La DEA y el narcotráfico

Donde hay producción y tráfico de drogas está la Agencia Estadounidense Antidrogas (DEA)

Por Wari

12/12/2009

0 0


Donde hay producción y tráfico de drogas está la Agencia Estadounidense Antidrogas (DEA). Y donde está la DEA aumenta el tráfico y la producción de la droga. Parece casualidad, pero no lo es.

El reciente informe sobre la producción de opio en Afganistán refuerza las pruebas ya existentes sobre los negativos efectos que tiene la presencia de la Drug Enforcement Administration (DEA), en cualquier país. Pedir ayuda a Washington para combatir el narcotráfico se interpretará como una oportuna invitación para que tropas estadounidenses se instalen en el país que la solicita. Junto a las tropas llegarán la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la DEA y con esta última aumentarán, con seguridad, la producción y el tráfico de la droga. En resumen, el tiro salió por la culata.

LA HISTORIA RECIENTE CONFIRMA LO DICHO ARRIBA

El Gobierno estadounidense implementa desde hace más de siete décadas una política que sólo ha resultado en la estimulación del tráfico de todo tipo de drogas a escala internacional. Esto pasó en parte cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, a los halcones de Washington se les ocurrió destruir la supuesta amenaza que implicaba el crecimiento de organizaciones obreras en Europa, especialmente en Francia. En el intento recurrieron a matones a sueldo provistos por la mafia. Esto exigía a cambio, que se le permitiera restablecer las redes de distribución de heroína que habían sido destruidas por los Gobiernos fascistas en Italia, España y Alemania. La consecuencia inevitable fue un gigantesco aumento del negocio de la droga en Europa.

Algunos años después, las actividades principales del narcotráfico mundial se habían trasladado a Laos y Tailandia, que eran los países en Indochina donde con más entusiasmo se realizaba el negocio. ¡Qué casualidad! En esos países, y en el marco de la guerra en Vietnam, la estadounidense Agencia Central de Inteligencia, CIA, estaba desarrollando su «guerra secreta» utilizando un ejército de mercenarios que, desde luego, exigía dinero por su participación.

AMÉRICA LATINA

En los países de América Latina, las guerras internas de las últimas décadas estuvieron casi siempre acompañadas de un incremento del narcotráfico y…. de la presencia de las agencias estadounidenses. A comienzos de los 80, la guerra clandestina de la ‘contra’’ contra el Gobierno sandinista en Nicaragua facilitó la instalación del crimen organizado y de las mafias de narcotraficantes en la región. Especialmente en Honduras, cuyas costas y aeropuertos eran -y lo siguen siendo – utilizados para el embarque de estupefacientes hacia el mercado estadounidense y, por entonces, para la introducción de armas destinadas a la ‘contra’. Droga por armas.

Las actividades secretas de la CIA en la zona del conflicto desembocaron más tarde en el escándalo de Irangate, un caso que destapó la participación de las agencias de seguridad estadounidenses en actividades ilegales con la venia de la Casa Blanca. Se trataba de un tráfico ilegal de armas con destino a Irán, país que estaba librando una sangrienta guerra con su vecino Iraq, y cuyas ganancias estaban destinadas a financiar a la guerrilla de la “contra”. Con ese mismo dinero se financió acciones terroristas contra el Gobierno sandinista. En el caso estaban implicados altos funcionarios de la administración del presidente Ronald Reagan.

El uso de cocaína de los cárteles colombianos para financiar la ‘contra’ era un secreto a voces. Sin embargo “la mayoría de las personas que se vio implicada en el escándalo de venta de armas a Irán para financiar la guerrilla contrarrevolucionaria de Nicaragua ha regresado también a los círculos de poder en Estados Unidos”, escribía el periodista Sergio Eguía desde Managua en noviembre del 2006.

Algunos traficantes detenidos declararon incluso que no pocas veces fueron utilizadas para el negocio las mismas bases estadounidenses que se encuentran en la región. Actualmente, la práctica continúa. La droga sigue viajando en la misma dirección norte y las armas son introducidas, ya no para la ‘contra’, sino para el crimen organizado.

La cobertura a toda esta actividad la dan, según muchos estudios algunos de los cuales citamos en este artículo, las mismas agencias estadounidenses encargadas de combatirla.

El mentado Plan Colombia, implementado en la zona andina para desarticular las redes del narcotráfico y del ‘terrorismo’, encarnado, según Washington, por la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, no ha hecho sino disparar la producción de la cocaína en el país sudamericano. Las constantes fumigaciones en la zona de Putumayo, fronteriza con Ecuador, y otras regiones, han causado más bajas humanas y daños al medio ambiente que la reducción en kilos de la producción de la droga.

Según la ONG colombiana ‘Paz en la Región’, «en diez años Estados Unidos ha gastado unos 10 mil millones de dólares en Colombia a través de la Drug Enforcement Administración (DEA, por su sigla en inglés), la oficina Norteamérica para el combate contra la droga, apoyando a los sucesivos gobiernos de ese país para combatir especialmente a la alianza que conforman las Farc y los narcotraficantes. El resultado hasta ahora es discreto». ¿Discreto? Más bien negativo. El precio de la cocaína está ubicado a un precio bajo nivel y eso sólo se debe al incremento de la producción.

LAS ACTIVIDADES DE LA DEA SON POCO TRANSPARENTES Y SOSPECHOSAS

Recientemente, el vicepresidente de Venezuela, Ramón Carrizales, declaró durante la presentación de un informe sobre la lucha contra el narcotráfico en el país, que la DEA es parte del cartel de la droga y que eso se sabe internacionalmente. Al igual que en Bolivia, Carrizales resaltó que desde que salió la DEA de Venezuela ha aumentado la incautación de drogas y se preguntó “¿por qué, si son conocidos los vuelos que transitan por Venezuela con drogas, no se detienen en tierra?”.

Según datos oficiales, en el 2007 Venezuela interceptó más de 379 toneladas de diferentes tipos de droga, y el Gobierno de Hugo Chávez se apronta en presentar estos resultados como el éxito en la lucha contra el narcotráfico que se sigue en el país.

Declaraciones del mismo calibre han sido emitidas por las autoridades bolivianas.

SINAHOTA

En Bolivia, la DEA pudo hacer de las suyas bajo todos los Gobiernos en las dos últimas décadas, especialmente con el ex dictador Hugo Banzer y luego con el prófugo Gonzalo Sánchez de Losada. Agentes de la DEA, apoyados por militares bolivianos, sitiaron prácticamente la selva del Chapare, en el centro del país. En los ochenta, esta zona estaba convertida en un verdadero paraíso para los ‘narcos’ bolivianos y colombianos. Por entonces, eran frecuentes los aterrizajes de pequeñas y medianas aeronaves en la carretera asfaltada que une las ciudades de Cochabamba y Santa Cruz, o en pequeños aeropuertos clandestinos. En ese sentido, el poblado de Sinahota, es rico en anécdotas relacionadas con el tráfico de la cocaína. Cuentan que en esos «buenos años» las avionetas de los traficantes aterrizaban a medio día en plena carretera cargados de refrigeradores, televisores, artículos eléctricos y, desde luego, armas, que eran entregados a los campesinos a cambio de la droga. » Aquí se dejaba secar la droga en las aceras, a la vista de todos,» me contaba años atrás un comerciante del lugar.

El programa de erradicación de la hoja de coca, materia prima para la fabricación de cocaína, debía poner fin a esa situación, pero no fue así. El Gobierno llegó a pagar hasta 20 mil dólares por cada hectárea erradicada de coca, según un informe de la DEA. Las 30 mil hectáreas erradicadas, afirma el Ministerio del Interior boliviano, le significaron al país menos ingresos del orden de unos 800 millones de dólares. Curiosamente, la erradicación forzosa de la materia prima no hizo disminuir sustancialmente la producción de la droga.

En febrero de este año, por orden del Gobierno de Evo Morales, la agencia antidrogas estadounidense tuvo que abandonar el país. Morales decidió suspender ‘indefinidamente’ las operaciones del Departamento Antidroga de Estados Unidos en Bolivia, tras acusarlo de realizar «espionaje» y «conspiración» contra su Gobierno. El Gobierno boliviano asumió totalmente sus tareas y, desde ese momento, los decomisos de cargamentos de cocaína se han incrementado. En vista de la cantidad de droga decomisada, la conclusión sacada desde Europa y desde Estados Unidos fue que, bajo el actual Gobierno boliviano ha aumentado la producción de cocaína. «Nada de eso,» dicen las autoridades bolivianas, quienes atribuyen los buenos resultados precisamente a la salida de la DEA del país.

BOMBA DE RELOJERÍA

Donde pone pie el Ejército estadounidense, aumenta la producción de drogas. Ocurrió en Vietnam, ocurrió en Centroamérica, en Bolivia, ocurre en Colombia y, en el caso del opio, ocurre en Afganistán, por nombrar sólo algunos ejemplos. Podría tratarse de una coincidencia pero no creo que sea así.

En un informe publicado el 27 de agosto de 2007 y elaborado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito se señalaba que el opio producido en Afganistán se había duplicado en el período 2005-2007, alcanzando niveles nunca antes vistos.

Ése era ya el sexto año consecutivo en que la producción de opio se había incrementado, muy a pesar de los seiscientos millones de dólares que Washington había destinado para desarrollar el programa antinarcóticos en ese país. Después de analizar el contenido y las conclusiones del informe, el embajador estadounidense en Kabul comentó fríamente y en forma enredada: «Creo que es seguro decir que deberíamos estar buscando una nueva estrategia, y creo que la estamos encontrando».

A la luz de los resultados evaluados recientemente en el nuevo informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la buscada estrategia sigue sin hallarse. Según el informe, el 93% de la producción de opio sigue saliendo de Afganistán. Las tropas estadounidense y británicas estacionadas en territorio afgano bajo la consigna de combatir el terrorismo internacional han destruido ya inmensos campos de amapolas, pero a pesar de ello, Afganistán continúa siendo el mayor productor mundial de opio. Pese a que en el 2009 la producción de opio en ese país ha bajado por segundo año consecutivo, «el gran volumen de las reservas es una bomba de relojería», advirtió la UNODC.

La presencia militar estadounidense en ese país incluyó el asentamiento de sus agencias CIA y DEA, y eso no cambiará con la actual administración . El Gobierno de Barak Obama ha realizado cambios en Afganistán desplazando el acento que puso el de Bush en la erradicación de las adormideras en favor de ataques armados contra redes de narcotráfico relacionadas con los Talibán. Pero, al mismo tiempo se sigue aumentando el personal militar estadounidense en el país, que deberá alcanzar los 70.000 efectivos. Y con ese incremento de soldados también aumenta la presencia de la DEA en Afganistán. La producción de opio está, entonces, garantizada.

«Más que nunca, la lucha contra el tráfico de droga y la lucha contra la insurrección están inextricablemente ligadas,» precisó Antonio María Costa, director ejecutivo de UNODC.

MÉXICO

La guerra contra y por el narcotráfico se ha ubicado en México. Los asesinatos se suceden y las víctimas ya no se cuentan por decenas sino por centenares. A finales del 2006, el Gobierno mexicano autorizó la presencia permanente de personal de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos en su territorio. Con el acuerdo logrado entre la administración del presidente Felipe Calderón y Washington se aumentaron de 8 a 11 las oficinas regionales de la institución en el país y se incrementó también el personal, el cual llegaría a 100 funcionarios. Con esto México se convirtió en el país con mayor número de oficinas de la DEA en el extranjero.

Pero la llegada de la DEA a México no es de años recientes. Según un artículo publicado en el diario La Vanguardia, “ya en 1963, el Gobierno de Estados Unidos abrió una oficina para ayudar a México en sus esfuerzos contra el tráfico de drogas, tarea que sería heredada a la DEA, que, como tal, inició sus operaciones en 1973. Se sabe que la DEA cuenta en México con 62 agentes especiales, 19 expertos de inteligencia y dos investigadores diversos que trabajan en coordinación con las autoridades mexicanas. En 1990 había 57 distribuidos en seis centros de operación”.

Entre el 70 y el 90 por ciento de toda la cocaína que proviene de Sudamérica pasa por México, país que, además, es el principal proveedor de marihuana al mercado de su vecino del norte. Pero hay más. «Asimismo, los cárteles de droga de México siguen siendo los proveedores principales de metanfetaminas, y los decomisos de este material en la frontera con el país del norte han aumentado cada año desde el 2001», señala la DEA.

Durante una visita que realizó a Bogotá en marzo de este año, María Daluz Furtado, jefa de la oficina de la DEA en México, afirmaba que «con el presidente Felipe Calderón les hemos dado duros golpes a los carteles de México: Tijuana, el Golfo, el Pacífico, los hermanos Beltrán Leyva y Guzmán, responsables en gran medida del tráfico de drogas. El 2007 fue exitoso, incautamos más de 23 toneladas en el puerto de Manzanilla, otras 11 en Tampico, y fueron extraditados 29 traficantes a Estados Unidos».

Una sola pregunta. Si la labor que realiza la DEA es tan efectiva, ¿por qué, entonces, México sigue siendo el principal introductor de drogas a Estados Unidos?

Por Fernando Cabrera

El presente material se edita en Rebanadas por gentileza de José Zepeda, Director del Departamento Latinoamericano de Radio Nederland / Web

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones

Comparte ✌️

Comenta 💬