La precarizada salud pública puesta a prueba con el Covid-19

Los sistemas sanitarios están siendo puestos a prueba con la pandemia del Coronavirus. Además de la avalancha de hospitalizaciones que se esperan en unidades críticas, la facilidad de la transmisión tiene a los profesionales sanitarios como el primer grupo social de riesgo. En España el 12% de los contagiados son enfermeros o médicos. En Catalunya hay hospitales con 300 funcionarios de baja que han debido ser reemplazados, mientras en los chilenos se le dice al personal que tarde o temprano caerán enfermos. ¿Se les está enviando a trabajar como bomberos de Chernóbil?

Por Mauricio Becerra

23/03/2020

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COVID

Por Mauricio Becerra Rebolledo @kalidoscop

Una trabajadora del Hospital de Rancagua cuenta que se les advirtió que todos quienes trabajan en ese recinto están en riesgo de contagio de Coronavirus y que tarde o temprano caerán enfermos. En el Hospital Salvador un profesional biomédico asume que de igual forma se contagiarán. El mismo ánimo está entre las trabajadoras de la Ex Posta Central y de gran parte de la red pública de salud. Si bien las posibilidades de contagio del Covid-19 son altas, es un gran riesgo que las perspectivas de las autoridades y de los directivos de hospitales, asumidas también por las comunidades de trabajadores, es que quienes están en la primera línea de la sanidad pública van a contraer la dolencia. En vez de infundir políticas de extremo cuidado con el correspondiente soporte de materiales de protección, se les está enviando a trabajar como los bomberos de Chernóbil.

Apenas hace una semana la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculaba que el Coronavirus ha infectado diez veces más personas que el SARS -el virus aparecido en China en 2002- y afecta en la actualidad a más de 120 países, amenazando con colapsar sus sistemas sanitarios. La mortalidad generada por el Covid-19 en mayores de 80 años alcanza el 15%, afectando sobre todo a personas con patologías previas o inmunodeprimidas.

Los profesionales sanitarios y de aseo de los hospitales, el grupo social más expuesto a la pandemia y con mayor riesgo de contagiar a otras personas, requerirán equipos de protección personal. Rafael Poch comenta que el virus nos enfrenta a situaciones desconocidas, una ‘sensación Chernobyl’, similar a cuando Europa se enfrentó a las consecuencias de las nubes radioactivas.

Si en Europa la pandemia llegó a fines del invierno, en América del Sur su periodo de expansión comienza con el inicio del periodo invernal. El Covid-19 pondrá a prueba los sistemas sanitarios de los países latinoamericanos. China tuvo que hacer esfuerzos enormes y demoró casi tres meses en controlar el brote epidémico; la salud pública del norte de Italia está colapsada; y desde mediados de esta semana las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) de la capital española reciben pacientes al doble de su capacidad.

El Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) advirtió la semana pasada que antes de fines de marzo, muchos países europeos tendrán serios problemas de saturación de sus UCI.

Si en Italia hay 4 doctores y 5,8 enfermeras o enfermeros por cada mil habitantes, en Chile hay 2,5 y 2,7 respectivamente

LA SOMBRIA REALIDAD EN ITALIA

En las últimas entrevistas dada por Sebastián Piñera a los relacionadores públicos de los canales de televisión, el mandatario aseguró que Chile está mejor preparado que Italia para controlar la epidemia. Una comparación en base a los datos del Health at a Glance 2019 de la OECD, realizada por Juan Carlos Said, médico internista y Master en Salud Pública del Imperial College, dan cuenta de que el Presidente no tiene idea de los insumos hospitalarios con que cuenta el país:

En Chile se gastan U$ 2.100 por habitante, a diferencia de los U$ 3.500 invertidos por la sanidad italiana. En camas para hospitalización nuestro país tiene 2,1 por cada mil habitantes, en cambio Italia posee 3,2.

También hay diferencias en la cantidad de profesionales sanitarios. Si en Italia hay 4 doctores y 5,8 enfermeras o enfermeros por cada mil habitantes, en Chile hay 2,5 y 2,7, respectivamente.

En camas críticas Italia tiene más del doble que el sistema de salud chileno, destaca Said. En el país europeo hay 12,2 por cada cien mil habitantes; en cambio, en Chile son 5,8. Las cifras incluyen tanto el sistema público como el privado.

Hay que considerar que en Italia el financiamiento de la salud pública había disminuido en unos 37.000 millones de euros en los últimos 10 años. Según estas cifras, al comienzo de la epidemia, el sistema sanitario tenía un total de 5.090 camas de terapia intensiva, un 30% menos que en 2001.

En Bergamo, uno de los pueblos de la región de Lombardía más afectados por la epidemia, hace ya una semana el médico Daniele Macchini confesó que la saturación de pacientes y la escasez de aparatos de respiración los ha llevado a una medicina de guerra, debiendo elegir a quién destinar los respiradores artificiales y a quién no.

Las cifras actualizadas del sábado 21 de marzo suman en la región de Lombardía un total de 546 personas muertas en las últimas 24 horas. La región representa el 47% de todos los contagiados en Italia. En todo el país fallecieron 793 personas en el último día, llegando a un total de 4.825 muertos y el 10 por ciento del personal sanitario está de baja por enfermarse de Coronavirus.

LA DIFÍCIL CONTENCIÓN EN ESPAÑA

En España, según los datos del Health at a Glance 2019, hay 3,9 doctores por cada mil personas y 5,7 enfermeras y enfermeros. Pese a que la cifra también es superior a Chile, en algunas ciudades como Madrid y Alcalá de Henares, desde esta semana las UCI están funcionando al borde de su capacidad.

Según datos de La Vanguardia, los hospitales públicos españoles tienen un total de 4.627 camas de UCI (700 de ellas en Madrid y desde el viernes 20 con 800 pacientes). Un grave problema genera la llegada de quienes sospechan que tienen Coronavirus a los centros de salud, según el periódico catalán. Los pacientes pasan por diferentes partes de los hospitales y son vistos por diferentes profesionales sanitarios. En la ciudad de Barcelona se comenzó a concentrar a los pacientes en los servicios de enfermedades infecciosas, los que sumados a los que llegaban a urgencias, obligaron a empezar a ocupar otros espacios y recursos médicos, como Neumología y anestesistas.

Del total de infecciones por covid-19, el 12 por ciento corresponde a personal sanitario. Es decir, de los 28.572 casos positivos de coronavirus en España, 3.475 son funcionarios biomédicos

En el hospital de Alcalá de Henares, personal de la UCI reconoce que a los pacientes de más edad ya no se les entuba, sino que se les manda a planta con cuidados paliativos.

El Hospital de Leganés de Madrid está ya colapsado con pacientes atiborrando pasillos. El delegado sindical de UGT del hospital, Javier García, dijo este sábado que las urgencias del recinto están tres veces por encima de su capacidad y que “hay gente sin cama, sentada en sillas de plástico desde hace más de 30 horas”. El hospital ya no admite más pacientes y los que llegan son derivados a otros establecimientos de salud madrileños, los que también están desbordados.

En Catalunya ocurrió un brote al interior del hospital de Igualada, municipio industrial de la provincia de Barcelona. En dicho municipio se han detectado 220 personas positivas y 28 fallecidos. De los infectados, 91 con personal sanitario. En toda Catalunya, si el jueves habían 384 profesionales sanitarios infectados, el viernes la cifra subió a 600 y este sábado aumentó a 610.

Si bien el brote se atribuyó en un primer momento a una enfermera que trabajaba en el hospital, según profesionales del recinto ella habría sido contagiada por un paciente. David Roncero Carrera, médico de urgencias del hospital, asegura que desde el inicio del brote en Igualada los trabajadores de UCI solicitaron realizar un examen de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) a los pacientes con clínica sugestiva, a lo que se negó Epidemiología. Roncero cree que el origen del brote es “un paciente ingresado con Coronavirus sin ser diagnosticado. La enfermera es una víctima más de la epidemia”.

Los trabajadores sanitarios de Italia y España se sienten superados. El director del hospital de Anoia, Joan Miquel Carbonell, contó cómo el Coronavirus fragilizó todo el sistema sanitario al afectar a los profesionales biomédicos. En un solo día tuvieron 76 ingresos de pacientes con complicaciones respiratorias debido al Covid-19, en circunstancias que tienen 300 trabajadores de baja, aislados preventivamente, de los cuales 70 están enfermos.

Del total de infecciones por Covid-19, el 12 por ciento corresponde a personal sanitario. Es decir, de los 28.572 casos positivos de Coronavirus en España, 3.475 son funcionarios biomédicos. La información dada a conocer este domingo por Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, “es un problema importante para nuestro sistema sanitario, es el grupo poblacional de mayor riesgo”.

La gran cantidad de bajas médicas ha hecho que España movilice a todos los médicos y enfermeros disponibles, incluidos estudiantes de curso de último grado y jubilados recientes. En el reino ibérico las muertes por Coronavirus se contabilizaron en 1.720 personas este domingo.

Según el politólogo Juan Carlos Monedero, Madrid perdió entre 2010 y 2018 más de 3.300 camas bajo la gestión de Esperanza Aguirre, del derechista Partido Popular (PP). Sus políticas sanitarias se orientaron hacia la privatización de los servicios sanitarios. Su lema era «no le quepa duda que la empresa privada es más eficaz». Monedero resalta que los hospitales públicos perdieron 2.500 camas bajo la gestión de Aguirre, quien la semana pasada -tras ser diagnosticada con Coronavirus- fue hospitalizada junto a su marido en uno de esos hospitales públicos de gestión privada surgidos bajo su gestión.

De los 33 hospitales públicos de la capital española, cinco están bajo gestión privada y los costos de sus tratamientos -pagados por el Estado- son más caros que en los del sistema público.

Las organizaciones médicas españolas e instituciones docentes se vieron obligadas a elaborar una guía para delimitar las decisiones profesionales respecto de a qué enfermos dar prioridad ante el colapso de la UCI. La guía ‘Recomendaciones generales relacionadas con las decisiones éticas difíciles y la adecuación de la intensidad asistencial. Ingreso en las Unidades de Cuidados Intensivos en situaciones excepcionales de crisis’, es un intento de normar la situación que enfrentan los médicos en esta crisis sanitaria, estableciendo las prioridades en caso de no contar con los espacios suficientes. Entre las medidas está que se restringe el criterio habitual dado por el orden de llegada, reemplazándolo por los criterios de proporcionalidad y ‘justicia distributiva’, nociones que privilegian pacientes con mayor esperanza de vida.

Otro documento, firmado por las organizaciones médicas catalanas, titulado ‘Consideraciones deontológicas en relación a la pandemia de Covid-19’, junto con reconocer el riesgo directo de los profesionales sanitarios, considera como “imprescindible garantizar que cuentan con las medidas y medios de seguridad adecuados”. Se agrega que “el médico debe protegerse a sí mismo y exigir el material mínimo de autoprotección necesario y los responsables deben garantizar la disponibilidad y suministro de estos medios”.

De parte de los médicos, el protocolo firmado en Barcelona exige el estricto cumplimiento de las medidas de seguridad establecidas por las autoridades sanitarias y los protocolos adecuados, además del uso racional del material que le es proporcionado y cumplir el aislamiento social de manera estricta.

En relación a los recursos limitados, sostienen que la limitación o no asignación de medidas terapéuticas se debe adecuar a múltiples factores, considerando la situación clínica, comorbilidad, calidad de vida, posibilidad de respuesta a los tratamientos o la edad. En este último factor recalca que no debe ser exclusivamente por edad la discriminación en la asignación de recursos. Finalmente, aconsejan asumir flexibilidad en función de las circunstancias, adecuando el esfuerzo terapéutico a las probabilidades de supervivencia y la voluntad de los pacientes.

¿CÓMO ANDAMOS POR CHILE?

En los últimos días han circulado a través de las redes sociales imágenes de la precariedad del sistema público de salud chileno. Si desde hace meses se viene reclamando por la falta de insumos hospitalarios, recientemente se ha visto cómo trabajadores del Hospital Las Higueras de Talcahuano, con máquinas de coser dedican horas a fabricar máscaras de protección con papel de cocina y elásticos.

Fuentes al interior de la Ex Posta Central sostienen que a los profesionales sanitarios se les entrega una mascarilla por turno, muchos de los cuales son de 12 horas. El tiempo de utilidad de éstas es de dos horas. En días recientes, trabajadores de una unidad asistencial denunciaron tener una sola mascarilla para todo el turno.

Otro insumo escaso son las camas críticas. En 2013 un documento publicado en la Revista Médica de Chile, firmado por médicos de Medicina Intensiva de varios hospitales públicos, de las Fuerzas Armadas y clínicas del país, calculaba que entre 2003 y 2013 el aumento iría de 773 a 1.270 camas críticas (UCI y UTI). La cifra, en la época, era considerada insuficiente por los médicos, quienes situaban un ideal de 6 camas críticas por 100 mil habitantes. También acusaban un déficit de especialistas en Medicina Intensiva y el desinterés de estos por trabajar en el sistema público. El documento concluía que “la demanda de este tipo de camas continuará creciendo debido a los cambios demográficos, la mayor expectativa de vida, el incremento en la incidencia de patologías crónicas complejas, siendo los adultos mayores el grupo que más demandará estos recursos”.

Según investigadores citados por el medio Pauta, los últimos datos disponibles del Departamento de Estadísticas del Ministerio de Salud -Minsal- (marzo de 2018) contabilizaba 26.198 camas en el sistema público. De acuerdo a lo señalado por la Asociación Chilena de Clínicas, el sistema privado tiene otras 12.022 (julio de 2019). Pero las que más se requieren son camas críticas y, según el Minsal, habría unas 1.700 del sector público y 800 en el privado. Se calcula que el 80 por ciento de la población recurre a la atención pública a través de la red de consultorios.

Según otras fuentes, las camas críticas con ventilador mecánico del sistema público chileno llegan a mil, la mitad de camas por mil habitantes de lo que recomienda la OCDE. El secretario nacional del Colegio Médico, José Miguel Bernucci, sostuvo que “en este momento tenemos 1.000 camas con ventilador mecánico, el ministro dice que podemos llegar a unas 2.000; con este tipo de pandemias, este número podría quedar corto, por eso insistimos tanto en contener lo más que sea posible, para no saturar el sistema”.

La periodista Alejandra Matus denunció este sábado que en la Urgencia de Adultos del Hospital de La Florida Eloísa Díaz, 65 funcionarios -entre técnicos, paramédicos y enfermeras- se encuentran en cuarentena por el Covid-19. El contagio se habría producido a partir de un paciente que estuvo esperando los resultados de un examen.

Una enfermera de Concepción, a través de un audio, cuenta que se realiza el examen del Coronavirus a las personas más graves, quienes precisan una cama. Es decir, muchos ciudadanos portadores de la enfermedad, pese a recurrir a centros de salud públicos, no serán diagnosticados.

Este domingo trascendió que un dentista reemplazante en el Hospital de Puerto Williams dió positivo al Coronavirus. Desde el pasado lunes, el funcionario sintió problemas asociados a un estado febril, solicitando licencia e informando de su retorno a Santiago. En la ciudad, además del centro asistencial público, hay uno naval, ninguno de los cuales tiene UCI.

También este domingo se anunció el inicio de un toque de queda a partir de las diez de la noche. Pese a que en todos los países afectados por la pandemia la declaración de cuarentena ha sido la tónica, en Chile se ha retardado la medida para no afectar la circulación del capital. Las personas en riesgo y los profesionales sanitarios serán quienes enfrentarán los efectos de la tardanza en tomar la medida.

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