentido de la justicia muy pronunciado, pero lo que ocurre allá para el público chileno es muy lejos. Islandia es lejos como lo es Costa de Marfil. En general, los temas internacionales tienen muy poca cabida en los medios. Es un tema secundario, a la gente le interesa lo que le afecta en forma directa o lo que tenga repercusiones, como las elecciones en Perú.

-Como el miedo que despierta Ollanta Humala.

-En Chile hay una ideología dominante ejercida en buena medida a través de los medios de comunicación, que tienden a descalificar a todos aquellos que sean partidarios de una redistribución de la riqueza en sus sociedades, llámense Rafael Correa, Lula o Cristina Fernández. Se les descalifica, y los medios han establecido un debate entre lo que llaman peyorativamente el populismo, saco en que meten a todos los que restringen la absoluta libertad de mercado o la posición correcta de la hegemonía ideológica en Chile, la idea de que el mercado debe actuar sin ninguna cortapisa.

-Es que a los patrones no les gusta hablar de ciertas cosas…

-Eso significa que las empresas puedan actuar sin ninguna obligación de rotular nada, que los consumidores tienen mínimos derechos y no hay ningún contrapeso real de la sociedad en su conjunto a la libertad que tienen los agentes económicos. La única forma real que tiene la ciudadanía de ejercer su poder es a través del Estado. Los gobiernos que deciden tener un control más activo, les llaman intervencionismo estatal o que son ideas estatistas.

-En la tele chilena el malo de la película es Hugo Chávez.

-La demonización número uno es hacia Chávez, independiente de los aciertos o desaciertos de su gestión. Pero también hay una mirada negativa de Evo Morales y la hubo hacia Lula, pero como el modelo brasileño tuvo éxito, la abandonaron. El sayo populista se lo calzan a todos aquellos que no acompañan la heterodoxia neoliberal.

-¿Cómo explica entonces que en Perú, que tuvo tasas de crecimiento económico de un 7% en los últimos años y altas tasas de inversión extranjera, su población haya dejado fuera de la segunda vuelta presidencial a los candidatos que prometían continuar esa senda?

-En Perú la votación fue hacia los extremos, hacia los candidatos antisistémicos que cuestionan un modelo que es muy exitoso en la acumulación de riqueza, pero es pésima a la hora de distribuir los ingresos.

-Esquema para el que Chile es un modelo.

-En Chile hay algunas empresas que no debemos negar que han sido locomotoras de inversión y generan un cierto desarrollo del país, pero se mantienen con mecanismos excluyentes y una concentración del ingreso que va aumentando la brecha entre ricos y pobres.

-Como el caso de Luksic que de un año al otro duplica su fortuna y, de paso, compra un canal de televisión.

– (…)

-O el caso del presidente Piñera, quien pese a que ya no administra su fortuna desde que es presidente, está entre los cuatro más ricos del país, según el ranking de la revista Forbes.

-(…)

CAMBIANDO DE OPINIÓN

-En un foro hace años, en Valparaíso, le pregunté si para solucionar el problema de las drogas no era mejor pensar en la despenalización. Su pregunta fue si acaso estaba loco y que cualquier país que planteara eso quedará aislado internacionalmente. ¿Aún opina lo mismo?

-¿Dije eso?

-Sí, pero es válido cambiar de opinión…

-Sí, yo cambio de opinión constantemente, no tengo problema en eso. Porque las realidades son diferentes y nadie nació sabiendo las cosas. No tengo ningún problema con eso. Respecto de la despenalización de las drogas tengo una posición variable. Me siento partidario de hacerlo en la perspectiva del combate al narcotráfico y estando al tanto de que las riquezas que se hacen los carteles que profitan de la clandestinidad a la que es cometido el consumo.

-Podríamos partir por despenalizar el cannabis.

-A mi juicio la marihuana tiene que tener un tratamiento completamente distinto al de la cocaína y heroína. De la mayoría de mis compañeros de estudio que tuve en Inglaterra me costaría saber cuál de ellos no fumaba. Sí, creo que hay que pensar en la despenalización.

Por Mauricio Becerra Rebolledo

El Ciudadano Nº101, primera quincena mayo 2011

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