UP y Proyecto Synco vuelven en libro editado por el MIT

Podría estar en el museo de la historia de Internet, pero sólo queda una foto y algunos planos

UP y Proyecto Synco vuelven en libro editado por el MIT

Autor: Mauricio Becerra

Podría estar en el museo de la historia de Internet, pero sólo queda una foto y algunos planos. Es el proyecto Synco, desarrollado por el gobierno de la Unidad Popular, primer prototipo de la historia universal de un cuadro de mando integral con participación de los trabajadores. Eden Medina, investigadora de la Universidad de Indiana, en su libro ‘Cybernetic Revolutionaries: Technology and Politics in Allende’s Chile’, vuelve sobre Synco para ver cómo la política influye en el cambio tecnológico.

Sólo queda una foto. Se trataba del proyecto más ambicioso que ha tenido Chile en tecnología: Synco (Sistema de Información y Control) fue un intento temprano para usar los computadores no sólo para el procesamiento de los datos, sino que además para facilitar la comunicación rápida en un contexto nacional. Destruido por la bota militar hoy sólo queda una foto, algunos archivos y el recuerdo en algunos de sus protagonistas.

Desarrollado en 1971 por el gobierno de la Unidad Popular, Synco tenía como objetivo  coordinar toda la información de las empresas del Estado en tiempo real para una adecuada toma de decisiones. El proyecto incluía a los trabajadores en la toma de decisiones. Se buscaba así entregar la tecnología al pueblo.

Para implementar Synco se contó con el investigador británico, Stafford Beer, quien quería aplicar sus revolucionarias ideas en cibernética organizacional.

La foto que queda es de una sala de operaciones vacía. Un salón futurista con 7 sillas giratorias con paneles de botones que controlaban varias pantallas en las que se podía proyectar la información. Al lado de los monitores había paneles con información del estado de operaciones y la conexión se realizaba a través de télex instalados en las industrias.

El software (Cyberstride) usó técnicas estadísticas para analizar el comportamiento de las empresas en el pasado y predecir su comportamiento en el futuro.

Sibien Synco no estaba afinado en su totalidad, la red de télex, llamada Cybernet, que lo constituía demostró su utilidad en el paro de octubre de 1972, cuando los camioneros pagados por la CIA bloquearon las ciudades y el gobierno de Salvador Allende coordinó a través de los télex el transporte de alimentos a las ciudades.

Synco ha despertado la imaginación en Chile. Hace un par de años el escritor Jorge Baradit, publicó SYNCO, una ucronía (narración histórica alternativa) en el que el proyecto sobrevive junto al gobierno socialista; y los músicos Mika Martini y Rafael Cheuquelaf, editaron el disco ‘Synco Soundtrack: Hasta la Victoria Siempre’

Eden Medina, investigadora de la Universidad de Indiana vuelve sobre Synco para hacer una lectura desde el cruce entre tecnologías y política. Seducida por el aspecto futurista de Synco, la investigadora se interesó por el intento de hacer cambios estructurales en la sociedad que el proyecto implicaba.

¿Cómo te enteraste del proyecto Synco?

– Haciendo mi tesis de doctorado en el Programa de Ciencia, Tecnología y Sociedad del MIT, me interesó la historia de la informática en América Latina, pero cuando empecé a investigar noté que no habían muchos escritos sobre aquello. Un día estaba en la biblioteca buscando experiencias y en un libro encontré un pie de página que hablaba del proyecto Synco. Me fascinó. Y bueno, después de diez años de investigación, publiqué un libro sobre esta historia que se llama Cybernetic Revolutionaries.

Tu libro está escrito a partir del análisis de la relación entre tecnología y poder ¿por qué lo haces desde ese enfoque?

Silla de la sala de operaciones de Synco

– Me interesan las relaciones de poder y cómo podemos leer las tecnologías o usarlas como fuentes para ver las relaciones de poder en un contexto histórico. Si podemos ver esto, podemos entender un poquito más lo que pasa hoy. Ese aspecto me interesa. Hice mi pregrado en Ingeniería Eléctrica y estudios de mujeres, un campo que aborda las relaciones de poder en la sociedad. Era natural para mí entonces estudiar ciencia y tecnología desde esa perspectiva.

¿Qué te llamó la atención del proyecto Synco?

– Ese aspecto futurista, de alta modernidad que se expresa en la sala de operaciones y que captura la imaginación desde el comienzo. Claro que en el fondo me interesa porque fue un intento de hacer cambios estructurales en la sociedad. Muchas veces hablamos del uso de la tecnología para cambiar las relaciones políticas, económicas, y sociales, así que quería saber lo que pasó -históricamente- cuando la gente usó las tecnologías para lograr esos fines.

Se sabe que el proyecto Synco alcanzó a ser usado para el paro de octubre de 1972 ¿sabes en qué medida fue puesto a prueba el proyecto?

– El proyecto tuvo cuatro componentes: había una red de télex, software especializados, un simulador económico y la sala de operaciones, que es más conocida como Synco. Lo que fue usado en el paro de octubre no fue el sistema entero, sólo la red de télex, que estaba lista. Fue un componente del proyecto que alcanzó a ser usado como forma de coordinación. La idea era que si el gobierno podía tener información en tiempo real. No lo logró completamente, pero se acercó. Con esto podía tener la capacidad de reaccionar de una forma mucho más dinámica. Es algo muy importante en una situación de crisis.

¿El paro sirvió entonces como una instancia de rodaje del proyecto Synco?

– Sí, el paro de octubre de 1972 proporcionó un momento para probar estas ideas y desarrollarlas. Tuvo un efecto grande en el proyecto. Antes era una iniciativa muy marginal dentro de Corfo, poca gente sabía del proyecto, pero después del paro Fernando Flores asumió como Ministro de Economía. El cree que recibió este puesto en parte por su desempeño en Synco para el paro de octubre, ya que después de eso Corfo desarrolló un directorio de informática y comenzó a contratar más gente para ampliar esa área.

LA CIBERNÉTICA DE STAFFORD BEER

¿Por qué Stafford Beer vino a Chile?

– Stafford Beer llegó a Chile invitado en 1971 por Fernando Flores, quien le contaba del proceso chileno y la nacionalización de la economía. Beer era experto en la aplicación de las ideas cibernéticas en la industria y Flores le pidió que si podía enviar a alguno de sus consultores a Chile para ayudar con el proceso. En ese momento Beer estaba desarrollando muchas ideas sobre la relación entre la cibernética y el gobierno, además estaba interesado entre el equilibrio entre descentralización y control centralizado. Así que para Beer la experiencia chilena era una oportunidad única, por lo que cuando recibió la invitación de Flores dijo ‘yo voy’ y canceló sus compromisos en Inglaterra y se vino para Chile.

¿La experiencia en Chile influyó en las ideas posteriores de Beer?

-. Cuando Beer llegó a Chile llegó como un consultor conocido a nivel mundial. Sin embargo, las experiencias que BeerPortada del libro editado por el MIT tuvo en Chile, en particular su vínculo con el camino chileno hacia el socialismo, provocó un crisis para el cibernético. Acá empezó a pensar que la vida material no era algo tan importante y su trabajo empezó a crecer en esa dirección: en política, el gobierno, la libertad y la justicia social.

Además tuvo un espacio para aplicar sus ideas.

– Stafford Beer vio Chile cómo una oportunidad para desarrollar sus ideas, pero también él tenia simpatía con los objetivos del gobierno de Salvador Allende, aunque él no era marxista. Comenzó a pensar que las ideas cibernéticas no podían ser usadas solo para el área de producción, sino que también para la distribución de productos y para mejorar la comunicación entre el gobierno y el pueblo. Beer también desarrolló más sus ideas sobre cibernética.

LA SALA DE OPERACIONES Y EL DISEÑO

Llama la atención el diseño de la sala de Synco y, sobretodo, las sillas ¿qué observas de esto en tu investigación?

– La silla es un buen ejemplo de cómo los valores afectan el diseño de una tecnología. Si imaginamos quien va a usar ese espacio, cómo esa imaginación respecto del usuario afecta el diseño de una silla. Por ejemplo, cada silla tenía una serie geométrica de los botones en el apoyabrazos que podría ser utilizado para cambiar la información mostrada en las pantallas de la sala. Este diseño dio a todos los ocupantes la igualdad de acceso a los datos y permitió una forma más democrática de participación. Beer también propuso que una interfaz de botones de gran tamaño hacía que la sala sea más accesible a los trabajadores y le impidió ser un espacio exclusivo para la élite. Sin embargo, Beer hizo los botones especialmente grandes para que los participantes los pudiesen golpear cuando quisieran hacer valer un punto. La sala estaba diseñada para facilitar una forma de comunicación que estaba más cerca de la agresión masculina que a la expresión de género-neutro o femenino.

Imagino que dicha salvedad dice muchas cosas respecto de una tecnología.

– Parte de mi trabajo fue pensar en cómo podemos leer las tecnologías como fuentes históricas. Normalmente los historiadores revisan los documentos, las cartas, los informes del gobierno o la prensa, pero los artefactos son también fuentes. La sala de operaciones es un buen ejemplo de cómo se ven las relaciones de poder dentro del proceso revolucionario chileno, las relaciones entre las personas, las limitaciones, los sueños; podemos leer todo eso.

Además que la sala se parece a seriales de TV futuristas.

– Cuando entrevisté a los diseñadores me dijeron que no había una influencia directa de Stanley Kubrick y la película ‘2001 Una odisea en el espacio’, estrenada en 1968. Sin embargo, las imágenes futuristas que estas películas mostraban  ya estaban en el aire. Fue un gran desafío para un diseñador porque se trataba de algo nuevo. Por ejemplo, si al diseñador le piden que modele un cine, tiene alguna idea sobre el cine con sus butacas y su pantalla. Pero si le piden que diseñe una sala cibernética para manejar la economía, es algo completamente nuevo. Así la sala tiene ese diseño futurista para mostrar, en parte, que ellos estaban rompiendo con el pasado.

SYNCO HOY

¿Para qué sirve hoy revisar el proyecto Synco?

– En términos físicos no queda mucho de Synco. La sala fue destruida por los militares y algunos documentos sobrevivieron. La sala de operaciones y el código computacional no están, pero la gente que se involucró en el proyecto hoy son personas con trayectorias exitosas. Stafford Beer intentó replicar el proyecto en Uruguay, un proyecto llamado Urucib, pero  que no fue exitoso. También lo intentó en México y Venezuela. Pero esas ideas siguen con vida, inspirando a la gente. Por ejemplo, hace poco recibí un correo sobre un intento para aplicar las ideas del proyecto Synco en una red de radios en Nicaragua para ayudar a los granjeros.

¿Y en términos ideológicos?

– Históricamente la experiencia del proyecto Synco dice mucho sobre el esfuerzo de ocupar la tecnología para cambiar la sociedad, un intento de incrustar valores políticos en el diseño de un sistema y qué pasa con gente de verdad cuando trata de hacer eso. También nos dice mucho del rol de la geopolítica en el cambio tecnológico. No es que las mejoras tecnologías sobreviven, sino que algunas opciones tecnológicas no pueden sobrevivir a un contexto político. No se puede decir que Synco fue exitoso en su objetivo de manejar la economía en un tiempo real, pero hay que considerar que fue corto el tiempo (por circunstancias ajenas) que este proyecto tuvo para desarrollarse.

¿Cuáles son tus próximas investigaciones?

– Esta investigación me mostró de forma muy clara que las historias también tienen una lectura geopolítica. Si sólo estudiamos las tecnologías más exitosas, siendo la mayoría  de países como los EE.UU, vamos a tener una visión de invención que tiene muchos sesgos. Ahora estoy editando un libro sobre los estudios de ciencia y tecnología en Latinoamérica con diferentes autores de América Latina, Estados Unidos y Europa. La idea es pensar en las contribuciones de América Latina a la ciencia y tecnología y como las experiencias específicas de América Latina puede ayudarnos a entender la ciencia y tecnología en formas más generales.

Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

El Ciudadano

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