China toma el relevo histórico que dejó la URSS

En el año 1978, tuvo lugar un hecho histórico para el pueblo chino: Deng Xiaoping toma el liderazgo del Partido Comunista de China (PCCh), reemplazando al rígido y acrítico Hua Guofeng

Por Wari

02/07/2019

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En el año 1978, tuvo lugar un hecho histórico para el pueblo chino: Deng Xiaoping toma el liderazgo del Partido Comunista de China (PCCh), reemplazando al rígido y acrítico Hua Guofeng. El célebre discurso que pronunció el 13 de diciembre en la conferencia central del trabajo convenció al partido de la rectitud y certidumbre de su causa. La impronta revolucionaria, la constancia y los incontables suplicios que hubo de superar Deng a lo largo de su vida en servicio incondicional al pueblo chino y a su vanguardia, ganaron el crédito de su partido, logrando desplazar la ideología oxidada de la ultraizquierda rigorista que regía en la organización. Fue así como se abrió un nuevo y luminoso período histórico para el pueblo chino, el socialismo y el mundo; esto fue la famosa Reforma y Apertura, que ha hecho de China lo que es hoy, una potencia socialista mundial que no deja indiferente a nadie y tambalea los cimientos del Imperialismo.

Considero que debemos hacer un repaso histórico del PCCh para comprender la Reforma y Apertura cabalmente:

Retrospectiva histórica: desde el colonialismo hasta la Reforma y Apertura (1850-1978)

El milenario Imperio Chino ya no se sostenía, el viejo feudalismo centralizado, o despotismo oriental, no podía salvaguardar la soberanía nacional. El imperialismo europeo entró en una dinámica insaciable en el siglo XIX y comenzó a comerciar con opio con China. La administración china se percató de la nueva adicción que se estaba generalizando y destruyó uno de los cargamentos de los narcóticos que habían importado los ingleses. El Imperio Victoriano, en pleno apogeo, encontró la excusa perfecta para declarar la guerra a Chinaal ser destrozadas sus mercancías. El mayor desarrollo técnico que tenían las fuerzas inglesas causó la derrota del Imperio Chino, obligándole a importar opio, a liberalizar el comercio, y a entregarle Hong Kong. La victoria de Inglaterra sobre el gigante chino, derrumbó el mito de su grandeza en Europa, y todas las potencias se lanzaron a su conquista; comenzaría una época nefasta para el país.

Para el siglo XX, todas las potencias tenían su porción del pastel de China… Rusia, Alemania, EEUU, Francia, Inglaterra, Japón… Las derrotas militares habían obligado a firmar al país tratados humillantes. En China se había expandido como la peste algo que no se conocía apenas, debido a la entrada de unas nuevas relaciones de producción de dependencia: el vandalismo, la piratería, la corrupción, la miseria, las epidemias, la drogadicción, etc. A pesar de las rebeliones contra el viejo imperio que se doblegaba a Europa, como la revolución taiping o la rebelión de los boxers, China había dejado de ser la gran potencia mundial milenaria que era para ser el “enfermo de oriente”.

Sin embargo, el padre de la patria, Sun Yat Sen, médico y filósofo, influido por las ideas liberales de occidente, fundó el Kuomintang, esto es: ‘Partido nacionalista chino’. Ganó reputación entre las élites del país, y en 1911 la burguesía se alzó contra un imperio en ruinas para restaurar la armonía social y la soberanía. Nació la República de China con la Revolución del Xinhai. El milenario imperio había llegado a su fin.

Pero la felicidad no duraría mucho… Los viejos feudales y clientes del imperialismo no capitularían fácilmente, y se abrió un período histórico de constantes guerras civiles entre una recién nacida República y unos caudillos militares feudalistas. No habría ni un gobierno estable y el pueblo chino sufría los mayores padecimientos de su historia.

El 1 de Julio de 1921, con la asesoría de la Internacional Comunista, 12 hombres fundaron el PCCh a orillas del río Yangsé en Shanghai, en una humilde góndola

Aunque otro hecho glorioso para el mundo y para el pueblo de China tendría lugar en 1917: la Rusia Zarista que oprimía a China había muerto. El país vecino devolvió las anexiones que se había hecho de China, gesto de altura internacionalista que hizo al pueblo chino admirar a la nueva Rusia socialista, y el marxismo-leninismo traspasó la frontera. El 1 de julio de 1921, con la asesoría de la Internacional Comunista, 12 hombres fundaron el PCCh a orillas del río Yangsé en Shanghai, en una humilde góndola… Quién lo diría…

El PCCh se expandió rápidamente siguiendo las directrices de la Internacional, pero la muerte de Sun Yat Sen dio paso al liderazgo del fascista Chiang Kai Shek en el Kuomintang. La fuerte alianza entre ambos terminó por romperse. Al regreso de la expedición del norte en 1927, dirigida por la República de China con el apoyo del PCCh para combatir a los señores feudales, Chiang Kai Shek decidió traicionar y asesinar colectivamente a los comunistas de Shanghai. Li Dazhao Yang Kaihui, uno de los mayores exponentes del PCCh en aquel momento y la esposa de Mao respectivamente, serían ejecutados en esta redada anticomunista. Este mismo año nació el Ejército Popular de Liberación, la rama militar del PCCh, y tendría inicio la guerra civil entre el KMT y el PCCh.

En esta fase tuvo lugar la República Soviética de China en Jiangxi, una provincia montañosa y campesina. Mao Zedong hizo un exhaustivo trabajo evaluando las condiciones de vida e idiosincrasia del campesinado chino en las zonas rurales y supo comprender sus necesidades; rápidamente asumió que, en un país de mayoría campesina, sólo ésta podría ser la protagonista de la revolución socialista, a diferencia de las directrices de Moscú.

Los comunistas, con un saldo de derrotas en la guerra, defendieron la pequeña república exitosamente en numerosas ocasiones. Hasta que un millón de hombres de Chiang Kai Shek decidieron atacar la región. Inmediatamente los comunistas ordenaron la retirada hacia otro pequeño enclave en el oeste, Shaanxi. 86 mil hombres emprendieron el camino que pasaría a ser la Larga Marcha, que comprendería 12.500 kilómetros en un año. Tan sólo llegaron 8.000 hombres.

El fracaso que supuso la retirada de Jiangxi hizo reunir al Partido en Zunyi. Los 28 bolcheviques, el grupo hegemónico en el Partido, habían visto dañada su credibilidad. Ellos obedecían firmemente las directrices de Moscú al intentar llevar la revolución de la ciudad a los campos, dejando el protagonismo revolucionario en la clase trabajadora, lo que había ocasionado graves fracasos. Sin embargo, la posición de Mao era la inversa: llevar la revolución de los campos a la ciudad mediante el campesinado, en lo que se llamaría ‘Guerra Prolongada’. Mao logró desplazar a los dogmáticos 28 bolcheviques y pasó a ser el líder del PCCh. Desde este momento, el PCCh pasaría a ser autónomo con respecto a la Internacional. Fue todo un hito histórico que determinaría el futuro de China.

En enero de 1949 los comunistas conquistaron Pekín y Chiang Kai Shek huyó a la isla de Taiwán. El 1 de Octubre se fundaría la República Popular China

En 1937 Japón invadió Manchuria, zona norteña de China. Tras la negativa de Chiang a aliarse con los comunistas, éste fue secuestrado por sus oficiales y obligado a firmar la tregua… Aunque sería muy inestable… Ambos ejércitos harían frente al imperialismo japonés hasta su derrota en 1945, donde se reanudaría la guerra civil tras las infructuosas negociaciones. En enero de 1949 los comunistas conquistaron Pekín y Chiang Kai Shek huyó a la isla de Taiwán. El 1 de octubre se fundaría la República Popular China.

La situación semifeudal y semicolonial de China hizo al PCCh tener que contar con los apoyos de otros partidos e individuos nacionalistas para la democratización e industrialización del país; el nuevo sistema se llamaría ‘Nueva Democracia’. Se implementaría un sistema económico semejante al de la NEP de Lenin, aunque en el caso chino, la burguesía sí sería mucho más colaboradora y legal en la construcción del nuevo proyecto. China experimentaría un gran crecimiento y estabilidad.

En 1956 tuvo lugar el XX Congreso, el dramático congreso del PCUS donde se renegaría del anterior legado staliniano y se tomarían tendencias derechistas y pequeño-burguesas. A pesar de los intentos del PCCh y el PTA por hacer recapacitar al PCUS y conservar la unidad del movimiento comunista, la arrogancia de la camarilla kruschevista terminaría por fracturarla. La URSS retiraría todos los apoyos y el personal que tenía en China. Los escasos conocimientos del PCCh en economía (algo reconocido por el mismo Mao), el ultraizquierdismo hegemónico en el Partido por la influencia de los ideales igualitaristas del taiping, una serie de calamidades climáticas acaecidas, y el miedo a una invasión norteamericana, precipitó a los comunistas al abismo catastrófico que fue el Gran Salto Delante de 1958. Querían alcanzar la producción industrial de Inglaterra en un plazo de unos pocos años mediante la movilización de las masas y la colectivización absoluta, rompiendo el pacto con la burguesía nacional…

Esto resultó en una bajada estrepitosa de la producción agrícola de subsistencia y en el fracaso de los objetivos industriales. Mao pidió disculpas y se retiró de la política funcional, aunque conservaría una gran relevancia ideológica y en el ejército. Deng Xiaoping Liu Shaoqi pasarían a ser los protagonistas políticos de la República que ya anteriormente ostentaban grandes cargos.

Tras el fin del Gran Salto (1958-1961), China tendría una estabilidad económica y un crecimiento sostenido gracias a la moderación en sus políticas. Deng y Liu conseguirían acercar las relaciones con la URSS… Pero esto no duraría mucho.

El general Lin Piao, haciéndose valer por el apoyo de un Mao anciano y manipulable, movilizó a las masas para querer apartar del poder a los “kruschevistas” de Deng y Liu. Con esto daría inicio a la etapa más tenebrosa y calamitosa de la República Popular y del PCCh que fue la “Revolución Cultural”. Mao volvería a ser presidente en 1966 gracias a la intervención del general. La ultraizquierda, liderada por Lin Piao en esta ocasión, instó a las masas al más puro terrorismo anarquista, a combatir al Estado y al Partido porque, según ellos, querían reinstaurar el capitalismo. Los Guardias Rojos, milicias y al mismo tiempo gobernadores, expropiaron todo a todos y planificaron la economía al 100%. La economía privada estaba enteramente prohibida. Incluso, y como anecdótico, prohibieron la música clásica o la ópera por “burguesas”.

Profesores, intelectuales y miembros del PCCh fueron perseguidos, vejados, maltratados, incluso asesinados; Peng Dehuai, el héroe de la guerra de Corea fue asesinado por los Guardias “Rojos”, así como Liu Shaoqi y el general He Long. Deng Xiaoping fue condenado a trabajos y desterrado al ostracismo, mientras que a su hijo lo dejaron paralítico.

El anarquismo desatado, también desataría luchas de poder entre los mismos guardias y tendrían lugar constantes guerras civiles entre uno y otros bando. Lin Piao moriría en extrañas circunstancias en un vuelo, y tomaría el poder la mujer de Mao, Jiang Qing, y otros tres hombres, que conformarían la famosa Banda de los Cuatro. El despropósito llegaría a tal punto que se aliaron con los EEUU para hacer frente a la URSS, debido a que ésta era una potencia “socialimperialista”…

Mao moriría en 1976; y la Banda de los 4, sin el apoyo del presidente, terminaría por caer en desgracia. Deng Xiaoping desplaza a Hua Guofeng en 1978, el designado por el senil Mao de la Revolución Cultural… Y volvemos al punto de partida:

Reforma y Apertura, motivaciones y logros

Desde 1949 hasta 1978 se forjó un gran país socialista que derrotó definitivamente a los feudalistas y colonialistas; sin embargo, la hegemonía de la ultraizquierda y la violenta lucha en el seno del PCCh, hizo de éste un período muy inestable después de 1953; el Gran Salto y la Revolución Cultural ocuparon 13 años de 29.

El aislamiento internacional, debido a que tanto el campo socialista como Occidente rompieron relaciones con China, y la constante intervención en guerras internacionales como las de India, Corea Vietnam, no contribuyeron de la manera necesaria al desarrollo de las fuerzas productivas del país. Una economía aún mucho más atrasada que la de la Rusia Zarista, y que debía satisfacer a la población más grande del mundo, la cual necesitaba urgentemente cubrir las necesidades materiales elementales de cientos de millones de personas. Si el socialismo no logra esto, está condenado al fracaso.

Deng Xiaoping abordó inteligentemente este asunto. Pronunció la famosa frase de Mao: “hay que buscar la verdad en los hechos” para recordar las bases del materialismo filosófico, antagónicas al dogmatismo hegemónico que había en el PCCh. Reinaba el rigorismo y el ‘culto a los libros’ hacia los textos de Engels, Lenin, Stalin y Mao. Sabiamente Deng comprendió que el dogmatismo de izquierda es tan nocivo como el revisionismo de derecha.

Deng Xiaoping aclara que China está en una fase histórica de protosocialismo o socialismo en su etapa más primitiva, en la que se ha derrotado al enemigo de clase, la burguesía, pero no ha traído a China su revolución industrial; es necesario incorporarla para desarrollar el socialismo, reinstaurando el modelo primero de ‘Nueva Democracia’

Si el materialismo histórico establece que el socialismo es una etapa que sigue al capitalismo, éste no puede tener lugar antes de que ni siquiera el mercado haya aparecido, de lo contrario luchamos por una suerte de socialismo utópico agrario que nada tiene que ver con el socialismo científico. Marx y Engels proponen el modelo socialista a las sociedades europeas altamente industrializadas y capitalistas. Sin embargo, China no conocía ni lo uno ni lo otro, su historia no era la de Europa. En este sentido Marx dice en su ‘Crítica al programa de Gotha’: “En una fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en sus banderas: ¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades!”

Es por ello que Deng Xiaoping aclara que China está en una fase histórica de protosocialismo o socialismo en su etapa más primitiva, en la que se ha derrotado al enemigo de clase, la burguesía, pero no ha traído a China su revolución industrial; es necesario incorporarla para desarrollar el socialismo, reinstaurando el modelo primero de ‘Nueva Democracia’. Para la dialéctica, la sociedad se rige por contradicciones y para China, la contradicción principal no era la de burguesía-proletariado como clamaban los guardias rojos, sino la de la demanda material del pueblo chino y el escaso desarrollo económico de la nación. China ha de experimentar una revolución industrial controlada por el Estado ¿Cómo? Liberalizando el mercado, que no resucitando el capitalismo.

El socialismo no es un dogma económico, sino la supeditación de la economía al interés general de la nación y no de un grupúsculo de monopolistas, por lo que en cada nación la economía será provechosa de un modo u otro, dependiendo de su contexto y desarrollo histórico. ¿Cómo puede juzgarse el socialismo chino, vietnamita o laosiano desde la perspectiva del primer mundo occidental?

El mercado, tan sólo son relaciones de producción y desarrollo de fuerzas productivas, es decir, la estructura social; mientras que el capitalismo es un modo de producción completo en que la burguesía domina el Estado y la ideología, o sea, la superestructura. En el socialismo, la superestructura social es controlada por el proletariado a través de un sistema de democracia directa y de una vanguardia, que es el Partido. El socialismo no es un dogma económico, sino la supeditación de la economía al interés general de la nación y no de un grupúsculo de monopolistas, por lo que en cada nación la economía será provechosa de un modo u otro, dependiendo de su contexto y desarrollo histórico. ¿Cómo puede juzgarse el socialismo chino, vietnamita o laosiano desde la perspectiva del primer mundo occidental?

China hubo de mantener la propiedad de la tierra y los principales medios de producción como la energía, las acerías o la petroquímica, pero tuvo que incorporar los conocimientos y la técnica de occidente para estar a su nivel económico y técnico, para así salvaguardar su soberanía nacional. Se abrieron ZEE (Zonas Económicas Especiales) que abrieran contratos con compañías occidentales a cambio de ceder al Estado las patentes tecnológicas, con el propósito de que en un futuro, estas tecnologías fueran desarrolladas por las empresas del Estado. Actualmente la propiedad de la producción de todo el país se divide entre estatal, mixta (estatal y privada) y privada; que acaparan el 38%, el 32% y el 30% de la misma, respectivamente.

Al mismo tiempo, era necesario dejar de lado una perspectiva del internacionalismo proletario errada, muy ofensiva, que sólo provocaba aislamiento y gasto de ingentes recursos económicos. La prioridad para China ya deja de ser la de exportar revoluciones para ser su desarrollo técnico e industrial, estableciendo relaciones amistosas con todos los países del mundo. El PCCh, entendió que sólo los pueblos pueden salvarse a sí mismos, y no por tutela de nadie del exterior.

Sin embargo, al incorporar el mercado, otros males regresaron a China: El desempleo, la desigualdad, la explotación laboral, corrupción, etc… Ante lo que el camarada Deng Xiaoping expresó sabiamente: “Si abrimos la ventana, junto al aire fresco entran las moscas”. A pesar de las moscas, China, en estos 40 años de reforma y apertura, ha sacado a 700 millones de personas de la pobreza, y está a tan sólo un año de eliminar la pobreza más lesiva en un país de 1.400 millones de habitantes, pasando de tener un subdesarrollo heredado del feudalismo a ser una potencia económica mundial.

Con la crisis de 2008, los gurús pseudo-intelectuales del imperialismo se lanzaron a pronosticar el colapso total de la economía china (esto también lo hizo con todos y cada uno de los países socialistas), pero la realidad refutó sus pésimos diagnósticos, debido a la fuerte economía estatal que tiene el país para hacer frente a las crisis cíclicas, pero esto escapa de sus dogmas teológicos del ”libre mercado”. Desde la reforma y apertura, todos los pseudo-intelectuales de occidente recibieron las medidas alegremente, esperando que sirvieran como palanca para la “democratización” del Estado; sin embargo, desde hace poco se reiteran las pueriles pataletas de los imperialistas al ver que China sigue siendo una “dictadura”, contraviniendo lo esperado… Esto es lo que sucede cuando rechazas la ciencia del materialismo histórico a conveniencia, y basas tus análisis en la metafísica y en lo cuasi-religioso, en pro de tus prejuicios de clase…

En los estatutos del PCCh puede apreciarse cómo el cuerpo ideológico del Partido es El marxismo-leninismo, pensamiento Mao Zedong, Teoría Deng Xiaoping, pensamiento de la triple representatividad (de Jiang Zemin), la concepción científica del desarrollo (de Hu Jintao) y el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas en la nueva era

El PCCh ha ido superando las dificultades y actualizando el marxismo a sus necesidades nacionales. En sus estatutos puede apreciarse cómo el cuerpo ideológico del PCCh es “El marxismo-leninismo, pensamiento Mao Zedong, Teoría Deng Xiaoping, pensamiento de la triple representatividad (de Jiang Zemin), la concepción científica del desarrollo (de Hu Jintao) y el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas en la nueva era”. Todo esto constituye el famoso y armonioso ‘Socialismo con características chinas’. Un país que demuestra que el denostado socialismo es infinitamente superior al capitalismo. Esta demostración ya la hizo la URSS en el siglo pasado, y en nuestro siglo lo hace la República Popular China.

Por Miguel de Tarso

Publicado originalmente el 18 de abril de 2019 en revista La Comuna.

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