La Comisión Chilena de Energía Nuclear (CChEN) ha autorizado cuotas en el acuerdo entre Codelco y SQM para la extracción de litio en el Salar de Atacama. Sin embargo, el permiso fue otorgado en base a una métrica técnica poco comprensible para las comunidades: el Litio Metálico Equivalente (LME). Esta fórmula impide, en la práctica, entender con claridad cuánta agua y salmuera se extraerá tras el aumento de la cuota autorizado. Hoy, gracias a nuevas respuestas entregadas a El Ciudadano, este punto puede comenzar a esclarecerse.
Por Bruno Sommer
Bajo el sol del litio: el precio oculto del agua
En el corazón del desierto más árido del planeta, el Salar de Atacama grita. Las bombas extraen sin cesar salmuera desde su subsuelo, dejando tras de sí lagunas agonizantes, acuíferos deprimidos, flora amenazada y comunidades privadas del acceso al agua. Mientras tanto, empresas como SQM, amparadas por permisos estatales, continúan operando bajo un modelo extractivo que muchos califican de insostenible y que también se apropió del agua de la zona inscribiendo «derechos».
Más allá de los impactos económicos o contractuales del acuerdo Codelco-SQM, el verdadero conflicto se oculta en cómo se mide la extracción. Tanto el volumen de carbonato de litio comprometido como las toneladas de litio metálico equivalente esconden un daño potencial profundo al equilibrio hídrico del salar y a la vida en el norte de Chile.
¿Qué es el Litio Metálico Equivalente (LME)?
Luego de la aprobación del permiso solicitado, El Ciudadano consultó directamente a la CChEN para entender el verdadero significado del LME. Este organismo, encargado de autorizar la producción de litio en Chile por su posible uso nuclear, explicó que:
“La extracción de litio autorizada en un proceso productivo se expresa en Litio Metálico Equivalente (LME), calculado con base en un factor de conversión. Si el objetivo es obtener, por ejemplo, 330.000 toneladas de carbonato de litio al año, aplicando el factor 0,1878714 se autoriza la extracción de 61.997 toneladas de LME.”
De hecho, la CChEN fue enfática: las 2.500.000 toneladas autorizadas entre 2031 y 2060 corresponden al contenido total de litio presente en la salmuera antes de ser procesado, no a litio metálico final.
Para fiscalizar esta extracción, la comisión indicó que se utiliza una fórmula técnica basada en los siguientes parámetros- que los otorga la empresa-:
Bombeo total de salmuera (litros por segundo)
Concentración de litio (ppm)
Densidad (toneladas por m³)
Tiempo de extracción (T)
La fórmula utilizada es:
Litio contenido = BS × CL × D × T
¿Cuánta agua representa esto?
La cifra autorizada por la CChEN equivale, en términos prácticos, a la extracción de 8.334 piscinas olímpicas de salmuera por año, es decir, unas 22,8 piscinas diarias, cada una con 2,5 millones de litros.
Este volumen no tiene precio para las comunidades, pero su valor ambiental y ecológico es incalculable. En un ecosistema híperárido, cada litro cuenta. Y lo que se extrae no es solo litio: es agua, vida, equilibrio.
¿Qué más se obtiene a partir del LME?
Del procesamiento de las salmueras se obtienen diversos productos, entre ellos:
Cloruro de Litio (LiCl) – Producto principal para baterías
Cloruro de Potasio (KCl) – Fertilizante de alto valor
Sulfato de Potasio (K₂SO₄) – Fertilizante premium
Carnalita (KCl·MgCl₂·6H₂O) – Fuente de potasio y magnesio
Cloruros y sulfatos de magnesio – Subproductos
Ácido bórico (H₃BO₃) – Subproducto valioso en salmueras con boro
entre otros….
El litio se va, los impactos se quedan
Al igual que los concentrados de cobre que salen del país sin ser fundidos ni refinados localmente, el litio extraído se exporta en gran parte sin valor agregado más que el de carbonato de litio y algo de hidróxido, aumentando su huella de carbono y dejando atrás los impactos. La cadena de suministro empieza en el salar, pero rara vez vuelve a mirar hacia él.
A menos que el Presidente de la República intervenga directamente, serán las comunidades -hoy en medio de procesos de consulta marcados por presiones para obtener su visto bueno en tiempo récord- quienes tendrán que defender el territorio.
Como se ha conocido recientemente, Minera Tarar SpA deberá presentar una actualización del Informe de Evaluación de Recursos y Reservas del Salar de Atacama. Para operar plenamente, requerirá además una nueva Resolución de Calificación Ambiental, que expertos consideran debería implicar un nuevo Estudio de Impacto Ambiental (EIA).
Lo que se presenta como una fórmula técnica —LME— encierra una verdad incómoda: detrás de los números, se esconde una afectación ambiental profunda y poco comprendida. Y mientras Chile se prepara para liderar la transición energética global, el norte sigue pagando con agua un progreso que no lo incluye.
Mientras en el mundo de los negocios ligados a lo metálico, LME es entendido como la cotización internacional oficial del metal correspondiente, la CChEN le da una conceptualización diferente, tal vez por temas de transparencia y para contratos y papeles debiese cambiar su nombre.
Por Bruno Sommer
El Ciudadano
Tabla valores por tonelada según el producto obtenido
