Revelan que juez Carroza tomó declaración a diplomático sueco que vio a Neruda antes de su muerte

El juez Mario Carroza, que investiga la causa de la muerte de Pablo Neruda, tomó declaración al diplomático sueco Ulf Hjertonsson, que fue una de las últimas personas que vio al poeta antes de su deceso, ocurrido el 23 de septiembre de 1973

El juez Mario Carroza, que investiga la causa de la muerte de Pablo Neruda, tomó declaración al diplomático sueco Ulf Hjertonsson, que fue una de las últimas personas que vio al poeta antes de su deceso, ocurrido el 23 de septiembre de 1973.

La indagatoria se inició en 2011 con el fin de determinar si Neruda murió a consecuencia del cáncer de próstata que padecía o si pudo ser envenenado por agentes de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que llevaba solo doce días en el poder.

«Hjertonsson declaró ante el juez que él vio a un Neruda absolutamente lúcido, si bien enfermo, en cama, pero no en el estado de caquexia (extrema desnutrición) que suponen los que escribieron el certificado de defunción de Neruda», señaló hoy a Efe el abogado querellante, Eduardo Contreras.

Fuentes del Poder Judicial confirmaron que Hjertonsson prestó declaración ante el juez, pero no pudieron detallar su contenido.

La cita ante el juez se produjo el pasado 29 de abril, durante una visita que Hjertonsson realizó a Chile para participar en varias actividades organizadas para conmemorar el centenario del natalicio del ex embajador sueco Harald Edelstam, fallecido en 1989.

Edelstam, que inspiró la película «El Clavel Negro», llegó a Chile en 1972 y, tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, dio asilo a más de 500 perseguidos políticos chilenos y salvó a 40 refugiados uruguayos de ser fusilados en el Estadio Nacional.

Hjertonsson trabajó como colaborador de Edelstam en Chile y fue una de las últimas personas en ver a Pablo Neruda con vida en la Clínica Santa María la tarde del sábado 22 de septiembre de ese año, un día antes de su muerte.

Ulf Hjertonsson, amigo del poeta desde 1969, había concertado la cita por teléfono el día anterior con la esposa del poeta, Matilde Urrutia, según relata el periodista e historiador español Mario Amorós en el libro «Sombras sobre Isla Negra», publicado en 2012.»Creo que llegué entre las cuatro y las cinco», contó a Amorós el diplomático sueco, que no estaba seguro de si iba acompañado por el embajador Edelstam, aunque Matilde Urrutia dejó anotado en un libro que sí estuvo ese día.

Fue la esposa de Neruda quien lo recibió en la clínica «y él no recuerda que el poeta se hallara en el estado de excitación febril al que ella se refirió», indica Amorós en su libro.

En los 90, Hjertonsson fue embajador en España y, posteriormente, director general de Política Exterior en la Cancillería de su país.En 2003 se publicó la edición sueca del libro «Maremoto», una obra editada por primera vez en 1970 con poesías de Neruda acerca de unas xilografías hechas por la esposa del diplomático. En su prólogo, Hjertonsson evocó cómo vio a su amigo en los treinta minutos que pasó con él.

«Pablo está macilento y muy pálido. Sufre terriblemente a causa de un cáncer de próstata terminal y está horrorizado por todo lo que ha visto y oído del sangriento avance de los militares», escribió, según reproduce el autor español.Horas después de su visita, y tras recibir una inyección que supuestamente contenía un calmante, Neruda entró en un coma del que no volvió a despertar. Murió el domingo 23 de septiembre. Un día después hubiera partido al exilio en México.

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