‘Pude haber sido una muerta más a manos de Carabineros’: La brutal agresión que sufrió dirigenta social

Gloria Pinto fue impactada por el chorro del carro lanza aguas, arrastrada y finalmente azotada contra el muro de un edificio en el marco de la Huelga Feminista pasada, lo que la tiene hasta hoy en recuperación.

En el marco del llamado a Huelga Feminista del pasado 9 de marzo, Gloria Pinto, trabajadora de la Urgencia del Hospital San José e integrante del Bloque Territorial Zona Norte, asistió a la Plaza de la Dignidad, aprovechando sus últimos días de vacaciones. Estuvo gran parte del día en el sector junto a unas amigas. Estuvo en la manifestación del medio día y se quedó en el lugar hasta la tarde.

A eso de las 19:00 horas se acercó hasta la concentración que se llevaba a cabo en el monumento a Manuel Baquedano, en el corazón de la Plaza de la Dignidad. Recuerda que en ese lugar “había poca repre”, ya que la mayor parte del contingente policial se encontraba en el sector de Ramón Corbalán con Alameda, donde -apunta- «había un enfrentamiento directo entre manifestantes y carabineros». Hasta esa esquina se trasladó Gloria para observar lo que ocurría, momento en que recibió un feroz ataque por parte de los policías.

En medio de la arremetida de Carabineros contra los manifestantes con una gran cantidad de bombas lacrimógenas, la dirigenta fue impactada por el chorro del carro lanza aguas, el que apuntó directo a ella y la lanzó lejos, unos 4 a 5 metros aproximadamente. El líquido -que como es sabido sale con extremada fuerza desde el carro policial- la arrastró hasta chocar con el muro de uno de los edificios de esa esquina, donde se azotó y quedó en el suelo.

“El ‘guanaco’ me bota a mí directamente y no movió su chorro hasta que yo me azoté contra la muralla. Fue una agresión directa”, acusa enfática Gloria.

“Los carabineros pasaron por sobre mí, pensé que iban a matarme, que me iban a pegar o a llevarme. Quedé botada en el suelo, me hice bolita y no me moví. Afortunadamente estaba con máscara de cara completa, por lo que el chorro no me asfixió, eso me protegió, y en cuanto pude me la saqué y respiré mejor. Habían unos periodistas de medios independientes, se acercaron, me cubrieron un poco con sus piernas para que los pacos que venían atrás no me llevaran, me prestaron ayuda para levantarme del suelo y poder rescatarme. Los pacos pasaron por al lado mío. Luego pasaron tres niñas que venían abrazadas y me sacaron del lugar. Yo estaba desorientada con los golpes y el azote”, cuenta Gloria.

LAS CONSECUENCIAS

La dirigenta social -quien anteriormente también tuvo ese rol al interior de la Federación de Trabajadores de la Salud (Fenats)- resultó con múltiples contusiones, como hematomas en las piernas, caderas, brazos y cara, siendo la más complicada una herida profunda en su codo izquierdo.

En primera instancia fue atendida en uno de los puntos de salud que se encuentran en la Alameda desde el estallido social del 18 de octubre. “No sentía mayor dolor en ese momento, así que ellos me limpiaron, yo estaba como en shock. Me dijeron que tenía unos cortes. Mis compañeros me llevaron al SAPU de Zapadores (Recoleta), donde me tomaron radiografías. En ese momento se descartó fractura. La médica me dijo que me iban a poner puntos de afrontamiento. Me dejaron con antibióticos, analgésicos y relajantes musculares”, detalla Pinto.

Herida en codo de Gloria Pinto

Una vez en su hogar, los primeros días no podía moverse, le dolía todo. El viernes 13 fue a la Urgencia del Hospital San José, donde trabaja. Fue atendida por un traumatólogo, quien le abrió la herida que tenía en el codo -la más compleja de todas-, le lavó los tendones “porque los tenía lleno de piedrecillas”, apunta, y le puso puntos con hilo.  

A los diez días tuvo que volver a la Urgencia. “Tenía el brazo inmovilizado de dolor”, recuerda. En ese momento le diagnosticaron una bursitis séptica por un cuerpo extraño, lo que en palabras simples significa que la bursa -tela y líquido que cubre la articulación- se infecta y provoca dolor. En este caso, por tener además un cuerpo extraño, la bursitis se agravó y debió quedarse hospitalizada el mismo día. No puede ser operada, ya que el equipo médico recomienda no abrir el codo, porque existen altas posibilidades de complicaciones.

Gloria en una manifestación anterior en el exterior del Hospital San José junto a compañeros de trabajo

Hoy se encuentra con tratamiento intravenoso de antibióticos por diez días. Los medicamentos han provocado una gastritis que la mantiene con vómitos. Además, toda la situación ha afectado su ánimo, puesto que ha tenido que dejar a sus tres hijos en medio de la pandemia mundial provocada por el Covid-19.

«Pensar en que pude haber sido una muerta más a manos de carabineros, porque simplemente decidieron botarme y mantenerme ahí, abusando. De una forma muy parecida murió Mauricio Fredes. Tengo familia, mamá, papá, quienes también están sufriendo. Me alejan de mi vida laboral, de todo mi entorno por estar encerrada en un hospital por culpa de ellos. Son asesinos que están atentando contra nuestras vidas», sostiene Gloria.

Sin perjuicio de lo anterior, es categórica a la hora de hablar de lo que representa para ella la lucha que lleva a cabo la sociedad chilena hace 5 meses: «Sigo con la misma convicción, la misma entereza, podemos entregar a nuestros hijos una sociedad más justa», concluye.

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