¿Qué dijeron los presidentes de Chile frente al tema marítimo con Bolivia?

La cantaleta de “no tenemos temas pendientes con Bolivia”, es una creación reciente de las administraciones post dictadura, que comenzaron desde Patricio Aylwin en adelante

La cantaleta de “no tenemos temas pendientes con Bolivia”, es una creación reciente de las administraciones post dictadura, que comenzaron desde Patricio Aylwin en adelante. No obstante, no siempre fue así. Es más, hubo ocasiones en que el tema se trabajó profundamente, estando a punto de ser resuelto. Así revela la investigación del historiador chileno Cástulo Martínez, que recopiló las declaraciones de todos los presidentes de la historia de Chile en torno a la demanda marítima.

Martínez dice que “uno puede encontrarse con más de una sorpresa: por ejemplo, entre aquellos que estaban de acuerdo en que se cediera a Bolivia una salida soberana al mar, sólo había conservadores, un radical y un socialista”, lo que revela una postura estratégica de las relaciones con el vecino país, más allá de consideraciones meramente nacionalistas.

Bien vale, en el actual escenario, considerar la postura oficial que ha tenido Chile ante el problema, considerando las necesarias revisiones que se harán ad portas del juicio en La Haya, a fin de no caer en interpretaciones antojadizas y valorar aquellos esfuerzos que buscaban dar una solución definitiva y con altura de miras.

Manuel Bulnes Prieto (1841 – 1846 y 1846 – 1851)

Durante su primer período presidencial, el 31 de octubre de 1842, se dictó la ley por la cual declaraba propiedad del Estado todos los depósitos de guano que existían en las costas del desierto de Atacama, seguida de otra que creaba la provincia de Atacama. Era la primera vez que esta zona y su litoral, formaban parte del territorio chileno. Las autoridades bolivianas protestaron por lo que consideraban una usurpación de su territorio.

Manuel Montt Torres (1851- 1861)

Como ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Bulnes, trató de argumentar la posesión de Chile del desierto de Atacama y la nueva delimitación de fronteras, hasta el paralelo 23º 6’. No obstante, esta teoría se derrumbó, cuando futuras autoridades reconocieron que Bolivia tuvo mar, como mínimo, desde la bahía de Mejillones hasta el río Loa.

Aníbal Pinto Garmendia (1876 – 1881)

Fue durante su administración que se desató la Guerra del Pacífico. No obstante, para él no fue un tema menor la mediterraneidad forzada de Bolivia y así lo hizo saber a Pedro Eulogio Altamirano, secretario del Ejército en campaña: “La posesión de Tarapacá será más segura para nosotros si ponemos a Bolivia entre el Perú y Chile. Además, si nos hacemos dueños del litoral boliviano será preciso dar a Bolivia salida al Pacífico. Este fue el móvil que nos indujo a ir a Ilo y Tacna” (Gonzalo Bulnes, La Guerra del Pacífico, tomo 2, cap. 1, p. 15)

Domingo Santa María (1881 – 1886)

Sus esfuerzos por reparar en algo el despojo cometido, crearon la llamada “política boliviana”. En 1880 una carta al ministro de Guerra en Campaña, Rafael Sotomayor Baeza: “(…) No olvidemos por un instante que no podemos ahogar a Bolivia. Privada de Antofagasta y de todo el litoral que antes poseía hasta el Loa, debemos proporcionarle por alguna parte un puerto suyo, que le permita entrar al exterior sin zozobra, sin pedir venia. No podemos ni debemos matar a Bolivia. Al contrario, debemos sustentar su personalidad como el más seguro arbitrio de mantener la debilidad del Perú” (1º de diciembre de 1880) (Gonzalo Bulnes, La Guerra del Pacífico, Valparaíso, 1914)

José Manuel Balmaceda Fernández (1886 – 1891)

Como Presidente no hizo declaraciones referentes a la demanda marítima boliviana, pero su postura previa como parlamentario, entrega luces de su negativa a dar salida marítima a Bolivia: “Razones históricas, legendarias, geográficas e industriales hacían necesario llevar la guerra a su último término […]. Por nuestra parte, necesitamos a Tarapacá como fuente de riqueza y a Arica como punto avanzado de la costa. He aquí por qué el pueblo de Chile exige Arica y Tarapacá”.

Jorge Montt Álvarez (1891 – 1896)

Siendo Presidente no se refirió a la demanda marítima, sin embargo, en la Memoria de RR. EE. de Chile correspondiente al período 1896-1897, se encuentra una pista, cuando señala que nuestro país “debía ceder a Bolivia el dominio y soberanía de los territorios de Tacna y Arica, si por arreglo directo con el Perú o por el plebiscito prescrito en el Tratado de Ancón, los obtuviese Chile”.

Federico Errázuriz Echaurren (1896 – 1901)

Durante su administración envió a Abraham König Velásquez a Bolivia como ministro Plenipotenciario con la misión de sentar las bases de lo que sería luego el Tratado de 1904: “Rehusar cualquier arreglo en que se estipulase la entrega a Bolivia de un puerto en el litoral del Pacífico, y procurar, en cambio, la firma de un tratado de paz que contemplara la cesión definitiva a Chile del litoral boliviano ocupado en virtud del Pacto de Tregua (de 1895). A cambio de él podría ofrecerse al Altiplano el pago por Chile de diversas deudas y una indemnización económica no superior a seis millones de pesos, destinada a la construcción de un ferrocarril entre Bolivia y un puerto de la costa chilena, que se declararía franco para las mercaderías en tránsito a Bolivia o las que de allí se exportaren” (Fuente: Jaime Eyzaguirre Gutiérrez, Chile Durante el Gobierno de Errázuriz Echaurren, 1896-1901, Zigzag, 1957).

Germán Riesco Errázuriz (1901 – 1906)

Durante su administración se redactó y firmó el Tratado de Paz y Amistad con Bolivia (20 de octubre de 1904), una meta que ya había sido pavimentada por la misión König. De este modo, durante el gobierno del presidente Riesco Errázuriz, oficial y administrativamente, Bolivia renunciaba a su litoral, convirtiéndose en una nación mediterránea.

Arturo Alessandri Palma (1920 – 1925 y 1932 – 1938)

Aunque no tuvo una postura oficial, fue en su primer período presidencial cuando se evidencia de forma indirecta su postura frente al tema: “(…) Su país nos ha dado algunas muestras ina- mistosas, llevando nuestras cuestiones al tribunal de Ginebra para demandarnos la revisión del Tratado de 1904. En este camino, yo, como gobierno, y todo Chile, no estamos dispuestos a aceptar ninguna discusión bajo la intervención de autoridades extrañas, porque para nosotros el asunto está terminado con el Tratado de 1904 (…)” (11 de noviembre de 1921, respuesta privada a Macario Pinilla, enviado Plenipotenciario de Bolivia para el tema marítimo).

Luis Barros Borgoño (1925, asumió durante dos meses y 23 días)

A pesar del poco tiempo que estuvo a cargo del país, en una de sus publicaciones previas plantea: “La entrega a Bolivia de un puerto que pueda permitirle su libre y fácil acceso al mar y un régimen comercial basado en la absoluta exención de tributos, habrán de crear entre los dos países los más estrechos y duraderos vínculos de amistad, nacidos y desarrollados a la sombra de intereses comunes y recíprocas conveniencias (…) en posesión de un territorio marítimo, satisfechas ya sus aspiraciones, habrá de hallarse en aptitud de concurrir con Chile al afianzamiento de la situación creada y con ello a la paz y a la tranquilidad de esta parte del continente.»

“Considero esencial la satisfacción de esa necesidad para su existencia autonómica, pues no sólo vía de internación y exportación de mercaderías es lo que Bolivia necesita, sino también dejar de ser Estado mediterráneo y ponerse en contacto con las demás naciones, como nación soberana, en aptitud de celebrar con ellas Tratados de Navegación y Comercio. No puede ser indiferente para un estado vecino de Bolivia, como es Chile, el que esa nación se halle perpetuamente agitada por un malestar que persistirá mientras no haya obtenido este desiderátum de todos sus partidos: su salida en condiciones de independencia económica internacional al mar Pacífico (…) (Luis Barros Borgoño, La negociación chileno-boliviana de 1895, Editorial Barcelona, 1897).

Emiliano Figueroa (1926 – 1927)

En 1926 aceptó la propuesta del Secretario de Estado del gobierno de los Estados Unidos de América, de ceder a Bolivia los territorios de Tacna y Arica cuya soberanía estaba sin decidirse entre Perú y Chile (propuesta para resolver mediante plebiscito), afectando las relaciones diplomáticas, pero no incidió en la demanda marítima.

Carlos Ibáñez del Campo (1927 – 1931 y (1952 – 1958)

Autorizó la inserción de un protocolo complementario al Tratado de Lima de 1929, que especificaba que ninguna porción del territorio que perteneció al Perú podría cederse a otra nación. El propósito de esta cláusula era invalidar el compromiso de Chile de ceder a Bolivia el puerto que quedase en territorio chileno, después de resuelto el conflicto de límites con el Perú.

Gabriel González Videla (1946 – 1952)

Desarrolló conversaciones confidenciales con el presidente boliviano Enrique Hertzog, y luego con su sucesor, don Mamerto Urriolagoitia, a fin de buscar una fórmula que pusiera término al encierro terrestre de Bolivia.

“Ceder a Bolivia al norte de Arica una faja de terreno de un ancho de diez kilómetros, contigua a la frontera peruana que correría del litoral hasta el límite, para que Bolivia se pudiera comunicar con el océano Pacífico a través de su propio territorio y pudiera construir su puerto. A cambio de ello, porque esta cesión requería una compensación, Bolivia permitiría que se aprovechara el agua del lago Titicaca para generar energía hidroeléctrica que podría ser utilizada en las provincias chilenas de Tarapacá y Antofagasta” (Memorias, Editorial Gabriela Mistral: Santiago de Chile, 1975).

Jorge Alessandri Rodríguez (1958 – 1964)

Si bien, no tuvo directa injerencia en el tema, sí la tuvo en el problema del río Lauca. A fines de los años 30, el gobierno de Pedro Aguirre Cerda inició estudios para el mejor aprovechamiento de este cauce, con el fin de buscar soluciones de regadío para el valle de Azapa, lo que provocó la molestia boliviana, porque estas obras podrían alterar el régimen hidrológico natural del río. Todo el entuerto diplomático derivó finalmente en la suspensión de relaciones diplomáticas entre ambos países, el 15 de abril de 1962.

Eduardo Frei Montalva (1964 – 1970)

Mantuvo conversaciones reservadas con su homólogo boliviano, aunque todavía no se han conocido estos documentos.

Sólo existe una carta del 1º de septiembre de 1996, que le escribió el intelectual boliviano, Dr. Remo Di Natale, a Eduardo Frei Ruiz-Tagle, durante la realización de la Reunión del Grupo de Río, en Cochabamba, Bolivia.

“Este padre suyo, señor Presidente, tomó durante su prestigioso gobierno la decisión de devolverle a Bolivia una salida soberana, y si tal propósito no se cumplió fue debido a que el general boliviano Ovando Candia derribó del poder al Presidente Luis Adolfo Siles Salinas, con quién celebraba la negociación. Usted debe conocer por lo menos algo de dicha gestión que tuvo carácter reservado”.

Salvador Allende Gossens (1970 – 1973)

Allende tenía intenciones de ceder a Bolivia una salida soberana al océano Pacífico, lo que quedó consignado en dos declaraciones.

“Ha llegado la hora de la gran reparación de una injusticia (…) Chile tiene una centenaria deuda y estamos dispuestos a emprender una solución histórica. Bolivia retornará soberana a las costas del Pacífico. (…) No le pedimos nada al sufrido pueblo trabajador boliviano, queremos solamente reparar el despojo cruel del que ha sido víctima. Los escritores y todos los hombres y mujeres de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos, discutir, crear las condiciones objetivas y subjetivas en el pueblo chileno para poder llegar al feliz entendimiento”. (12 de noviembre de 1970, entrevistado por el escritor y periodista boliviano Néstor Taboada Terán).

“Estamos unidos a Bolivia por sentimientos e intereses comunes. Es nuestra voluntad dar todo lo que esté a nuestro alcance a fin de normalizar nuestras relaciones” (Documentos de Política Exterior del Gobierno de la Unidad Popular, Ministerio de Relaciones Exteriores, Santiago, Chile, Cuenta pública 21 de mayo de 1971).

Las conversaciones reservadas entre ambos países habían progresado y, como resultado, se tenía prevista una reunión en Cochabamba para octubre de 1973, en la que se trataría de encontrar una fórmula definitiva. Sin embargo, todo se abortó con golpe de Estado de 1973, pero dada la buena disposición de ambas partes, este pudo haber sido el fin al problema de Bolivia.

Augusto Pinochet Ugarte (1973 – 1989)

Se avanzó en una salida soberana, bajo la fórmula del intercambio territorial. El 19 de diciembre de 1975, el Ministerio de Relaciones Exteriores envió a su par boliviano una carta con la propuesta, que pedía no discutir el tratado de 1904, sino una fórmula de cesión de “una costa marítima soberana, unida al territorio boliviano por una faja territorial igualmente soberana, al norte de Arica hasta la Línea de la Concordia, entregando mar territorial, zona económica y plataforma marítima”.

Y el punto clave: “f) La cesión a Bolivia descrita estaría condicionada a un canje simultáneo de territorios, es decir, que Chile recibiría a cambio de lo que entrega, una superficie compensatoria equivalente como mínimo al área de tierra y mar cedida a Bolivia” (República de Chile. Ministerio de Relaciones Exteriores, Historia de las Negociaciones Chileno-Bolivianas, 1975 – 1978, pp. 37-38).

Patricio Aylwin Azócar (1990 – 1994)

No manifestó interés en estudiar el asunto, sentando las bases de la próxima política en torno al tema de los gobiernos de la Concertación.

“Chile no tiene ningún problema fronterizo pendiente con Bolivia, y el Grupo de Río carece de autoridad para tratar asuntos limítrofes o el de la mediterraneidad de ese país. En cuanto a Bolivia, Chile ha sostenido permanentemente, y sigue sosteniendo, que problemas de fronteras no existen, porque fueron resueltos por un tratado internacional válido, que está vigente. En consecuencia, Chile no admite que haya un problema pendiente de fronteras con Bolivia’. (Octubre de 1990).

Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000)

También sostuvo que no hay nada pendiente con Bolivia.

“Siempre se habla del tema del mar. Si ponemos el tema del mar en el primer lugar nunca vamos a llegar a un acuerdo. Este es un proceso, es una construcción de confianzas”.

Ricardo Lagos Escobar (2000 – 2006)

En lo que parece una constante en estos tres gobiernos de la Concertación, dijo que no hay nada pendiente con Bolivia.

Michelle Bachelet Jeria (2006 – 2010)

En julio de 2006, un día antes de viajar a Argentina para participar en la reunión de Mercosur, expresó ante los medios de comunicación que estaba dispuesta a conversar con el Presidente de Bolivia ‘sin exclusiones, pero con estricto respeto a los tratados vigentes’. O sea, cualquiera que fuera la solución, ésta sería sin soberanía.

Destaca bajo esta administración la agenda de los 13 puntos, que consignaba en el número 6 el “tema marítimo”.

Sebastián Piñera Echeñique (2010 – actualidad)

Dice que Chile ha cumplido el Tratado de 1904 y habla de facilidades para Bolivia, pero sin discutir de soberanía.

“Los temas de soberanía no se negocian por intereses económicos. Chile no está dispuesto a cortar ni dividir su territorio. (…) Este presidente va a defender la soberanía de nuestro país porque no solamente es mi derecho, es mi obligación» (28 enero 2013,Cumbre Celac).

Por Leonel Retamal Muñoz

El Ciudadano Nº142, mayo 2013

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones