El extraño actuar de carabineros

Hicieron un informe de más de 200 páginas para desligarse de los graves daños producidos al estudiante Rodrigo Avilés y la noche del jueves dejaron chipe libre a los manifestantes más violentos. ¿Se puede confiar en Carabineros de Chile? Una policía de actuar furibundo contra las expresiones ciudadanas y que modula su intervención de acuerdo a su conveniencia institucional.

Por Mauricio Becerra

31/05/2015

Publicado en

Chile / Justicia y DD.HH / Portada

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rodrigo aviles

La marcha convocada por la Confech contra la represión el pasado jueves culminó siendo una insólita jornada de saqueos para gran parte de los medios chilenos. Al igual que en casi todas las coberturas realizadas por la prensa televisiva local, las imágenes de una iglesia quemándose y el saqueo de farmacias y tiendas le quitaron protagonismo a una emotiva jornada.

La marcha realizada en Santiago en la que participaron más de cien mil personas, fue con el objetivo de protestar contra la violencia policial que tiene al estudiante de la PUC Rodrigo Avilés en riesgo vital desde el 21 de mayo pasado. El saldo de la protesta del jueves fue de 172 detenidos, 9 carabineros heridos y varios locales saqueados.

Denuncias de los participantes de la marcha, entre ellas la del músico Mauricio Redolés, dan cuenta de una excesiva violencia de la policía uniformada con los estudiantes que se manifestaban y una inactividad total de la policía a la hora de controlar saqueos.

Dicho proceder de carabineros resulta paradójicamente extraño cuando la marcha ocurría en un desfavorable contexto para la institución. En las horas previas la divulgación de fotos y videos daban cuenta de que el universitario Rodrigo Avilés no tropezó por la falta de adherencia del pavimento mojado, tesis defendida por la policía, sino que fue producto del chorro del carro lanzaaguas dirigido a menos de 5 metros de distancia y que lo dejaron en estado grave con una herida contusa y un hematoma subdural, por una lesión intracerebral, según asignó el parte médico a su llegada al hospital de Valparaíso.

Además los registros dan cuenta de que el estudiante herido tras caer fue ingresado en un vehículo policial inconsciente y con la cabeza sangrando, razón por la cual lo abandonaron en el lugar. Sería la exigencia de un médico que estaba presente lo que hizo que otros policías lo llevaran al hospital.

El carro lanzaaguas es de los últimos comprados en 2012 por el gobierno de Sebastián Piñera.

UN INFORME DE 200 PÁGINAS

Los días posteriores la política de carabineros fue desligarse del hecho. Incluso, según un reporte del portal Terra, en un informe de más de 200 páginas realizado por la policía y presentado por el coronel Guillermo Bezzemberger, se evidenciaba «el hecho de que el joven se haya lesionado no corresponde a que sea producto del chorro de agua», según declaró el oficial.

Un primer avance de ese informe fue entregado al director de Orden y Seguridad, general Eliecer Solar, y según reza la noticia se base en el registro de una cámara GoPro instalada en el casco del capitán que registra como el estudiante está en el centro de un «tumulto» de manifestantes. «El joven va al medio del tumulto, y lo primero que tenemos que decir es que cayó entre medio de este tumulto y se golpeó en el suelo, que es muy especial. Es una piedra tipo palmeta, que es muy resbalosa. Todo eso se hizo con análisis planimétrico, toma de muestras. Incluso, pudimos ver las zapatillas del joven, que tienen muy poca adherencia»- sostuvo el policía.

«Por lo tanto, lo que es el uso del agua, que es el elemento más inofensivo que tiene Carabineros para el control del orden público, no pudo haber lesionado directamente al joven»- concluyó el coronel.

Mas las dudas respecto de la versión de la policía eran mayores. El mismo día de la marcha, TVN mostró un video grabado a través de un dron, dando cuenta de como el carro lanzaaguas lanzó un chorro a menos de cinco metros y directo al cuerpo del estudiante.

Junto a la publicación de una secuencia de fotos, el video echó por tierra la versión de carabineros pocas horas antes de iniciarse la marcha programada por la Confech.

Esa noche la credibilidad de carabineros, pese a las 200 páginas y los análisis planimétricos, estaba en el suelo.

Las imágenes que sucedieron son bien conocidas. El relato del músico Mauricio Redolés lo resume así: «En la esquina de Almirante Latorre y Alameda hay una turba de jóvenes haciendo pebre los frontis de los banco de Chile y BCI Esto por larguísimo rato. Era muy raro que ese hecho no fuese reprimido por lo que llaman fuerzas del orden. Y si alguien ingenuamente dijese “es que a lo mejor no los veían”. Es que por supuesto que los veían. Esa es una esquina muy estratégica, por lo tanto muy vigilada, está llena de cámaras. Aparece siempre en los noticieros como las cámaras del Departamento de Tránsito. El eje de Almirante Latorre y Brasil sobre Alameda es lo menos invisible de Santiago. La dura loco, está lleno de cámaras. Pero nadie llegaba a impedir la destrucción de los bancos, semáforos”.

Según una crónica de La Tercera “no hubo manifestantes lesionados, sólo carabineros heridos”, en el decir de una alta fuente de la institución. La imagen dejada era perfecta.

Al mismo tiempo, el accionar de carabineros esa noche se manifestó violentamente contra estudiantes pacíficos. Redolés sigue su historia diciendo que al salir del barrio Concha y Toro varios motoristas de carabineros esperaban a las personas que se retiraban de la marcha. El músico cuenta que los “súbitamente nos lanzan las motos encima apretándonos contra las paredes con sus neumáticos. Una persona cae, mientras yo ahuevonadamente les decía a los Carabineros: Permiso, Permiso, Me Da Permiso Por Favor. Parecía una escena del film Brazil de Terry Gillian (…) A veces abren las motos y creemos que podemos seguir caminando y las vuelven a cerrar como juega el gato maula con el mísero ratón. Pero no somos ratones y pretendemos seguir caminando y finalmente nos dejan pasar. Podemos seguir caminando, pero veo que un joven cae al suelo y dos carabineros bajan botando sus motos y lo muelen a palos mientras una niña grita horrorizada oye no le peguís más. Alguien me empuja y me dice camine profe, camine profe. Me doy vueltas y el que me empuja para salir del horror es un manifestante joven con su pareja. Veo en los rostros de los jóvenes, desprecio y asco. Pero el rostro de los Carabineros que nos atacaron no existía, no tenían rostros, enmascarados, sin señales de identificación, parecían actuar bajo el efecto de algún sicotrópico”.

Al relato de Redolés se suma un video que da cuenta de la encerrona que hacen los motoristas de carabineros a estudiantes.

EL RECUERDO DE AYSÉN

Al otro día la evidencia de la responsabilidad de carabineros en la agresión a Rodrigo Avilés provoca que el director de la institución anunciando la baja del sargento Manuel Noya Pavis, a cargo del pistón del carro lanzaaguas que atentó contra el estudiante.

La noticia comparte pantalla en los repetidos despachos en directos de los canales de televisión dedicado a evaluar “los daños tras la protesta”. A las pocas horas salen los defensores del accionar policial, como el diputado UDI Gustavo Hasbún, quien reclama que “la baja del carabinero es una pésima señal. Donde lo único que se está provocando es una criminalización a los actos de Carabineros”, según consignó Radio Bío Bío.

Ayer sábado se suma a la operación de limpieza institucional La Tercera apostando por empatar los hechos al dar cuenta de que el sargento dado de baja sufrió una herida en su rostro por una pedrada en las manifestaciones de Aysén de comienzos de 2012. Sin justificar la agresión contra ninguna persona, se debe recordar que la actuación policial en Aysén durante la emergencia de dicho movimiento social fue una de las más reprochadas por su violencia y desproporción. Recordemos las transmisiones en directo de la radio local Santa María que en fatigantes sesiones nocturnas daba cuenta como los Carabineros de Chile enviados desde Santiago atacaban de noche poblaciones con niños y ancianos, debido a que durante el día el dominio de la situación estaba en manos de los pescadores.

Al no poder confrontar de día a los pescadores, quienes vencieron en el control del puente y del centro de la ciudad a los más feroces efectivos de Fuerzas Especiales enviados para reprimirlos, las capacidades disuasivas de la policía eran devueltas de noche en las poblaciones ayseninas. El saldo del accionar policial en Aysén fue por lo menos tres pobladores con trauma ocular, entre ellos Teófilo Haro, quien perdió el ojo y menores de edad con tec cerrado.

El tema de fondo es que la policía chilena no está preparada para lidiar con manifestaciones sociales usando el uso proporcionado de la fuerza, siendo profesionales en el actuar y desprovisto de prejuicios ideológicos. En el reducido sentido de la realidad en que son formados los policías chilenos, el orden público es el maqueteado tras la venta del país por la dictadura y la conversión de los derechos sociales en mercancía y cualquier asomo de reclamo es perturbarlo.

Una imagen de una protesta de 2012 en el Parque Bustamante da cuenta de la forma en que muchos carabineros inteligibilizan los movimientos sociales. En la ocasión, en esos fugaces momentos de diálogo entre los manifestantes y la policía que ocurren en cualquier manifestación, un estudiante dialoga con un carabinero de FFEE, quien le pregunta al joven si que sus padres estaban vivos porque reclamaba tanto contra la dictadura. Cuando el estudiante respondió que sí, lacónico y cínico el policía dijo: “deberían haberlos matado”.

La noche del jueves pasado carabineros dejó actuar a los más exaltados. Eso se desprende de varios testimonios de la protesta y del saldo que dejó. La imagen que trascendió volvió a aquietar las aguas que tenía en contra de una opinión pública modulada por la televisión por el grave estado de salud de Rodrigo Avilés.

El relato de Redolés concluye que “mientras a una cuadra destrozaban el frontis de dos bancos… ¿ellos las agarraban con nosotros que solo nos manifestábamos por una educación gratuita y de calidad en Chile?. Ah entonces dos más dos son cuatro poh. Hay gente atornillando al verre poh. Mientras alguien quiebra un ventanal en una de las esquinas más vigiladas de Chile, lo ven y lo dejan. Y a la gente que se va retirando pacíficamente por calle Maturana le hacen una encerrona y amedrentamiento como en las mejores épocas de Pinochet. Y en la noche un locutor del canal de los artistas pide más represión”.

El dejar actuar a los manifestantes más violentos da cuenta de que su compromiso más que con el orden público es con ellos mismos. Al mismo tiempo, reprimir a los manifestantes más pacíficos sólo se puede entender en su obcecada defensa de la institucionalidad dictatorial y de su valores normativos. La situación amerita que al amplio listado de mudanzas que requiere la sociedad chilena, un ítem importante en la agenda es incluir una profunda reforma a Carabineros de Chile.

Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

El Ciudadano

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